HAITÍ: «LA DÉCADA COMENZÓ CON UN GRAN DESASTRE NATURAL Y TERMINÓ CON UN DESASTRE POLÍTICO»

A partir de julio del 2018 un viento de pánico y crisis políticas ha regido en el país con relación a la pobreza y miseria que aumentan día a día, mientras que las autoridades establecidas no hacen nada para satisfacer las necesidades de la población.

La situación social, económica y política sigue siendo hasta ahora complicada, a pesar de las luchas de la población activa contra un sistema político que hizo de Haití un país donde nadie se siente a gusto de vivir, donde reina la corrupción; la inseguridad incrementa diariamente, el costo de la vida es precario y la impunidad enfurecida.

Esta realidad genera mucha frustración e insatisfacción, lo que implica un rechazo total al gobierno haitiano por una mayoría del pueblo. El gobierno, apoyado por la comunidad internacional y una parte de la burguesía haitiana, controla el poder  y reprime a  los opositores, realiza falsos gastos en acciones que no brindan  soluciones a la precaria situación de la población convirtiendo al país en un infierno, donde la  juventud huye en búsqueda de una mejor vida en los países de América Latina y otros.

Teniendo en cuenta la frágil situación a nivel social, económico, político y cultural, podemos prever la catástrofe que podría ocurrir si el Covid19 se expande con la velocidad de transmisión como ocurre en muchos países, debido a la falta de un plan de prevención, carencia de infraestructura sanitaria, equipos adecuados y técnicos para enfrentarlo. Esta realidad genera presión y pánico en la población. Frente a esta situación, nosotros como organizaciones campesinas miembros de La Vía Campesina necesitamos trabajar mucho en la solidaridad para prevenir y enfrentar la propagación del COVID-19 que está golpeando el mundo entero.

Según los datos de la Comisión Nacional de Seguridad alimentaria (CNSA), Haití  registra una caída en la producción agrícola, año tras año, que no logra cubrir el 40% de las necesidades alimentarias del pueblo, mientras que las autoridades estatales responsables no tienen un plan agrícola integrado y adaptado  para remediar esta situación; sólo abren el mercado haitiano a productos importados de muy mala calidad,  sin ningún control y recaudación de impuestos aduaneros lo que causa un déficit en la  balanza comercial del país.

 Los últimos datos muestran que en octubre del 2019, las exportaciones fueron de $93.9 millones y las importaciones de $351.41 millones, lo que resultó en déficit comercial de $139.31 millones. En promedio del déficit está alrededor de $ 235.64 millones por mes en los últimos 12 meses (noviembre de 2018 a octubre de 2019).

En septiembre de 2019, el deficitario comercial alcanzó su nivel más bajo en décadas con $27.1 millones debido a la desaceleración significativa en las actividades económicas durante este período. La última vez que Haití tuvo un deficitario comercial tan bajo fue en junio de 2009, cuando fue de $71.76 millones.

Como consecuencia del terremoto de 2010 las exportaciones cayeron y las importaciones de alimentos y productos de construcción aumentaron un 85% respecto al año anterior.

Haiti ha sido golpeado por desastres naturales y políticos siendo este último el más grave, ya que las tragedias naturales estimulan la solidaridad y empatía ante la unión de salir adelante.  Durante el año 2019 la comunidad internacional ha sido inconsistente, descuidada, inconsciente e incompetente debido a las malas elecciones de los líderes haitianos. Al final, las consecuencias económicas de los desastres naturales y políticos son similares, pero las reacciones de los principales actores son diferentes. Estos últimos, incluidos los donantes internacionales, ven la crisis actual más bien como una catástrofe causada por los propios haitianos.

En la última década fiscal (2009-2010 a 2019-2020), el país ha vacilado entre los desastres naturales y políticos, mientras tanto, navega en otras crisis políticas, huracanes y tormentas más débiles. La década comenzó con un gran desastre natural y terminó con un desastre político. Tal escenario deja muy pocas posibilidades para la planificación del desarrollo nacional, que requiere una estabilidad política comprobada y una tasa de crecimiento económico de más del 10% durante un período de al menos 20 años.

Frente a esta situación social, económica, política que el país está cruzando hacemos una llamada de solidaridad a todas las demás organizaciones  de la CLOC y LVC en la región y al nivel mundial para darnos la mano y hacer presión sobre las autoridades haitianas para sacar el país donde está.

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