Premio a la lucha contra la especulación con la Tierra

Martes  13 de Diciembre de 2011

La ONG Grain ha recibido el Right Livelihood Award, conocido popularmente como el Nobel Alternativo, por su campaña contra la compra masiva de tierras agrícolas en países pobres por parte de grupos de inversión y gobiernos extranjeros

Más de 4,6 millones de personas necesitan ayuda para sobrevivir en Etiopía, uno de los países afectados por la endémica hambruna del Cuerno de África. Pero en África proliferan las contradicciones.

En una de las regiones más fértiles de Etiopía, en Gambela, por donde discurre el Nilo Azul camino de Sudán, los cereales que allí se cultivan no servirán para llenar los platos de los etíopes: se exportarán a otros continentes.

La ONG Grain ha recibido esta tarde en Estocolmo el Right Livelihood Award, conocido popularmente como el Nobel Alternativo, por su campaña contra la compra masiva de tierras agrícolas en países pobres por parte de grupos de inversión y gobiernos extranjeros.

Etiopía ya ha vendido más de la mitad de todos los campos arables de Gambela al gigante indio Karututi y al saudí Al Mudi forzando a los habitantes de esta zona a abandonar las tierras de las que habían vivido tradicionalmente, denuncia Grain.

«Etiopía está en medio de una grave crisis alimentaria y es muy dependiente de la ayuda para dar de comer a su pueblo; no obstante, el gobierno ya ha entregado cerca del 10% de la superficie agrícola del país a inversionistas extranjeros para producir materias primas destinadas al mercado internacional», denunciaron los representantes de Grain, ayer, en el acto de concesión de los Nobel alternativos, en el Parlamento sueco.

Henk Hobbelink, cofundador de Grain, añade que además de Etiopía, también Sudán, Sudán del Sur, Tanzania, Mozambique, Senegal o Mali han vendido millones de hectáreas. Lo mismo sucede de Asia y Latinoamérica.

«Si el acaparamiento de tierras persiste sin que nadie lo pare cada vez habrá más pueblos expulsados de sus campos, en algunos casos con la intervención del ejército; también nos preocupa mucho el modelo de agricultura industrializada que se impone pues se utilizan productos químicos para fumigar degradando el medio ambiente», destaca Hobbelink.

Esta tendencia ataca los principios en los que se basa la soberanía alimentaria, que establece que cada país, cada región, produzca la mayoría de alimentos que consume; a la vez que contribuye a la emisión de los gases de efecto invernadero causantes del cambio climático y acelera la pérdida de biodiversidad.

El arroz o las hortalizas que se produzcan en África se consumirán a miles de kilómetros de distancia. Esta ONG, nacida hace 21 años y cuya sede principal está en Barcelona, considera que el modelo agroindustrial promovido por los nuevos propietarios es el mayor responsable de la deforestación de los bosques de África, Asia y Latinoamérica para facilitar la expansión de las plantaciones de soja, caña de azúcar, aceite de palma o maíz.

Desde Grain advierten que el «land grabbing» (término en inglés que define este fenómeno) enviará a la pobreza a muchos pueblos y aprovechan el foro de Estocolmo para invitar a la reflexión: «¡Países como Etiopía, que dependen de la ayuda al desarrollo para la alimentarse, venden sus tierras para producir comida para el mercado exterior!», exclama Hobbelink.

«Los precios que se pagan por la fincas -añade- son miserables; los gobiernos esperan que los inversores arreglen infraestructuras y generen mano de obra, tienen la ilusión de que traerán el progreso. Pero estas grandes explotaciones industriales tienen un promedio de dos trabajadores por mil hectáreas; además tanto chinos como indios traen al personal formado de sus países».

«No sólo estamos hablando de inversores indios o saudíes, también hay bancos, fondos de inversión y de pensiones europeos y de EE.UU., gobiernos… ¿Quién va a alimentar al mundo? ¿Los agricultores o los bancos?», espeta el cofundador de Grain, quien también reclama una alianza con las ONGs de cooperación al desarrollo que están trabajando en África, Asia y Latinoamérica para emprender acciones conjuntas.

Hobbelink recuerda que Grain empezó a denunciar el «land grabbing» en 2008, cuando a raíz de la crisis alimentaria derivada del incremento del precio de los alimentos «los países que importaban comida vieron que era más rentable adquirir tierras en África, Asia o Latinoamérica y producir directamente sus productos agrícolas que comprarlos».

Luego afloró un flujo de capital que buscaba invertir, también especular, en sectores más seguros: la tierra y los alimentos. Ayer, Grain reivindicó en Estocolmo frenar este proceso para poder garantizar el sustento a los pequeños agricultores de los países más pobres del planeta.

La Vanguardia, España, 6-12-11

 

 

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