2005-10-08
Declaración de la III Asamblea Continental
III Asamblea de Mujeres del Campo
La Guatemala indígena, cuna de saberes, culturas y resistencias, recibió con alegría y entusiasmo a sus hermanas de América Latina y el Caribe, convocadas a la III Asamblea Continental de las Mujeres del Campo, para consensuar nuestra agenda política frente a las desigualdades que imponen la globalización y el patriarcado a nuestras vidas y las de nuestros pueblos.
Aquí, donde la madre naturaleza reaccionó herida en lo más profundo por la feroz depredación ambiental impuesta por la insaciable avidez del capital, nos sumamos a su reclamo ante estas prácticas de maltrato, que rompen con el principio de equilibrio armonioso entre ella y los seres que la habitan. Nos solidarizamos con los miles de mujeres indígenas y campesinas empobrecidas, sus comunidades y pueblos, que enfrentan las crudas consecuencias de una situación de injusticia, impuesta a nombre de la modernidad y el progreso, cuyas consecuencias de pauperización extrema provocan una aguda vulnerabilidad material y humana de ellas frente a la catástrofe. Nos aunamos a las expresiones de dolor e ira de las mujeres de la región mesoamericana como también a su fuerza y resistencia ante esta situación, compartimos con ellas sus rebeldías y reafirmamos nuestras solidaridades.
Nosotras, las hijas de la tierra, provenientes de 19 países de nuestra América, reunidas para dar un paso adelante en el proceso de articulación y acción que las mujeres del campo hemos venido construyendo en la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo -CLOC-.
Llegamos a esta III Asamblea llenas de entusiasmo y convicción de que nuestra activa participación ha sido y es fundamental para el avance del movimiento campesino, de los movimientos sociales y del movimiento de mujeres en el continente, impulsando nuevas formas de lucha, acciones y reivindicaciones de nuestros derechos y de transformación de la sociedad.
Reafirmamos nuestra oposición al neoliberalismo, nos oponemos al dominio autoritario de las Instituciones Financieras Internacionales, especialmente del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo, que imponen una visión mercantilista de la producción y la agricultura, cuyas prácticas depredadoras ponen en riesgo la vida del planeta y de las personas.
Nos declaramos en movilización permanente contra el libre comercio, la imposición de las reglas de la Organización Mundial de Comercio -OMC-, los Tratados de Libre Comercio impuestos por los Estados Unidos y la Unión Europea, y todos los instrumentos de dominación económica que se afianzan bajo el pretexto de generar el desarrollo, más que al contrario generan más pobreza, agudizan el despojo y la expulsión del campo, redoblan el hambre y la discriminación contra las mujeres.
Nos declaramos en resistencia activa y permanente frente al modelo agroexportador y la transnacionalización del agro que se ha apoderado de la producción agrícola, los mercados y nuestras tierras, que nos han convertido en trabajadoras sobreexplotadas, coartas en nuestros derechos sexuales y reproductivos, privadas del acceso a la salud, la seguridad social, expuestas al flagelo de los agrotóxicos, convertidas en trabajadoras desechables.
Insistimos en la urgencia de la aplicación de reformas agrarias integrales y con igualdad entre los géneros, que permitan el desarrollo de modos de vida campesinos solidarios, de intercambios justos, y respetuosos del medio ambiente, el agua, los recursos naturales y mineros donde nosotras podamos continuar desarrollando nuestros conocimientos históricos de descubridoras de la agricultura, generadoras y custodias de las semillas.
Exigimos la aplicación de medidas inmediatas para la erradicación del hambre agudizada por las prácticas mercantilistas de los alimentos. Deben desarrollarse urgentemente políticas basadas en los principios de la soberanía alimentaria, los derechos de los pueblos a producir sus propios alimentos y realizar intercambios basados en principios de justicia y solidaridad.
Nos sumamos a todos los propósitos expresados en la Declaración de Quisqueya de la Vía Campesina, y exigimos nuestro derecho a participar y encaminar nuestras perspectivas en todo lo concerniente al futuro del campo. Reivindicamos «el derecho a desarrollar modelos de agricultura sustentable y de participar en el diseño de políticas y medidas para fomentarlos; el de conservar la biodiversidad entendida desde una concepción integral que engloba tanto la interrelación armónica entre la naturaleza y lo viviente como la misma diversidad humana; el de generar prácticas de comercio agrícola basadas en relaciones de igualdad y de intercambio justo; el de vivir de la agricultura y acceder a la tierra, el agua y las semillas sanas; el de decidir sobre el futuro de los recursos genéticos; el de acceder a la tecnología apropiada y participar al diseño y gestión de los programas de investigación y desarrollo de conocimientos; el de tomar decisiones sobre el control y manejo de los beneficios derivados del uso, conservación y gestión de los recursos y conocimientos asociados; el de participar al diseño, elaboración de políticas relacionadas con el futuro del campo y de la humanidad en general».
Denunciamos la militarización del campo, la criminalización de la lucha social, los desplazamientos forzados, la invasión de tierras, la apropiación de los recursos naturales y la biodiversidad por parte de capitales transnacionales y financieros.
Ratificamos la solidaridad con las mujeres campesinas y cooperativistas cubanas y con su heroica defensa del socialismo y la revolución, ellas representan un ejemplo de resistencia y de inquebrantable valor en su lucha contra el imperialismo estadounidense.
Nos declaramos en una campaña permanente de lucha contra todas las formas de violencia sexista hacia las mujeres y las niñas del campo: la violencia doméstica y sexual, el acoso sexual, el tráfico de mujeres, y la más cruda expresión del patriarcado como es el feminicidio.
Mujeres del Campo en Lucha y Resistencia Cultivando un Milenio de Justicia, Igualdad y Libertad!
Guatemala, 7 y 8 de octubre de 2005.