Nuestro sistema alimentario y las formas de vida rural están bajo el ataque del capital financiero internacional y las corporaciones transnacionales, que cuentan con el apoyo de gobiernos, acuerdos de libre comercio e instituciones financieras internacionales como la Organización Mundial de Comercio (OMC), Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. Cuando los pueblos rurales pierden sus tierras y territorios, éstos caen en las manos del agronegocio y otros acaparadores de tierra.
Por otro lado, nos enfrentamos al cambio climático, se elevan las temperaturas y el nivel del mar, existen grandes contaminaciones de la tierra y las aguas, baja fertilidad de los suelos, poca disponibilidad de agua, disminución de la biodiversidad, se incrementan los eventos climáticos extremos que ocasionan severos daños a las comunidades y los ecosistemas, incrementando la vulnerabilidad de las poblaciones más empobrecidas, en particular de las mujeres indígenas y rurales.
Enfrentamos los agrotóxicos, los transgénicos, el monocultivo, los agronegocios, la sustitución de insumos, la agricultura orgánica neoliberal que mantiene el monocultivo, las leyes, tratados de semillas y su mercantilización, el verticalismo y la privatización de los conocimientos, la propiedad intelectual sobre la vida, el acaparamiento de tierras y los grandes latifundios privados, el patriarcado y otras formas de explotación, el ataque a la naturaleza desde la mal llamada agricultura inteligente.
Desde la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo CLOC-Vía Campesina, promovemos la agroecología como el único camino, pertinente, viable y éticamente admisible para lograr la soberanía alimentaria, con la unión de las fuerzas, voluntades y capacidades de todos nuestros pueblos.
La agricultura campesina agroecológica que practicamos es una pieza clave en la construcción de la soberanía alimentaria y la defensa de la Madre Tierra, principios éticos de vida basados en la justicia social y en la dignidad de los pueblos.
Nuestra agroecología es sumamente política, no es complaciente ni con las estructuras de poder ni con el monocultivo, más bien desafía al poder, y coloca a las comunidades locales en el centro de la producción de alimentos, en armonía con la Madre Tierra.
Buscamos practicar una agroecología campesina basada en sistemas locales de semillas, que es comprobadamente mejor para la Madre Tierra, ayuda a enfriar el planeta, y ha demostrado ser más productiva por unidades de área que el monocultivo industrial, ofreciendo el potencial para alimentar al mundo con alimentos sanos y saludables, producidos de forma local, mientras que a su vez garantiza una vida con dignidad para el campesinado y para las generaciones futuras de los pueblos del campo.
¡Una agroecología transformadora y emancipadora, liderada por los pueblos campesinos!
Nuestra propuesta es continuar promoviendo la agroecología entre todas las organizaciones de la CLOC y La Vía Campesina a través de programas de formación, visitas de intercambios, producción y distribución de materiales educativos y la identificación y documentación de casos exitosos; promovemos la creación de programas, escuelas e institutos de formación agroecológica (IALAs) y programas de campesino-a-campesino. Asimismo, trabajamos en la defensa y el fortalecimiento de los sistemas de semillas campesinas locales, la lucha por la tierra y el agua; y exigimos a los gobiernos la adopción de políticas públicas que favorezcan la agroecología y la soberanía alimentaria.
Las mujeres, hombres, ancianos y jóvenes campesinos, indígenas, jornaleros, trabajadores rurales sin tierra, y otros pueblos del campo estamos comprometidos con la lucha por la defensa y recuperación de nuestra tierra y territorios, que nos permiten preservar nuestro modo de vida, nuestras comunidades, y nuestra cultura.
Los pueblos indígenas, y todas nuestras tradiciones y culturas campesinas históricamente nos han enseñado el respeto a la Madre Tierra, por lo cual nos sentimos desafiados con la recuperación de nuestros saberes ancestrales de la agricultura y con la apropiación de los valiosos principios de la agroecología (que de hecho proviene en gran parte de nuestro conocimiento acumulado), para que así podamos producir en armonía con, y cuidando a nuestra Madre Tierra.
Principios técnicos de la agroecología:
-Aumentar el reciclado de biomasa y optimizar la disponibilidad y el flujo balanceado de nutrientes.
-Asegurar condiciones del suelo favorables para el crecimiento de las plantas, particularmente a través del manejo de la materia orgánica y aumentando la actividad biótica del suelo.
-Minimizar las pérdidas provocadas por flujos de radiación solar, aire y agua mediante el manejo del microclima, cosecha de agua y el manejo de suelo a través del aumento en la cobertura.
-Diversificar específica y genéticamente el agroecosistema en el tiempo y el espacio.
-Aumentar las interacciones biológicas y los sinergismos entre los componentes de la biodiversidad promoviendo procesos y servicios ecológicos claves.
La agroecología se integra con la humanidad, en armonía y en equilibrio con la naturaleza, no la vemos aislada, está muy vinculada con las luchas por la tierra, el territorio, el acceso al agua, los mercados nacionales y locales, lo que propicia autonomía. Se inicia con los campesinos y campesinas, los pueblos originarios y las semillas indígenas.
Constituye un proceso social, cultural y político y es una herramienta para la transformación colectiva de la realidad, se basa en el intercambio, la cooperación y la acción colectiva entre los pueblos, en el diálogo horizontal entre los conocimientos campesinos e indígenas y los conocimientos científicos, es integral, política y respeta la Madre Tierra.
Como CLOC – La Vía Campesina, consideramos que el Decenio de la agricultura Familiar (2019-2028) de las Naciones Unidas se constituye como una valiosa oportunidad para poder discutir políticas para el campesinado a nivel internacional y fortalecer la territorialización de la agroecolgía.
“Una importante especie biológica está a punto de desaparecer por la rápida y progresiva eliminación de sus condiciones naturales de vida: el hombre”. Fidel Castro