20 de enero de 2014
Anamuri aspira a un IALA, dirigido principalmente a la formación de las Mujeres
Los procesos organizativos del campesinado en América latina durante las últimas dos décadas emergen como una imperativo para hacer frente al avance del capitalismo y la globalización en el campo lo que conllevan consigo nuevos componentes socio políticos que surgen como consecuencia de los profundos cambios que implica la implantación del modelo tecno-económico dominante cuyos mayores interese están dirigidos en la agricultura y la explotación indiscriminada los recursos naturales.
Es así que la Vía Campesina y la conformación de la Coordinadora Latinoamericana de las organizaciones del Campo CLOC emergen con el firme propósito de hacer frente a la globalización que envuelve a los países latinoamericanos a través de un conjunto de medidas arrasadoras, tomadas por autoridades que utilizan un discurso y una ideología extremadamente dogmáticos, en que el mercado dejó de ser un conjunto de relaciones establecidas por personas e instituciones concretas, para convertirse en un semi-dios, monstruoso, implacable y voraz.
La Vía Campesina y la CLOC, levantan con fuerza las banderas de la soberanía alimentaria y los derechos de los campesinos y campesinas a trabajar la tierra, producir y difundir un sistema de agricultura que permita la preservación del medio ambiente, la factibilidad económica y la sostenibilidad social. Por lo mismo, la lucha por la soberanía alimentaria y contra los efectos de la globalización está fuertemente ligada a la lucha por los Derechos Humanos, contra la militarización y por la recuperación de espacios democráticos reales.
Desde su acción política la Vía Campesina y la CLOC van construyendo sus estrategias para conservación, y preservación y sostenibilidad de la agricultura campesina como garante de la Soberanía Alimentaria, se plantea como un objetivo estratégico la implementación de un proyecto político, educativo y social dirigido especialmente a la militancia y las hijas e hijos de los campesino para que desde la formación recibida, combine las luchas por una vida digna para las futuras generaciones con la preservación de la función social de la tierra.
En esta etapa del proceso queda de manifiesto que la participación de las mujeres en las luchas y propuesta de acciones para la implementación de la Soberanía Alimentaria y las campaña por la defensa y rescate de la semillas, así como de las practicas campesinas de su reproducción y conservación.
En La revalorización de la cultura campesina e indígena, ha sido también vital su tenacidad por impregnar y llenar de contenidos e identidad las acciones y propuestas que sitúan como fundamental la valorización de la ciencia, la sabiduría, el conocimiento y la espiritualidad atesoradas por las mujeres y sus potencialidades en la producción de los alimentos y en los procesos de transformación y elaboración de estos.
Su particular sensibilidad les ha facilitado el entender y aprender de los nuevos pensamientos y saberes de las generaciones actuales, lo que ha ido dando un contenido más amplio e integral en la formulación de propuestas de política públicas para la soberanía alimentaria de cara a las realidades del mundo en que hoy vivimos lo ha permitido la generación de un movimiento amplio y organizado de las de las mujeres del campo que demanda de un mayor protagonismo político en las acción y de una participación más relevante en el desarrollo de las ideas, la toma de decisiones y en la formulación de proyectos y de las propuestas de mayor envergadura política.
De las anteriores experiencias y reflexiones surgen nuestras firmes decisiones de no continuar invisibilidades ni omitidas, en este mundo nuevo que queremos construir, en donde nuestra vida e identidad campesina no desaparezca, ni nuestras agriculturas sean exterminadas por los arrolladores sistemas modernos de producción.
En el procesos de construcción de esta nueva apuesta formativa y educativa para la agricultura campesina sustentada en los principios de la Vía campesina y de la CLOC, tiene el propósito de incluir en ella también la educación técnica y universitaria que como lo señala propuesta Es “abrir un campo de nuevas posibilidades a una clase social que por cientos de años ha sido despojada de sus derechos fundamentales, la clase campesina de América del Sur, América del Centro y el Caribe, que ha sido y es la protagonista de las luchas por el derecho a la tierra, y además, portadora de culturas originarias;”
En este proyecto político del cual participamos plenamente en su construcción, “destacan las ideas emergentes acerca de los proceso de aprendizaje, concebido como producto de una relación dialógica entre profesores y estudiantes, y entre estos con el entorno, mediante la cual ambos ponen en juego sus experiencias, saberes, actitudes y compromisos para crecer y transformarse mutuamente”.
El proyecto de aprendizaje concibe “como columna vertebral del proceso la necesaria convergencia, de la formación, la investigación y la vinculación con las comunidades para concretar en la acción una educación reflexiva, crítica y analítica, que facilite el trabajo en grupo y el encuentro de saberes, que permita abordar la relación teoría-práctica, como un proceso caracterizado por el acompañamiento de la teoría con la práctica y de la práctica con la teoría, de manera que ambas se modifiquen y enriquezcan complementariamente, haciendo posible que el conocimiento obtenido y generado tenga valides y beneficio social”
En la formulación de sus contenido esta expresado de manera clara y precisa el enfoque que sustentará la formación de los y las egresados de los Institutos o escuelas formales de Agroecología, cuya base es la producción de alimentos en sintonía con los procesos ecológicos, utilizando tecnologías apropiadas y prácticas protectora de los ecosistemas; a su vez se nutre de saberes ancestrales, populares y colectivos enraizados en comunidades campesinas y pueblos indígenas; se conducen en armonía con la naturaleza y no contra ella, y actúan en una relación directa con los territorios y su entornos social, emerge como una forma más de resistencia ante las agresiones de los agronegocio capitalistas que atentan contra el ambiente y la salud de los pueblos.
Por tanto la base y sus objetivos ya han sido replicados en algunos países de América y tienen como garantes las organizaciones y los movimientos sociales reconocidos por su compromiso político y revolucionario, ética y práctica del internacionalismo solidario; por ende, los gobiernos progresistas, los luchadores y otros movimientos sociales.
Por tanto la experiencia acumulada en estos años de los resultados obtenido en los procesos IALA en curso de carácter internacional tanto en Venezuela, Brasil, Paraguay y nacionales en argentina y Ecuador, nos muestran una participación menor de las mujeres aun cuando no existen limitaciones para su inclusión en los procesos técnicos y universitarios de formación. Esta situación se genera por una lógica cimentada en cultura patriarcal y machista predominante en nuestras sociedades, que lleva al interior de las familias ante las oportunidades de profesionalizar el oficio el privilegiar al barón para la obtención de las becas a los institutos de agroecología.
Esto nos ha llevado a las organizaciones de mujeres y en particular a ANAMURI el plantearnos la necesidad de abrir espacios dirigido a garantizar la participación plena de las mujeres en los procesos de formación profesional que rompa con los obstáculos y trabas subjetivas que se generan al momento de pensar a las hijas fuera del hogar o los problemas que implica para las instituciones los peligros de embarazo lo que también determinan practicas excluyentes ( lo que no afecta de igual forma a los hombres).
Es por estas razones que nos hemos propuesto la creación de un IALA para mujeres de las organizaciones de la CLOL-VC Chile y del cono sur.Para ello se hace necesario garantizar la obtención del espacio físico para su implementación de este IALA dirigido a la formación profesional de las jóvenes mujeres campesinas e Indígenas. Este IALA que lo concebimos además como un espacio abierto a la comunidad, debe a vez lograr un cambio en la concepción de las familias frente a las opciones y decisiones que implican la exclusión de las oportunidades de formación a las mujeres.
Sostener una acción permanente por la soberanía alimentaria y la preservación del mundo campesino y rural, es tema principal de la agenda actual de ANAMURI, que considera fundamental para el sostenimiento y la defensa de la vida, la biodiversidad, y para entender la lógica y la perversidad de los grupos dominantes que manipulan y acaban con los sistemas alimentarios de los pueblos, desarrollar un trabajo permanente que surja desde los territorios mismos en el practicar y reproducir sistemas de producción donde los alimentos, su procesamiento, la comercialización y el consumo de otros productos agropecuarios ocurran en torno a la comunidad y las localidades lo más cerca posible.
Estamos ciertas que la Madre tierra sobrevivirá sólo si logramos alcanzar conjuntamente, campo y ciudad, recuperar identidad y los oficios que han sostenido ancestralmente la agricultura y la vida campesina, al mismo tiempo que a través de cientos de formas creativas las mujeres continuemos con nuestro legado histórico como agricultoras, desarrollando nuestras capacidades soberanas en la producción, el cuidado, la recreación y creación alimentaría y para sostenerla y defenderla requerimos urgentemente recuperar conocimiento, y desarrollar más conocimientos, retener juventud para el campo, construir un puente de hermandad y solidaridad desde el campo a la ciudad, en una dinámica de construcción colectiva y comunitaria lo que demanda de profesionales y expertos en los sistema de desarrollo agrícola desde nuestra propias organizaciones.