Haití: Recordamos Jean-Rabel como si fuera ayer

«Un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro», decía Aimé Césaire. 

El sacerdote Jean Marie Vincent, conocido como Janboul (asesinado el 28 de agosto de 1994), es de la teología de la liberación igual que el presidente Aristide, ayudó a los campesinos de la región de Jean-Rabel, a través de la agrupación campesina «Tèt ansanm», afiliada a la organización nacional «Tèt Kole Ti Peyizan Ayisyen», a unirse para defender sus derechos frente a los terratenientes «grandon» que los explotaban.

 El 23 de julio de 1987, grupos paramilitares que actuaban bajo las órdenes del terrateniente «grandón», Rémy Lucas, mataron al menos a 139 campesinos (300 según varias organizaciones de derechos humanos y el informe de la OEA, y 1.042 según Nicol Poitevien, uno de los autoproclamados asesinos).

A modo de recordatorio, unos días antes de la masacre de Jean-Rabel, el teniente general Henry Namphy, jefe de la junta duvalierista en el poder, visitó la región y ofreció públicamente su apoyo a la familia Lucas, que reclamaba las tierras de los campesinos. Gracias a este apoyo, durante varios días los miembros de Tèt Ansanm y sus familiares fueron asesinados en la calle, en la cárcel e incluso en el hospital.

Estos criminales no dudaron en afirmar que los miembros de la organización Tèt Ansanm eran los verdaderos autores de estos asesinatos, en particular el padre Jean Marie Vincent y sus colaboradores, a los que calificaron de comunistas. 

En memoria de estos desaparecidos, este año después de 35 años de impunidad de este crimen, no podemos quedarnos indiferentes sin no sólo revivir este momento, sino seguir explicando a las nuevas generaciones lo que pasó y cómo seguir luchando.

También hay que recordar que la organización Tèt Kole Ti Peyizan Ayisyen, miembro de La Vía Campesina, sufrió dos masacres. El primero el 23 de julio de 1987 en Janrabel y el segundo el 12 de marzo de 1990 en Monri, localidad llamada Piatre, donde se quemaron casas y se decapitó a campesinos. Estos actos quedan impunes y los autores intelectuales viven como si nada hubiera pasado.

Por último, Tèt Kole Ti Peyizan Ayisyen se mantiene firme en su lucha por el cambio real de las condiciones de vida de estos campesinos. Seguiremos denunciando al Estado burgués haitiano, que da prioridad a la burguesía nacional para acaparar las tierras no sólo de la organización sino también de otras organizaciones campesinas del país.

¡Justicia, justicia, justicia para las víctimas!

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