¿Sabías que? En abril del 2015 se creó el primer Congresito de la CLOC-VC, un espacio exclusivo para las niñas y niños que llegaron con sus familias a participar de las jornadas de lucha en el marco del VI Congreso de la CLOC-VC en Buenos Aires, Argentina.
Con este precedente durante el VIII Congreso de la CLOC que se celebrará en diciembre 2025 en México, tendrá lugar el segundo Congresito de las Infancias de la CLOC bajo la consigna: ¡Infancias del campo sembrando semillas por la Soberanía Alimentaria!
La Habana,19 de noviembre de 2025. Año 67 de la Revolución.
La Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), expresa la más firme e incondicional solidaridad con el hermano pueblo y el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela. Ante el reciente y provocador despliegue militar del gobierno de los Estados Unidos en aguas del Mar Caribe, los asociados, cuadros y trabajadores de la ANAP, elevamos nuestra voz de protesta y exigencia. Esta acción belicista constituye una flagrante violación del Derecho Internacional, de la soberanía de las naciones en la región y una amenaza directa a la paz y la estabilidad de toda la Patria grande.
Este despliegue armado es un acto de intimidación y hostilidad contra Venezuela, destinado a desestabilizar a un país soberano y a sabotear su derecho a la autodeterminación. El campesinado cubano rechaza enérgicamente estas prácticas propias de una época colonial que creíamos superada, donde las potencias extranjeras pretendían dictar el destino de una nación.
Recordamos al gobierno de los Estados Unidos y a la comunidad internacional el mandato histórico y unánime de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), proclamado en su II Cumbre en La Habana, en 2014, que declaró a América Latina y el Caribe como Zona de Paz, libre de injerencias, intervenciones militares y amenazas externas.
Por ello, los campesinos cubanos, que han sido testigos de nuestra propia lucha por la soberanía e independencia, exigimos: el desmontaje inmediato, definitivo e incondicional de todo despliegue militar estadounidense en el Caribe y sus alrededores. El cese de todas las acciones de presión, bloqueo económico y agresión contra la hermana República de Venezuela. El respeto al principio de autodeterminación de los pueblos y a la Carta de las Naciones Unidas. El pleno y total cumplimiento de la Proclamación de América Latina y el Caribe como Zona de Paz.
Los hombres y mujeres del campo de Cuba, reafirmamos nuestro compromiso con la integración latinoamericana, la defensa de la soberanía nacional y el respeto mutuo entre naciones. Nuestra solidaridad con Venezuela es la misma que hemos recibido en los momentos más difíciles. Hoy, como ayer, decimos con firmeza: Venezuela no está sola.
La paz no se negocia, se defiende. La soberanía no se claudica, se ejerce. Por la Paz, la Soberanía y la Dignidad de nuestra América. Viva Venezuela soberana. Viva la solidaridad entre los pueblos. ¡Hasta la victoria siempre!
Nosotrxs, desde la Cumbre de los Pueblos, reunidxs en Belém do Pará, en la Amazonía brasileña, del 12 al 16 de noviembre de 2025, declaramos a los pueblos del mundo lo que hemos acumulado en luchas, debates, estudios, intercambios de experiencias, actividades culturales y testimonios, a lo largo de varios meses de preparación y en estos días aquí reunidxs.
Nuestro proceso reunió a más de 70.000 personas que conforman movimientos locales, nacionales e internacionales de pueblos originarios y tradicionales, campesinxs, indígenas, comunidades quilombolas, pescadorxs, extractivistas, recolectorx de mariscos, trabajadorxs urbanos, sindicalistas, personas sin hogar, crujidores de nuez de babaçu, comunidades terreiro, mujeres, la comunidad LGBTQIAPN+, jóvenes, afrodescendientes, personas mayores, habitantes de la selva, del campo, de las periferias, de los mares, ríos, lagos y manglares. Nos hemos comprometido a construir un mundo justo y democrático, con bienestar para todos. Somos unidad en la diversidad.
El auge de la extrema derecha, el fascismo y las guerras en todo el mundo exacerban la crisis climática y la explotación de la naturaleza y los pueblos. Los países del Norte global, las corporaciones transnacionales y las clases dominantes son los principales responsables de estas crisis. Reconocemos la resistencia y nos solidarizamos con todos los pueblos que son cruelmente atacados y amenazados por las fuerzas del imperio estadounidense, Israel y sus aliados europeos. Durante más de 80 años, el pueblo palestino ha sido víctima de genocidio perpetrado por el Estado sionista de Israel, que ha bombardeado la Franja de Gaza, desplazado por la fuerza a millones de personas y asesinado a decenas de miles de inocentes, en su mayoría niños, mujeres y ancianos. Condenamos enérgicamente el genocidio perpetrado contra Palestina. Ofrecemos nuestro apoyo y solidaridad a quienes resisten con valentía y al movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS).
Al mismo tiempo, en el Mar Caribe, Estados Unidos intensifica su presencia imperial. Lo hace mediante la expansión de operaciones conjuntas, acuerdos y bases militares, en connivencia con la extrema derecha, bajo el pretexto de combatir el narcotráfico y el terrorismo, como en el caso de la recientemente anunciada operación «Lanza del Sur». El imperialismo continúa amenazando la soberanía de los pueblos, criminalizando los movimientos sociales y legitimando intervenciones que históricamente han servido a intereses privados en la región. Nos solidarizamos con la resistencia de Venezuela, Cuba, Haití, Ecuador, Panamá, Colombia, El Salvador, la República Democrática del Congo, Mozambique, Nigeria, Sudán y con los proyectos de emancipación de los pueblos del Sahel, Nepal y el mundo entero.
No hay vida sin naturaleza. No hay vida sin ética ni trabajo de cuidados. Por eso, el feminismo es un pilar fundamental de nuestro proyecto político. Situamos el trabajo de reproducir la vida en el centro; esto es lo que nos diferencia radicalmente de quienes pretenden preservar la lógica y la dinámica de un sistema económico que prioriza el lucro y la acumulación privada de riqueza.
Nuestra visión del mundo se guía por el internacionalismo popular, con intercambios de conocimientos y sabiduría que forjan lazos de solidaridad, lucha y cooperación entre nuestros pueblos. Las soluciones reales se fortalecen con este intercambio de experiencias, desarrolladas en nuestros territorios y por muchas personas. Nos comprometemos a impulsar, convocar y fortalecer estas construcciones. Por ello, acogemos con beneplácito el anuncio de la creación del Movimiento Internacional de Personas Afectadas por Represas, Delitos Socioambientales y la Crisis Climática.
Iniciamos nuestra Cumbre de los Pueblos navegando por los ríos amazónicos, cuyas aguas nutren el cuerpo entero. Como la sangre, sustentan la vida y alimentan un mar de encuentros y esperanzas. Reconocimos también la presencia de los seres encantados y otras entidades fundamentales en la cosmovisión de los pueblos originarios y tradicionales, cuya fuerza espiritual guía caminos, protege territorios e inspira luchas por la vida, por la memoria y por un mundo de bienestar.
Tras más de dos años de trabajo colectivo y la celebración de la Cumbre Popular, afirmamos:
El modo de producción capitalista es la principal causa de la creciente crisis climática. Los principales problemas ambientales de nuestro tiempo son consecuencia de las relaciones de producción, circulación y eliminación de bienes, bajo la lógica y el dominio del capital financiero y las grandes corporaciones capitalistas.
Las comunidades marginadas son las más afectadas por los fenómenos meteorológicos extremos y el racismo ambiental. Por un lado, se enfrentan a la falta de infraestructura y de políticas de adaptación. Por otro lado, se enfrentan a la falta de justicia y de reparaciones, especialmente para las mujeres, los jóvenes, las personas empobrecidas y las personas no blancas.
Las corporaciones transnacionales, en connivencia con los gobiernos del Norte global, se encuentran en el centro del poder del sistema capitalista, racista y patriarcal, siendo los principales causantes y beneficiarios de las múltiples crisis que enfrentamos. Las industrias minera, energética, armamentística, agroindustrial y de las grandes tecnológicas son las principales responsables de la catástrofe climática que estamos viviendo.
Nos oponemos a cualquier falsa solución a la crisis climática que perpetúe prácticas dañinas, cree riesgos impredecibles y desvíe la atención de soluciones transformadoras basadas en la justicia climática y el bienestar de los pueblos en todos los biomas y ecosistemas. Advertimos que el TFFF, al ser un programa financiero, no constituye una respuesta adecuada. Todos los proyectos financieros deben estar sujetos a criterios de transparencia, acceso democrático, participación y beneficio real para las poblaciones afectadas.
El fracaso del modelo actual de multilateralismo es evidente. Los delitos ambientales y los fenómenos meteorológicos extremos que causan muerte y destrucción son cada vez más frecuentes. Esto demuestra el fracaso de numerosas conferencias y reuniones mundiales que prometieron resolver estos problemas, pero que nunca abordaron sus causas estructurales.
La transición energética se está implementando bajo la lógica capitalista . A pesar de la expansión de las fuentes renovables, no se ha producido una reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero. La expansión de las fuentes de producción de energía también ha terminado convirtiéndose en un nuevo espacio para la acumulación de capital.
Finalmente, afirmamos que la privatización, la mercantilización y la financiarización de los bienes comunes y los servicios públicos contradicen directamente los intereses de la ciudadanía. En este contexto, las leyes, las instituciones estatales y la gran mayoría de los gobiernos han sido cooptados, moldeados y subordinados a la búsqueda del máximo beneficio por parte del capital financiero y las corporaciones transnacionales. Las políticas públicas son necesarias para impulsar la recuperación de los Estados y hacer frente a las privatizaciones .
Ante estos desafíos, proponemos:
Confrontar las falsas soluciones de mercado. El aire, los bosques, el agua, la tierra, los minerales y las fuentes de energía no pueden seguir siendo propiedad privada ni ser apropiados, porque son bienes comunes del pueblo.
Exigimos que los pueblos participen y asuman un papel protagónico en la construcción de soluciones climáticas, reconociendo el conocimiento ancestral. La multidiversidad de culturas y cosmovisiones alberga sabiduría y conocimiento ancestrales que los Estados deberían reconocer como referentes para la búsqueda de soluciones a las múltiples crisis que azotan a la humanidad y a la naturaleza.
Exigimos la delimitación y protección de las tierras y territorios indígenas, así como los de otros pueblos y comunidades locales , ya que son quienes garantizan la vida del bosque. Exigimos al gobierno la deforestación cero, el fin de los incendios provocados y políticas estatales para la restauración ecológica y la recuperación de las zonas degradadas afectadas por la crisis climática.
Exigimos la implementación de una reforma agraria popular y la promoción de la agroecología para garantizar la soberanía alimentaria y combatir la concentración de la tierra . La gente produce alimentos saludables para erradicar el hambre en el mundo, mediante la cooperación y el acceso a técnicas y tecnologías controladas por la propia población. Este es un ejemplo de una verdadera solución para combatir la crisis climática.
Exigimos la lucha contra el racismo ambiental y la construcción de ciudades justas y periferias dinámicas mediante la implementación de políticas y soluciones ambientales. Los programas de vivienda, saneamiento, acceso y uso del agua, tratamiento de residuos sólidos, reforestación y regularización de tierras deben integrarse con la naturaleza. Reivindicamos la inversión en políticas de transporte público, colectivo y de calidad, con gratuidad. Estas son alternativas reales para abordar la crisis climática en territorios periféricos de todo el mundo, que deben implementarse con la financiación adecuada para la adaptación al cambio climático.
Abogamos por la consulta directa, la participación ciudadana y la gestión popular de las políticas climáticas en las ciudades , para hacer frente a las corporaciones inmobiliarias que han impulsado la mercantilización de la vida urbana. La ciudad en transición climática y energética debe ser una ciudad sin segregación que abrace la diversidad. Finalmente, la financiación climática debe estar condicionada a protocolos que garanticen la seguridad habitacional y, en última instancia, una compensación justa para las personas y las comunidades, con acceso a tierras y viviendas garantizadas, tanto en zonas rurales como urbanas.
Exigimos el fin de las guerras y la desmilitarización . Todos los recursos financieros actualmente destinados a las guerras y a la industria armamentística deben redirigirse a la transformación del mundo. El gasto militar debe dirigirse a la reparación y recuperación de las regiones afectadas por desastres climáticos. Deben adoptarse todas las medidas necesarias para detener y presionar a Israel, exigiéndole que rinda cuentas por el genocidio cometido contra el pueblo palestino.
Exigimos reparaciones justas e íntegras por las pérdidas y los daños infligidos a los pueblos por proyectos de inversión destructivos, represas, minería, extracción de combustibles fósiles y desastres climáticos. Exigimos también que los responsables de los crímenes económicos y socioambientales que afectan a millones de comunidades y familias en todo el mundo sean procesados y castigados.
El trabajo que implica la reproducción de la vida debe ser visible, valorado y comprendido como lo que es: trabajo. Además, debe compartirse con la sociedad y el Estado. Este trabajo es esencial para la continuidad de la vida humana y no humana en el planeta. Esto también garantiza la autonomía de las mujeres; si bien no se las puede responsabilizar individualmente del cuidado, sus contribuciones deben ser consideradas: nuestro trabajo sostiene la economía. Aspiramos a un mundo con justicia feminista, autonomía y participación de las mujeres.
Exigimos una transición justa, soberana y popular que garantice los derechos de todos los trabajadores, así como el derecho a condiciones de trabajo dignas, la libertad sindical, la negociación colectiva y la protección social. Consideramos la energía un bien común y abogamos por la superación de la pobreza y la dependencia energética. Ni el modelo energético ni la transición en sí pueden vulnerar la soberanía de ningún país del mundo.
Exigimos el fin de la exploración de combustibles fósiles y exhortamos a los gobiernos a desarrollar mecanismos que garanticen la no proliferación de estos combustibles, con el objetivo de lograr una transición energética justa, popular e inclusiva, que respete la soberanía, la protección y la reparación de los territorios, en particular de la Amazonía y otras regiones sensibles esenciales para la vida en el planeta.
Luchamos por la financiación pública y la tributación de las corporaciones y los más ricos. Los costos de la degradación ambiental y las pérdidas impuestas a la población deben ser asumidos por los sectores que más se benefician de este modelo. Esto incluye fondos financieros, bancos y corporaciones de la agroindustria, empresas relacionadas con el agua, acuicultura y pesca industrial, energía y minería. Estos actores también deben asumir los costos de las inversiones necesarias para una transición justa centrada en las necesidades de la población.
Exigimos que la financiación climática internacional no se canalice a través de instituciones que profundizan la desigualdad entre el Norte y el Sur , como el FMI y el Banco Mundial. Debe estructurarse de manera justa, transparente y democrática. No son los pueblos y países del Sur Global quienes deben seguir pagando deudas a las potencias dominantes. Son estos países y sus corporaciones quienes deben empezar a saldar la deuda socioambiental acumulada durante siglos de prácticas imperialistas, colonialistas y racistas, la apropiación de bienes comunes y la violencia infligida a millones de personas que fueron asesinadas y esclavizadas.
Denunciamos la continua criminalización de los movimientos, la persecución, el asesinato y la desaparición de nuestros líderes que luchan en defensa de sus territorios, así como de los presos políticos y los presos palestinos que luchan por la liberación nacional. Exigimos la ampliación de la protección de las personas defensoras de los derechos humanos y del medio ambiente en el marco de la agenda climática global, conforme al Acuerdo de Escazú y demás normativas regionales. Cuando una persona defensora protege el territorio y la naturaleza, protege no solo a un individuo, sino a todo un pueblo y beneficia a toda la comunidad global.
Exigimos el fortalecimiento de los instrumentos internacionales que defienden los derechos de los pueblos , sus derechos consuetudinarios y la integridad de los ecosistemas. Necesitamos un instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre derechos humanos y empresas transnacionales, basado en la realidad concreta de las luchas de las comunidades afectadas por violaciones, que exija derechos para los pueblos y normas para las empresas. Asimismo, afirmamos que la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y de Otras Personas que Trabajan en las Zonas Rurales (DNUDPI) debe ser uno de los pilares de la gobernanza climática. La plena aplicación de los derechos campesinos permite que las personas regresen a sus territorios, contribuyendo directamente a su seguridad alimentaria, la conservación de los suelos y la mitigación del cambio climático.
Finalmente, creemos que ha llegado el momento de unificar nuestras fuerzas y enfrentar al enemigo común.
Si la organización es fuerte, la lucha lo será. Por ello, nuestra principal tarea política es la organización de los pueblos de todos los países y continentes. Echen raíces en nuestro internacionalismo en cada territorio y convirtamos cada territorio en un bastión de la lucha internacional. Es hora de avanzar de forma más organizada, independiente y unificada, para aumentar nuestra conciencia, fuerza y combatividad. Este es el camino para resistir y vencer.
🔥 Las diversidades construyen agreocología y Soberanía Alimentaria contra el fascismo y el imperialismo, fortaleciendo la lucha popular.
🙌🏽 En el marco del VIII Congreso Continental de la CLOC – Vía Campesina, nos reuniremos como continente para construir propuestas concretas, acciones colectivas y compromisos políticos que consolidarán nuestra Articulación.
En vísperas de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), que se celebrará del 10 al 21 de noviembre de 2025 en Brasil, La Vía Campesina, un movimiento social de más de 200 millones de campesinxs y comunidades rurales, costeras y urbanas, lanza un llamamiento urgente y radical: debe terminar el tiempo de las falsas promesas y las soluciones de mercado.
Denunciamos a las corporaciones del agronegocio y a los gobiernos a su servicio: fabricaron la crisis climática y ahora secuestran los procesos intergubernamentales para mercantilizar la naturaleza, salvar sus negocios y robarle al pueblo la posibilidad de cambiar de rumbo, llevándonos directamente al colapso.
Ante esta realidad, nuestro movimiento reafirma su camino:
¡La UNDROP en la gobernanza climática!
¡Reforma agraria integral y popular ya!
¡Tierra y derechos para quienes enfrían el planeta! ¡La agroecología campesina es la respuesta!
Estas son soluciones reales, basadas en la soberanía alimentaria, la dignidad y la justicia para los pueblos del mundo.
Mientras la COP debate sobre la financiación climática y los mercados de carbono siguen girando —donde el afán de lucro marca el ritmo y la vida se vende al mejor postor— exigimos reparaciones climáticas tanto por la deuda climática como por la colonial, para allanar el camino hacia las transiciones agroecológicas, alzando la voz:
«Proponemos un nuevo paradigma financiero basado en subvenciones públicas incondicionales, no en préstamos. Estos fondos deben ser controlados democráticamente para impulsar transiciones justas y soberanas. […] Igualmente importante es que los países del Sur Global puedan transitar en sus propios términos, con reparaciones financieras, transferencia de tecnología y la autonomía para definir sus propias sendas de desarrollo. […] Promovemos la construcción de una solidaridad global que también apoye transiciones justas y soberanas para los pueblos del Norte Global, cuyo control sobre sus propias economías es crucial para acabar con el imperialismo y la explotación de la clase trabajadora y la Madre Tierra». – Propuestas planteadas en el manifiesto.
La COP30 se celebra en un contexto favorable a la organización popular, en Brasil, tierra de grandes movimientos sociales que no se rinden y que nos reciben con los brazos y el corazón abiertos en la lucha. La convergencia que hemos forjado en laCumbre de los Pueblos de cara a la COP30, junto con movimientos sociales de todo el mundo, nos da la fuerza y el poder para enfrentar a quienes, durante 30 años, han secuestrado la gobernanza climática y nos han robado, año tras año, la oportunidad de cambiar el rumbo de la humanidad.
«Como movimiento, participamos estratégicamente en los espacios de la ONU para organizar la resistencia colectiva y visibilizar las soluciones que surgen de los pueblos. […] Para lograr la transformación, debemos confrontar el sistema con sus propias herramientas, acumulando victorias que nos acerquen al cambio que necesitamos» – Propuestas planteadas en el manifiesto.
Este manifiesto es nuestra hoja de ruta en este momento decisivo, el pulso de la acción colectiva, un grito por una profunda transformación sistémica. Les invitamos a unirse a la lucha, a caminar con nosotros, hombro con hombro. Lean nuestras demandas, escuchen nuestras soluciones y sumérjanse en este manifiesto para reflexionar y avanzar juntos. El manifiesto se organiza en tres partes: las causas estructurales de la crisis, nuestras demandas y nuestras soluciones. Queremos que sirva como herramienta para debatir, discutir y cuestionar las narrativas hegemónicas.
VIII CONGRESO CONTINENTAL DE LA CLOC-VÍA CAMPESINA
México
2 diciembre – 9 diciembre, 2025
La Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo – CLOC-Vía Campesina, se realizará su VIII Congreso Continental, I Asamblea de Diversidades, VI Asamblea de Jóvenes, VII Asamblea de Mujeres en la Ciudad de México y el Estado de Morelos, México del 2 al 9 de diciembre, 2025.
La Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC-Vía Campesina) es una articulación continental de 96 organizaciones campesinas, indígenas, afrodescendientes y mujeres en 21 países de América Latina y el Caribe. Defendemos los derechos de los pueblos, particularmente la producción y vida campesina que garantice la soberanía alimentaria. Tiene un carácter socialista; asume la lucha de clases como medio para lograr una sociedad más justa. Se opone fuertemente a las políticas neoliberales a los agronegocios que destruyen las relaciones sociales y la naturaleza. La CLOC es la expresión de La Vía Campesina Internacional en América Latina y el Caribe.
Congresos de la CLOC
El Congreso de la CLOCes la mayor instancia que tiene como objetivo estudiar y dialogar entre las articulaciones nacionales y regionales de la CLOC-LVC, ratificar y consolidar los acuerdos y las líneas políticas consensuadas como coordinación. Forma parte de un proceso en el cual se realizarán los balances políticos y organizativos de las acciones de la CLOC y procesos regionales, los colectivos de trabajo, campañas y alianzas; así mismo, es el espacio para el estudio conjunto de análisis de coyuntura y los desafíos para las organizaciones y movimientos populares de América Latina, el Caribe y a nivel internacional.
Si desea recibir invitaciones para las conferencias de prensa, organizar alguna entrevista, o realizar cobertura presencial durante el Congreso (acceso limitado), por favor llenar el formulario (https://forms.gle/LMKZe6EHMLiNcmNo6) con sus datos para que el equipo de comunicación de la CLOC pueda comunicarse con usted.
(escribir directamente a clocomunicacion@gmail.com para solicitar link a un archivo editable en Canva)
Hashtag
#VIIICongresoCLOC
Consignas
VIII Congreso: ¡Frente a las crisis globales, construimos soberanía alimentaria! ¡Contra el imperialismo y el fascismo, América sigue en lucha!
VI Asamblea de Jóvenes: ¡Juventud del campo y la ciudad en lucha, sembrando rebeldías! ¡Construyendo soberanía alimentaria y poder popular!
VII Asamblea de Mujeres: ¡Contra el capital, patriarcado y fascismo: Más feminismo, organización y lucha!
I Asamblea de Diversidades: Las diversidades construyen agroecología y Soberanía Alimentaria en todos los territorios. Contra el fascismo y el imperialismo: Avanzamos fortaleciendo la lucha popular
03 de noviembre de 2025. Declaración de solidaridad con el pueblo venezolano
Condenamos de manera rotunda las amenazas reiteradas y sistemáticas de intervención estadunidense contra la patria bolivariana de Venezuela: desde el criminal bloqueo y sanciones impuestas, hasta las acciones terroristas y conspiración interna.
Fieles a los principios de libertad, soberanía y autodeterminación de los pueblos y naciones del mundo, defendemos el legítimo derecho que tiene el pueblo de Venezuela a su libre determinación de elegir su propio destino.
Rechazamos los argumentos empleados por el Imperialismo y su representante Donal Trump de desplazar barcos de guerra submarinos nucleares y misiles en las costas venezolanas y del caribe con el pretexto de combatir los carteles del narcotráfico en la región.
El mundo conoce que Estados Unidos no enfrenta desde su propio territorio este flagelo de la humanidad, donde sobrepasan los 50 millones de consumidores de droga y otras sustancias. Además del tráfico interno que se ha convertido en un negocio lucrativo que beneficia a los intereses de grupos poderosos de esa nación.
La Vía Campesina demanda a las instancias internacionales exigir al gobierno de los Estados Unidos el respeto a las leyes y normas proclamadas por esas instituciones. Condenamos las acciones de presión política militar, y bloqueo económico contra los países de América Latina y el caribe.
Llamado a la acción – Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres
Bagnolet, 3 de noviembre – Desde hace 26 años, el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la violencia contra las Mujeres, recuerda al mundo: ¡Basta de violencia contra las mujeres! Sin embargo, esta jornada llega en un contexto marcado por múltiples crisis, climática, alimentaria, económica, política, migratoria y de cuidados que amenazan los avances en igualdad, hasta el punto de que, según ONU Mujeres, se necesitarán casi 300 años para lograr la igualdad de género.
Para nosotrxs, en La Vía Campesina, la situación sigue siendo más alarmante que nunca: los pocos derechos obtenidos por las mujeres, y en especial, las mujeres campesinas, pastoras, pescadoras, sin tierra, asalariadas agrícolas, temporeras, hoy están retrocediendo, mientras que las tasas de violencia continúan aumentando en el campo.
Según el informe del Secretario General de la ONU sobre la situación de las mujeres y las niñas rurales, el 43% de la población mundial vive en zonas rurales y del 80% de las personas en situación de pobreza extrema viviendo en el ámbito rural, la mitad son mujeres. El informe evidencia que la desigualdad persiste: las mujeres rurales ganan solo 82 centavos por cada dólar que perciben los hombres en la agricultura, y en muchos países solo el 29% de las leyes garantiza efectivamente la igualdad de derechos sobre la tierra.
Asimismo, vemos con mucha preocupación el fortalecimiento de la derecha y ultraderecha en el mundo, junto con conservadurismos que atentan contra derechos históricos y básicos de las mujeres. Esta dinámica acompañada con guerras, conflictos, genocidios, crisis climáticas, discriminación, colonización directa e indirecta de los territorios, militarismo — exponiendo a mujeres campesinas, niñez y personas LGBTQIA+ a graves amenazas para su seguridad y a diversas formas de violencia sistémica y estructural.
Como movimiento campesino observamos con horror que en algunas regiones del mundo, como Gaza, Sudán, Congo, Haití, Ecuador, por ejemplo, las poblaciones sufren a diario masacres, ejecuciones brutales y ataques extremos, donde la violencia alcanza su paroxismo. En 2024, la ONU estimó que 676 millones de mujeres y niñas, es decir, el 17 % de la población mundial, vivían a menos de 50 km de zonas de conflicto, el registro más alto desde la década de 1990. Esta realidad representa una catástrofe humanitaria de dimensión planetaria, y a pesar de la magnitud de estas atrocidades, los derechos internacionales y los mecanismos de protección siguen completamente sobrepasados, incapaces de proteger a lxs sobrevivientes, siendo las mujeres y la niñez quienes pagan el precio más alto y están expuestos a tácticas de guerra brutales, como el uso del hambre y la violencia sexual como armas de guerra.
Las mujeres rurales como las urbanas, ya sea en el mundo árabe, África, América Latina, Asia o Europa, todas sufren violencia, injusticias y crímenes contra la humanidad. Estas realidades son innegables y ya no pueden minimizarse. La violencia afecta todos los aspectos de la vida de una mujer: física, psicológica, sexual, económica, política, patrimonial, cultural, institucional y ambiental.
A esto se suman las alarmantes tasas de feminicidios, prueba de que el derecho fundamental a la vida de las mujeres — guardianas de la vida — permanece en peligro permanente. Según un informe de la ONU publicado en 2024, cada día mueren 140 mujeres o niñas a manos o por acciones de su pareja o un familiar cercano, es decir, una mujer o niña cada diez minutos. Esta realidad refleja las fallas de un sistema global que es simultáneamente capitalista, patriarcal, colonial y racista, que orienta las políticas locales e internacionales y condena a la mitad del planeta a vivir en peligro constante e injusticia estructural, lejos de cualquier igualdad de género. La universalidad de estos hechos no es casual: se refuerza por las jerarquías patriarcales y la escasa representación feminista en los espacios de poder, perpetuando la violencia estructural y la desigualdad de género.
Las mujeres campesinas, indígenas, trabajadoras migrantes, sin tierra, pastoras, pescadoras, nómadas y recolectoras estamos en la primera línea de las luchas y resistencias contra todas las formas de violencia y contra el sistema capitalista mundial que confisca la soberanía de los pueblos y la paz. Guardianas de los sistemas de vida y de la resiliencia de las comunidades, estamos en el centro de los combates por la justicia climática, la tierra y la alimentación saludable. Protectoras de la tierra, preservamos nuestros territorios y las semillas, y alimentamos a nuestras familias, comunidades y al mundo entero. Nuestro trabajo de cuidado desafía los modelos económicos y políticos de muerte: preservan las prácticas agrícolas ancestrales, aseguran la producción y transformación de los alimentos, y garantizan una alimentación sana para todxs, desempeñando un papel crucial en la lucha por la soberanía alimentaria, a la vez que proponemos cambios estructurales basados en derechos, somos sujetas políticas de cambios y transformaciones que sostienen la vida y el planeta.
Realizamos un trabajo productivo — que sostiene las economías locales y los territorios — y un trabajo reproductivo — que mantiene la vida, la solidaridad y la cohesión de las comunidades. Sin embargo, en el corazón mismo de esta misión vital, se nos priva del derecho a la tierra y a los recursos que garantizan nuestra autonomía, dignidad y justicia. Somos las más afectadas por el hambre, las crisis climáticas, la pobreza y la falta de cuidados.
Por ello, nuestro movimiento considera que la verdadera revolución hacia un mundo más justo, en paz y capaz de garantizar la soberanía alimentaria no podrá lograrse sin las mujeres y su justicia. Continuamos nuestra lucha campesina, mujeres y hombres unidxs, para defender la vida y la justicia en el mundo contra este sistema global basado en la lógica de destrucción y el lucro capitalista, que amenaza a la Madre Tierra, los sistemas ecológicos, las comunidades rurales, la soberanía alimentaria, nuestra salud y el futuro de las generaciones venideras.
Nuestra visión del mundo, basada en los principios de soberanía alimentaria, reforma agraria y prácticas agroecológicas, es una respuesta a todas estas crisis contra la pobreza y el hambre. En este día, hacemos un llamado a todas nuestras organizaciones regionales y locales, a nuestras aliadas y aliados, movimientos y colectivos sociales, así como a todas las personas de conciencia, a reunirse y movilizarse para poner fin a la violencia contra mujeres, niñas y diversidades, tanto en el campo como en la ciudad, y frente a las guerras y genocidios. Nuestra lucha por la paz es colectiva y solidaria.
¡Juntxs, podemos cambiar esta realidad y enfrentar un sistema capitalista mundial que nos afecta a todxs!.
¡Únete a la acción global!
Durante todo el mes de noviembre, les invitamos a autoorganizarse y hacernos llegar sus acciones locales. Les invitamos también a tejer alianza con nuestras organizaciones nacionales y regionales y hacer eco de nuestras luchas. ¡Lo haremos construyendo unidad de acción! ¡Debemos campesinizar los feminismos, y unir fuerzas a la lucha por la Soberanía Alimentaria!
El 25 de Noviembre Lanzaremos nuestra nueva Publicación “Justicia Climática, una mirada desde el Feminismo Campesino y Popular está disponible en ES, FR, EN y PT. Siguen nuestra web oficial para que puedas descargarla y usarla en para la formación a nivel regional, nacional y local.
Kit de comunicación aquí: Afiche oficial + materiales para redes sociales- Adapta el afiche a tu lengua local, incluimos una versión en blanco también.
Muro de acciones globales: Sube en este link las acciones locales y regionales que harán durante esta jornada. Además, usa este muro como herramienta de consulta, para entérate de todas las acciones a nivel mundial.
Sigue nuestra comunicación oficial,¡ Únete a nuestro canal de Telegram! t.me/lvcstruggles
Usa estos hashtags #25N25 #BastaDeViolenciaContrasLasMujrexs #MujerxsEnLucha #FeminismoCampesinoYPopular
En un manifiesto contundente publicado a las puertas de la COP30, 55 movimientos y organizaciones de 14 países latinoamericanos y del Caribe, se han unido para rechazar los mercados de carbono y defender sus territorios contra una avalancha de proyectos de compensación de carbono que está causando daños en toda la región.
Los grupos – que representan principalmente pueblos indígenas, afrodescendientes, comunidades campesinas y pescadoras – afirman que los mercados de carbono son una falsa solución al cambio climático que permiten a las corporaciones evitar los recortes obligatorios de emisiones utilizando los territorios del Sur Global para generar créditos de carbono. Señalan más de 80 ejemplos de negocios con tierras para la captura de carbono por plantaciones industriales de árboles, ganadería extensiva y monocultivos de granos, que cubren más de dos millones de hectáreas en América Latina y Caribe y que ya están alimentando el acaparamiento de tierras y la destrucción de los sistemas alimentarios locales.
El manifiesto destaca cómo la promesa de elevados pagos por estos proyectos de carbono está dividiendo a las comunidades que están cada vez más vulnerables por la falta de apoyo gubernamental y el acaparamiento de sus tierras por parte de empresas mineras, madereras y agroindustriales.
“Los mercados de carbono están más sofisticados, y siendo regulados en las Leyes nacionales. Las corporaciones arrojan algunas migajas de sus enormes ganancias a los Estados del Sur Global, cuyos presupuestos son cada vez más limitados, y estos Estados ofrecen tierras —principalmente de pueblos y comunidades locales— para integrarlas en los sistemas mundiales de comercio de emisiones. Los Estados lo presentan como una política pública, pero en realidad se trata de una financiarización de la política social que da acceso a la tierra a las empresas extranjeras”, afirma Larissa Packer, de la organización internacional GRAIN.
“Hay supuestas consultas a las comunidades -incluso en sus lenguas – y salvaguardas socioambientales para que se inscriban en estos proyectos. Pero muchos contratos tienen confidencialidad y las comunidades no pueden informarse sobre las responsabilidades y multas que asumen en caso de incendios o deforestación, los riesgos sobre los derechos colectivos sobre los territorios, ni que sus tierras están siendo usadas para lavar la imagen de los contaminadores o para seguir con la destrucción de territorios y comunidades en otras partes”, comenta Ivonne Yánez de Acción Ecológica.
Los grupos afirman que la presión sobre las comunidades puede empeorar, ya que grandes inversores como el fondo soberano de Arabia Saudita PIF, el banco brasileño BTG, las compañías tecnológicas como Microsoft y Amazon, así como mecanismos cómo el Fondo de Bosques Tropicales para Siempre (TFFF), están invirtiendo enormes sumas de dinero en proyectos de carbono en la región, en asociación con los Estados o directamente.
“Los mercados de carbono son una nueva forma que tienen los multimillonarios y las empresas de extraer más riqueza de nuestros territorios. Ganan dos veces, con permiso para ampliar las actividades relacionadas con los combustibles fósiles y con las ganancias de los mercados de compensación de carbono, agua y biodiversidad, afirma Anderson Amaro, miembro del Movimiento de los pequeños Agricultores de Brasil (MPA) y de la Coordinadora Latino Americana de Organizaciones Campesinas (CLOC-Via Campesina). “Rechazamos esta captura de tierras por el mercado de carbono y trabajaremos juntos para impedir que las empresas utilicen nuestras tierras, aguas y bosques para maquillar de verde su contaminación”.
Las organizaciones afirman que los mercados de carbono forman parte de un colonialismo del carbono más amplio, en el que la guerra es uno de los principales factores contemporáneos que agravan las crisis climática, ecológica y social. Señalan que, mientras los gobiernos del Norte Global gastan cada vez más en sus ejércitos, se niegan a pagar por sus responsabilidades históricas, en el agravamiento de la crisis climática y, en cambio, proponen planes de financiación climática cada vez más basados en la deuda, que solo benefician a las élites financieras.
Los firmantes convocan las organizaciones de todo el mundo a apoyar al Manifiesto en defensa de los territorios, de la naturaleza y de la soberanía alimentaria, en contra de la mercantilización y financiarización de la naturaleza y de la vida.
Foto: Protesta en el territorio Tauá -PA 483, en contra de la instalación del complejo industrial del agronegocio en Barcarena Belém, Brasil, Octubre 2025. Credito: Raoni Figueiredo.
Reunidxs en Mutoko, Zimbabue, hoy 16 de octubre la Comité de Coordinación Internacional de La Vía Campesina se une a las movilizaciones globales que nuestro movimiento ha convocado por el día Internacional de la Alimentación declarado hace unos años por las Naciones Unidas, pero que nuestro movimiento decidió llamarlo como Día de Acción Internacional por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos, contra las Transnacionales.
Hoy día, 16 de octubre, también saludamos y nos unimos al movimiento global por la Soberanía Alimentaria que converge a una diversidad de movimientos sociales donde La Vía Campesina hace parte. Presentamos al mundo nuestro más reciencte documental “Amanecer Campesino: Solo hay futuro con Soberanía Alimentaria, que representa nuestra voz global ante las crisis sistemicas. Invitamos a que sea difundido en cada rincón de nuestro planeta como voz unificada de los campesinxs del mundo.
Hoy reafirmamos que un mundo en crisis y con niveles catastróficos de hambre en el mundo, los valores y acciones por la Soberanía Alimentaria son respuestas concretas que como campesinado tenemos en nuestras manos. Necesitamos un apoyo real de nuestros gobiernos y políticas claras que además garanticen la distribución justa de la tierra y acceso a los bienes comunes, garanticen precios justos, se fomente la Agroecología Campesina y la justicia social; y que frene el accionar del poder corporativo que hoy por hoy presiona y despoja tierras y territorios, arriesgando la vida de las comunidades campesinas.
Recibimos este día de acción internacional con la noticia de un alto al fuego en Gaza que nos promete el fin de las acciones genocidas contra el pueblo Palestino, pero desde La Vía Campesina llamamos a la cautela y la vigilancia permanente a quienes han perpetrado estos crímenes de guerra y han usado al hambre como arma genocida. Solo la unidad y la solidaridad serán garantía de paz en nuestros pueblos.
¡Siembra unidad, cultiva solidaridad y cosecha Soberanía Alimentaria! ¡La transformación sistémica es ahora o nunca!