El internacionalismo en la práctica

Martes 29 de Noviembre de 2011

Por Radio Mundo Real

egidioMovimiento campesino mundial pierde a uno de sus referentes: Egidio Brunetto

Un accidente de tránsito acontecido este lunes 28 de noviembre se cobró la vida de uno de los principales referentes internacionales del Movimiento de Trabajadoires Rurales Sin Tierra de Brasil y de la Vía Campesina Internacional, Egidio Brunetto.

La consternación recorrió como un escalofrío de frustración Sudamérica, la Cordillera Andina, Centroamérica, y Caribe al conocerse la trágica novedad, motivando una lluvia de mensajes de solidaridad con el MST que perdía así uno de sus más carismáticos líderes, de raíz netamente campesina. Asimismo, decenas de dirigentes de todos los continentes se encaminaron hacia el estado originario de Egidio -cuyo nombre en su raíz griega significa “el que protege”-, Santa Catarina, en el sur de Brasil, para lo que será el funeral del histórico militante del movimiento campesino.



Fausto Torres, miembro de la Comisión Política de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC-Vía Campesina) -en cuya fundación trabajó intensamente en los comienzos de la década de los 90 el propio Egidio Brunetto- dijo a Radio Mundo Real en Managua que el activista brasileño fue uno de los impulsores principales de la Campaña Global por la Reforma Agraria.

Asimismo, fue él quien impulsó la denominación del 17 de abril como Día Internacional de las Luchas Campesinas en homenaje a las víctimas de la Masacre del Dorado de Carajás, en el estado de Pará.

Torres indicó que en momentos en que acontecía esa masacre donde murieron 19 campesinos, Egidio Bruneto se encontraba en una conferencia de la Vía Campesina Internacional e inmediatamente planteó la necesidad de establecer esa fecha como un hito del internacionalismo rural y campesino.

Egidio fue hijo de campesinos brasileños sin tierra del estado de Santa Catarina. Sin embargo, desde hacía años vivía en un asentamiento en Mato Grosso del Sur, en una de las zonas con mayor violencia por parte de empresas y terratenientes hacia el movimiento campesino.

El fallecimiento tuvo lugar este 28 en un accidente automovilístico en la carretera MS 164 que une los municipios de Maracaju y Ponta Porá, cerca de la frontera con Paraguay. Brunetto se dirigía al asentamiento Itamaraty del MST.

La magnitud de la pérdida queda clara al repasar las condolencias enviadas a poco de divulgarse la noticia internacionalmente y que publicara en su página el MST. Por ejemplo, el ex presidente del Brasil, Luiz Inacio Da Silva, Lula, definió a Brunetto como un “ejemplo de militante incansable” en una carta enviada a dicho Movimiento.

La integrante de Amigos de la Tierra Internacional, Karin Nansen, manifestó asimismo la consternación por la pérdida de este referente campesino y compañero de años de construcción política entre esa federación ambientalista y el MST-Vía Campesina.

Un recuerdo desde Managua

La mañana del martes 29 de noviembre fue de recordación y homenaje para la veintena de latinoamericanos y latinoamericanas reunidos en la I Escuela de Formación de Comunicadores y Comunicadores de la CLOC-Vía Campesina y organizaciones aliadas que se realiza por estos días en la capital nicaragüense.

Comunicadores de la Comisión Pastoral de la Tierra (primera organización de la que hizo parte Egidio), del periódico Brasil de Fato y de la Brigada Audiovisual del MST, provenientes de Brasil recordaron en la mística matinal el legado del dirigente con la lectura de un poema en su homenaje. Y compartieron sentidas palabras de despedida con quienes han sido sus compañeros de formación en la última semana.

“En el día de hoy queremos recordar con dolor y homenaje a un compañero del Brasil muy especial para todos nosotros y todas nosotras”, comenzó diciendo Felipe Canova, cineasta de la brigada sin tierra que animó algunos talleres sobre producción audiovisual en el marco de la Escuela.

La instancia de formación, que se definió como un objetivo cumplido dentro de las resoluciones del V Congreso de la CLOC, resolvió extender asimismo su solidaridad con el MST y los amigos y familiares de Egidio, dijo a Radio Mundo Real Leonardo Peña Sánchez, de la Vía Campesina El Salvador.

También la periodista de Brasil de Fato, órgano de prensa popular alternativo de Brasil, Joana Taváres recordó a Egidio como alguien “firme en el trato, pero también cariñoso y solidario con todos y todas nosotras”. “Toda su generación… y Egidio en particular fue una generación muy inspiradora para los que luego nos sumamos al movimiento campesino desde las ciudades, desde la academia, desde el periodismo”, dijo Joana.

Recordó que pese a ser uno de los referentes internacionales del MST y de haber viajado intensamente trabajando en articulaciones de lucha, Egidio no hablaba otras lenguas sino el portugués, “pese a lo cual trabajó muchísimo y siempre logró hacerse entender y sus puntos de vista fueron siempre valorados por los campesinos de otros países”.

“Siempre solía decir a los compañeros que hacían parte de las misiones y brigadas internacionalistas que el MST realizaba esas acciones para compartir, no para enseñar sino para aprender”, recordó, Emocionada, Joanna.

La articulación internacional, en efecto, parecía ser un punto de obsesivo interés en el pensamiento del líder brasileño.

En un artículo publicado con motivo de los 25 años del MST brasileño y refiriéndose al internacionalismo campesino, Brunetto manifestaba la necesidad de “desarrollar una práctica cotidiana consecuente” con dicho principio. “Especialmente ahora que completamos (como MST) un cuarto de siglo y que ya vivimos la fase del auge revolucionario, la caída del socialismo con el ascenso del neoliberalismo y, ahora, una gran crisis del capitalismo”, decía en esa oportunidad Egidio.

Un militante difícil de sustituir. Sin duda uno de los indispensables.

Foto: mst.org.br

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Despedida

Para Egídio, que em grego, é “aquele que protege»

egidioA Terra hoje se alegra por receber de volta quem a cuidou e protegeu

Como um fruto que amadureceu no galho

Traz a doçura e as sementes para entregar à mãe, aquilo que é seu.

Mas, se ganha a Terra em doçura e qualidade

A humanidade perdem, em ternura e simplicidade.

Perdem os camponeses do mundo

Um criador de gestos tão profundos

 

Que se guiaram pela solidariedade.

Perdem os movimentos um pouco da paixão;

Perdem os militantes um dedicado irmão

E a classe toda um exemplo de humildade.


Mas não se perde tudo ao morrer

Ganha-se a herança das belas coisas feitas.

O que até aqui pertence somente ao construtor

Agora é de todos em forma de valor.


Ficam lições a serem apreendidas

Ficam memórias a serem recordadas

Ficam virtudes a serem imitadas.


Fica a honra de tê-lo tido como companheiro

Um destacado e pioneiro

Nas relações internacionais.

Viajou o mundo sem saber os idiomas

Levou mensagens trouxe ensinamentos


Trocou sementes, ânimo e alimentos

Mantendo sempre as relações cordiais.

Se os movimentos camponeses têm hoje unidade

Se deve a esta postura de humildade

Que sempre esteve em pauta, mesmo sem discussão.


Deve-se a ti, a herança afetiva

A teimosia e a insistência combativa

De sempre amar e honrar em qualquer parte do mundo


A luta, a liberdade e a revolução.

A história segue; seguimos o cultivo

Você, de algum modo continuará vivo

E acompanhando as gerações de lutadores.


Quando o futuro chegar em meio as flores

E as crianças sorrirem livremente

Saberemos, que através da prática dos valores

Você jamais deixou de estar presente.


Ademar Bogo

Bahia, 29 de novembro de 2011

 

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Comunicado del MST de Brasil


Lunes 28 de Noviembre de 2011

Es con un profundo sentimiento de tristeza y gran pesar que informamos la pérdida del compañero Egidio Brunetto, dirigente del MST que desarrollaba sus actividades militantes en el estado Mato Grosso do Sul, en un accidente automovilístico, que se produjo este lunes por la tarde (28/11) cuando se dirigía al asentamiento Itamarati, ubicado en el interior del estado.

Egidio fue un ser humano muy especial, hijo de campesinos sin tierra, trabajó desde su niñez en el campo, en su juventud inició su militancia en la Pastoral de la Tierra en la región de Xanxerê, estado de Santa Catarina, convirtiéndose en militante del MST en los años 80, contribuiendo a la organización del movimiento en todo el país y las luchas de los campesinos por la tierra, reforma agraria y el cambio social.

Militante ejemplar, siempre estaba atiento a los problemas de cada miembro de la organización. Fue siempre una persona generosa y solidaria con todos y todas.

Egidio empuño la bandera del internacionalismo y de la solidaridad con la lucha de la clase trabajadora nacional e internacional, fue responsable de la relación entre el Movimiento Sin Tierra y las organizaciones campesinas en América Latina y en el mundo. Egidio contribuyo en la construcción siendo uno de los fundadores de la CLOC y Vía Campesina.

El MST y el pueblo brasileño pierde un gran compañero y un gran ser humano, un guerrero Sin Tierra que caminó por el mundo construyendo alianzas con la clase trabajadora.

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Solidaridad con el Movimiento de Trabajadores Sin Tierra de Brasil

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Lunes 28 de Noviembre de 2011

Con profundo dolor y sentimiento hemos recibido la noticia del fallecimiento de compañero Egidio Brunetto, dirigente del Movimiento Sin Tierra de Brasil, miembro de la CCI de la Vía Campesina y Fundador de la CLOC-LVC.

Como Coordinadra Latinoamericana de Organizaciones del Campo, CLOC- Vía Campesina, nos solidarizamos con el MST de Brasil, y con todos los amigos, familiares y allegados, por esta lamentable perdida.

El compañero Egidio dedicó su vida a la lucha y a la militancia, constituyéndose en un ejemplo para todas y todos los que somos parte de la CLOC- La Vía Campesina, por lo que es nuestra responsabilidad continuar con el camino trazado por compañeros y compañeras que nos han dejado grandes y profundas enseñanzas.

Físicamente el compañero ya no se encuentra con nosotros, pero siempre será parte de nuestro movimiento pues su entrega y su decisión ha significado para los pueblos la posibilidad de internacionalizar nuestras luchas.

“Somos como la paja del páramo, que se corta y vuelve a crecer, y de paja de páramo cubriremos el mundo”

Dolores Cacuango

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25 de Novembro: Dia de luta contra a violência à Mulher!

O dia 25 de novembro é uma data importante para Movimento de Mulheres Camponesas -MMC, que se organiza de diferentes formas (debates, manifestações, encontros, distribuição de folhetos) para dizer: Basta de violência contra as mulheres!

A violência é uma prática cada vez mais visível em todos os âmbitos da vida humana, causando muita dor, sofrimento e lágrimas, ferindo a dignidade e a vida de muitas pessoas.

A violência é sempre uma demonstração de poder contra uma pessoa, grupos, comunidades ou classe social e com impactos danosos para a humanidade. Contudo, ela se apresenta de forma diferenciada para homens e mulheres.

A violência masculina contra a mulher é fruto do modelo patriarcal de sociedade, onde as relações pessoais afetivas estão fundamentadas não nos sentimentos e no afeto, mas no principio da propriedade, do controle e do domínio sobre a mulher.

E, é isto que, em via de regra, garante ao homem o poder de violentar uma mulher, uma vez que a considera sua propriedade.

A violência por parte do sistema capitalista patriarcal e a modernidade se expressam em todas as esferas da vida das mulheres e acaba se reproduzindo no cotidiano como algo natural. A naturalização da violência contra as mulheres traz consigo o domínio do homem sobre o corpo da mulher, que é encarada como objeto que tem que servir, dar prazer e obedecer ao homem. Todas estas questões fazem parte da vida diária da grande maioria das mulheres no mundo. É preciso romper com esta naturalização. Cartilha: Las Campesinas y los campesinos del mundo decimos: Basta de Violência contra las mujeres!

Participe das atividades do Movimento de Mulheres Camponesas

que ocorrerão nos estados:

Santa Catarina – Acontece um seminário de reflexão de 25 a 27 de novembro. Nesta atividade farão análise de conjuntura, debate sobre o fim da violência contra s mulheres e a Lei Maria da Penha, também refletirão nestes dias, sobre a importância da produção de alimentos saudáveis e diversificados. A programação está na integra no site.

Rio Grande do Sul – Dia 25 de novembro – Dia Internacional da Não-Violência contra as mulheres, partir das 14:00 horas na Praça Central Marechal Floriano Peixoto com atividades como: Telão com DVD de músicas da lei Maria da Penha, Panfletagem, Saco para denúncias anônimas e apresentação de simbologias sobre violência.

Paraná – As mulheres farão no dia 24 e 25 de novembro, em Cascavel e Francisco Beltrão, distribuição de materiais de conscientização sobre o fim da violência contra as mulheres.

Mato Grosso do Sul – Haverá uma audiência pública dia 25 de novembro, no Plenário Júlio Maia, da Assembleia Legislativa para denunciar a violência contra os povos indígenas de Amambaí, com o assassinato do líder Nisio e de tantas mulheres do campo, da floresta, e dos quilombos. Nesta oportunidade estarão reunidos as forças sociais e políticas, reforçando o repúdio e a indignação do povo de Mato Grosso do Sul.

Pará – Acontece uma mobilização em frente o Fórum da cidade de Tucurui com entrega de panfletos referente ao combate à violência e entrega de uma lista de nomes de mulheres assassinadas nos últimos 2 anos.

Sergipe – No dia 01 de dezembro acontece, em Neópolis uma audiência pública reunindo em torno de 200 mulheres, para debater a atual situação de violência que as mulheres nem sofrendo e o dia internacional da Aids.

Roraima – Farão entrega de materiais conscientizando a população sobre a violência contra as mulheres e debate nos meios de comunicação sobre a Lei Maria da Penha.

Espírito Santo – Realizam a distribuição de panfletos, em frente o posto de saúde e no centro da cidade, com informações do dia 25 de novembro e sobre a Lei Maria da Penha. A atividade será no município de Nova Venécia, reunindo em torno de 300 pessoas.

Basta de violência contra as mulheres!!!

 

 

 

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Declaración de la Conferencia ¡Detengamos el acaparamiento de tierras, ya!

Nyeleni, noviembre 2011

Nosotros, campesinas y campesinos, pastores, pueblos indígenas y nuestros aliados reunidos en Nyeleni del 17 al 19 de noviembre de 2011, hemos venido de todas partes del mundo para compartir por primera vez nuestras experiencias de lucha contra el acaparamiento de tierras. El año pasado apoyamos el Llamamiento de Kolongo de las organizaciones campesinas de Malí que han tomado el liderazgo en organizar la resistencia local al apoderamiento de las tierras campesinas en Africa. Hoy, hemos venido a Nyeleni a dar respuesta al Llamamiento de Dakar que convoca una alianza global contra el acaparamiento de tierra pues estamos decididos a defender la soberanía alimentaria, los bienes comunes y el derecho a los recursos naturales de los/as productores/as de alimentos a pequeña escala.

En Malí, el gobierno se ha comprometido a entregar 800 mil hectáreas de tierra a inversionistas empresariales. Se trata de tierras que han pertenecido a las comunidades durante generaciones, incluso siglos, mientras que el Estado de Malí existe sólo desde los años 1960. Despojar a las comunidades de sus tierras es una violación de sus derechos históricos y consuetudinarios.

El acceso seguro y el control de la tierra y los recursos naturales están íntimamente ligados al disfrute de los derechos consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos – y en otros tratados regionales e internacionales – tales como el derecho a la libre determinación, el derecho a un estándar adecuado de vida, a vivienda, a alimentación, a salud, a la cultura, la propiedad y la participación. Constatamos con suma preocupación que los Estados no cumplen con sus obligaciones en esta materia y ponen los intereses de negocios por encima de los intereses de los pueblos.

 

El acaparamiento de tierras es un fenómeno global promovido por las élites y los inversionistas locales, nacionales y transnacionales, y los gobiernos con el objetivo de controlar los recursos más preciados del planeta. Las crisis alimentarias, financieras y climáticas globales han desatado un apuro entre inversionistas y gobiernos pudientes por adquirir y apropiarse tierras y recursos naturales ya que éstos son los únicos puertos a salvo que quedan para garantizar rendimientos financieros. Fondos de pensiones y otros fondos de inversión se han convertido en poderosos actores en el acaparamiento de tierras, al mismo tiempo que sigue habiendo guerras para apoderarse del control de las riquezas naturales. El Banco Mundial y los bancos regionales de desarrollo están facilitando el acaparamiento de la tierra y el agua al promover políticas y leyes convenientes a las corporaciones empresariales, al facilitar acceso a capital y garantías para los inversionistas, y al fomentar un modelo de desarrollo económico extractivo y destructivo. El Banco Mundial, el FIDA, la FAO y la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo han propuesto siete principios que legitiman el acaparamiento de tierra por parte de empresas comerciales y estados inversionistas. Dirigida por varias de las corporaciones transnacionales más grandes, la Alianza por la Revolución Verde en Africa apunta a transformar la agricultura campesina en agricultura industrial y a integrar a los/as campesinos/as a las cadenas globales de valor aumentando así enormemente su vulnerabilidad al despojo de tierras.

El acaparamiento de tierras va más allá de las estructuras imperialistas tradicionales Norte-Sur; las corporaciones transnacionales pueden tener sus sedes en Estados Unidos, Europa, Chile, México, Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Tailandia, Malasia y Corea del Sur, entre otros países. Se están acaparando tierras en Asia, África, las Américas y Europa para la agricultura industrial, las plantaciones forestales, la minería, los proyectos de infraestructuras, los embalses, el turismo, los parques naturales, la industria, la expansión urbana y los fines militares. Pueblos indígenas y minorías étnicas están siendo expulsadas de sus territorios por fuerzas armadas, aumentando su vulnerabilidad y en algunos casos incluso resultando en su esclavización. Las falsas soluciones de mercado al cambio climático están creando nuevas formas de alienar a las comunidades locales de sus tierras y recursos naturales.

Apesar del hecho que las mujeres producen la gran mayoría de los alimentos en el mundo, y de que son responsables del bienestar familiar y comunitario, las estructuras patriarcales existentes siguen provocando que ellas se vean despojadas de las tierras que cultivan y de su derecho a los recursos. Teniendo en cuenta que la mayoría de campesinas no tienen derechos a la tierra seguros y legalmente reconocidos, están particularmente expuestas a sufrir desalojos.

La lucha contra el acaparamiento de tierras es una lucha contra el capitalismo, el neoliberalismo y contra un modelo económico destructivo. Los testimonios de nuestras hermanas y hermanos de Africa del Sur, Brasil, Burkina Fasó, Colombia, Francia, Ghana, Guatemala, Guinea Bissau, Honduras, India, Indonesia, Malí, Mauritania, Mozambique, Nepal, Níger, República Democrática de Congo, Senegal, Tailandia y Uganda, nos mostraron cómo el acaparamiento de tierras amenaza a la agricultura familiar a pequeña escala, la naturaleza, el medio ambiente y la soberanía alimentaria. El acaparamiento de tierras desplaza y dispersa a las comunidades, destruye las economías locales y el tejido socio-cultural y pone en peligro las identidades de las comunidades, ya sean de campesinos/as, pastores/as, pescadores/as artesanales, trabajadores/as, dalits o pueblos indígenas. Los que se alzan para defender sus derechos están siendo golpeados, encarcelados y asesinados. No hay forma alguna de mitigar los impactos de este modelo económico y las estructuras de poder que lo promueven. Nuestras tierras no están en venta ni para el arriendo.

Pero no estamos vencidos. A través de la organización, la movilización y la unidad en nuestras comunidades, hemos sido capaces de parar el acaparamiento en muchos lugares. Además, nuestras sociedades reconocen cada vez más que la agricultura familiar y la producción de alimentos en pequeña escala es el modelo más sostenible desde el punto de vista económico, social y ambiental de usar recursos y garantizar el derecho a la alimentación para todos/as.

Recordando el Llamamiento de Dakar, reiteramos nuestro compromiso a resistir al acaparamiento de tierras con todos los medios posibles, a apoyar a todos aquellos y aquellas que luchan contra los acaparamientos de tierra y a ejercer presión sobre los gobiernos nacionales y las instituciones internacionales para que cumplan sus obligaciones con los derechos de los pueblos. Nos comprometemos específicamente a:

Organizar a las comunidades rurales y urbanas contra todas las formas de acaparamiento de tierras.

Reforzar las capacidades de nuestras comunidades y movimientos para reclamar y defender nuestros derechos, tierras y recursos.

Reclamar y asegurar los derechos de las mujeres en nuestras comunidades a la tierra y los recusos naturales.

Concientizar a la opinión pública sobre cómo el acaparamiento de tierras está causando una crisis para toda la sociedad.

Construir alianzas entre diferentes sectores y regiones, y movilizar a nuestras sociedades para detener el acaparamiento de tierras.

Fortalecer nuestros movimientos para lograr y promover la soberanía alimentaria y una auténtica reforma agraria.

Para realizar estos compromisos, vamos a desarrollar el siguiente plan de acción:

En lo relativo a la capacitación para organizar la resistencia local:

Informar a nuestras comunidades sobre las discusiones y compromisos de esta Conferencia.

Construir nuestras propias fuentes de información sobre acaparamiento de tierras por medio de documentación de casos, compilación de información relevante y de pruebas sobre procesos, actores, impactos del acaparamiento de tierras.

Asegurar que nuestras comunidades reciban la información que necesitan con respecto a sus derechos, las leyes, las empresas, los contratos, etc., de manera que puedan resistir más efectivamente a los inversionistas y los gobiernos que traten de despojarlos de sus tierras.

Establecer sistemas de alerta temprana para prevenir a las comunidades sobre los riesgos y amenzas.

Fortalecer nuestras comunidades a través de la formación política y técnica, y recuperar nuestro orgullo de ser productores/as y proveedores/as de alimentos especialmente entre la juventud.

Promover los derechos de las mujeres a la tierra y los recursos naturales concientizando nuestras comunidades y movimientos sobre la importancia de respetar y proteger los derechos de las mujeres a la tierra especialmente en sistemas consuetudinarios de tenencia.

Desarrollar y usar los medios de comunicación locales para organizar a los miembros de nuestras comunidades y de otras, y compartir con ellos información sobre el acaparamiento de tierras.

Hacer que nuestros dirigentes cumplan las normas establecidas por nuestras comunidades, y obligarlos a que rindan cuentas ante nosotros, nuestras comunidades y organizaciones.

En lo relativo a la asistencia jurídica de defensa:

Desarrollar nuestros propios sistemas de asistencia jurídica y colaborar con expertos jurídicos y en derechos humanos.

Rechazar todas las formas de violencia y criminalización de nuestras luchas y movilizaciones por la defensa de nuestros derechos.

Trabajar por la liberación inmediata de todas las personas encarceladas por causa de sus luchas en defensa de las tierras y los territorios; realizar urgentemente campañas de solidaridad con todas las personas que sufren conflictos.

En lo relativo a la incidencia y la movilización:

Erigir el 17 de abril como el día global de la movilización contra el acaparamiento de tierras; identificar otras fechas adicionales de movilización para defender la tierra y los bienes comunes.

Elaborar nuestros argumentos políticos para poner en evidencia y desacreditar el modelo económico que fomenta el acaparamiento de tierras, así como los diferentes actores e iniciativas que lo promueven e intentan legitimar.

Establecer un Observatorio Popular sobre acaparamiento de tierra para facilitar la compilación de informaciones, comunicaciones, planes de acción, incidencia, investigación y análisis.

Promover los derechos de las mujeres a través de programas de redistribución específicos para mujeres y otras medidas. Promover leyes y políticas que respondan a las necesidades de las mujeres.

Construir alianzas estratégicas con la prensa y los medios de comunicación.

Llevar nuestros mensajes y reivindicaciones a nuestros diputados, gobiernos e instituciones internacionales. Continuar involucrados en el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial y demandando que sus procesos, como el de las Directrices de la FAO sobre gobernanza de la tierra, la pesca y los bosques contribuyan realmente a proteger y promover los derechos a la tierra y los recursos naturales de los/as proveedores/as de alimentos en pequeña escala.

Identificar y enfatizar a nivel local, nacional e internacional los espacios para la acción, la movilización y la construcción de una amplia resistencia social al acaparamiento de tierras.

Planear acciones de protesta contra corporaciones (incluyendo corporaciones financieras), el Banco Mundial y otras bancos multilaterales de desarrollo que se benefician e impulsan el acaparamiento de tierras y recursos naturales. Mantener oposición a los esquemas de auto-regulación del sector privado tales como los principios RAI del Banco Mundial.

Expandir y fortalecer nuestras acciones para lograr y promover la soberanía alimentaria y una auténtica reforma agraria, el reconocimiento de los sistemas consuetudinarios siempre y cuando salvaguarden los derechos de las mujeres, y la realización de los derechos de los/as jóvenes a la tierra y los recursos naturales.

Apoyar el control de los pueblos de sus recursos naturales a través de ocupaciones de tierras, ocupaciones de las empresas y corporaciones inversionistas, protestas y otras acciones de movilización de masas para reclamar sus bienes comunes.

Exigir a nuestros gobiernos que cumplan con sus obligaciones de derechos humanos, que cesen inmediatamente la transferencia de tierras y recursos naturales a inversionistas empresariales, que cancelen los contratos hechos, restituyan las tierras saqueadas y protejan a las comunidades rurales y urbanas del acaparamiento actual y cualquier acaparamiento futuro.

En lo relativo a las alianzas:

Construir redes y alianzas fuertes de organizaciones a todos los niveles – local, regional e internacional – con base en el Llamamiento de Dakar y poniendo a los/as productores/as y proveedores/as de alimentos en el centro de las alianzas.

Forjar alianzas con miembros de los fondos de pensiones para evitar que estos fondos inviertan en proyectos que resulten en acaparamiento de tierras.

Establecer alianzas estratégicas con la prensa y los medios para que transmitan fielmente nuestros mensajes y realidades. Refutar los prejuicios difundidos por la prensa dominantes con respecto a la lucha por la tierra y la reforma agraria en Zimbabwe.

Hacemos un llamamiento a todas aquellas organizaciones comprometidas con estos principios y acciones para que se unan a nuestra Alianza Global contra el Acaparamiento de Tierras que hoy de forma solemne lanzamos aquí en Nyeleni.

¡Globalicemos la lucha! ¡Globalicemos la esperanza!

 

Contactos

Isabelle Delforge

idelforge@viacampesina.org

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Las Campesinas y Campesinos del Mundo decimos: BASTA DE VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES


Nos comprometemos a construir organizaciones y un continente en que mujeres y hombres disfruten relaciones de equidad, respeto y mutuo apoyo

(V Asamblea Continental De las Mujeres del Campo CLOC-VC.)

Afiche_Campaa_Basta_de_Violencia_contra_las_Mujeres-VCLas mujeres de la CLOC- VC alzamos nuestra voz, juntamos nuestras esperanzas, enlazamos nuestras iras, sumamos nuestras fuerzas, nos unimos en la lucha para combatir todo acto de violencia y discriminación contra las mujeres y establecer como de principio fundamental de nuestra lucha r “la igualdad de derechos y del respeto de la dignidad humana”.

Desde la Campaña Internacional de la Vía Campesina por acabar con todas las formas de violencia contra las mujeres en el campo, la articulación de mujeres de la CLOC- VC hemos asumido el 25 de Noviembre, día de la No violencia contra las Mujeres, como una gran jornada de lucha y de enjuiciamiento en todos los ámbitos a sus ejecutores.

Reivindicamos con todas nuestras fuerzas, “el derecho a vivir y a crecer en un entorno seguro, pacífico y digno, donde la tierra y el derechos disfrutarla y trabajarla sea de todas y todos, donde la soberanía alimentaria y el buen vivir de los pueblos de cuenta de papel esencial para su consagración.

 

Es imperante hacer conciencia de que cuando nuestros derechos se ven amenazados o ignorados, nuestra obligación es el denunciarlo y romper el silencio, no continuar apartando la mirada u omitiendo la barbarie que genera las conductas machistas, políticas y económicas de una sociedad capitalista y patriarcal como la que hoy impera en nuestro continente, no queremos ni debemos convertimos en cómplices de la violencia. Movilizándonos contra ella luchamos para erradicarla y para construir una sociedad fundamentada en la igualdad y la justicia.

Hoy 25 de Noviembre y en homenaje a las miles y miles de luchadoras golpeadas, encarceladas, asesinadas o despojadas de sus derechos, como lo establecimos en nuestra IV asamblea continental; nos comprometemos a continuar redoblando nuestra lucha y con más fuerza “Rechazar la arremetida ideológica capitalista y sexista que imponen los medios de comunicación corporativos, que se han convertido en voceros de los intereses del capital y de la derecha. Queremos una región y un mundo libres de todas las manifestaciones de violencia, sea esta sexista, patriarcal, capitalista o imperialista”.

….. Lucharemos sin cesar hasta que “Violencia contra las Mujeres” y las fuerzas combinadas del capitalismo y del patriarcado sean parte del pasado.

BASTA DE VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES

¡¡Mujeres del Campo luchando por la soberanía popular, por la justicia, la vida y la igualdad!!

Vea un video especial en: http://www.youtube.com/watch?v=LKYidMP1KdY



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Argentina: Por una tierra sin condenados

MOCASE

Jueves 24 de Noviembre de 2011

El nuevo documento del espacio de intelectuales y artistas Carta Abierta se pronuncia ante el crimen de Cristian Ferreyra y lo inscribe entre los “hechos que oscurecen un presente promisorio”, sucesos que “corresponden a una epistemología completa de negocios que mantiene cerrado el acceso democrático y posible a la tierra tanto rural como urbana”. También toma posición frente a la situación de Aerolíneas Argentinas.

En medio de las grandes esperanzas, sucede nuevamente el penoso acontecer de la sangre derramada. El asesinato de Cristian Ferreyra es un hecho de inconmensurable gravedad. Afecta nuestras vidas no sólo porque nuestras vidas son de por sí afectadas por una memoria bien conocida, sino porque en cada una de estas muertes inocentes surge a bocanadas el signo de una historia irresuelta e injusta.

Son muertes inocentes no porque en estos luchadores no haya alguna vez un hierro candente en la mano o un puño que se cierre sobre una piedra. Son inocentes porque son muertes que nos siguen diciendo que una porción enorme de la historia argentina ni siquiera en esta época propicia consigue tener un balance templado y equitativo. Esta época no ha sido esquiva en generar justas reparaciones. Por el contrario, sus políticas tienen el signo de una cabal apuesta por la ampliación de la igualdad. Por ello mismo, debe ser propicia para mencionar estos hechos que le son extraños o anómalos.

Ferreyra es un nombre que surge de un anonimato tranquilizador, pero es el nombre de las cosas referidas al hierro, que de repente nos recuerda que somos mortales, seres precarios, que sólo tenemos nuestra muerte para representar toda una época entera con un fogonazo inesperado. Vivimos, en ese sentido, todavía, en una época de hierro o con disyuntivas de hierro. Ferreyra, que era un militante de un movimiento social de autodefensa campesina, representa una larga historia.

Es una historia que se remonta por lo menos al siglo XVII, donde las comunidades indígenas cuyos nombres nos son vagamente familiares o desconocidos –cacanes, calchaquíes, ologastas, lules, vilelas, capayanes, famaifiles, fiambalás, colozacanes, andalgalás, quilmes, pacciocas–, podían entrar en guerra entre sí, aliarse de diversas maneras a los españoles o protagonizar sangrientos levantamientos que el ejército de los colonos españoles reprimía con saña, pero no sin esfuerzo. Es así que en 1632, el cacique Chemilyin pone sitio a ciudades importantes de La Rioja desviando el curso vital de los ríos, y pone cerco a la ciudad de Londres, llamada así en homenaje a la esposa de Felipe II, que era inglesa. Son historias lejanas, que se hablan con nombres extraños y pronunciados en otros idiomas.

Pero el secreto de la historia es que siempre es lejana hasta que un hecho de sangre acerca todo un material que parecía perdido para alimentar una acostumbrada brutalidad, que es milenaria y es también de nuestros días. Cristian Ferreyra habla de las modernas luchas por la tierra y habla también de luchas muy antiguas. No es necesario que imaginemos un pasado pulcro e incontaminado. La guerra y la violencia imperaban entre etnias cercanas, que podían unirse con el español o aliarse contra él. Por eso, sin una noción de lejanía indiscernible y heterogeneidad sorprendente no nos podremos hacer cargo de esa historia. Y debemos hacernos cargo hoy en un sentido reivindicativo respecto de la justa tenencia de las tierras campesinas, el respeto de los bosques y la crítica a una expansión agraria a fuego y escopeta.

Sabemos que esa historia llega hasta nosotros, pero no llega de cualquier manera, sino a través de muchos cortes, disoluciones y desvíos. Llega a través de un hilo frágil e impuro, porque no es una historia de purezas ni de identidades contundentes. Pero llega de una forma dramática cuando ocurre un asesinato, y vuelven nombres que los siglos parecían haber acallado. Son campesinos que tienen su tierra amenazada. Son los campesinos en los que resta aún un filamento étnico muy antiguo. Surge el nombre de la etnia lule, vinculada ahora con el moderno problema de las tierras. Son nombres que reaparecen cuando actúan el capanga, la policía rural dominada por las peores lógicas de los empresarios, pequeños o grandes de la tierra, vinculados con una irresponsable clase política; son nombres de pueblos y de lenguas muchas veces extinguidas, o con pobres vestigios que llegaron hasta nosotros, como los sanavirones, los tonicotes, los diaguitas, que en muchos casos conocían rudimentos de metalurgia, como parte de la gran civilización del maíz y del zapallo, del algarrobo y del chañar.

Algunas de ellas son palabras legadas por estas culturas, otras provienen del nombre que le sobrepuso el idioma que hablamos a otros idiomas que se han perdido, pero vuelven a tocar nuestras puertas con un mensaje inequívoco, donde pueblos antiguos que se llamaban de modos que hoy ya no son audibles, vuelven por lo suyo bajo una denominación genérica que estamos en condiciones de comprender muy bien. Porque es el pueblo argentino, hecho de la fusión de miles de otros pueblos, y que se elige ahora con ese nombre también para señalar que la expresión pueblo argentino, entre tantas otras significaciones, es un resumen de tareas pendientes, reformas sociales profundas, esperanzas en una nueva sociedad.

Tiene que ser en esta época y no en una próxima estación nebulosa e indeterminada, que se solucione el problema de tierras en la Argentina y que se consideren los planes agroalimentarios no como sinónimo de desbaratamiento de los montes sino de soberanía alimentaria. Es un problema multisecular, que queda en penumbras hasta que un asesinato lo ilumina. Del mismo modo, el asesinato de Mariano Ferreyra iluminó como una chispa al costado de las vías, la realidad oscura de la tercerización. La superposición de nombres es casual, la acumulación histórica de los problemas no lo es.

En ciertos aspectos, muchas comunidades campesinas del país son ahora contemporáneas de los encomenderos, de la mita y del yanaconazgo. Pero también son contemporáneas de las grandes utopías arcaicas, como el regreso al ayllu, a la Nación Calchaquí o el Reino de los Quilmes, que forman parte de un lenguaje posible pero quizás reacio a ver las grandes herencias de injusticia reparadas a la luz de lo que les debe ahora la nación moderna. No obstante, hay que decir que la expansión de la frontera sojera no es sólo una forma de la economía, sino también puede ser en estos casos la expansión de la propiedad por la sangre.

La avidez de un capitalismo depredador, la irresponsabilidad de inescrupulosos empresarios que siquiera son grandes propietarios, vive su Medioevo de conquista con esbirros que eligen el camino del victimario porque saben que ellos son también víctimas potenciales. El gran capitalismo agropecuario tiene su mirada en la Bolsa de Chicago, en las operaciones políticas de gran escala, en los secretos de los gabinetes químicos que perfeccionan la semilla transgénica, nuevo padrenuestro de una teología que sin tener santidad tiene a Monsanto, mientras empresarios voraces, pioneros cautivos de un clima de mercantilización de todas las relaciones humanas, se comportan como forajidos de frontera, escapados de otra época, pero tiñendo de una agria tintura este momento histórico que aunque les es heterogéneo, caen en la incongruencia de querer apropiarlo.

Cada vez que recibimos noticias infaustas, como la muerte de un miembro de la etnia Qom, de las muertes del Parque Indoamericano o las que corresponden al Ingenio Ledesma, parecen hojas lejanas de periódicos escritos por un alucinado que equivocó la periodicidad histórica. Pero no, son hechos que oscurecen nuestro presente, este mismo presente promisorio, con una lógica única e implacable: son una estructura de procedimientos insociales. Corresponden a una epistemología completa de negocios que mantiene cerrado el acceso democrático y posible a la tierra tanto rural como urbana, que comienza con genéricos intereses que podrán hablar de “sociedad del conocimiento” o “biocombustibles”, mientras una disputa por 17 hectáreas de una empresa que posee 160 mil causa tres muertes. Recordemos aquella ocasión: murieron dos ocupantes de tierras, uno de ellos apellidado Farfán y un policía, también Farfán, sin parentesco con el anterior. Hay una doble certeza aquí. Primero, la insensibilidad de los nuevos y grandes negocios que han tomado a la vieja industria de la caña de azúcar, que es un caso que tiene diferencias con la soja, pero muchas semejanzas, generando un capitalismo que fabrica combustibles con lo que anteriormente se producían materias primas alimenticias, que en el aspecto de las relaciones laborales reitera muchas conductas de la época de Patrón Costas. Y segundo, que las luchas por la tierra, tan viejas como la historia de la humanidad, enfrentan a pobladores con policías patronales, en escaramuzas lamentablemente muy frecuentes, donde mueren los hijos de la tierra, extrañados de ella ya sea porque son expulsados por los sicarios de la nueva renta agraria en complicidad con jueces o mandos policiales y políticos, o porque deben vestir el uniforme de los que son enviados a la primera fila de la represión. De allí que los más viejos apellidos de la historia de estas tierras puedan llegar a matarse entre sí, como parte de una oscura astucia de la razón capitalista.

Debe darse fin a esta situación con una nueva ley de tierras ecuánime y democrática, que las mida con los teodolitos de la justicia social, esos mismos teodolitos que empleó el ingeniero Raúl Scalabrini Ortiz y más atrás en el tiempo, el ingeniero Germán Ave Lallemant, ingenieros sociales y medidores de tierras al servicio de los pueblos. Una ley que frene la especulación, reconozca los derechos de los antiguos pobladores y cree una nueva conciencia colectiva respecto de una productividad que se equilibre con la naturaleza y no que la deprede sistemáticamente. No es aceptable que crímenes que ya asumen un carácter serial no tengan adecuado tratamiento por el hecho de que, en su ramificación ostensible, afecten a miembros de las clases políticas que mientras juegan con ademanes clientelistas, con una prestidigitación complementaria, protegen los grandes o medianos negocios con las brigadas policiales que deberían cuidar el usufructo equitativo de la tierra.

Ya muchas organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos, como el CELS, el Movimiento Evita y La Cámpora, se han pronunciado. Las muertes que puntúan este período político, más dolorosas porque son en éste y no en otro, son alusiones de sangre a problemas irresueltos de la misma estructura histórica de este pedazo universal de tierra que llamamos Argentina. Algunos son problemas recientes, como los que provinieron del desguace ferroviario y la conversión en vidas precarias de miles de trabajadores que comenzaron a llamarse precarizados. La Argentina no puede ser un país que fabrique vidas precarias mientras habla de nuevas posibilidades tecnológicas.

Otros problemas tienen una complejidad propia de la escena que sabemos interpretar y festejar como propia de un horizonte nuevo. Los dilemas entre la gestión de Aerolíneas, que apoyamos, y la acción de estamentos laborales cristalizados es un tipo de conflicto nuevo que debe contar también con nuevas definiciones. El ámbito que afirma y acoge hoy a millones de esperanzas en el cambio debe llevar a una sociedad más justa y despojada de sus viejas ataduras de coerción, que también tiene su correlato en toda clase de trabazones mentales.

No es fácil darle nombre al tipo de sociedad que queremos, y ciertamente, ese nombre nuevo aparecerá cuando se pronuncie colectivamente, en el interior de la conciencia de miles y miles de personas, y en el interior de un gran autodescubrimiento colectivo. Por el momento, tenemos que pensar que cada uno de estos conflictos dirige nuestra atención a cuestiones urgentes: a darles facultad soberana territorial a los movimientos sociales que expresan viejas reivindicaciones campesinas, alargando la mirada sobre los problemas de subsistencia de poblaciones enteras cuando la lógica del agronegocio no tiene contenciones; y por otro lado, a crear un horizonte político que con más sabiduría pueda intervenir en conflictos como el de Aerolíneas, donde viejas fuerzas reaccionarias siguen al acecho, esperando demostrar que una generación nueva no es apta para gestionar en altos niveles de responsabilidad política y tecnológica. Pero esa capacidad ya ha sido demostrada, ahora hay que demostrar entre todos que cuando decimos que hay cosas que faltan, no sólo se trata de problemas conocidos o deducibles de lo que quedó pendiente de un trayecto anterior. Lo que falta no es un problema de restas y sumas, sino de imaginación política. Son problemas que muchas veces no tienen definición adecuada en nuestro lenguaje y que no se descubren tan magnánimamente ante nuestra supuesta destreza política. Son problemas que aparecen muchas veces, desdichadamente, bajo el rostro del asesinato social, comprimidos en los pliegues históricos mal ensamblados del país, como placas tectónicas que se desacomodan y que apenas nos dejan ver un hecho de sangre, que significa mucho más que la crónica policial con la que muchos intentan encubrirlo.

Al principio de la esperanza no lo asegura ninguna ley ni está escrito con marcas de hierro por la historia. Vive apenas en la imaginación colectiva y es frágil, aunque cuando se reconoce en millones tiene la fuerza de un llamado. A partir de allí comienza la política, dándoles a la gestión y a las tecnologías las virtudes de un frente social novedoso que las recubra con los contenidos de eticidad de las democracias avanzadas, y si estas definiciones sirven, será para poder pensar e inscribir en nuestra esperanza de cambio tanto a la defensa de la empresa pública de aeronavegación como a los condenados de la tierra.

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Narco soja: campesino del MOCASE asesinado por parapoliciales

Miércoles 23 de Noviembre de 2011

La adicción económica y política al modelo sojero es el trasfondo de estos crímenes que violan leyes, constituciones, tratados internacionales y, sobre todo, vidas.»

Cristian Ferreyra, 22 años, murió desangrado tras recibir un escopetazo en la pierna disparado por Javier Juárez, uno de los matones a sueldo de los sojeros de Santiago del Estero. Cristian estaba en su casa del paraje San Antonio con dos de sus compañeros del MOCASE-Vía Campesina, esperando hacer una asamblea allí mismo en la que la comunidad debía debatir cómo defenderse del avance de topadoras, sojeros, políticos y parapoliciales, que tienen prácticamente sitiada a la comunidad de 25 familias que viven en 2.000 hectáreas e integran el Movimiento Campesino de Santiago del Estero.

Allí llegaron Javier y Arturo Juárez, definidos por el MOCASE como “mercenarios contratados por el terrateniente José Ciccioli”. Resultó herido Darío Godoy, también integrante del MOCASE, y un tercer campesino fue gravemente golpeado. El MOCASE convocó hoy a las 9 de la mañana a una marcha en el centro de Santiago, y a las 11 de la mañana una en el Obelisco de Buenos Aires.

Terratenientes + gobierno

En diálogo con lavaca desde Santiago del Estero, Carlos Orellana, vecino de Cristian e integrante del MOCASE explicó: “Estamos defendiendo el lugar donde vivimos. Viene gente de los empresarios, matones, y ahora están contratando también a campesinos que se prestan para que haya estas cosas que ocurren: muertes, violaciones. Nos tenemos que organizar para que haya justicia. Es nuestra tierra ancestral. El gobierno está con este capitalismo, con los terratenientes”. Orellana se refiere al gobierno provincial del radical kirchnerista Gerardo Zamora, y al nacional. “No nos respetan, por eso nos hacen la guerra, para quedarse con la tierra y destruirla”.

La comunidad San Antonio está a 60 kilómetros de Monte Quemado, y forma parte de la Central Campesina Copo Alberdi (CCCOPAL) donde está también el pueblo indígena Lule Vilela. Son 816 familias que se autoabastecen y crían ganado en un territorio de 75.000 hectáreas pretendido por gobierno y terratenientes para ampliar el desierto sojero.

Guerra declarada, 1 año después

En agosto José Cuellar –cuñado de Cristian- había sido detenido sin causa por la policía de Monte Quemado, el municipio más cercano (a 60 kilómetros). En septiembre, la radio Pajsachama (del MOCASE) había sido atacada y destruida con bombas molotov. La quema de ranchos y pertenencias, denunciada por el MOCASE, se venía convirtiendo en costumbre cotidiana.

El problema no es estrictamente santiagueño, a poco que se recuerde que se está por cumplir un año, el 23 de noviembre, de la represión y quema de 16 ranchos de los qom en Formosa, episodio en el que la policía mató al qom Roberto López. La semana pasada los indígenas de la comunidad La Primavera volvieron a ser agredidos: un hijo y un nieto de Félix Díaz fueron baleados, con menos puntería.

Tampoco se trata de una casualidad, sino de algo sistemático. El MOCASE viene plantándose hace 21 años como organización campesina, sufriendo toda clase de represiones en toda clase de gobiernos. (Ver nota relacionada: La peste soja. Viaje al corazón del MOCASE)

Adicción

La adicción económica y política al modelo sojero es el trasfondo de estos crímenes que violan leyes, constituciones, tratados internacionales y, sobre todo, vidas. Una curiosidad: el desmonte en los parajes santiagueños–según denunció el MOCASE- fue autorizado por la Dirección de Bosques y Fauna provincial. La asamblea de San Antonio iba a denunciar a esa Dirección.

Esta “normalidad” provincial provocó que el MOCASE (que ha tenido acuerdos con ciertas políticas del oficialismo nacional) saliera a cortar rutas como la 34, el año pasado, en demanda de que se le reconozcan la tierra que ocupan, de justicia, y de fin de los atropellos todos temas ignorados por la autodenominada prensa nacional. Aquella vez el corte duró más de un mes.

Cristian será enterrado este 18 de noviembre. Tenía un hijito de 2 años. Era de los que había decidido quedarse en su tierra. Su asesino aún no había sido apresado. Orellana dice: “Tenemos que organizarnos para que no nos sigan matando, y la tierra sea nuestra”.

Fuente: La Vaca

 

 

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