17Abril_Portada

#17Abril2020: Llamado de Movilización

#17ABRIL2020:

LLAMADO DE MOVILIZACIÓN – DÍA INTERNACIONAL DE LAS LUCHAS CAMPESINAS.

13 Abril, 2020

La Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo CLOC, la expresión de La Vía Campesina en América Latina y el Caribe, hace  un llamado a todas las organizaciones sociales de campesinos y campesinas, trabajadores y trabajadoras rurales, obreros y obreras agrícolas, de pueblos originarios y migrantes; a las organizaciones de la pesca artesanal y pastoriles en América Latina y El Caribe, a juntar esfuerzos para enfrentar unidos esta coyuntura de crisis socioeconómica y sanitaria mundial revelada con la aparición del nuevo coronavirus en el mundo. La propagación del COVID-19 y sus consecuencias en la gente solo desvela los efectos del capitalismo que con sus políticas globalizadas han provocado el desmantelamiento institucional de los Estados y la privatización de los derechos humanos en la región.

Esta frágil estructura estatal de América Latina y El Caribe en donde los estragos de la pandemia están más sentidos en la población históricamente empobrecida: el campesinado, el sector obrero, y el sector de comercio informal; es decir l@s trabajador@s por cuenta propia y además los migrantes, solo ha ensanchado la brecha de desigualdad social, aumentando además la inseguridad alimentaria, el despojo de los bienes comunes y el aumento de la violencia hacia las mujeres. Aún más, líderes y lideresas de las organizaciones campesinas que permanecen en la defensa de sus tierras y territorios enfrentan la violencia sistemática.

En estas circunstancias la CLOC-Vía Campesina conmemora el #17Abril2020, Día Internacional de las Luchas Campesinas, exhortando a la consolidación de las alianzas, la cooperación internacional, a los amigos y amigas de los movimientos sociales para la articulación de acciones de solidaridad por la defensa y protección de la vida en el campo y la ciudad; el fortalecimiento de la producción familiar campesina y agroecológica así como su comercialización, distribución justa y equitativa; la denuncia permanente de la vulnerabilidad en que se encuentran los y las trabajadoras del sector público y privado en medio de esta pandemia.

Ahora es el momento para la implementación de la Declaración de los Derechos Campesinos y Otras Personas que Trabajan en Zonas Rurales. La adopción de la Declaración enriquece el sistema de derechos humanos, logrando poner el debate democrático de los Estados por encima del lobby y los intereses del capital; es una herramienta de fuerte contenido humanista, es un paso adelante para la gobernanza global y los pueblos del mundo.

¡En tiempos de pandemias, campesin@s unid@s alimentamos los pueblos!

¡Desde nuestros territorios unidad, lucha y resistencia por el socialismo y la soberanía de los pueblos!

PUERTO RICO: ENFRENTANDO SISMOS Y COVID-19 CON ORGANIZACIÓN COLECTIVA Y AGROECOLOGÍA

La Organización Boricuá de Agricultura Ecológica de Puerto Rico es un colectivo de base intergeneracional y multiregional con 30 años de historia. Está conformada por agricultores, jíbaros-campesinos, trabajadores agrícolas y activistas por la soberanía alimentaria del campo, la costa y la ciudad.

La organización de membresía diversa promueve y practica la agroecología como herramienta para alcanzar la soberanía alimentaria y la justicia social en el archipiélago desde diversos grupos de trabajo, redes de fincas agroecológicas y proyectos educativos.

La Organización Boricuá es un vehículo de transformación donde sus integrantes trabajan diariamente en la construcción de un Puerto Rico justo, sostenible, libre, democrático, saludable y feliz. A su vez es parte de varios movimientos y alianzas a nivel internacional como: La Vía Campesina, la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo, la Alianza por la Justicia Climática y la Alianza por la Soberanía Alimentaria.

Desde la Organización Boricuá de Agricultura Ecológica, CLOC-La Vía Campesina Puerto Rico nos hemos mantenido activos y solidarios durante el contexto del COVID 19 y fortaleciendo nuestras redes de apoyo mutuo durante los sismos y terremotos que se han manifestado desde finales del año pasado. Hemos denunciado el discrimen del Estado contra los pequeños agricultores, campesinos y trabajadores agrícolas del país.

En Puerto Rico tenemos mucha experiencia resistiendo crisis ya que el contexto colonial en sí es una crisis constante que promueve el desarrollo de otras crisis sistémicas donde el gobierno local se ha caracterizado por corrupción y por no defender los derechos del pueblo.

Actividad Sísmica:

A finales de diciembre del año 2019 hasta el presente Puerto Rico manifiesta un patrón constante de actividad sísmica que ha causado estragos en diferentes partes del país, en especial en el área sur. Esta situación ha causado que miles de personas tengan que acudir a refugios o campamentos comunitarios donde viven y pernoctan en carpas debido al riesgo que representan los terremotos a las estructuras y comunidades donde residen.

Ante esta situación la Organización Boricuá mantiene esfuerzos de Recuperación Justa donde realizamos brigadas para apoyar las necesidades de aquellos más afectados y a la misma vez mantenemos el espíritu de solidaridad asegurando buscar satisfacer las necesidades más importantes relacionadas con acceso a alimentos sanos y de tener un espacio seguro donde alojarse.

Hemos apoyado realizando colaboraciones con diferentes organizaciones y colectivos para asegurar que los hogares de las personas afectadas sean inspeccionados por profesionales para determinar su estabilidad, resiliencia y reparar aquellas que necesitan ser reparadas. Nuestros agricultores, trabajadores y organizadores han sido centrales ya que han mantenido estos procesos resilientes vivos basados en la solidaridad.

COVID-19: una nueva amenaza.

De manera seguida tuvimos que atender también la coyuntura del COVID 19 que a su vez pone en riesgo a muchas personas en el país y en el mundo, sin embargo, en nuestro caso representa un riesgo adicional ya que las áreas afectadas por los sismos aún permanecen en recuperación y muchos refugios y campamentos continúan. Así mismo nos pronunciamos contra el gobierno local por promover y apoyar el Agronegocio y no la pequeña agricultura y los agricultores ecológicos del país.

Desde la Organización Boricuá de Agricultura Ecológica de Puerto Rico nos posicionamos inmediatamente y denunciamos el discrimen del Estado ante nuestra comunidad y el sector agrícola en general y logramos algunos cambios en la postura inicial del gobierno, entendiendo así que los agricultores, campesinos y trabajadores agrícolas en el país proveen un servicio esencial que tiene que ver con ofrecer alimentos sanos al pueblo en momentos de necesidad, por lo tanto, no pueden ser perjudicados o limitados durante el contexto de la pandemia.

En este sentido la organización colectivamente ha decidido, que hoy más que nunca continuaremos sembrando comida y conciencia desde nuestras fincas y haciendo comida sana disponible al pueblo libre de riesgos de contagio debido a las precauciones que se toman los agricultores y las prácticas agroecológicas que sostienen.

Hemos organizado puntos de encuentro donde el pueblo puede conseguir alimentos saludables, locales y apoyar a los campesinos ante el cierre de mercados agrícolas. Apoyamos las iniciativas regionales que mantienen programas de agricultura apoyada por la comunidad y mercados alternativos. Apoyamos con materiales y equipo de primera necesidad como mascarillas, desinfectantes, guantes, etc. Apoyamos a nuestros organizadores y coordinadores para asegurarnos de mantener el trabajo en el campo y el sustento de los productores y amplificamos nuestra narrativa estratégicamente a través de nuestros canales y medios de comunicación para que la gente sepa quienes verdaderamente están ahí siempre desde el pueblo y para el pueblo.

Información adicional sobre la coyuntura que recomendamos utilizar: http://puertoricotequiero.com/boricua-denuncia-discrimen-contra-el-sector-agricola/

Más información: https://www.facebook.com/organizacionboricua

https://www.instagram.com/organizacion_boricua/

HAITÍ: «LA DÉCADA COMENZÓ CON UN GRAN DESASTRE NATURAL Y TERMINÓ CON UN DESASTRE POLÍTICO»

A partir de julio del 2018 un viento de pánico y crisis políticas ha regido en el país con relación a la pobreza y miseria que aumentan día a día, mientras que las autoridades establecidas no hacen nada para satisfacer las necesidades de la población.

La situación social, económica y política sigue siendo hasta ahora complicada, a pesar de las luchas de la población activa contra un sistema político que hizo de Haití un país donde nadie se siente a gusto de vivir, donde reina la corrupción; la inseguridad incrementa diariamente, el costo de la vida es precario y la impunidad enfurecida.

Esta realidad genera mucha frustración e insatisfacción, lo que implica un rechazo total al gobierno haitiano por una mayoría del pueblo. El gobierno, apoyado por la comunidad internacional y una parte de la burguesía haitiana, controla el poder  y reprime a  los opositores, realiza falsos gastos en acciones que no brindan  soluciones a la precaria situación de la población convirtiendo al país en un infierno, donde la  juventud huye en búsqueda de una mejor vida en los países de América Latina y otros.

Teniendo en cuenta la frágil situación a nivel social, económico, político y cultural, podemos prever la catástrofe que podría ocurrir si el Covid19 se expande con la velocidad de transmisión como ocurre en muchos países, debido a la falta de un plan de prevención, carencia de infraestructura sanitaria, equipos adecuados y técnicos para enfrentarlo. Esta realidad genera presión y pánico en la población. Frente a esta situación, nosotros como organizaciones campesinas miembros de La Vía Campesina necesitamos trabajar mucho en la solidaridad para prevenir y enfrentar la propagación del COVID-19 que está golpeando el mundo entero.

Según los datos de la Comisión Nacional de Seguridad alimentaria (CNSA), Haití  registra una caída en la producción agrícola, año tras año, que no logra cubrir el 40% de las necesidades alimentarias del pueblo, mientras que las autoridades estatales responsables no tienen un plan agrícola integrado y adaptado  para remediar esta situación; sólo abren el mercado haitiano a productos importados de muy mala calidad,  sin ningún control y recaudación de impuestos aduaneros lo que causa un déficit en la  balanza comercial del país.

 Los últimos datos muestran que en octubre del 2019, las exportaciones fueron de $93.9 millones y las importaciones de $351.41 millones, lo que resultó en déficit comercial de $139.31 millones. En promedio del déficit está alrededor de $ 235.64 millones por mes en los últimos 12 meses (noviembre de 2018 a octubre de 2019).

En septiembre de 2019, el deficitario comercial alcanzó su nivel más bajo en décadas con $27.1 millones debido a la desaceleración significativa en las actividades económicas durante este período. La última vez que Haití tuvo un deficitario comercial tan bajo fue en junio de 2009, cuando fue de $71.76 millones.

Como consecuencia del terremoto de 2010 las exportaciones cayeron y las importaciones de alimentos y productos de construcción aumentaron un 85% respecto al año anterior.

Haiti ha sido golpeado por desastres naturales y políticos siendo este último el más grave, ya que las tragedias naturales estimulan la solidaridad y empatía ante la unión de salir adelante.  Durante el año 2019 la comunidad internacional ha sido inconsistente, descuidada, inconsciente e incompetente debido a las malas elecciones de los líderes haitianos. Al final, las consecuencias económicas de los desastres naturales y políticos son similares, pero las reacciones de los principales actores son diferentes. Estos últimos, incluidos los donantes internacionales, ven la crisis actual más bien como una catástrofe causada por los propios haitianos.

En la última década fiscal (2009-2010 a 2019-2020), el país ha vacilado entre los desastres naturales y políticos, mientras tanto, navega en otras crisis políticas, huracanes y tormentas más débiles. La década comenzó con un gran desastre natural y terminó con un desastre político. Tal escenario deja muy pocas posibilidades para la planificación del desarrollo nacional, que requiere una estabilidad política comprobada y una tasa de crecimiento económico de más del 10% durante un período de al menos 20 años.

Frente a esta situación social, económica, política que el país está cruzando hacemos una llamada de solidaridad a todas las demás organizaciones  de la CLOC y LVC en la región y al nivel mundial para darnos la mano y hacer presión sobre las autoridades haitianas para sacar el país donde está.

Llamamiento de la Articulación Nacional Campesina –ANC

CLOC-LVC-Republica Dominicana

Ante la Crisis Por Coronavirus:

Demandamos Plan de Emergencia Agropecuaria a Productores/as al Campesinado Sin Tierra

 

La Articulación Nacional Campesina –ANC- la CLOC-Coordinadora Latinoamericana de organizaciones Campesinas y la Vía Campesina Internacional, este 17 de abril –Día mundial de Las Luchas Campesinas, demandamos del gobierno dominicano asumir un plan de emergencia agropecuaria para dar apoyo específico a pequeños, medianos productores/as y campesinado sin tierra, afectados por las graves inundaciones y sequía de años recientes y empeorados tras la crisis provocada por la pandemia de Coronavirus.

En los dos últimos años las fuertes inundaciones y la prolongada sequía que afectaron varias regiones del país, diezmaron grandes plantaciones de banano, vegetales, hortalizas, arroz y otros cultivos, mientras miles de pequeños y medianos productores pecuarios vieron morir sus crianzas bovinas, porcinas, avícolas , caprinas entre otras, que  por escasez de agua y alimentos, ascendiendo a más de 5 mil millones de pesos las pérdidas que sufrieron, siendo arrematados ahora por la reducción a su mínima expresión de la actividad comercial y productiva en el territorio nacional. 

De igual manera, la FAO y el gobierno dominicano han reconocido y establecido la importancia ecológica, social, cultural y económica de la agricultura familiar campesina y la agroecología como fuente de producción de los alimentos que consume la mayoría de nuestra población rural y urbana, estimando que “representan alrededor del 80% de las unidades agropecuarias en la República Dominicana”. Así mismo se ha establecido su importante contribución al manejo sostenible de los recursos naturales, a la soberanía alimentaria y nutricional de la nación, como a la generación de empleos para mitigar la pobreza rural y conservación de tradiciones culturales en materia agropecuaria.

En tal sentido, el pre-censo agropecuario realizado en el 2015 por la ONE, Ministerio de Agricultura y apoyado por la FAO y Unión Europea estableció que 279 mil productores tienen parcelas con extensión entre 1 y 70 tareas, representando el 71% del total de productores agropecuarios del país, estimado en 260 mil en ese momento, lo que demuestra el peso social que tiene este sector.

La misma investigación arrojó, que para ese año 2015, el 12.3% (550 mil personas), del total de la Población Económicamente Activa de RD (5 millones 100 mil personas), trabajaba en la actividad agropecuaria, lo que destaca su contribución significativa a la generación de empleos.

Pese a los aportes de los pequeños y medianos productores agropecuarios a la economía nacional, la zona rural sigue siendo la que padece mayor nivel de exclusión social y económica, manteniendo las desventajas en el acceso a infraestructura y servicios públicos básicos como salud, agua potable, educación, comunicación terrestre y tecnología, por lo que siguen siendo altas las tasas de pobreza y miseria, bajos los índices de desarrollo humano debido a la baja inversión de capital y social del gobierno.

Frente a esta realidad de crisis y desamparo en que estamos los pequeños, medianos productores/as y campesinado sin tierra, la Articulación Nacional Campesina -ANC- proponemos al gobierno en esta coyuntura especial, la inmediata aprobación de un plan de emergencia para recuperar y relanzar nuestro aparato productivo nacional agropecuario, para lo cual proponemos las siguientes medidas:

1-Aprobar y ejecutar de inmediato un Programa Nacional de Apoyo masivo a la agricultura familiar para la producción de alimentos de ciclo corto de cara a garantizar la soberanía alimentaria y nutricional, suspendiendo la importación de productos que pudiésemos producir en el país.

Este Programa Nacional de Apoyo Agropecuario, implica entre otras acciones:

1.1-Desarrollar una campaña de preparación de tierras, suministro de semillas y material de siembra en coordinación con los grupos focales de las regionales agropecuarias integrados por las organizaciones campesinas, vinculadas al sector y las instituciones públicas del agro.

1.2-Iniciar un plan de reparación y construcción de caminos vecinales; infraestructuras de riego, incluyendo perforación de pozos, instalación y reparación de electrobombas; construir reservorios, canales de riego, orientado a mejorar la producción, elevar la productividad y eficientizar el recurso agua.

1.3-Capitalizar el Banco Agrícola y con fondos de esa institución, de la Banca Solidaria y Fundación Reservas, implementar programa de apoyo y facilidades crediticias a la producción, microempresas en las zonas agropecuarias y/o comunidades rurales; a tasas de interés blando, abandonando los trámites burocráticos y con plazo mínimo de tres años.

1.3.1-Condonación de deudas que se compruebe que hayan sido provocadas por pérdida de la producción debido a factores involuntarios como sequía, inundaciones, presencia de plagas, enfermedades y otros fenómenos naturales, así como compensación de pérdidas por falta de mercado interno y de exportación generada por la actual crisis mundial (bananos, hortalizas, entre otras).

1.4-Recuperar el programa de extensión agropecuaria para que personal técnico pueda dar asistencia, monitorio y supervisión de la producción en coordinación con las organizaciones campesinas.

1.5- Apoyo especial con fondos del Banco Agrícola, de la Banca Solidaria y Fundación Reservas para los pequeños y medianos proyectos agropecuarios de la mujer rural y jóvenes, especialmente a las asociadas en cooperativas y asociaciones de producción, asegurando la debida asesoría técnica para garantizar la sostenibilidad de las iniciativas productivas.

1.5.1-Incorporar a las familias campesinas como beneficiarias del programa FASE, en base a un levantamiento rápido con las organizaciones campesinas.

1.5.2-Como parte del comité de emergencia para combatir el CORONAVIRUS, constituir espacios o comités de prevención y apoyo a nivel provincial y comunitario, incorporando a las organizaciones campesinas y otras de la sociedad civil.

1.5.2-asumir e implementar programas de diálogos y acciones que garanticen el conocimiento y aplicación de la declaración de los derechos campesinos.

1.6-Establecer un programa de compra de producción agropecuaria a pequeños y medianos productores/as para garantizar abastecer los mercados y vender a precios justos; suplir las compras públicas que demanden las instituciones y disminuir la especulación de intermediarios. Entre otras posibles opciones que el gobierno podría poner en marcha para comercializar efectivamente la producción de rubros agropecuarios.

La creación de mercados populares en puntos específicos de las diferentes regiones con el apoyo de INESPRE institución intermediaria en el tema de comercialización.

Planteamos la incorporación de nuestros técnicos agroecológicos dentro de la aplicación de este plan ya que están preparados/as para trabajar estas temáticas preventivas y de emergencias.

Firmado:

  • CONAMUCA. Confederación Nacional de Mujeres del Campo.
  • FEDECARES (Federación de Caficultores de la Región Sur)
  • Federación de Campesinos Independientes Mama Tingó. FECAINMAT. Azua
  • Movimiento de Campesinos Trabajadores “Las Comunidades Unidas” MCCU
  • Asociación Central de Agricultores Luz y Esperanza de Nagua. ACALEN.
  • Confederación Campesina y Barrial. Retoño. 829-7631580
  • Federación de caficultores del sur-FEDECARES

 

El feminismo de las mujeres de la cloc

Francisca Rodriguez

¿Podemos hablar en estos tiempos de pandemia sobre la experiencia del proceso político de construcción de una concepción feminista, campesina y popular que las mujeres del campo de la CLOC-VC hemos venidos elaborando y que se ha ido haciendo teoría y práctica en nuestra accionar?   Por cierto que si,  y es además indispensable.

 La actual situación que  vivimos y estamos sufriendo los pueblos  y en particular las mujeres ante  esta pandemia que azota al mundo, no es producto de la casualidad ni  es un fenómeno de la naturaleza, como tampoco acontece en un momento cualquiera. La situación de fragilidad, abandono e incertidumbre que estamos sufriendo la inmensa mayoría es, sin duda, producto de las inequidades, abusos y codicia de una minoría, y contra las cuales irrumpían en el mundo luchas y rebeliones por doquier. Hoy debemos asumir el encierro o evitar las grandes multitudes para proteger a los más débiles, pero está claro que nada   nos detendrá, este es un escollo mas en el camino que enfrentaremos con mucha convicción las y los luchadores.

 

 Vamos por el camino correcto, son tiempos de reflexiones profundas y de desplegar nuestra capacidad e iniciativas y reinventarnos ante cada situación, y no permitir que el encierro y el que hacer que implica la prevención nos desanime. La lucha continúa,  el enemigo anda suelto e incesante en su acción depredadora,  que acaba con más vidas que las que puede cobrar este virus.

 

Durante esta década las mujeres organizadas en la CLOC-VC fuimos capaces de romper mitos y concepciones machistas y culturales muy arraigadas, especialmente en nuestro campo y desde nuestras convicciones, identidades y principios, vamos elaborando una propuesta política sustentada en las luchas y principios históricos del feminismo por la igualdad y los derechos las mujeres. Luchamos porque se haga  justicia a la marginación,  discriminación y  racismo  que ha golpeado más fuertemente a las campesinas, las indígenas y a las negras, entendiendo que esta es tal vez la propuesta más osada de las mujeres del campo  y que el mayor desafío recae en nosotras.

 

Con mucha convicción y mucha fuerza hemos hecho visible nuestro histórico papel en la producción de alimentos y en el cuidado de la biodiversidad, pero también nuestra aguerrida intervención en las grandes luchas y batallas que se han dado por la liberación de nuestros pueblos, en la defensa de los territorios, en la construcción de los movimientos sociales y por nuestros derechos. En el trascurso de esta década hemos avanzado enormemente en que nuestras compañeras y compañeros vallan asimilen y valoren nuestras propuestas y definiciones, que no se apartan de la lucha global de los pueblos del campo.

 

También hemos logrado que se reconozca el papel fundamental que hemos jugado en consolidar un movimiento campesino a nivel internacional como La Vía Campesina y en nuestro continente la Coordinadora Latina-Americana de Organizaciones del Campo CLOC, y que además somos garantes de los sistemas y culturas alimentarias en nuestro país, base primordial de la Soberanía Alimentaria. En general, hemos logrado se vaya reconociendo el valor que esto implica para la sobrevivencia de la humanidad, tal como lo sustenta la Declaración Universal de los Derechos de las y los Campesinos de las Naciones Unidas y las bases del Decenio para la Agricultura familiar Campesina e Indígena.

 

Hemos recorrido  una  década en que  las mujeres del campo, las dirigentas y  lideresas  hemos ido desarrollando una serie de debates,  estudios e investigaciones que le dan sustento a nuestra construcción feminista, política y  teórica,  inserta en una práctica  de lucha de clase y revolucionaria,  que le da sentido a nuestra forma de ser,  pensar y al actuar. Luchamos en todos los planos, desde las acciones cotidianas y el que hacer organizacional, hasta la lucha nacional y continental contra el capitalismo, el racismo, el colonialismo y el patriarcado, por nuestros derechos, por la tierra, por la Soberanía alimentaria.

Por erradicar toda forma de violencia y en especial la violencia hacia las mujeres, por un reconocimiento y valorización de nuestra participación activa y esencial en el desarrollo de las agroculturas en el mundo, así como por reformas agrarias integrales populares e igualitarias con derechos plenos de las mujeres a la tierra. Igualmente luchamos por lograr avanzar hacia una sociedad socialista donde la opresión, la violencia y la discriminación no existan, donde la injusticia de clase y género sean cosas del pasado. La sociedad socialista que anhelamos construir esta basada en los valores y principios que desde el Feminismo Campesino y Popular hemos venido afirmado.

Esta no es una batalla ganada,  no es un proceso acabado. Desde nuestra identidad territorial de pueblos diversos y comunidades donde la cultura emerge de nuestra relación con la tierra y la naturaleza y de lo que ella nos otorga, se ha ido a través de la historia moldeando una forma de vivir y de trabajar la tierra, de producir y elaborar los alimentos.

 En ello, nuestro papel, que ha sido protagónico, por siglos fue invisibilizado, no es casual que actualmente desde los diversos gobiernos e instituciones públicas y privadas estén promoviendo programas y otorgando, insuficientes, recursos para acortar la brecha de desigualdad entre las políticas y programa para nuestros pares campesinos, programas que poco contribuyen al desarrollo y fortalecimiento de nuestra condición de mujeres campesina y para fortalecer nuestra agricultura y los sistemas alimentarios y nos van poniendo títulos rimbombantes (microempresaria, emprendedora, competitiva, etc.) que de una u otra forma pretenden frenar nuestro avance político despojarnos de nuestra identidad de mujeres campesinas ligadas al trabajo de la tierra. 

Nos estimula el avance de las luchas feminista en el mundo nos enorgullece de la audacia de las mujeres jóvenes, pero también es importante no perdernos del camino que tantas valiosas e importante mujeres fueron haciendo. Nuestros estudios por rescatar las experiencias y el pensamiento de las mujeres Marxistas de ayer, capaces de instalar el 8 de marzo como el día internacional de la mujer  y que lo hemos convertido en un día de resistencia al patriarcado y a los gobiernos títeres del sistema capitalista,  de lucha por nuestros derechos y los derechos de la madre tierra.

 El Feminismo Campesino y Popular, su base teórica, emana desde las conciencias florecientes de las mujeres del campo, no sin diferencias. Recoger y trata de interpretar toda la diversidad que habita en los territorios, este es uno de nuestros grandes desafíos. Seguimos avanzando desde las experiencias de confrontación y lucha de tantos años en América Latina y el Caribe contra el Capitalismo colonialista, que ha saqueado nuestras tierras, territorios y riquezas naturales, que diezmó a los pueblos indígenas y esclavizó a los pueblos negros.

En esta resistencia las mujeres siempre estuvieron, sus ejemplos e ideas y elaboración teórica, han sido fundamentales para avanzar y no perdernos. Por eso, en este proceso y elaboración de la propuesta feminista de las mujeres del campo, sus legados experiencias y sabiduría son nuestra fuente de inspiración y ellas estarán siempre presente, son parte de nuestras místicas, “las luchadoras de ayer” están en nuestra construcción del Feminismo Campesino y Popular.

Con Feminismo Construiremos Socialismo.

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La Agroecología un enfoque feminista clave en la lucha de las mujeres

La agroecología como un elemento clave para la consolidación de un enfoque feminista de la lucha de las mujeres del campo en América Latina y el Caribe

Por: Iridiani Seibert
Articulación Continental de Mujeres de la Cloc-Vía Campesina

La organización de las mujeres del campo en la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC/La Vía Campesina) se fundamenta en la lucha por derechos, igualdad de participación política y reconocimiento de su rol en la producción de alimentos en la agricultura y en la reproducción y producción del modo de vida de los pueblos indígenas, afrodescendientes y campesinos en el campo en América Latina y el Caribe. Eso lo podemos ver en el rescate de la memoria de la reunión de mujeres desde el marco de la Campaña de 500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular donde ellas constituyeran una comisión continental de mujeres para garantizar su participación y, sobretodo, garantizar que en la campaña quedaran plasmadas sus demandas políticas, así en el II Encuentro de la Campaña en Quetzaltenango (Guatemala) en el año de 1991 la comisión de mujeres planteó sus principales preocupaciones, que entre ellas destacase:

Reivindicaciones concretas a los gobernantes para alcanzar el real reconocimiento de la mujer y el respeto a sus derechos.

Trabajar por la plena participación social, política, económica y cultural de las mujeres en cada país, sobre la base de la igualdad y del reconocimiento de sus valores y experiencias (CLOC, 1997, s/p).

Un elemento clave en la lucha por reconocimiento de las mujeres del campo se dio en el seno de sus roles productivos, particularmente, en la valorización de su trabajo, ya que ellas son consideradas como meras “ayudantes” en el trabajo de producción, y a la vez, en el trabajo doméstico sus labores no son reconocidos como trabajo, sino como una ‘obligación” de naturaleza de su género femenino, esto es resultado de la división sexual del trabajo en el campo, producto del sistema capitalista y patriarcal. Así, es que desde la lucha por derechos que las mujeres identifican otras situaciones de opresión, discriminación y explotación a que están sometidas por el simple hecho de ser mujeres y que esta realidad no es circunstancial sino estructural de una sociedad construida sobre las bases del modelo capitalista, racista y patriarcal, por esta razón ellas defienden como carácter orientador de su organización y lucha la unidad entre “la perspectiva de género, clase y etnia, alineada a una mística latinoamericana que respete el pluralismo cultural como riqueza de nuestro pueblos.” (CLOC, 1997, s/p).

Para las mujeres del campo queda evidente que su lucha por el derecho a la tierra, a los territorios, al agua, a las semillas nativas y a todos los bienes de la naturaleza y por una agricultura campesina que va en contraposición al modelo depredador, explotador, deshumano del capitalismo en el campo, un modelo productivo destinado solamente a generar acúmulos económicos a las grandes empresas trasnacionales de la agro exportación va de la mano de la discriminación, exclusión y violencia racial y de género, y esa comprensión de la estructura de un sistema social a la cual están inmersas es eje central de la organización y lucha feminista de las mujeres de la CLOC. En base a esta definición política y acción de lucha permanente, las mujeres del campo son sujetas centrales en la defensa de una agricultura campesina basada en la agroecología y hacia la Soberanía Alimentaria que para la CLOC segundo Irene León es:

El conjunto de derechos de los pueblos a definir sus propias políticas de agricultura y alimentación, lo que contempla proteger y regular la producción agropecuaria y el comercio agrícola interior para el desarrollo sostenible, proteger el comercio doméstico en contra de las importaciones y limitar el dumping social y económico d productos en los mercados. Se materializa en el derecho a decidir cómo organizar la producción, que y como plantar, y como organizar la distribución y consumo de alimentos, priorizando productos locales y variedades criollas (2010, pp. 23-25).

A partir de esta concepción política y sobretodo de un principio y ética de vida y forma de ver el mundo que las mujeres de la CLOC siendo sujetas claves en la construcción de esta propuesta política de la Soberanía Alimentaria identifican la necesidad de dejar plasmado que:

La Soberanía Alimentaria está alineada con la justicia de género. Incorpora una agenda de reivindicación de la valoración de la función social histórica de las mujeres campesinas entorno al proceso creativo de la producción alimentaria pues se asume que el contribuirá al reconocimiento de su calidad de sujetas y ciudadanas, y una agenda de reparación en el ámbito de las relaciones sociales de genero dada la anulación del valor de la participación femenina desde la división patriarcal del trabajo (LEON, 2010, pp. 30-31).

Las mujeres de la CLOC desde una perspectiva feminista critica delimitan la importancia del reconocimiento del papel de las mujeres realizado cotidianamente en la resistencia al modelo depredador del capitalismo agrario, cuando ellas preservan y multiplican las semillas nativas, producen alimentos sanos, diversificados y sin agro tóxicos, realizan la crianza de los animales de razas locales, promoviendo la preservación de la biodiversidad local, la preservación y difusión de los conocimientos y saberes populares sobre las siembras, las culturas y la historia de los pueblos, cuando son las primeras en identificar la importancia de la agroecología como posibilidad real para el fortalecimiento del modo de vida campesino, indígena y de las comunidades negras. Para ellas:

La agroecología no es algo nuevo, las y los campesinos del mundo hemos hecho agroecología desde los inicios de la agricultura. La agroecología es el nombre moderno que hoy se le da a nuestra forma de hacer agricultura, de criar animales, de cazar, pescar, recolectar y convivir con los ecosistemas para garantizar nuestro bienestar y simultáneamente cuidar la madre tierra para todas las generaciones futuras. Es fruto de la sabiduría de los pueblos originarios que se fortalece hoy con el rescate de prácticas e innovaciones campesinas para asegurar la producción de abundantes alimentos saludables para nuestros pueblos. Este tipo de agricultura es el legado que nos han dejado los ancestros, la agroecología campesina y popular abreva y genera saberes locales, promueve identidad campesina e indígena y fortalece la economía local campesina promoviendo la justicia social. Es una propuesta política de los pueblos del campo ante el modelo alimentario industrial que ha generado una crisis económica, política, social y ambiental. No es únicamente una forma de producir ni un conjunto de técnicas, es un modo de vivir que se adapta a cada lugar, a cada territorio y a sus características sociales y ambientales únicas. Por lo mismo, debemos luchar por contrarrestar las tendencias corporativas mundiales y de mercantilización de la agroecología, que en aras de mantener el control de la agricultura y la alimentación sin dejar espacio a la agricultura campesina asumen un discurso agroecológico por capturar la narrativa de la sustentabilidad. (MONTECINOS, 2018, s/p).

A partir de esta comprensión podemos afirmar que la agroecología brinda una serie de posibilidades que aportan al proceso de construcción de la autonomía e emancipación de la mujer del campo, claro que eso solo tiene efecto concreto en la vida de las mujeres cuando aunado a la organización política y social de estas mujeres para igualmente brindarles autonomía política sin la cual el proceso de emancipación de la mujer no es completo y efectivo. Veamos algunas oportunidades que la agroecología ofrece al proceso de liberación de las mujeres del campo.

La Agroecología nos permite superar muchas de las dicotomías que hoy fortalecen la división sexual del trabajo en el campo y que inviabilizan el trabajo de las mujeres. En primer lugar, demuestra que no hay oposición entre cuidar la naturaleza, las semillas o las yerbas medicinales con el objetivo de producir; por el contrario, son cuidados que nos permiten reforzar, recuperar, mejorar y finalmente garantizar procesos productivos vigorosos y sustentables. La experiencia incluso muestra que podemos mejorar nuestras producciones al mismo tiempo que disminuimos el trabajo necesario.

También nos ayuda a superar la dicotomía entre distintos espacios productivos, porque todos los espacios y sus interacciones son los que hacen a una finca o un territorio más o menos productivo, resiliente y estable. Huerta, huerto, chacra, potrero, jardín, plantación, pradera, corral, bosque se interrelacionan, retroalimentan, vinculan a través del flujo de trabajo, nutrientes, energía, desechos, desbaratando la supuesta jerarquía entre ellos.

La agroecología no sólo necesita nuestros conocimientos, sino que nos permite fortalecerlos y proyectarlos hacia el conjunto de la sociedad, y deja sin sustento las pretensiones que nuestros saberes son inferiores o limitados. La agroecología permite corroborar el gran valor de la observación y el cuidado prolongados, cuidadosos de las mujeres. La agroecología es también el reconocimiento de las practicas que ellas y sus antepasadas, construyen histórica y socialmente, es el reconocimiento y valoración de sus conocimientos, de su vida y de sus comunidades y ellas entienden la agroecología como parte del proyecto de agricultura campesina que defienden y construyen en el cotidiano de sus vidas, de sus comunidades.

La agroecología como nosotras la definimos desconcentra y desenajena los mercados, acortando los circuitos comerciales y poniendo al centro la producción de alimentos, lo que hace posible nuestra participación en condiciones de igualdad y cooperación. Los circuitos cortos también nos liberan de la explotación de los intermediarios, permitiéndonos seguir nuestros propios tiempos y compensando nuestro trabajo de mejor manera.

Por medio de la agroecología las mujeres del campo resignifican su cotidiano a partir del momento en que pasan a ser referencias en la construcción de este paradigma agroalimentario, por ejemplo, al salir de la casa para hablar del trabajo que realizan, al recibir visitantes en su casa para enseñarles sus conocimiento, el trabajo realizado por ellas, al volverse responsables de la gestión de los recursos financieros generados a partir de su trabajo de producción, lo que les genera autonomía económica y eso genera también cambio en las relaciones sociales dentro de la familia campesina, donde el trabajo de la mujer pasa a ser valorado y su participación en las decisiones sobre la unidad productiva pasan a estar en pie de igualdad con los demás miembros de la familia. 

Es en la lucha por igualdad de derechos, por su emancipación, por el fin de la violencia practicada hacia las mujeres y contra el agro negocio y en la construcción de la Agroecología y de la Soberanía Alimentaria que las mujeres del campo organizadas, se descubren feministas. Y es a partir de esta experiencia práctica de la necesidad de lucha de las mujeres del campo, que nace el Feminismo Campesino y Popular, que nada más es que:

Una estrategia política para la emancipación y liberación de las mujeres frente a las desigualdades sociales, económicas y policías que el capitalismo, el patriarcado y el racismo las somete histórica y socialmente. Es una formulación política e histórica de las mujeres del campo a partir de los procesos políticos organizativos, de formación política y de luchas concretas que cambian la vida social, económica y política de la clase trabajadora y en particular de las mujeres, elementos que determinan la praxis, práctica cotidiana, de la vida de las mujeres del campo. Praxis que buscamos nombrar con el Feminismo Campesino Popular. No inventamos algo nuevo, sino que reafirmamos nuestro caminar y nuestro accionar social e histórico desde nuestra realidad de vida y trabajo y la construcción de la nueva sociedad (CLOC, 2019, pp. 11-12).

A pesar de las múltiples contribuciones de la agroecología a la promoción de la autonomía de las mujeres, identifica-se la necesidad de una mayor aproximación de la agroecología al feminismo, pues comprendemos la Agroecología como movimiento y practica social, que nace de las luchas sociales de los campesinos, indígenas, comunidades negras organizados, que cuestiona las injusticias y desigualdades sociales, como el acaparamiento de la tierra, el saqueo de nuestros territorios, la privatización del agua y de la biodiversidad. De tal manera, que la agroecología no puede negarse a reconocer y discutir las desigualdades a las que están sometidas las mujeres del campo, teniendo en cuenta que estas son importantes sujetos de la lucha agroecológica en su construcción cotidiana, practica, política y teórica. No puede haber agroecología sin la participación protagónica de las mujeres, sin el reconocimiento de su valor y sin que esta tome como uno de sus principios el enfrentamiento a las desigualdades y opresiones que afectan a la vida de las mujeres. No puede haber Agroecología si en el mismo espacio conviven relaciones desiguales de poder, relaciones de violencia y de discriminación hacia la mujer o a cualquier otro ser humano o de la naturaleza

Entendemos que la relación entre agroecología y el feminismo campesino y popular es una construcción dialéctica que se retroalimenta en la práctica cotidiana, y que necesita ser fortalecida y profundizada de igual manera, y esa es tarea de todas y todos en nuestras organizaciones populares del campo de América Latina.

08 de marzo del 2020: Las mujeres de la CLOC/LVC seguimos en pie de lucha por una Agroecología con enfoque feminista en el continente

Estas son las razones por las que cada 08 de marzo las mujeres del campo nos movilizamos en cada uno de nuestros países por el día internacional de las mujeres con la vocación y el sentido de seguir resistiendo y luchando por la vida, desde la producción campesina garantizando la soberanía alimentaria. En este 2020 desde la Articulación de Mujeres de la CLOC-LVC nos sumamos al llamado realizado del 25 al 30 de noviembre de 2019 por la Vía Campesina internacional de Lucha por la Eliminación de la violencia contra las Mujeres y por sociedades conscientes y libres, sin exploración de los seres humanos y de la naturaleza. A la vez que denunciamos al sistema capitalista, patriarcal, racista y colonizador, que explota, oprime y atenta en contra de la vida de las mujeres y de la humanidad.

Las marchas, foros, conferencias de prensa, ferias, acciones de denuncia y plantones marcaron la pauta este año en diferentes países donde las mujeres del campo nos pronunciamos contra todas las formas de opresión y discriminación que se viven a diario por las mujeres a nivel general y en particular por las mujeres que habitan el medio rural, a la vez que estas acciones permitieron visibilizar nuestras luchas por el derecho a la tierra, el territorio, el agua, las semillas y por una verdadera soberania alimentaria, afianzando así el feminismo campesino y popular y nuestra apuesta por transformar las desigualdades sociales en el campo.

Marcaron nuestras acciones la denuncia en contra del modelo depredador del capitalismo en el campo y para todos los trabajadores/as, las políticas ultra neoliberales de los gobiernos de extrema derecha que se han instalado en muchos países del continente como la acción de las mujeres Sin Tierra en Brasil en la ocupación del Ministerio de Agricultura, sumándonos a la histórica movilización de millones de mujeres en las calles de Chile por el fin de la violencia patriarcal respaldada por los Estado, a las inúmeras movilizaciones por los derechos sociales, políticos, sexuales y reproductivos de las mujeres en Argentina, Ecuador, El Salvador, Perú, Paraguay y República Dominicana.

La denuncia de la persecución y asesinato a las lideresas sociales que lucha por sus territoritos y por los derechos de sus pueblos, como el caso de los 04 años del asesinato de la lideresa campesina Berta Cáceres en Honduras y el segundo año del asesinato de la concejala Marielle Franco de Brasil, hasta hoy sin respuestas y puniciones a los culpables y mandatarios de este crimen. Exigimos justicia por ellas y tantas otras mujeres luchadoras. No más criminalización. Si al derecho de luchar.

Muchas fueron las actividades realizadas por las mujeres en el continente en el sentido de fortalecer y diseminar la comprensión de la propuesta de un Feminismo Campesino y Popular como una estrategia que parpase todas las demás propuestas políticas del movimiento del campo de América Latina y el Caribe desde un enfoque feminista trasversal y profundo, como lo son la Agroecología, la Soberanía Alimentaria, la Reforma Agraria Popular e Integral, la Carta de los Derechos de los/as Campesinos/as y demás luchas en el campo. Para eso se realizó en Honduras el Encuentro Centroamericano de Feminismo Campesino y Popular y otros foros, seminarios, talleres, encuentros y escuelas que trataron este tema em Argentina, Brasil, Cuba y otros países. Y en este sentido la formación política para mujeres también estuvo presente en este 08 de marzo con la Escuela Margarita Murillo en Honduras y la Escuela Semillas de Esperanza en Brasil.

Muchas mujeres salieron a celebrar sus logros y a defender sus procesos de cambio social y revolucionarios como las mujeres cubanas, las mujeres venezolanas y nicaragüenses frente a los ataques y bloqueos incesantes del imperio estadunidense estas mujeres junto a sus pueblos siguen resistiendo y enseñándonos con sus acciones de solidaridad y humanismo.

Hubieron también acciones que permiten sembrar esperanzas de que un mundo nuevo puede construirse para mujeres y hombres, con la defensa de La Madre Tierra, de las Semillas, de la producción de alimentos sanos que generan salud y vida para la naturaleza y para las personas para enfrentar tiempos complejos de Pandemia mundial que nos avasallan vidas humanas diariamente en todo el mundo y que llega a nuestro continente. Tiempos que nos asustan, pero a la vez dejan más una vez clara la falencia y el fracaso del sistema capitalista y sus formas de producción globalizada, de un sistema agroalimentario globalizado y depredador, que lleva la marca de la destrucción ecológica y social de los campos. Así que queda más evidente que nuestra propuesta de una agroecología campesina, de producción y distribución de circuitos cortos se hacen fundamentales para enfrentar las diversas crisis que el sistema capitalista ha creado y seguirá creando si no lo frenamos lo más pronto posible. Un cambio profundo de paradigma productivo, social y humano se hace mas necesario que nunca.

 

Ni la tierra ni las mujeres somos territorio de conquista!!!

 

Sin feminismo

No hay Agroecología!!!

 

Con feminismo

Construimos Socialismo!!!

 

Referencias bibliográficas:

CLOC, Nosotras mujeres construyendo caminos de esperanza avanzamos en el campo de América Latina y el Caribe, [Memoria de la I Asamblea de Mujeres de la CLOC realizado por Gilma Benitez], 1997.

CLOC, VII Congreso Continental CLOC-LVC, [cuaderno de documentos preparatorios al VII Congreso], La Habana, Cuba, 2019.

CLOC, Región Caribe demanda garantía en el derecho de la mujer, Disponible en: http://www.cloc-viacampesina.net/noticias/region-caribe-demanda-garantia-en-los-derechos-de-la-mujer. Acceso en: 26 de marzo del 2020.

LEON, Irene, Soberanía Alimentaria: aproximaciones a un debate sobre alternativas de desarrollo y derechos de las mujeres, [Documento elaborado para el Cuaderno de debates de la Escuela de Mujeres del Cono Sur], 2010.

MONTECINOS, Camila, Feminismo y agroecología, [Documento elaborado para el I Encuentro Global de las Escuelas de formación en Agroecología], La Habana, Cuba, 2018.

 

Chile: Malestar social y lucha de clases

Viviana Catrileo

Vice Presidenta ANAMURI

La convulsión social y política que atraviesa a nuestro país es sin duda una manifestación natural frente al desequilibrio y distancia del Estado en relación a las políticas y garantías de Derechos para el pueblo cada vez más oprimido y empobrecido hoy bajo un gobierno empresarial.

Chile tiene un antes y después del 18 de octubre desde hace menos de un año de las movilizaciones sociales, momento denominado estallido social bajo la consigna «Chile Despertó» y el despertar se ha hecho sentir en las calles de todas las ciudades del país mediante distintas expresiones de la movilización social que busca cambiar las reglas del juego en la política, en función de recuperar y fortalecer las distintas áreas de bienestar social como educación, salud, vivienda.

Las desigualdades sociales agudizadas a partir de la dictadura militar se manifiestan mediante la Constitución política que en la década del 80 incuba el sistema económico neoliberal como un experimento al encargo de los «chicago boys», economistas de la dictadura formados en el imperio norteamericano. Sin embargo, la vuelta o la transición a la democracia a partir del 90 pese a las reformas a la Constitución no cambió la esencia de ésta, manteniendo las políticas de libre mercado que solo favorecen a las elites dominantes y las empresas trasnacionales.

El despertar de la consciencia social y política, es hoy sin lugar a dudas la mayor amenaza al orden establecido que se esmera en mantener los privilegios mediante leyes en el parlamento que defienden con la fuerza policial y la violencia sistemática contra la movilización social que exige derechos, justicia y dignidad mediante la actualización y democratización de las Leyes que rigen la sociedad. Hacia una nueva Constitución que además deba ser representativa de la diversidad de pueblos originarios existentes en el territorio nacional, así como de la equidad de género.

Malestar social y lucha de clases es lo evidente en cuanto las diferencias sociales se continúan acrecentando y los problemas sociales no tienen solución en un gobierno incapaz de interpretar las exigencias de la movilización que de manera generalizada quiere ser oída pero el gobierno también sordo y ciego frente a una realidad que hoy se dibuja por las calles y tiene millones de rostros exigiendo dignidad.

Los campesinos y pueblos originarios desde las organizaciones de la CLOC – LVC en Chile junto a más organizaciones de carácter nacional y local en los territorios y comunidades, tenemos clara nuestra posición política y aportamos contenido a la lucha social en la que nos nutrimos de la politización que hoy vive la sociedad chilena, de la fuerza y la rebeldía de la juventud y las mujeres frente a todo lo que significa la opresión del Estado, el capitalismo y el patriarcado tanto en la ciudad como en el campo.

La economía neoliberal instalada en la Constitución a golpeado con mucha fuerza al sector campesino y la producción de alimentos, reemplazando las tierras por monocultivos junto a empresas extractivas a gran escala que además de asentar su economía en territorios agrícolas en disputa y reivindicación histórica del pueblo mapuche al sur, así como al centro y norte del país con pueblos originarios que luchan por seguir existiendo en sus lugares de origen, de relación identitaria y espiritual ligada a los territorios.

El agua, vital elemento garantía de vida en los territorios es cada vez más un privilegio de los grandes agricultores y empresarios de monocultivos y empresas extractivas que son elemento depredador de los territorios y que hoy son responsables de la sequía mortal que atraviesa el país conforme avanzan las empresas y la privatización de las aguas. El agua también dejó de ser un bien común y un Derecho en el período de la dictadura militar.

Así como el agua la consigna que desde el territorio ancestral mapuche ha acompañado las distintas movilizaciones es que «las tierras y las aguas robadas serán recuperadas» y  pese a toda la militarización que han sufrido muchas comunidades mapuche en el marco de la lucha por la tierra para la soberanía alimentaria y el buen vivir éstas consignas o la solidaridad con esta lucha nunca fue tan fuerte y tan visibilizada como hasta ahora en el contexto del estallido social y es el espíritu de solidaridad que conecta en la totalidad del despertar en el que hay un objetivo claro y estratégico para cambiar el orden de las cosas.

El día Internacional de la Mujer, 8 de marzo, marcó el inicio de este año 2020 con la fuerza y convicción de millones de mujeres del campo y la ciudad que en todo el país elevan consignas de repudio al actual gobierno y su nefasta gestión, responsable de la crisis social y política que desborda todas las posibilidades de un mal gobierno que a voces de las multitudes movilizadas debiera renunciar.

Hoy a más de 4 meses del estallido social, a más de 40 asesinados y más de 400 masacrados oculares el recuento es muy doloroso porque este gobierno de Piñera que declaro estar en un país en guerra ha permitido que la policía haga abuso sistemático de la fuerza para reprimir, violar, torturar, masacrar y asesinar a los hijos e hijas del pueblo chileno trabajador que ha salido a manifestase por sus derechos a la vida digna y en ruta al plebiscito en abril o cuando se pueda desarrollar sin que signifique riesgo de contagio del coronavirus. Este plebiscito será el que defina si el pueblo chileno quiere o no una nueva Constitución.

En medio de la lucha, el poder y su supremacía mediática siembra el terror frente a lo que significa la pandemia del coronavirus en nuestro país, lo que ha obligado a tomar medidas de cuidado por parte del movimiento social para regresar sanos y fuertes a seguir luchando por conquistar derechos.

El plebiscito como una aspiración de las grandes mayorías que sí quiere cambiar la Constitución no está en discusión en estos días que la pandemia pareciera ponernos en jaque, como una nueva jugada del capitalismo y este gobierno desesperado que ha encontrado un distractor perfecto para atemorizar, desmovilizar, ganar tiempo y dinero con las farmacias y los supermercados. Sin embargo, ya ha perdido terreno en la consciencia de un pueblo dispuesto a salir y volver a las calles hasta vencer, por los caídxs, por torturadxs, por los presos y presas políticas de todos los tiempos por luchar. Hasta que la dignidad se haga costumbre.

 

 

CENTROAMÉRICA: La diáspora del hambre y la exclusión social

Fausto Torrez

Causas De la migración

La expulsión de campesinos, Afrodescendientes e indígenas de Mesoamérica en busca del sueño americano, ha sido una constante debido a la inseguridad ciudadana, falta de acceso a la tierra y la extrema pobreza.

La diáspora centroamericana en masa, deja a miles de familias en México y llegan a los Estados Unidos algunos indocumentados, a la pobreza se suma la extrema vulnerabilidad —en especial en las zonas rurales— y muchos fenómenos climáticos, la inseguridad ciudadana y la ausencia de oportunidades, vivimos en medio de un Corredor Seco en estado de calamidad y que demanda asistencia humanitaria.

La Migración y la Pandemia

El mundo está de rodillas y demanda respuestas urgentes y necesarias, esta crisis antes de ser sanitaria evidencia el fracaso de sus políticas de reducción del Estado, de las privatizaciones, precarización del trabajo y de los derechos sociales. Se abre ahora una disputa mundial del modelo económico, social y político, hay que abandonar el paradigma neoliberal. Las medidas del combate al virus no pueden ser autoritarias y politizadas, y alejar las amenazas de agresión militar por las grandes potencias.

Tareas a desarrollar en medio de esta crisis

Reestructuración recursos para la producción de alimentos, la organización y producción campesina, con acceso a mercados, áreas de acopio y semillas nativas, lograr mucha tierra para la producción de alimentos, además solicitar apoyo a las agencias de cooperación.

Trabajar los sistemas de producción animal, huevos y lácteos con énfasis en la producción ancestral y agroecológica, ampliando las áreas de siembra tubérculos, raíces y arboles forestales, frutales y cítricos.

Garantizar la estabilidad de empleo y de salario para trabajadores/as, a través de políticas, públicas que garanticen el empleo y la renta de trabajadoras/es, ya sea en condiciones de formalidad o de informalidad.

Es necesario la seguridad social y protección, teniendo en cuenta las legislaciones nacionales y acuerdos internacionales, a fin de garantizar el derecho a todas/os las/os trabajadoras/es independientemente de sus condiciones de formalidad o informalidad laboral, el teletrabajo sin precarización, garantías a los inmigrantes, asegurar la alimentación, salud comunitaria y publica, evitando además la violencia intrafamiliar, especialmente la violencia de género que se ven incrementados en situaciones de autoaislamiento y cuarentena. Con mucha solidaridad, paciencia y disciplina saldremos adelante en esta crisis mundial.

colombia

Colombia: Entre el Mal Gobierno y la Narcopolítica

Por Eberto Díaz, miembro del Comité Ejecutivo de Fensuagro

Alguna vez, me preguntó un periodista: ¿Qué es lo que pasa en Colombia?; sin saber que responderle, le dije lo mismo de siempre! Si, lo mismo de siempre: asesinatos de dirigentes, narcotráfico, guerra permanente, pobreza, mentiras, desinformación, fraudes electorales, corrupción, narcopolítica, privatizaciones, neoliberalismo, resistencia social, protestas, paros, etc. Y es que para entender que es lo que pasa en Colombia hay que mirar por el retrovisor, buscando el pasado, sin perder de vista el presente.

Efectivamente Colombia sigue siendo la “República Bananera” de 1.800 del siglo pasado, solo que ahora podríamos decir para cambiar la simbología, llamarla “Republica Vasalla”; que mejor expresión peyorativa que esa, un país sometido incondicionalmente a las imposiciones del imperialismo norteamericano. Hace pocas semanas que el presidente Duque se reunió con Mike Pompeo y luego con Donald Trump.

Trump fue más directo con su vasallo ante el crecimiento de los cultivos de uso ilícitos, específicamente los cultivos de plantas de coca; que ya sobre pasan las 200 mil hectáreas en el territorio colombiano; el soberano estadounidense le restregó en la cara al presidente Duque y a los gobiernos vecinos “que no hacen nada por nosotros” refiriéndose a la situación del narcotráfico en la región, al final la receta para Colombia dictaminada por Trump, es el reinicio de las fumigaciones para “erradicar” los cultivos ilegales, que según el presidente norteamericano han crecido con gran rapidez durante el mandato de Duque.

Colombia no sale de los escándalos, a la yidis política, le salió la Aida política; las confesiones de la excongresista, captura en la hermana República Bolivariana de Venezuela por los cuerpos de seguridad de ese país, ponen al descubierto las verdaderas mafias y clanes que desangran la nación colombiana.

Las contrataciones entre el estado y los grupos familiares que gobiernan y que han gobernado históricamente este pedazo de país, por ende, la corrupción que no es ni nueva ni novedosa, pero que salpica todas las estructuras del estado y sus gobernantes. Los Garlen, una especie del cacicazgo regional del norte de Colombia, que reconocen que la compra de votos siempre ha existido en todos los procesos electorales del país del sagrado corazón, que junto con la familia Chad se ven involucrados en las declaraciones de la exsenadora. Como si fuera poco, se destapa la ñeñe política que deja ver las relaciones entre José Guillermo Hernández “alias Nene Hernández” quien fue un empresario ganadero, vinculado al narcotráfico y lavado de activos; con relaciones políticas de alta dimensión al interior del gobierno Duque y las fuerzas militares.

El gobierno que se compromete con los EEUU a fumigar los territorios sembrados en plantíos de coca, es el mismo que mantuvo a través de su presidente y otros funcionarios civiles y militares relaciones íntimas con un delincuente narcotraficante y testaferro; con ello y todo, valga decir que para colmo de males con un fiscal general de bolsillo que no garantiza la más mínima neutralidad, todo estará sin mayores investigaciones y bajo control del gobierno de unidad nacional, por el respaldo que recibió duque de todos los partidos de la derecha colombiana.

En medio del panorama nacional, que como vemos, es bastante complejo y desesperanzador, se conoce el informe de la oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos que da cuenta de la alarmante criminalización contra los líderes sociales. Según la entidad de las naciones unidas en Colombia hace una radiografía de como las violaciones crecieron en 2019, incluyendo masacres, que suman un total de 36 según la oficina de la ONU. En el 2019 se pudo establecer según la misma oficina un total de 108 asesinatos contra defensores de los DDHH, un 50% más que en el 2018.

El Gobierno de Duque en vez de mostrar su preocupación y respaldar al organismo multilateral de la ONU para poder avanzar en el esclarecimiento de los crímenes en mención, lo que hizo fue rechazar dicho informe y cuestionar la permanencia de la oficina de la Alta Comisionada en Colombia. Vale la pena resaltar que, desde el paro agrario del 2013, ya son cerca de los 800 miembros de las organizaciones sociales asesinados, al mismo tiempo más de un centenar de excombatientes de las antiguas guerrillas de las FARC acribillados por agentes del sicariato en el territorio nacional.

Esta situación de violaciones a los derechos humanos no es casual, hace parte en realidad de la política de la llamada doctrina de seguridad nacional; hoy conocida en todo el mundo como la política de lucha contra el terrorismo; situación que pone en el banquillo a los líderes y lideresas que luchan contra las políticas neoliberales que están llevando una mayor pauperización a vastos sectores sociales y de trabajadores.

Ante este drama de violencia algunos funcionarios del estado de alto nivel, han tenido el descaro de lanzar opiniones falaces como la de la Ministra del Interior Alicia Arango quien asegura que “mueren más personas por robos de celulares, que por ser líderes sociales” o como la del Ex Ministro de Defensa Guillermo Botero, quien aseguraba que “a los líderes sociales los matan por problemas de falda”; negando de ese modo la verdadera causa de los asesinatos y el poco interés del gobierno para esclarecer los autores intelectuales y materiales de los mismo, que de seguro la mayoría de ellos hacen parte del establecimiento y de grupos paramilitares con modernas formas operandi diseminados por más de medio país.

La implementación de los Acuerdos de Paz de la Habana siguen en el limbo ante la indecisión del actual gobierno de materializar las reformas en dichas negociaciones  para dar salida a la crisis social, económica y política que enfrenta la nación colombiana; una de ellas la reforma rural integral, hoy en congelación indefinida por el ejecutivo y legislativo que la ven como inviable ante la presión de latifundistas y terratenientes para que este tema de crucial importancia para consolidar los acuerdos de paz se abran al escenario de la discusión nacional.

De otra parte, los ataques a la JEP desde todos los frentes que ha abierto la extrema derecha para tratar de desmontar este modelo de justicia transicional que conduzca al esclarecimiento y castigo a los principales agenciadores de la guerra y crímenes contra la población colombiana.

Pareciese que lo que está al orden del día en la agenda gubernamental no es propiamente hacer realidad los anhelos de las mayorías colombianas a vivir en paz y con justicia social, sino más bien profundizar las políticas de flexibilización laboral, trabajo por horas, salario regional, reforma pensional que incrementara la edad de jubilación, y reforma laboral que significara mayor tercerización.

Se trata en general de la implementación del paquetazo neoliberal agenciado desde el Fondo Monetario Internacional – FMI, el Banco Mundial – BM, el Banco Interamericano de Desarrollo – BID y últimamente por la organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico – OCDE; que han sido causal de grandes movilizaciones en varios países de América Latina y del Caribe y en particular Colombia.

De otra parte, el pasado primero de enero se posesionaron los nuevos mandatarios municipales y departamentales (Alcaldes Gobernadores), la mayoría de ellos pertenecientes a la vieja dinastía política, que de seguro seguirán anclados al pasado, ignorando la realidad del presente y los retos que se requieren superar para erradicar de tajo viejos vicios; como la corrupción, el clientelismo y el mal gobierno.

 Es necesario encontrar nuevas reglas democráticas que garanticen una mayor participación de la ciudadanía en los asuntos que les compete, no dejar todo en manos de la burocracia gubernamental. Hacer funcional mecanismo como la revocatoria del mandato, la iniciativa popular, las audiencias públicas, la constituyente popular, entre otros mecanismos serian claves como engendro de un nuevo poder popular que debe echar las bases de la verdadera democracia social.

Finalmente, la respuesta del movimiento social colombiano a las medidas anunciadas desde el ejecutivo en materia económica y política que afectaran negativamente a la mayoría de la población, como también ante los escándalos de un gobierno que cada vez es más proclive a los intereses imperialistas, que se presta para que sea violada la soberanía nacional y servir de punta de lanza para agredir al hermano pueblo de Venezuela, que apoya el bloqueo económico contra Cuba y Nicaragua, ha sido el llamado a paro nacional, que como nunca antes el 21 de noviembre de 2019 se dio en todo el territorio nacional.

El llamado a la unidad y la lucha callejera ha estado al orden día, las marchas movilizaciones, encuentros sectoriales, en general el llamado a la paz, a la implementación de los Acuerdos de Paz de la Habana, retomar el diálogo y negociación con el ELN, el EPL y las llamadas disidencias de las FARC-EP nueva Marquetalia. El movimiento campesino también ha estado en actividad en defensa de la vida, la paz, contra el despojo; en defensa de los parques nacionales con gente, la lucha por el derecho al agua, por la no entre de los páramos a las transnacionales de la minería, por una ley que garantice los Derechos campesinos, entre otros.

Es de anotar que la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo CLOC – LVC Colombia viene preparando su IV Misión Internacional de seguimiento a la implementación de los Acuerdos de Paz y los derechos humanos en Colombia.

chile

Chile: Malestar Social y Lucha de Clases

Viviana Catrileo

Vice Presidenta ANAMURI

La convulsión social y política que atraviesa a nuestro país es sin duda una manifestación natural frente al desequilibrio y distancia del Estado en relación a las políticas y garantías de Derechos para el pueblo cada vez más oprimido y empobrecido hoy bajo un gobierno empresarial.

Chile tiene un antes y después del 18 de octubre desde hace menos de un año de las movilizaciones sociales, momento denominado estallido social bajo la consigna «Chile Despertó» y el despertar se ha hecho sentir en las calles de todas las ciudades del país mediante distintas expresiones de la movilización social que busca cambiar las reglas del juego en la política, en función de recuperar y fortalecer las distintas áreas de bienestar social como educación, salud, vivienda.

Las desigualdades sociales agudizadas a partir de la dictadura militar se manifiestan mediante la Constitución política que en la década del 80 incuba el sistema económico neoliberal como un experimento al encargo de los «Chicago Boys», economistas de la dictadura formados en el imperio norteamericano. Sin embargo, la vuelta o la transición a la democracia a partir del 90 pese a las reformas a la Constitución no cambió la esencia de ésta, manteniendo las políticas de libre mercado que solo favorecen a las elites dominantes y las empresas trasnacionales.

El despertar de la consciencia social y política, es hoy sin lugar a dudas la mayor amenaza al orden establecido que se esmera en mantener los privilegios mediante leyes en el parlamento que defienden con la fuerza policial y la violencia sistemática contra la movilización social que exige derechos, justicia y dignidad mediante la actualización y democratización de las Leyes que rigen la sociedad. Hacia una nueva Constitución que además deba ser representativa de la diversidad de pueblos originarios existentes en el territorio nacional, así como de la equidad de género.

Malestar social y lucha de clases es lo evidente en cuanto las diferencias sociales se continúan acrecentando y los problemas sociales no tienen solución en un gobierno incapaz de interpretar las exigencias de la movilización que de manera generalizada quiere ser oída pero el gobierno también sordo y ciego frente a una realidad que hoy se dibuja por las calles y tiene millones de rostros exigiendo dignidad.

Los campesinos y pueblos originarios desde las organizaciones de la CLOC – LVC en Chile junto a más organizaciones de carácter nacional y local en los territorios y comunidades, tenemos clara nuestra posición política y aportamos contenido a la lucha social en la que nos nutrimos de la politización que hoy vive la sociedad chilena, de la fuerza y la rebeldía de la juventud y las mujeres frente a todo lo que significa la opresión del Estado, el capitalismo y el patriarcado tanto en la ciudad como en el campo.

La economía neoliberal instalada en la Constitución ha golpeado con mucha fuerza al sector campesino y la producción de alimentos, reemplazando las tierras por monocultivos junto a empresas extractivas a gran escala que además de asentar su economía en territorios agrícolas en disputa y reivindicación histórica del pueblo mapuche al sur, así como al centro y norte del país con pueblos originarios que luchan por seguir existiendo en sus lugares de origen, de relación identitaria y espiritual ligada a los territorios.

El agua, vital elemento garantía de vida en los territorios es cada vez más un privilegio de los grandes agricultores y empresarios de monocultivos y empresas extractivas que son elemento depredador de los territorios y que hoy son responsables de la sequía mortal que atraviesa el país conforme avanzan las empresas y la privatización de las aguas. El agua también dejó de ser un bien común y un derecho en el período de la dictadura militar.

Así como el agua la consigna que desde el territorio ancestral mapuche ha acompañado las distintas movilizaciones es que «las tierras y las aguas robadas serán recuperadas» y  pese a toda la militarización que han sufrido muchas comunidades mapuche en el marco de la lucha por la tierra para la soberanía alimentaria y el buen vivir éstas consignas o la solidaridad con esta lucha nunca fue tan fuerte y tan visibilizada como hasta ahora en el contexto del estallido social y es el espíritu de solidaridad que conecta en la totalidad del despertar en el que hay un objetivo claro y estratégico para cambiar el orden de las cosas.

El Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo, marcó el inicio de este año 2020 con la fuerza y convicción de millones de mujeres del campo y la ciudad que en todo el país elevan consignas de repudio al actual gobierno y su nefasta gestión, responsable de la crisis social y política que desborda todas las posibilidades de un mal gobierno que a voces de las multitudes movilizadas debiera renunciar.

Hoy a más de 4 meses del estallido social, a más de 40 asesinados y más de 400 masacrados oculares el recuento es muy doloroso porque este gobierno de Piñera que declaró estar en un país en guerra ha permitido que la policía haga abuso sistemático de la fuerza para reprimir, violar, torturar, masacrar y asesinar a los hijos e hijas del pueblo chileno trabajador que ha salido a manifestarse por sus derechos a la vida digna y en ruta al plebiscito en abril o cuando se pueda desarrollar sin que signifique riesgo de contagio del coronavirus. Este plebiscito será el que defina si el pueblo chileno quiere o no una nueva Constitución.

En medio de la lucha, el poder y su supremacía mediática siembra el terror frente a lo que significa la pandemia del coronavirus en nuestro país, lo que ha obligado a tomar medidas de cuidado por parte del movimiento social para regresar sanos y fuertes a seguir luchando por conquistar derechos.

El plebiscito como una aspiración de las grandes mayorías que sí quiere cambiar la Constitución no está en discusión en estos días que la pandemia pareciera ponernos en jaque, como una nueva jugada del capitalismo y este gobierno desesperado que ha encontrado un distractor perfecto para atemorizar, desmovilizar, ganar tiempo y dinero con las farmacias y los supermercados. Sin embargo, ya ha perdido terreno en la consciencia de un pueblo dispuesto a salir y volver a las calles hasta vencer, por los caídxs, por torturadxs, por los presos y presas políticas de todos los tiempos por luchar. Hasta que la dignidad se haga costumbre.