Brasil: Encuentro unitario de trabajadores, trabajadoras y pueblos del campo, de las aguas y de los bosques

Miércoles 15 de Agosto de 2012

¡Por tierra, territorio y dignidad!

DOCUMENTO BASE:

“POR LA CONSTRUCCIÓN DE UN MODELO ALTERNATIVO DE AGRICULTURA”

Encuentro Nacional Unitario de los Trabajadores/as, Pueblos del Campos, de las Aguas y de los Bosques

Por: ¡Reforma Agraria, Tierra, Territorio y Dignidad!

Brasilia, 20 al 22 de agosto de 2012

I. INTRODUCCIÓN

El Encuentro que ahora se realiza, desde el título enunciado, tiene tal identidad, motivación y propósitos que, desde un principio, importa caracterizar, porque a partir de esto se pretende provocar un proceso amplio de reflexión en las bases sociales aquí representadas, que se irá detallando y orientando en consecuencia.

El diálogo interno de los grupos sociales aquí reunidos tiene la pretensión de afirmar un sujeto histórico –portador– de demandas políticas y de derecho reconocidas por el Estado democrático brasileño, pero en la práctica negadas sistemáticamente. Por motivo de esa pretensión legítima, acciones significativas de movilización y articulación se hacen necesarias, teniendo en mente conquistar el apoyo de la sociedad y del Estado para realizar los cambios que nos proponemos.

Las bases sociales que ahora se encuentran son representativas de distintos grupos sociales, etnias y movimientos sociales agrarios de todo el Brasil –pueblos indígenas, comunidades tradicionales, asentados de la reforma agraria, y acampados a la espera del asentamiento, agricultores familiares, campesinos contemporáneos, extractivistas, pueblos de los bosques, pescadores artesanales, quilombolas e incluso trabajadores asalariados.

El foco de unidad de esos pueblos y grupos sociales en este Encuentro es la lucha por la tierra, contra las muchas amenazas, que, no obstante múltiples particularidades, presenta un denominador común –la expansión sin límites de reglas democráticas, del gran capital– autodenominado “agronegocio”, sobre las tierras y territorios d destinación social. Tal expansión se da la frágil incorporación del trabajo asalariado regular e inclusive con recurrencia a formas similares al trabajo esclavo, conforme testimonian innumerables laudos de fiscalización del trabajo (Ministerio del Trabajo). Ese estilo de expansión agrícola vacía los campos y provoca superpoblación en el espacio urbano, al margen de demandas explícitas del mercado de trabajo.

Las amenazas concretas de concentración privada de las tierras y la desarticulación de los asentamientos de los diversos grupos, provisoriamente aquí identificados como campesinos contemporáneos y pueblos indígenas, tienen diversas procedencias –de los frentes de expansión de los monocultivos agropecuarios y forestales, de las mineras, de los grandes proyectos hidroeléctricos y, principalmente del escandaloso proceso de apropiación ilegal (o “grilagem”) que el Estado brasileño asiste impunemente o del que es cómplice.

El significado de este Encuentro y del proceso que pretende desencadenar es de tres dimensiones: política, en el sentido de la unidad de los movimientos sociales agrarios en torno a la agenda común en la lucha por la tierra, superando la fragmentación que permite al gobierno federal ignorar sistemáticamente demandas legítimas de esta base social; social en el sentido de la autodefensa contra las amenazas concretas de destrucción social, cultural y física de los campesinados brasileños; histórica en el sentido de evocar y homenajear al medio siglo recorrido de este 1º Congreso Campesino, de carácter nacional, ocurrido en Belo Horizonte en 1961.

Los grupos sociales aquí reunidos, con su riqueza social, cultural, étnica e histórica, cargan en relación con las tierras y territorios de “hábitat” y de trabajo una lucha multisecular por reconocimiento de derechos legítimos. Su relación y cuidado con la tierra y con los alimentos no puede quedar restringida a la explotación económica, ya que contiene valores que no se limitan a los productos de mercado que allí pueden ser plantados y cosechados. Su/s cultura/s populares contienen los signos más profundos del Brasil y de su gente, regiones, costumbres y manifestaciones artísticas y saberes populares, que sufren el atropello de la monopolización por el gran capital. Son pueblos y grupos sociales depositarios de vínculos legítimos con la nación brasileña, cuya desestructuración en nombre del capital y del dinero, rompe con la propia identidad cultural del Brasil. De la misma forma, la acentuada concentración, y ahora, desnacionalización de las tierras por el gran capital, rompe con la idea de nación territorial.

El Encuentro político de los múltiples campesinados, forjados a lo largo de la historia, que se da en el momento presente, ultrapasa el significado de defensa contra las amenazas concretas con que ahora se encara, aunque inmediatamente tenga esta motivación. Pero es principalmente un momento de afirmación de los proyectos de autonomía campesina en las condiciones del siglo XXI y se comunica con múltiples expectativas de los sectores marginados por la economía política del agronegocio, con vistas a la superación del modelo de subdesarrollo que actualmente paraliza al Brasil.

El Encuentro da inicio a un conjunto de movilizaciones articuladas de los movimientos de la agricultura familiar, campesinados y pueblos indígenas, con pretensión legítima de afirmar la lucha por el derecho a la tierra, hoy día desplazado de la agenda política brasileña.

II. LOS DESAFÍOS DEL MOMENTO PRESENTE

1- La economía brasileña viene profundizando desde la última década su dependencia externa por exportación de productos primarios, en simultaneidad al agravamiento de la situación deficitaria de la “industria” y de los “servicios”. En tales condiciones, se agrava el déficit en las “transacciones externas”, para lo que se demanda cada vez más capital extranjero para que supla tal laguna y se apela simultáneamente para una estrategia de súper explotación de las tierras, minas y aguas para atender el servicio de dependencia.

2- El Brasil vive un claro proceso de “reprimarización” de los sectores clave, envueltos en las exportaciones, de que se tornó especializado en media docena de productos agropecuarios y minerales –soja, carnes, azúcar y alcohol, pasta de madera, mina de hierro, aluminio y petróleo bruto. Ese proceso desplaza el eje de la expansión económica –de la industria– cuyo principal motor es el progreso técnico; para la producción de productos primarios exportables, persiguiendo una especialización primaria en las relaciones externas. Y paralelamente a ese desplazamiento del eje de la acumulación de capital, se reestructura internamente la economía política del agronegocio, fundamentada en la alianza de la gran propiedad territorial, de las cadenas agroindustriales y del Estado financiador y garante de la riqueza del latifundio.

3- La crisis de la economía mundial, que desde 2008, da señales de extensión y profundidad crecientes y tiende a afectar cada vez más la economía brasileña en los aspectos en que ésta se ha especializado más recientemente: las exportaciones de “commodities” y el ingreso de capital extranjero. En tales circunstancias, mientras se discuten salidas para el desarrollo, las estrategias privadas más conservadoras, dentro y fuera del gobierno y de su base de sustento parlamentario, persiguen una todavía mayor profundización de la economía del agronegocio. Se abren con el nuevo Código Forestal innumerables facilidades a la explotación excesiva de los recursos naturales en la producción de monocultivos, al mismo tiempo en que se introduce una economía financiera verde, a especular en forma privada con títulos de crédito de carbono en los bosques públicos.

4- La vinculación muy estrecha de los gobiernos de la República, claramente en estos últimos doce años, con una política antisocial en el plano agrario, frustra esperanzas por largo tiempo acariciadas, desactiva la reforma agraria, desestructura los órganos encargados de las políticas de tierra, las ambientales e indígenas, contrario a las demandas sociales, como también del ordenamiento constitucional construido en 1988.

5- En la actual situación de crisis, el Brasil, como país rico en tierras, aguas, biodiversidad, recursos minerales y otros recursos naturales, atrae simultáneamente capital financiero especulativo y agroexportador. Pero lo hace bajo un régimen de completa laxitud de las políticas de tierras, que deberían cumplir y hacer cumplir la función social y ambiental de la propiedad fundiaria; se institucionaliza todavía, de hecho y de derecho, la apropiación sistemática de tierras públicas, tierras indígenas, de parques y reservas naturales. Además, los recursos hídricos, vitales para usos múltiples de la sociedad y de la economía, especialmente de la población urbana, viene crecientemente dilapidándose por la utilización antisocial de las aguas y de los bosques.

6- Saltan a la vista los problemas en perspectiva que hacen a la profundización del modelo de economía política del agronegocio ahora enunciado: agravamiento de la dependencia externa, degradación de recursos naturales y de la producción de alimentos saludables, extrema concentración de la tierra, desnacionalización del patrimonio fundiario y simultánea súper explotación y prescindencia del trabajo humano en ese estilo de expansión capitalista.

7- Las pérdidas hoy destacadas deben llamar particular atención hacia una especie de rueda que el modelo vigente viene imponiendo a los diversos campesinados del Brasil, actualmente reunidos y representados en este Encuentro. La ocupación, invasión, contaminación, intrusión, la desarticulación de los asentamientos y apropiación de las tierras campesinas, indígenas, quilombolas, de asentamientos de la reforma agraria o de parques y reservas naturales y de tierras recuperadas por el Estado, se constituyen en la actualidad en un movimiento ultra-conservador, anti-campesino, de graves repercusiones y consecuencias para la integridad nacional y cultural del Brasil.

III – PLATAFORMA PARA UN PROGRAMA ALTERNATIVO

Razones de vivir y amenazas concretas contra la vida y contra la tierra llevaron a las organizaciones sociales reunidas en este Encuentro y se unieron en un proceso de lucha nacional articulado. Igualmente reconociendo la diversidad política, social y regional de los grupos sociales aquí reunidos, comprendemos en la práctica la necesidad y la importancia de la construcción de la unidad, hecha sobre las bases de la sabiduría, de la madurez y del respeto a las diferencias, buscando conquistas concretas para los pueblos del campo. Afirmar la autonomía del estilo de vida campesino en pleno siglo XXI es una saludable pretensión de los varios grupos sociales que aquí se encuentran, lo que implica nuevas relaciones con la tierra, con la sociedad, con el Estado y con la economía política dominante.

Nuestra plataforma de propuestas concretas de cambios del campo busca alcanzar, en síntesis:

1. Una sociedad donde todas las personas tengan las mismas oportunidades y las mismas condiciones de desarrollo humano;

2. Atender necesidades básicas de alimentación saludable de la población, desatendidas por el sistema convencional;

3. Promover igualdad en el acceso a la tierra y a las oportunidades de manutención de la tierra a los pueblos y grupos que de ella necesitan, como tierra de trabajo y tierra de convivencia;

4. Reconocer y fomentar la autonomía campesina, rescatando su potencial de producción de alimentos saludables, autonomía tecnológica y energética;

5. Recuperar capacidades de pueblos y culturas secularmente oprimidas, identificadas con un Brasil profundo, rescatando la autoestima de los pueblos de la tierra.

En este sentido, es necesario reconocer, rescatar y respetar las luchas de la mayoría de la población rural por:

1. Acceso a la tierra y garantías a la manutención en los territorios, por lo que se requiere aplicar el principio constitucional de la función social y ambiental de la tierra en general, titulación de tierras de quilombolas, tierras indígenas y áreas comunitarias, como “fundos de pasto” y “faxinais”; el disfruto común de las aguas, lagos y humedales, con la preservación de la biodiversidad.

2. Realización de una reforma agraria amplia, siempre en conexión con una política agraria que tenga por eje el principio de la función social y ambiental de la tierra, aplicable a toda la tierra explotada o mantenida en ociosidad. A su vez, la necesaria conexión de la reforma agraria con un conjunto de políticas sociales y de fomento económico, requiere un rediseño concertado de acciones de la reforma agraria y del desarrollo rural, actualmente dispersas, fragmentadas o desactivadas de la burocracia estatal.

3. Construcción de una estrategia de autonomía campesina como vía distinta de desarrollo rural, relativamente a la economía del agronegocio, con características innovadoras y transformadoras de las relaciones económicas, sociales y ambientales en varios aspectos relevantes, como ser: a) especialización en la producción de alimentos saludables; b) autonomía de medios de producción y saberes agroecológicos vinculados a otra concepción técnica de manejo con la tierra; 3) autonomía energética con incorporación de innovaciones a mejor utilización de la energía solar, de la biomasa, eólica y del biogás; 4) mayor integración a los mercados institucionales componentes de una política nacional de producción y consumo de alimentos saludables, a ser definida.

4. Priorizar la producción de los alimentos saludables en conexión con las demandas institucionales del sistema educacional, de seguridad alimentaria y de las políticas sociales en general; especialmente para la atención de las necesidades y funciones preventivas de parte del sistema público de salud.

5. Reestructuración de los sectores de los gobiernos federal y estaduales que atienden la agricultura familiar, campesina y pueblos de los campos, de las aguas y de los bosques, teniendo en vista diseñar auténticas y diferenciadas políticas regionales de fomento a las estrategias de vida y de trabajo de esos grupos sociales;

6. Fomento a la agroecología y diversas prácticas de la agricultura orgánica, susceptibles de eliminar la utilización de agrotóxicos y producir alimentos saludables. Papel importante pueden cumplir en este sentido las iniciativas de la investigación pública, en especial de la EMBRAPA o de la nueva institución de fomento con misión específica, así también la función de la educación del campo.

7. Implantar y desarrollar proyectos de educación indígena y campesina contextualizados, que respeten y fortalezcan la lengua de cada pueblo, sus saberes y al mismo tiempo permitan la convivencia con el conjunto de la sociedad brasileña. No tiene sentido una educación urbanizada, transplantada para el medio rural, ni una educación técnica de estilo agronegocio para el medio campesino. Es fundamental rescatar saberes milenarios de poblaciones que conviven y cuidan de sus biomas a imagen y semejanza de la madre naturaleza;

8. Rescatar el acervo de artes, saberes culinarios, medicinas y principalmente prácticas culturales indígenas y campesinas, reconociéndolas como valores de destrucción. Introducir prácticas políticas que rescaten y reconozcan la autonomía campesina como avance rumbo a una sociedad democrática, pluralista, en proceso de superación de los límites.

9. Fortalecer estrategias de cooperación y solidaridad de los grupos campesinos, respetando siempre sus diversidades, especialmente en sus relaciones con los mercados institucionales.

10. Rediseñar y consolidar un conjunto de reglas de políticas públicas que rigen la acción estatal sobre la agricultura familiar y los pueblos indígenas –en la reforma agraria (PNRA), en la educación (Educación del Campo), en la Previsión Social (Régimen de Economía Familiar), en la política agrícola (PRONAF), en la salud (salud indígena) y en la Seguridad Alimentaria ( Programa de Adquisición de Alimentos de la Agricultura Familiar, PAA)–, teniendo en cuenta la atención de las demandas por la defensa de la tierra, cultura y protección social de los pueblos y grupos sociales aquí reunidos.

 

 

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