El Equipo de Tareas de Alto Nivel de Naciones Unidas sobre la crisis en la seguridad alimentaria global está organizando una reunión de consulta con las organizaciones de la sociedad civil en Dublín, para los días 17 y 18 de mayo, con el fin de actualizar el documento «Marco global para la Acción» (CFA por sus siglas en inglés), de julio de 2008.
Este informe agrupa una serie de acciones a medio y largo plazo para permitir que los gobiernos, las Naciones Unidas y las agencias multilaterales de Bretton Wood ofrezcan, según Ban Ki Moon, «una respuesta coherente y coordinada a la crisis alimentaria global». A corto plazo, el acceso a los alimentos para la población más vulnerable deberá mejorarse, y a largo plazo deben evitarse nuevas situaciones de inseguridad alimentaria.
En principio, esta iniciativa parece satisfacer todas las expectativas. Sin embargo, en la práctica, varios puntos deben recibir críticas.
Algunos componentes del Grupo de Tareas de Alto Nivel redactó el documento CFA, y se presentó sin consultas con los gobiernos ni las comunidades más afectadas por ese incremento repentino en el precio de los alimentos (por ej.: pequeños productores, comunidades pesqueras, personas pobres que viven en la ciudad, hombres y mujeres). Dos años después, la operación de Dublín y la consulta escrita precedente constituyen un intento por arreglar esos puntos débiles iniciales.
Realmente esta consulta es un ejercicio de estilo. No pretende elaborar una respuesta conforme a las expectativas de la sociedad civil, sino que pretende recibir comentarios a una serie de respuestas preestablecidas. Para el autor del CFA, las soluciones a la inseguridad alimentaria son el mercado global, un incremento en la productividad y las inversiones en agricultura mediante una serie de insumos industriales y tecnológicos, una reducción en las barreras arancelarias que permita una mayor circulación de mercancías, una conclusión rápida para la ronda de Doha, el desarrollo de inversiones privadas para producir agrocombustibles en los países en desarrollo. Se trata de transformar la agricultura campesina en una agricultura industrial y con la mayor celeridad posible. Y, sin embargo, para muchas organizaciones de la sociedad civil estas respuestas son la verdadera causa de las situaciones alimentarias críticas a las que se enfrentan varios países. Es por ello que varias organizaciones rechazaron formar parte de la consulta CFA puesto que lo entienden como una distorsión desde el principio.
Para La Vía Campesina, más allá de un ejercicio de estilo, la consulta de Dublín es un intento más por parte de los que quieren debilitar el proceso de reforma del Comité de la FAO sobre Seguridad Alimentaria (CFS por sus siglas en inglés).
Sin lugar a dudas sería un placer para los autores del Marco global para la Acción (CFA), y con ellos para los países donantes del G8, el Banco Mundial y la OMC, ver que su informe se convierte en el marco estratégico que tanto solicitaban los gobiernos el pasado octubre durante la sesión plenaria del Comité sobre Seguridad Alimentaria. Los estados han expresado claramente su deseo de que el marco estratégico tome en cuenta la experiencia de las organizaciones de la sociedad civil, por lo tanto el razonamiento subyacente a la consulta de Dublín está bastante claro.
Esta lógica es de lo más escandalosa si tenemos en consideración que los mismos actores, cuando les vaya bien, minimizarán cualquier consulta con la sociedad civil, por ejemplo, tomando decisiones en la financiación de los repartos. El caso de la Agricultura Global y el Programa de Seguridad Alimentaria (GAFSP por sus siglas en inglés) se explica por sí mismo: sólo algunas ONG ha sido seleccionadas para dar, en un breve espacio de tiempo, dos o tres nombres para que sean los observadores en el comité directivo del programa. Es más, no existen garantías de que este comité directivo tenga influencia alguna en las decisiones, que las toman en realidad un grupo reducido de personas (el coordinador del Grupo de Expertos de Alto Nivel, un director del Banco Mundial y representantes de los países donantes o de fundaciones privadas).
Existe una diferencia fundamental entre estos intentos de toma de poder (Dublín o GAFSP) y los mecanismos de consulta de la sociedad civil implantados por el Comité sobre Seguridad Alimentaria de la FAO de hace unos meses. La Vía Campesina reitera su implicación y apoyo al trabajo desempeñado por el Comité de Planificación Internacional por la Soberanía Alimentaria (del que forma parte) y por otra organización que, junto al Comité sobre Seguridad Alimentaria, trabaja para crear un mecanismo de consulta abierto y democrático, que respete las características de la sociedad civil.
El Marco global para la Acción que presentó el Grupo de Expertos de Alto Nivel es meramente un documento administrativo y no una declaración de intenciones negociada por los gobiernos. Se trata de una contribución entre otras al marco estratégico que el Comité sobre Seguridad Alimentaria de la FAO debe construir. Otras aportaciones de gran relevancia a este proceso, desde nuestro punto de vista, son la Evaluación Internacional del papel del Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología en el Desarrollo Agrícola (IAASTD), los « Lineamientos para la Promoción del Derecho a la Alimentación » y el documento «Políticas y acciones para erradicar el hambre y la desnutrición»)º.
)° 250 organizaciones y 800 personas apoyan el documento «Políticas y acciones para erradicar el hambre y ala desnutrición» (disponible en la página web www.eradicatehunger.org).