“Nuestro coraje y nuestra osadía construirán un mundo donde todas nosotros podamos vivir”
Somos palabras, miradas, acciones, pero principalmente, mujeres que luchan con todo nuestro corazón y rebeldía en las cinco regiones de esta matria. Somos nuestros diálogos, vídeos, músicas, poesías, cuentos, teatros, danzas, pinturas y performances; somos mujeres de nuestro tiempo, que seguiremos trabajando por la unidad de la clase obrera y la construcción del feminismo en la lucha por la tierra
Durante cinco días, cerca de 70 mujeres Sin Tierra de todo el país se reunieron en el Curso Feminismo y Marxismo Nacional, realizado en la Escuela Nacional Florestan Fernandes en São Paulo, para discutir la lucha de las mujeres contra el capital y el patriarcado.
Cautivadas por la mística feminista y antipatriarcal, las mujeres que estuvieron presentes en el curso entre 10 y 15 de septiembre, más allá de asimilar la base teórica necesaria para dialogar con sus realidades, pudieron vivir las demás dimensiones que integran sus vidas.
Nos comprometemos a combatir las opresiones y construir estrategias y tácticas de lucha y enfrentamiento a las violencias promovidas por el capital en sus diversos ámbitos, confrontando el racismo, el patriarcado y la LGTBfobia.
Fue con ese tono de unidad que Atiliana Brunetto, de la dirección nacional del MST por el sector de Género, afirma que el análisis de coyuntura y el proceso histórico de lucha de las mujeres están integrados.
“Las mujeres somos parte de estas trincheras históricas de resistencia contra el capital y el patriarcado. Pues las Sin Tierra creamos y posibilitamos los espacio en nuestras áreas de campamento y asentamiento donde podamos reflexionar sobre nuestras tareas y condiciones para realizarlas, el debate de la planificación de acciones y realización de la formación enfrentando el desafío primordial que es la emancipación de las mujeres.”
En ese conjunto de acciones, las mujeres del MST organizaron el curso Feminismo y Marxismo como un espacio de formación teórica, de estudio y encuentro entre las mujeres que buscan compartir sus experiencias militantes y también proyectar acciones organizativas y de lucha para el próximo período.
Llevamos adentro el fuego revolucionario que siempre nos iluminará cuando sintamos cuán dura es la lucha, la vida. Cuando sintamos miedo y nos sintamos inseguras, lo encenderemos en nuestros corazones y nos acordaremos que no estamos solas…
No estamos solas y nuestra boca grita una rebeldía colectiva. Así somos las mujeres Sin Tierra que construimos cotidianamente la lucha de forma colectiva y el curso también es uno de esos espacios.
A través de la dinámica de pensar la base teórica vinculada a una propuesta metodológica que posibilite el abordaje de las diversas dimensiones que forman parte de la mujer Sin Tierra, con la realización de talleres sobre la cuestión racial, sexualidad, reforma agraria, artes, comunicación, entre otras, se propuso un diálogo directo con la realidad discutiendo incluso formas más concretas como cómo actuar en ella. Además, la dimensión del cuidado en la búsqueda del equilibrio entre cuerpo y mente tan fundamental en la lucha cotidiana fue algo que marcó todos los días de la actividad.
Reavivadas por la mística militante, al final del curso las mujeres expresaron su compromiso con la lucha.
“Nos comprometemos a seguir vivas y en la lucha por la construcción de un país justo e igualitario. Esa es una condición humana y revolucionaria de todas y todos que se atreven a destruir las estructuras de poder que sostienen las sociedades de clase. Que buscan subvertir las reglas normalizantes. Y que siguen sin vacilar, con piedras y sueños, en la construcción de ese camino”, afirmaron.
A continuación la carta completa escrita por las mujeres durante el curso
Carta compromiso de las mujeres Sin Tierra
“¡Somos mujeres, somos pueblo, somos historia, somos resistencia!”
Somos palabras, miradas, acciones, pero principalmente mujeres que luchan con todo nuestro corazón y rebeldía en las cinco regiones de esta matria.
Somos nuestros diálogos, vídeos, músicas, poesías, cuentos, teatros, danzas, pinturas y performances; somos mujeres de nuestro tiempo y seguiremos trabajando por la unidad de la clase obrera y la construcción del feminismo en la lucha por la tierra.
Nos comprometemos a combatir las opresiones y construir estrategias y tácticas de lucha y enfrentamiento a las violencias promovidas por el capital en sus diversos ámbitos, confrontando el racismo, el patriarcado y la LGTBfobia.
Nos comprometemos a mantener la continuidad del legado de aquellas que vinieron antes de nosotras, que cultivaron la semilla de la resistencia de los pueblos contra las opresiones. Y también lucharon incesantemente por la soberanía de los pueblos, cuidando las semillas y de la naturaleza como bienes patrimonios de la humanidad.
Acá, juntas, reafirmamos que seguiremos habitadas y fortalecidas por el aroma de la rebeldía y de los marzos que vendrán. Cultivamos el internacionalismo y seguiremos en la lucha con nuestras hermanas en Latinoamérica y todo el mundo.
Llevamos adentro el fuego revolucionario que siempre nos iluminará cuando sintamos cuán dura es la lucha, la vida. Cuando sintamos miedo y nos sintamos inseguras, lo encenderemos en nuestros corazones y nos acordaremos que no estamos solas y llevamos con nosotras todas las desaparecidas, asesinadas, presas, violadas, perseguidas y golpeadas, exploradas y muertas de todas formas.
No caminos solas, con ellas y por ellas luchamos por verdad y justicia. Para que la opresión y explotación no recaigan sobre nuestros cuerpos, no sea el dolor que vuelve a repetirse con tantas otras en cualquier lugar.
Nuestro coraje y nuestra osadía construirán un mundo donde todas nosotros podamos vivir sin miedo. Así, nos comprometemos a seguir vivas y en la lucha por la construcción de un país justo e igualitario. Esa es una condición humana y revolucionaria de todas y todos que se atreven a destruir las estructuras de poder que sostienen las sociedades de clase. Que buscan subvertir las reglas normalizantes. Y que siguen sin vacilar, con piedras y sueños, en la construcción de ese camino.