Quedan dos semanas para las elecciones presidenciales y a cargos legislativos en los estados. Fecha clave en la disputa por el gobierno en Venezuela, el poder político que el chavismo, contra muchos pronósticos, hemos logrado refrendar en los últimos meses.
Mirando hacia atrás vemos cómo en el último año hemos dado batalla tras batalla en las urnas y en las calles, en los territorios y los frentes internacionales. Es mucho lo que hemos logrado, en particular con este contexto de gran adversidad económica que enfrentamos, este andar contra golpes que nunca cesan.
Al observar la participación en el simulacro electoral ratificamos algunos análisis. Continuamos siendo como chavismo una fuerza política con capacidad de movilización, acción, despliegue a través de sus múltiples instrumentos, como Psuv, movimientos, y otros partidos políticos. La unidad que hemos mantenido nos da una fortaleza que la derecha no tiene, así como la coherencia discursiva en cuanto a las formas en que buscamos dirimir el conflicto político, las urnas y no la violencia. Llegamos en mejores condiciones al 20 de mayo.
Sabemos a su vez que la elección resuelve solamente un aspecto de la confrontación que ha desbordado lo electoral por razones de las estrategias de la derecha direccionada desde los Estados Unidos. El plan golpista no solamente no cesará ni antes ni después de las urnas, sino que se agudizará para así lograr por vías no democráticas no que lo logran por los votos. Estamos ante una guerra, no ante una oposición nacional democrática.
Debemos ganar el 20. Es imprescindible lograrlo además con la mayor cantidad de votos. Para eso enfrentamos tanto la táctica de un sector de la derecha que convoca a no ir a las urnas para intentar quitarle legitimidad al resultado, así como los mismos efectos de la situación económica que lleva a un sector de la población a centrar sus cotidianos en resolver los problemas básicos ligados al aumento de precios, desabastecimientos de productos claves, malos servicios en aspectos centrales como el gas o el agua. La situación económica desmoviliza, aleja, es parte de lo que busca generar el bloqueo económico que cuenta con la acción de grupos de poder económico local, mafias que operan desde bancos y espacios de poder.
Por eso subrayamos la necesidad de brindar respuestas concretas a las necesidades más urgentes, así como de trabajar en lo estratégico, que es construir un modelo nuevo económico, articulado a lo cultural y político. Ambos tiempos deben ir de la mano. Debemos, por ejemplo, construir un plan de emergencia en áreas claves como servicios, hacerlo convocando al protagonismo de la gente, y en ese movimiento golpear a quienes sabotean y roban dentro de las instituciones. Un paso sin el otro resultará insuficiente. Lo mismo ocurre en lo productivo, donde debemos poner en marcha un plan especial de producción, con apuesta al campesinado, pequeños y medianos productores. No son los grandes empresarios quienes van a resolver lo que nunca han hecho.
Es necesario abrir el diálogo en la sociedad, con todo el chavismo, con quienes se han alejado, para reconstruir mayoría política, hegemónica, y, como ha subrayado el presidente, golpear a las grandes mafias, las que están más arriba, en Banesco o instituciones. Sabemos que en la guerra a veces se debe ganar tiempo, y también que ese tiempo es oro. La historia no se detendrá luego del 20 de mayo, seguirá con más desafíos, urgencias para nuestro pueblo, desafíos para quienes seguimos con la apuesta del primer día: lograr una patria libre, justa, soberana.
Coordinación Nacional de la Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora