El Salvador: La lucha por la soberanía alimentaria

Viernes 31 de Marzo de 2012

Mercy Palacios

Soberanía alimentaria es un concepto político propuesto por Vía Campesina que desde hace 16 años ha estado generando debate y movilización en diferentes países del mundo, y ha sido reivindicado por muchas organizaciones sociales, particularmente las campesinas, para exigir el derecho a controlar las políticas, la distribución de los recursos (tierras, semillas e insumos), y la toma de decisiones en acuerdos internacionales cuando éstos afecten a la agricultura de un país. En general, este concepto define el derecho que deben tener todos los países para: decidir sobre sus propias políticas y estrategias sustentables de producción, distribución, comercialización y consumo de los alimentos.

La Soberanía alimentaria plantea una interrelación de temas vinculantes de las políticas agrícolas, ambientales y alimentarias tales como: la reforma agraria, el control del territorio, el uso del suelo, la equidad de género, las semillas, los mercados locales, la biodiversidad, la autonomía, la deuda, la salud, políticas de empleo, políticas salariales y otros relacionados con la capacidad de producir alimentos localmente y su acceso de parte de toda la población nacional.

Además, para que esto se promueva en un escenario favorable- será necesario resolver el problema del desempleo estructural a nivel nacional, lograr la equidad entre hombres y mujeres, así como el establecimiento de políticas salariales, el acceso a los servicios básicos de la familia, como salud, educación, vivienda, protección al mercado doméstico, etc. Por todo esto es necesario que se formulen políticas públicas y leyes que garanticen el acceso, calidad y cantidad adecuada de alimentos a toda la población salvadoreña.

Por otro lado, en El Salvador existe un marcado deterioro de la capacidad nacional de producir nuestros propios alimentos, las reformas neoliberales han estimulado la iniciativa privada, a través de la eliminación de regulaciones en la economía, la apertura comercial y financiera, la liberalización de los precios y la privatización de las empresas y activos públicos. La implementación de los Programas de Ajuste Estructural y Estabilidad Económica durante más de 20 años, no sólo ha favorecido la importación de mercancías libres de aranceles, sino también la traslación de activos y empresas públicas a corporaciones transnacionales, beneficiando principalmente a los grupos más dominantes del país.

Entendiendo que la alimentación es un derecho humano básico al que todas las personas deben tener acceso, éste únicamente puede asegurarse, en un sistema que garantice la soberanía alimentaria de los pueblos y no con lógica neoliberal, el cual nos obliga a producir más para la exportación, y producir menos para el consumo interno, lo que impone la creciente necesidad de importar más productos para su alimentación y deja sin los alimentos necesarios a la población salvadoreña.

Este cuestionamiento en épocas de hiperglobalización neoliberal se vuelve imprescindible tanto en el Norte como en el Sur, e implica repensar las estrategias de participación política y de relación con el Estado, teniendo en cuenta su rol cada vez más descafeinado en la redistribución de riquezas y de generación de normas. La Soberanía alimentaria es un llamado para recordarnos que el mismo proceso de globalización es un proceso político que puede ser cambiado.

El marco de la Soberanía alimentaria clama por el derecho a restringir el comercio; si esto fuera necesario para proteger a las y los productores de pequeña escala y otras comunidades rurales contra el dumping y los precios por debajo de los costes de producción. El enfoque se centra en garantizar condiciones de comercialización que no representen ninguna amenaza para el pequeño campesinado. Se trata también de desarrollar la soberanía económica y rechazar las propuestas de la Organización Mundial del Comercio sobre agricultura.

Para las organizaciones sociales, campesinas, mujeres y ambientalistas de El Salvador, esta es una de nuestras banderas de lucha, ya que, además de todo lo expuesto, el cambio climático está amenazando gravemente a la población salvadoreña sobre todo a aquellas que son más vulnerables a los desastres.

– Mercy Palacios. Unidad Ecológica Salvadoreña –UNES–, El Salvador.

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