«El mareo del hambre es peor que el alcohol. El mareo del alcohol nos impulsa a cantar. Pero el hambre nos haz temblar. Me di cuenta de que es horrible tener solo aire en mi estómago». Carolina de Jesús
Nosotras, las mujeres campesinas queremos llamar la atención de la sociedad sobre lo que estamos pasando en nuestro país. No es nada nuevo para nadie que en Brasil haya una enorme desigualdad social y que lo mínimo de las exigencias sociales implantadas por los gobiernos progresistas llevaron a la construcción de un discurso de odio contra los pobres. Si alguien todavía creía que el racismo, el machismo y el elitismo al estilo brasileño eran cordiales, ahora ya no puede engañarse. La violencia se ha expresado cada día con más fuerza y ahora tiene una gran identificación entre estas pautas y las del gobierno federal.
Queremos denunciar el proyecto de muerte que aumenta el hambre en Brasil, día tras día. Antes de la llegada de la pandemia COVID-19 a nuestro país, el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) ya presentaba una situación de expansión del hambre en Brasil que es muy Preocupante.
Los datos recopilados en 2017, 2018 y presentados en 2019 revelan que había 10,3 millones de personas sin acceso regular a alimentos básicos, 5% de las familias brasileñas en situación de inseguridad alimentaria severa, más de la mitad de estas familias estaban encabezadas por mujeres y viven en el Nordeste brasileño.
Cuando llegó la pandemia, los partidos de izquierda se articularon rápidamente con el objetivo de una ayuda para que las familias pudieran aislarsé y no pasar hambre, el gobierno dijo que solo puede pagar R$ 200,00 reales, los partidos de izquierda R$ 1200,00 reales, el congreso aprobo $300,00 reales y gobierno el gobierno $ 600,00 por tres meses y pronto lo redujo a la mitad. Esta acción fue muy importante y tuvo un impacto muy positivo en un país con tanta desigualdad social, pero sin incentivo a la producción y desigualdad distribución de alimentos, sabíamos que habria escases de alimentos y ciertamente los productos de la canasta basica brasileña serian muy caros. Quien hace de la comida un negocio y no una forma de vida como lo hacemos los campesinos y las campesinas, buscaria sacar sacar provecho de este escenario.
En la búsqueda de alimentos para todos y todas, el campesinado brasileño realizó muchas acciones de solidaridad, pero conociendo los límites de esta acción, se organizó y los diversos movimientos sociales del campo, de los bosques y del agua redactaron un proyecto de Ley que tenía como objetivo anticiparse en las acciones frente al riesgo de escasez, altos precios de los alimentos y un hambre aún mayor. Una iniciativa ágil y muy importante, sin embargo, es necesario señalar que antes de que las mujeres de estos movimientos y los movimientos de mujeres ingresen al debate, no se consideró ninguna acción específica para las mujeres a pesar de que son las principales productoras de alimentos que van a la mesa del pueblo brasileño. Pero nosotras mujeres nos organizamos, evaluamos la propuesta y la expandimos, garantizando políticas públicas específicas para las mujeres y para los pueblos y comunidades tradicionales.
Luchamos hasta el último momento para que la Ley dejara establecido que los recursos que destina, sólo deben ser disponibilizados para producir alimentos saludables.
El Proyecto de Ley (PL 735/2020), no se quedó como queríamos los campesinos, sin embargo presentó propuestas muy importantes para enfrentar esta crisis alimentaria provocada por el abandono de las políticas públicas orientadas a la agricultura familiar por parte del gobierno federal.
La PL 735/2020 fue aprobada en la Cámara de Diputados y en el Senado Federal, pasó a ser Ley Assis Carvalho, (diputado que siempre luchó por la agricultura familiar, especialmente para la región Nordeste). Instituyó que a los agricultores familiares en toda su diversidad (asentados/como; indígenas; quilombolas, fondos de pastoreo, extractivistas, pescadores, etc.) pueden una ayudas de que se otorgaban solo a quienes se encontraban en extremo o eran autónomos; promoción productiva para expandir la producción de alimentos y evitar escaseces en los mercados locales; concesión automática de la garantía de cultivo; Programa de Adquisición de Alimentos de emergencia para llevar los alimentos producidos a quienes más lo necesitan, apoyo específico a los agricultores, extensión, rebajas y suspensión de deudas deuda y una línea de crédito de emergencia.
Sin embargo, Bolsonaro VETOU prácticamente todas estas disposiciones de la Ley, impidiendo ayudas a las familias campesinas y a la propia sociedad. Cuando escuchamos que la necropolítica era una política que, desde el neoliberalismo, puso vida al fondo de las demandas del Estado, no imaginamos que llegaríamos a lo que atraviesa Brasil hoy.
ES NECESARIO REPORTAR AL MUNDO ENTERO: El gobierno de Bolsonaro en un país con casi 200 mil muertes por COVID-19, con un aumento de la violencia contra las mujeres nunca antes visto, una situación de desempleo y subempleo que aumenta cada día, y con la regreso de la hambre, de la cual no conocemos el tamaño, porque las agencias gubernamentales no presentan datos, IMPIDEN que campesinos y campesinos puedan incrementar su producción y logren contribuir a la reducción de hambre. IMPIDE que los indígenas y quilombolas estén protegidos y sus territorios se conservan.
Nosotras, campesinas organizados en el MMC, luchamos permanentemente por el derrocamiento de los vetos, ya que vetar acciones que potencien la producción de alimentos, aumentan el hambre. Vimos con preocupación, pero lamentablemente no con sorpresa, que el Congreso anula la Constitución brasileña y vota la Ley de Directrices Fisimétricas (LDO) para el próximo año, sin que se aprecien los vetos del presidente. Esta maniobra en sí misma ya es absurda, pero cuando en medio de estos vetos se encuentran políticas que pueden ser ampliación de alimentos en un país que además de una pandemia de salud enfrenta un mal histórico que es el HAMBRE, el congreso brasileño se vuelve cómplice y socio del gobierno de Bolsonaro en la financiación de la barbarie.
Luchamos constantemente por la construcción de la soberanía alimentaria, la agroecología, la libertad y la autonomía de las mujeres. Queremos hacer un llamado a toda la sociedad a sumarse a esta lucha. Ven con nosotras, porque cuando alguien pasa hambre ya se le ha negado todos los demás derechos y puedes estar seguro, los que no pasan hambre también están amenazados