Declaración de La Vía Campesina – 10 de septiembre de 2025 | Bagnolet, 10.09.2025
Día Internacional de Acción contra la OMC y los acuerdos de libre comercio
10 de septiembre de 2025. En este Día Internacional de Acción contra la OMC y los acuerdos de libre comercio, La Vía Campesina, en representación de millones de campesinxs, pueblos indígenas, trabajadorxs sin tierra, mujeres, jóvenes y pequeñxs productores de alimentos de todo el mundo, reafirma su llamamiento a favor de un nuevo marco comercial mundial basado en la Soberanía Alimentaria.
Nos levantamos juntos contra la tiranía del neoliberalismo, contra las falsas promesas del libre comercio, contra la militarización del comercio alimentario y en honor a todxs aquellos que han luchado y se han sacrificado por el derecho a producir, distribuir y consumir alimentos de forma justa y sostenible.
Recordamos con dolor y reverencia el sacrificio del agricultor surcoreano Lee Kyung Hae, que se quitó la vida frente a la Conferencia Ministerial de la OMC en Cancún en 2003 con un cartel en el pecho en el que se leía: «La OMC mata a los agricultores». Su muerte no fue en vano. Fue un grito contra un régimen comercial que destruía vidas, expulsaba a lxs campesinos de sus tierras y despojaba a comunidades enteras de su dignidad y su futuro. Hoy, continuamos con el legado de Lee y el de innumerables personas que se han resistido a la imposición violenta de las políticas de libre comercio en las comunidades rurales.
Durante los últimos 30 años, La Vía Campesina ha liderado y amplificado innumerables movilizaciones contra los acuerdos comerciales diseñados para beneficiar a las empresas transnacionales a expensas de las personas, la ecología y la soberanía. Desde Asia hasta América Latina, desde África hasta Europa, nuestras organizaciones miembros han luchado, en la mayoría de los casos con éxito, para defender las economías locales, los precios justos, las garantías de ingresos y el acceso a la tierra y las semillas.
A nivel mundial, la OMC ha demostrado ser completamente incapaz de hacer justicia a lxs campesinos y pequeñxs productores de alimentos. Sus normas comerciales agrícolas solo han intensificado la desigualdad, deprimido los precios, privatizado la tierra, el agua y los territorios, y abierto los sistemas alimentarios nacionales a la especulación y la explotación.
A pesar de que la pandemia de COVID-19 —y las guerras y conflictos posteriores— han puesto de manifiesto la fragilidad de las cadenas de suministro mundiales y la importancia vital de los sistemas alimentarios locales, la OMC ha seguido impulsando la desregulación, la liberalización de las exportaciones y la eliminación del apoyo estatal a los pequeños productores. Hoy en día, su órgano de solución de diferencias está inoperante, su agenda estancada y su legitimidad en profunda crisis.
Sin embargo, lejos de conducir a su abolición, la disfunción de la OMC ha desencadenado una nueva fase de instrumentalización del comercio.
Bajo la recién elegida administración Trump en Estados Unidos, estamos asistiendo a un uso descarado de los aranceles y las barreras no arancelarias (BNA) como armas políticas. La política comercial ya no es solo injusta, sino que se ha vuelto abiertamente coercitiva, utilizada para recompensar a los aliados y castigar a los disidentes, para intimidar a las naciones a fin de que cumplan las normas y para proteger los intereses de las empresas bajo el pretexto de la seguridad nacional. Este cambio ha profundizado la desilusión entre los países que han sido objeto del uso punitivo de estas herramientas.
La esperanza que se depositó en un «orden basado en normas» multilaterales se ha desmoronado. Las promesas de desarrollo, equidad y acceso al mercado hechas por los artífices de la globalización neoliberal yacen en ruinas.
Hoy en día, en la Palestina ocupada, especialmente en Gaza, el violento bloqueo ha convertido el comercio en un arma, negando a la población el acceso a alimentos, semillas, combustible y productos de primera necesidad. Este asedio colonial es un brutal recordatorio de que el comercio, cuando se despoja de justicia, se convierte en una herramienta de dominación y castigo colectivo.
La impunidad con la que se llevan a cabo estas acciones también supone una amenaza para los principios del multilateralismo y la igualdad soberana entre países y, por lo tanto, requiere una intervención necesaria por parte de las luchas populares.

CONSTRUYENDO UNA ALTERNATIVA: ¡OTRO COMERCIO ES POSIBLE!
Es en este momento histórico —marcado por el reajuste geopolítico, la erosión de la legitimidad de las instituciones globales y el innegable fracaso del orden neoliberal— cuando La Vía Campesina renueva su llamamiento a favor de un nuevo marco para el comercio agrícola, basado en los principios de la soberanía alimentaria.
Este llamamiento no es nuevo. Defendemos el multilateralismo y nos basamos en décadas de lucha, incluida la agenda visionaria pero inconclusa del Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI), propuesta a través de la UNCTAD en la década de 1970 como parte del proceso de descolonización. El NOEI imaginaba un mundo en el que el comercio estaría al servicio del desarrollo, no de la dominación. Pero las crisis de la deuda de los años 80 y 90, junto con las políticas de ajuste estructural y la imposición de reformas neoliberales, obligaron a abandonar esa visión en favor de la liberalización del mercado.
Hoy, reivindicamos esa aspiración descolonial.
Afirmamos que otro orden comercial no solo es necesario, sino urgente.
El bloque BRICS+ puede ofrecer alternativas geopolíticas a la hegemonía de Estados Unidos o la Unión Europea, pero también ha adoptado en gran medida modelos económicos neoliberales. Lo que necesitamos no son nuevos hegemones, sino una lógica fundamentalmente nueva: un marco comercial basado en la Soberanía Alimentaria, la agroecología, la solidaridad, el internacionalismo y los derechos humanos.
El comercio debe estar subordinado al derecho democrático de los pueblos a definir sus propios sistemas alimentarios y agrícolas. No puede utilizarse como arma para sancionar a los pueblos o infligir castigos colectivos, ni como instrumento de guerra. Pedimos la participación central del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) de las Naciones Unidas, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la UNCTAD en la configuración de este nuevo marco. Se trata de espacios en los que se ha escuchado la voz de lxs campesinos, en los que se debaten marcos de derechos humanos como la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los campesinos y otras personas que trabajan en las zonas rurales (UNDROP), en los que se prohíbe el uso de los alimentos como arma y en los que la Soberanía Alimentaria no se descarta como un eslogan, sino que se reconoce como una necesidad política, económica y ecológica.
En este marco alternativo deben prevalecer principios clave: el derecho de los países a proteger sus mercados internos de las importaciones desleales, el derecho a utilizar la contratación pública y el almacenamiento público para apoyar a lxs pequeñxs productores, el derecho a fijar precios mínimos de apoyo y a gestionar la oferta, la protección de los mercados locales y las economías informales —especialmente las gestionadas por mujeres y comunidades históricamente oprimidas— y el reconocimiento de que los alimentos no son una mercancía, sino un derecho y un bien común.
Los derechos de lxs campesinos y los pueblos indígenas deben tener prioridad sobre los derechos de los inversores. Las políticas agrícolas deben basarse en principios agroecológicos, el respeto de la biodiversidad y la redistribución de la tierra y los recursos.
Desde 2022, La Vía Campesina ha trabajado incansablemente para crear alianzas, organizar seminarios web, movilizar protestas y desarrollar posiciones políticas que reflejen estos principios. En nuestro reciente seminario web de julio de 2025, decenas de campesinos, activistas y académicos se reunieron para debatir esta agenda comercial alternativa. Desde África hasta América, Asia y Europa, hubo un entendimiento común de que el sistema actual está irremediablemente roto y que la Soberanía Alimentaria ofrece una visión coherente y viable para el futuro.
No pedimos reformas marginales. Exigimos una transformación desde la raíz.

En este 10 de septiembre de 2025, en el histórico 3.ºForo Global Nyeleni que se celebra en Kandy (Sri Lanka), reafirmamos este compromiso colectivo de los movimientos sociales y las organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo para construir una alternativa que se base en nuestras realidades vividas.
Hacemos un llamamiento a todos nuestros aliadxs —movimientos populares, comunidades indígenas y trabajadorxs del sistema alimentario de todo el mundo, así como a los gobiernos progresistas del Sur Global— para que se unan a nosotros en esta lucha.
Exigimos que los Estados dejen inmediatamente de negociar normas comerciales agrícolas en la OMC y otros foros «multipartitos» dirigidos por las empresas. Instamos a los gobiernos a que refuercen las políticas públicas que apoyan los sistemas alimentarios campesinos, incluidas las garantías de precios, los mercados institucionales, el acceso a la tierra y la inversión en agroecología.
Insistimos en que las voces de los pueblos rurales sean fundamentales en cualquier debate sobre el futuro de la alimentación y el comercio.
Desde Cancún hasta Colombo, desde Dakar hasta Bogotá, desde Seúl hasta Ginebra, la lucha campesina por la Soberanía Alimentaria está resurgiendo. Llevamos con nosotros el recuerdo de Lee Kyung Hae y de innumerables personas que resistieron, lucharon y soñaron. Su sacrificio no fue en vano.
Estamos construyendo un futuro en el que los alimentos alimenten a las personas, no a los beneficios.
Donde el comercio sirva a la vida, no al capital.
Donde la Soberanía Alimentaria no es una exigencia, sino un derecho.
Globalicemos la lucha. Globalicemos la esperanza.
¡Lee Kyung Hae vive en nuestras luchas!
¡Un nuevo marco comercial ya!
¡Por la soberanía alimentaria y por los derechos de los pueblos!
¡La transformación sistémica es ahora o nunca!