Brasil: La Soberanía Alimentaria, uno de los temas centrales del III Seminario Nacional de Formación Campesina

Jueves 19 de Abril de 2012

FREDDY“La alimentación no debe ser vista como mercancía, sino como un derecho humano fundamental” afirmó Freddy Congo, militante de la Confederación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras, FENOCIN, en su intervención sobre Soberanía Alimentaria, este jueves, durante el segundo día del III Seminario Nacional de Formación Campesina, que se realiza en Santa Catarina, sur de Brasil.

La ponencia de Congo se basó en el concepto de Soberanía Alimentaria construido por La Vía Campesina que es definida como la capacidad de los pueblos de producir y consumir sus propios alimentos, en sintonía con sus principios políticos, sociales, culturales y ambientales. Este concepto se contrapone con el adoptado por el agronegocio, que se enfoca en el lucro, en el uso de venenos, transgénicos y del latifundio. Para Congo, la soberanía alimentaria solo es posible con la agroecología.



“El campesino no resuelve su soberanía con el empleo del paquete tecnológico. Debemos tener claro que lo que nos hace diferentes de la producción capitalista es el manejo agroecológico”, afirmó.

MAP2Las dificultades para la conquista de la Soberanía Alimentaria también fue puesto en la a mesa, y la construcción de políticas públicas fue apuntada como un camino importante, pero todavía insuficiente para el proceso “Solo la institucionalidad no ayuda, nuestra propuesta debe ser materializada en la práctica, construyéndola e implementándola día a día por todos los pueblos. Es deber de los pueblos materializar la soberanía alimentaria”.

Otra reflexión propuesta por Congo es que no existe posibilidad para la Soberanía Alimentaria sin una profunda reforma agraria, que está relacionada con el acceso a la tierra para una conquista de la soberanía territorial “Tenemos un desafío grande en frente. Necesitamos cambiar el concepto de reforma por revolución agraria”, finalizó.

Experiencias Campesinas de agroecología y soberanía alimentaria

El segundo día del seminario también contó con una mesa de “Experiencias campesinas de agroecología y soberanía alimentaria”, con la participación de Kelma Cruz, de la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab) y dos venezolanos Reinaldo Torrealba del Movimiento Popular Revolucionario Argínio Gabaldon, y Daniela Tarason, de la Comuna El Maizal.

Kelma expuso sobre el trabajo realizado por la Conab a nivel federal con relación al apoyo y soporte a la comercialización de la producción campesina, y a pesar de las criticas con relación al acceso a política, destacó el Programa Nacional de Compra de Alimentos (PAA) como un instrumento importante para contribuir a asegurar la alimentación y nutrición del país.

Daniela habló de la necessidad de más inversión en programas de abastecimiento alimentario para que se pueda garantizar la soberanía alimentaria. Para Reinaldo, es importante garantizar una alianza Latinoamérica en torno a las luchas por la sobernía aliemtaria de los pueblos.

El Seminario sigue en la tarde con la presentación de Sebastian Piñeiro, ingeniero agrónomo y florestal, con el tema “Agricultura Campesina Ecológica” , y para cerrar el segundo día de seminario habrán místicas y presentaciones culturales en la llamada Noche Cubana.

Fiesta y Feria Nacional de las Semilas Criollas

El seminario integra las actividades de la V Fiesta Nacional de las Semillas Criollas, que tiene como tema central “Semillas: Patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad”. La fiesta es un espacio de animación, formación, debate, intercambio de experiências y afirmación del modelo de producción campesina, tambien divulgar el trabajo de las experiências del campesina em la preservación y masificación de semillas criollas.

Las festividades comienzan este viernes, con el espectáculo nacional de Zé Ramalho, el sábado y el domingo continua con exposiciones y el comercio de las semillas criollas de todo el país, espectáculos culturales y conciertos de gaiteros locales y guitarristas.

El Seminario integra las actividades de la V Fiesta de las Semillas Criollas que es promovido por la Vía Campesina, el MPA, la Unión de Trabajadores Rurales en la Agricultura Familiar de Anchieta (SINTRAF), la Parroquia de Santa Lucía de Anchieta, la ciudad de Anchieta y la Asociación de Comercial, Industrial y de Servicios de Anchieta (ACISA).

Quien no pueda asistir al evento puede acompañarnos por medio de Radio Mundo Real y CLIC Anchieta que estarán transmitiendo los debates y presentaciones culturales por medios de los sitios web www.radiomundoreal.fm y http://anchieta.listen2myradio.com

 

 

 

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Brasil: Alianza contra el pacto de poder

Miércoles 18 de Abril de 2012

marceloFuente: Radio Mundo Real

Macelo Leal (MPA) y un proceso unitario de movimientos campesinos en Brasil contra el agronegocio y sus aliados

En Brasil, desde finales de 2011, se ha fortalecido el diálogo entre los movimientos campesinos a instancia de la Vía Campesina local en función de la resistencia al agronegocio que en ese país significa una “alianza del poder” que aglutina a latifundistas, empresas trasnacionales, sectores políticos y medios de comunicación.



Las bases de ese arco de alianzas se resumen en tres aspectos. Estos son la defensa de los derechos territoriales, la producción de alimentos saludables en convivencia y sin agredir al medio ambiente y la reforma agraria.

Así lo resumió el integrante de la Mesa Nacional del Movimiento de Pequeños Agricultores de Brasil, Marcelo Leal en uno de los paneles que dio inicio a las tres jornadas de capacitación masiva que vienen siendo el prólogo de la 5ta. Fiesta Nacional de Semillas Criollas organizada por dicho Movimiento en las cercanías de la ciudad de Anchieta, estado de Santa Catarina.

El dirigente campesino realizó una descripción de la actualidad económica brasileña y sus características de re-primarización, a diferencia de la aparente re-industrialización con la que se identifica al país a nivel internacional.

En efecto, Leal citó datos según los cuales los niveles de industrialización del Brasil es, en términos relativos, similar a la de medio siglo atrás, pese a lo cual las inversiones –nacionales e internacionales- se limitan más que todo a la producción o mercantilización –a través de procesos extractivos- de materias primas y energía.

En la alianza de los movimientos campesinos, dijo Leal, agrónomo y con formación en economía política, la Vía Campesina ha venido jugando un papel fundamental en cuanto a aproximar a sectores como los asalariados rurales, afectados por megaproyectos y otras organizaciones de carácter nacional que, crecientemente, se perjudican –y pòr ende entran en contradicción- con ese esquema económico que únicamente benefician a los inversores extranjeros y a las élites locales.

Desde el 18 al 20 continúan estas jornadas de capacitación que analizan, con presencia de trescientos militantes del MPA de los 17 estados donde esta organización tiene presencia, además de más de un centenar de invitados internacionales procedentes de Colombia, Ecuador, Paraguay, Argentina, Uruguay, Nicaragua, Guatemala y Honduras, entre otros.

Temas como la actualización de un “Plan Campesino” que signifique una propuesta pero asimismo que implique la construcción de alternativas concretas de producción alimentaria y energética, a partir del análisis de la coyuntura brasileña, continental y global, son los que se discuten a partir de intervenciones de dirigentes del MPA e internacionales que son posteriormente debatidos en forma de plenaria.

De hecho, algunos participantes internacionales recorrieron el centro de capacitación del MPA en el municipio de Santa Cruz, en Rio Grande del Sur, donde el Movimiento realiza un trabajo de diversificación de la producción de tabaco en monocultivo que han fomentado durante décadas varias empresas trasnacionales allí instaladas. A partir de la producción diversificada y agroecológica, con la instalación de pequeñas agroindustrias, se produce desde alimentos hasta alcohol carburante, dulces y hortalizas envasadas al vacío.

La capacitación incluye los aportes de internacionales, en espera del fin de semana en que, por dos días, la plaza principal de Anchieta recibirá a los integrantes del MPA quienes llevarán semillas criollas producidas en las distintas regiones, además de un conjunto de artistas populares que serán una parte central de la Fiesta.

 

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Economía verde o economía fúnebre

Miércoles 18 de Abril de 2012

Pese a que la mayoría de la biomasa y los recursos de los que se pretenden apropiar sean efectivamente de color verde, estas propuestas de ‘economía verde’ empeorarán gravemente los problemas sociales, ambientales y de la biodiversidad, con el avance corporativo sobre la naturaleza y los cultivos.»

Sumidos en una múltiple crisis global, financiera, económica, alimentaria y de devastación ambiental y caos climático, oímos desde los gobiernos y las empresas que la ‘solución’ será una nueva ‘economía verde’. O como dijo Obama parafraseando a Franklin Roosevelt frente a la crisis de 1929, se trata de un ‘green new deal’ (un nuevo acuerdo verde), donde todos serán escenarios de ganar-ganar.



Según esto, se podrán recuperar los inversionistas del capital financiero, gracias a la creación de nuevos mercados financieros con la naturaleza (ampliando la venta de servicios ambientales y los mercados de carbono), y se podrán recuperar los capitalistas de la producción gracias al uso de nuevas tecnologías que servirán para producir en forma más ‘verde’, lo cual también remediará los problemas ambientales. Con más tecnología, nos dicen, se podrá aumentar la producción agrícola y dar de comer a la población mundial. Veamos qué se esconde.

La apuesta por la ‘economía verde’

Ninguno de los escenarios descritos trata de revisar las causas de las crisis, ni de cuestionar los patrones de producción y consumo que están en sus raíces. Y las ‘ganancias-ganancias’ a las que se refieren, son para los mismos que ha provocado las crisis y se han lucrado con ellas. Son las mismas viejas empresas transnacionales contaminantes, las que ahora también controlan las tecnologías y los nuevos mercados, las que abren esta llamada ‘economía verde’ buscando nuevas fuentes de negocios con los desastres.

Sin embargo, para muchas personas y organizaciones, ‘economía verde’ tiene un significado positivo, asociado a producción agrícola orgánica, energías renovables, tecnologías limpias. En efecto, existe una diversidad de propuestas de economías alternativas, socialmente justas, culturalmente apropiadas y ecológicamente sustentables. Pero esta nueva noción de ‘economía verde’ que se está manejando desde los gobiernos y empresas, va por un camino distinto. Se trata básicamente de renovar el capitalismo frente a las crisis, aumentando las bases de explotación y privatización de la naturaleza.

Para ello, integra al discurso parte de las reivindicaciones de los movimientos sociales, pero re-apropiadas por las corporaciones. Por ejemplo, es verdad que, como una opción más, promueve la agricultura orgánica –la cual es mejor que la química, sin duda– pero bajo el supuesto de que para hacerlo ‘masivamente’ se necesitarían grandes extensiones o hasta monocultivos ‘orgánicos’, certificados y controlados por transnacionales que puedan abastecer grandes cadenas de distribución y mercados centralizados. Paradójicamente, así se hará mucho más insegura la soberanía alimentaria. Al depender de transnacionales, hoy podrán producir orgánico pero mañana producirán, como siempre, lo que les dé más dinero, sea orgánico, transgénico o químico. Ya sin opciones locales, sin soberanía en las semillas, sin campesinas y campesinos que defiendan sus derechos en cada localidad, su monopolio está asegurado.

De todos modos, el planteamiento de la ‘economía verde’ es mucho más amplio e incluye un gran empuje a nuevas tecnologías arriesgadas (como nanotecnología, biología sintética, geoingeniería), una apropiación aún mayor de la naturaleza (rebautizada como ‘biomasa’ cuando en muchos casos es ‘agromasa’), y una nueva forma de hacer que la gente común y el dinero público vuelva a financiar a las grandes empresas en crisis.

Los negocios del negocio verde

Básicamente, esta nueva ola de ‘economía verde’, se basa en tres pilares: una mayor mercantilización y privatización de la naturaleza y los ecosistemas, integrando sus funciones, -redefinidas como ‘servicios’- a los mercados financieros; la promoción de nuevas tecnologías y la vasta expansión del uso de biomasa; y un marco de políticas que permitan y subsidien con recursos públicos esos desarrollos privatizadores.

La Diputación de Bizkaia subvencionará ‘negocios verdes’

El departamento de Agricultura de la Diputación Foral de Bizkaia, la Asociación de Forestalistas de Bizkaia y la Sociedad Cooperativa Lorra han firmado un convenio de colaboración mediante el cual la bioenergía obtenida a partir de astillas de madera procedentes de los montes de Bizkaia podrá servir para calentar las plantas hortícolas que se cultivan en los invernaderos vizcaínos. Esto, que los firmantes visten de iniciativa de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, junto a la mejora de la “competitividad” (con dinero público) de forestalistas e invernaderistas, es doblemente engañoso, porque en realidad se está apoyando un modelo de horticultura intensiva en el uso de energía, basado en la “calefacción”, que es insostenible, así como un modelo forestal, basado también en plantaciones intensivas de pino y eucalipto, que socava la propia fertilidad de la tierra, entre otros daños.

Como se puede leer en muchos informes que apuestan por la ‘economía verde’, la Biodiversidad se presenta como un ‘nuevo mercado multibillonario’, al que las empresas deben poner atención; y para economías emergentes, como Brasil, India, China que poseen una enorme biodiversidad, supone nuevas oportunidades de negocios comerciando con la biodiversidad.

La mercantilización/financiarización de la naturaleza es una tabla de salvación para los inversores especulativos, porque abre nuevos mercados financieros (mercados de carbono, mercados de servicios ambientales), muy necesarios para banqueros, frente al naufragio de otros mercados financieros especulativos.

Los esquemas de pagos por servicios ambientales y de comercio de carbono, a los que nos referimos, no han servido en ningún caso para aliviar la crisis climática o la erosión de la biodiversidad. Por el contrario, han significado un empeoramiento, ya que las comunidades que entran en estos esquemas han perdido el control de sus tierras y territorios, que pasan a estar sujetos a las exigencias y reglas de los inversores que ‘pagan’ por los ‘servicios’ que brindan. Funciones básicas de la naturaleza se convierten en mercancías.

Son mercados muy atractivos para las empresas contaminantes y los inversores de riesgo, porque además de abrir nuevas ganancias con la reventa de bonos de carbono en mercados secundarios, les permite seguir con las mismas actividades contaminantes y aparecer como si cumplieran con las regulaciones sobre cambio climático, los techos de emisiones de gases de efecto invernadero, etc.

Los mercados de carbono y de servicios ambientales, en lugar de ser un reconocimiento a las y los campesinos (como se los quiere presentar), son en realidad una forma de sustituir políticas públicas de apoyo a la agricultura diversa, campesina, descentralizada, ecológica, por mecanismos de mercado a merced de empresas contaminantes que quieran pagarlo, a quien cumpla sus condiciones.

El milagro tecnológico y la biomasa

El segundo pilar, la propuesta tecnológica, es complementario y clave frente a las crisis, porque revitaliza la industria productiva con fuentes de ganancias extraordinarias, mientras profundiza en la ilusión de que no es necesario revisar las causas de las crisis: todo se podría resolver con más tecnología. Tecnologías que además están patentadas en manos de grandes empresas –incluso las de energías consideradas limpias, como solar o eólica.

Además, muchas de las tecnologías consideradas para hacer la producción más ‘eficiente’, implican el uso de nanotecnología, una industria que pese a cientos de estudios que muestran la toxicidad de las nanopartículas y nanocompuestos sobre la salud y el ambiente, no está regulada en ninguna parte del mundo. Tampoco se considera su costo energético real, tomando todo el ciclo de vida de los productos nanotecnológicos, ni cómo manejar la nueva basura tóxica que generan, entre otros factores.

Otra nueva tecnología subyacente a las propuestas de economía verde es la ingeniería genética, que implica desde más cultivos transgénicos para agrocombustibles y resistentes al clima, hasta biología sintética (la construcción en laboratorio de genes, pasos metabólicos o microbios sintéticos enteros, para producir nuevas sustancias industriales). Los usos más inmediatos se basan en el procesamiento de celulosa, una materia prima que antes no era ‘viable’ por ineficiente y costosa. Con microbios producto de la biología sintética es posible procesar cualquier fuente de carbohidratos –como celulosa– para hacer polímeros que se pueden convertir luego en combustibles, productos farmacéuticos, plásticos u otras sustancias industriales. Así, toda la naturaleza, todo lo que esté vivo o lo haya estado, es visto como “biomasa”, la nueva materia prima universal para procesar con biología sintética.

La disputa industrial por acaparar cualquier fuente de biomasa natural o cultivada (agromasa) ya está en marcha y es una de las mayores amenazas nuevas a la naturaleza, a los pueblos, a las fuentes de agua y a la alimentación del planeta.

Actualmente, el 24% de la biomasa planetaria está mercantilizada (y la biología sintética quiere apropiarse del resto) lo que significa una apropiación de la biomasa que supera el ritmo y capacidad de regeneración. Por si fuera poco, la mayoría de la llamada ‘biomasa’, está en los trópicos y en términos geopolíticos, en los países del Sur global.

Esta tecnología, que se basa en una fuente de recursos ilusoriamente ‘renovable’, viene a exacerbar los acaparamientos de tierra y la disputa por suelo, agua y nutrientes que ya se había agudizado por la promoción y subsidio de los agrocombustibles. Ahora, si cualquier forma de cultivo, de plantación o de naturaleza, puede ser la materia prima de combustibles, fármacos, forrajes y muchas sustancias industriales, la disputa con las tierras indígenas y campesinas y áreas naturales crecerá exponencialmente.

¿Manipular el clima?

El extremo en términos de riesgos en nuevas tecnologías lo plantea la geoingeniería. En lugar de frenar las causas de la crisis climática, la propuesta es manipular el clima planetario para enfriar la tierra. Propone crear nubes volcánicas artificiales que actúen como sombrilla para los rayos solares, usar masivamente biomasa para quemar y fertilizar el suelo como sumidero de carbono (biochar), muchas más plantaciones de monocultivos de árboles y cultivos transgénicos reflectantes, la fertilización de los mares con hierro o urea para absorber carbono, etc. Todas las propuestas son a mega escala, porque de lo contrario no afectarían el clima global –aunque tendrían graves impactos locales. Los efectos de manipular un sistema global, poco conocido y de alta complejidad como el clima, podrían ser devastadores para muchos países que nunca sabrán que ocurrió. Daría a quien tuviera los recursos y la tecnología para desarrollar geoingeniería, la posibilidad de adueñarse del termostato global.

Conclusión

En general, estas propuestas de “economía verde”, funcionan como un paraguas de muchas tecnologías y propuestas que se basan o usan recursos biológicos, queriendo crear la ilusión de que serán una transición de una economía basada en combustibles fósiles a otra más ambientalmente amigable y que las tecnologías permitirán superar cualquier problema, sin cambiar las causas ni los patrones de consumo y producción. Esto no sucederá jamás, porque son las mismas empresas globales, con las mismas intenciones. Las petroleras no dejarán, por voluntad propia, de explotar petróleo hasta se acabe la última gota. Solamente agregarán otras fuentes de energía a los negocios que ya tienen en marcha, y cobrarán además créditos de carbono por ello.

La biología sintética está viabilizando nuevas configuraciones corporativas: 6 de las 10 mayores petroleras del mundo –incluyendo BP, Chevron, Exxon-, 6 de las 10 mayores químicas –como BASF, Dow, Bayer, Total, DuPont- 6 de las mayores empresas de agronegocios –como Cargill, ADM, Bunge, Louis Dreyfuss; y todas las transnacionales de transgénicos –como Monsanto, Syngenta, Dow, Bayer– están por detrás y en acuerdos con empresas nuevas como Amyris, Butamax, Codexis, que son quienes están desarrollando la tecnología.

Pese a que la mayoría de la biomasa y los recursos de los que se pretenden apropiar sean efectivamente de color verde, estas propuestas de ‘economía verde’ empeorarán gravemente los problemas sociales, ambientales y de la biodiversidad, con el avance corporativo sobre la naturaleza y los cultivos.

Por el contrario, los millones de campesinos, campesinas, indígenas, pastores y pescadores artesanales, las comunidades locales y forestales, por milenios han sabido relacionarse con la naturaleza y la biodiversidad, en formas diversas y ecológicamente sustentables. No es un proceso pasado, sino presente e imprescindible. Si queremos realmente salir de las crisis, tenemos que cuestionar sus causas y apoyar los derechos integrales de estas personas actores de la biodiversidad, que son quienes actualmente alimentan a más del 70 por ciento del planeta.

PARA SABER MÁS

¿Quién controlará la economía verde? Grupo ETC

Los nuevos amos de la biomasa y el asalto a la biodiversidad

Silvia Ribeiro pertenece al grupo ETC

Fuente: Revista Soberanía Alimentaria nº 9

 

 

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Brasil: Seminario Nacional de Formación Campesina del MPA inicia sus actividades en Anchieta- Santa Catarina

Miércoles 18 de Abril de 2012

15Cerca de 1 500 campesinas y campesinos de delegaciones de todo Brasil e internacionales participan  hoy  en la inaguración del III Seminario Nacional de Formación Campesina . Este evento está siendo realizado en el municipio de Anchieta en Santa Catarina y continurá sus actividades hasta el próximo jueves 20.



Los objetivos centrales del seminario son: profundizar las discusiones sobre el campesinado y la lucha en el campo, discutir acciones para el enfrentamiento al modelo de  agricultura del agronegocio, el cual se manifiesta a traves del latifundio, semillas transgénicas y agrotóxicos; por otro lado, definir acciones que fortalezcan al campesinado, y el modelo de producción campesina, la alianza campo ciudad por la soberanía alimentaria, asimismo, promover un espacio de intercambio de experiencias e integración,  fortaleciendo así  al movimiento a nivel nacional e internacional.

La apertura del seminario contó con la presentación de Alexander Alayo de la organización Abya Ayala de Venezuela, el habló 37sobre el campesinado en el mundo y las luchas en América Latina. Para Alexander, las luchas em América Latina enfrentan un gran gran desafio con el avance del neoliberalismo en el Continente, por lo cual precisan estar articuladas en un proyecto común.

“La lucha del momento para el campesinado pasa por la afirmación de su identidad como movimento social y por la construcción de la unidad política y programática en torno de la construcción del poder popular y del socialismo”, señaló.

Por otro lado, Marcelo Leal, integrante de la dirección nacional del Movimento de los Pequeños Agricultores (MPA), hizo un análisis de la conyuntura política brasileña e internacional, a partir de una mirada histórica y crítica al modo de producción capitalista.

Durante la tarde, el seminario contará con las presentaciones de Maria Kaze, sobre el tema Campesinado:clases, revoluciones – ANAP/Cuba; y Raul Krauser, sobre El Plan Campesino; ambos integrantes de la dirección nacional del MPA. La noche esta a cargo de la delegación del norteste de Brasil quienes prepararan místicas y presentaciones culturales típicas de su región.

Fiesta y Feria Nacional de las Semilas Criollas

El seminario es parte de las  actividades de la V Fiesta Nacional de las Semillas Criollas, que tiene como tema central  “Semillas: Patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad”. La fiesta es un espacio de animación, formación, debate, intercambio de experiencias y afirmación del modelo de producción campesina, también divulgar el trabajo de las experiencias del campesinado en la preservación  de semillas criollas.

Las festividades inician estej ueves, com un show nacional de Zé Ramalho y continua el sábado y domingo, con exposiciones e intercambio de semillas criollas de todo el país, presentaciones culturales y shows de artístas  locales. Este evento es realizado por el Movimiento de Pequeños Agricultores de Brasil, la Vía Campesina, Prefectura de Anchieta, Sindicato de Trabajadores Rurales de la Agricultura Familiar de Anchieta, SINTRAF y ACISA.

Historia

La Fiesta y Feria de las Semillas tuvo su primera edición en mayo del 2000  donde participaron 5000 mil personas provenientes de 5 estados brasileños. La segunda fiesta fue en el  2002  donde  pasó a ser organizada por el MPA y por la Vía Campesina, en ese momento adquirió un carácter nacional. La siguiente fue en el 2004 y la cuarta edición en el 2007, pasando a realizar también el Seminario de Formación Campesina, donde 2000 campesinos de Brasil y de varios otros países de América Latina.

 

 

 

 

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Argentina: Críticas al modelo extractivo

Lunes 16 de Abril de 2012

Por Darío Aranda

Una resolución del Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Agrarias declara “discrepancias con los lineamientos generales del PEA”. Sostiene que tendrá impacto negativo al consolidar el modelo de los agronegocios y la industria extractiva.

El Plan Estratégico Agroalimentario (PEA) fue presentado el año pasado por el gobierno nacional. Prevé metas productivas para los próximos diez años, entre ellas insta a aumentar un 60 por ciento la producción granaria e incorporar nuevos territorios al modelo de agronegocios. “El Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Nacional de La Plata declara su discrepancia con los lineamientos generales del PEA”, destaca la resolución 048/2012 de la Facultad y advierte: “El Plan Agroalimentario tendrá un profundo y negativo impacto en el complejo sistema productivo de nuestro país, al consolidar el modelo de país agroexportador basado en la agricultura industrial, pools de siembra, agrotóxicos, monocultivos, despoblamiento rural y enormes ciudades insustentables.”




El PEA está plasmado en 160 carillas, repleto de estadísticas, cuadros y gráficos. Fue presentado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en septiembre ultimo en Tecnópolis. Contó con el apoyo de gobernadores y empresas del sector. En la página 15 figuran las 43 “unidades académicas” que “participan en la elaboración” del PEA, entre ellas Agronomía de La Plata –una de las referentes en la formación de profesionales e investigadores de la Argentina rural.

En la resolución, el Consejo Superior de la Facultad identifica al “modelo dominante” en el país como “agro-minero exportador” caracterizado por “una fuerte intervención del capital financiero en la actividad, uso indiscriminado de insumos derivados del petróleo, contaminación, exclusión de pequeños productores y pérdida de biodiversidad”. Afirma que, en el modelo vigente, las ganancias “formidables son para las cada vez más grandes empresas”.

“La agricultura industrial tiene un fuerte impacto negativo sobre el ambiente, por merma de nutrientes en el suelo, reducción de biodiversidad, uso indiscriminado de agroquímicos y la introducción del riego en zonas donde el agua es un recurso escaso. Se genera un modelo de agricultura sin agricultores”, alerta la resolución.

Y precisa respecto al plan oficial que “el PEA lejos está de promover políticas que vislumbren modificaciones a las tendencias actuales del modelo productivo”, Explicita que el Gobierno pretende aumentar la superficie sembrada de 32 millones de hectáreas a 41 millones (27 por ciento más) y, en línea con organizaciones campesinas, cuestiona que “Avanzará la frontera agrícola hacia territorios donde hoy las comunidades campesinas e indígenas están resistiendo desalojos”.

“Todo indica que el modelo antes descripto tenderá a profundizarse”, advierte la Facultad. Precisa que el PEA promueve que la soja transgénica ocupe no menos del 45 por ciento de la superficie a sembrar y que el maíz sea utilizado para producción de agrocombustibles. “Ambas medidas están absolutamente enfrentadas a la defensa de la soberanía y seguridad alimentaria de nuestro pueblo”, asegura la resolución, fechada el 23 de marzo último (la sesión fue el 20 de diciembre), y que, en su parte resolutiva, crea una comisión interclaustro para diseñar un “PEA alternativo”.

Augusto Calandrelli, consejero superior por el claustro estudiantil, explicó que las universidades participaron de debates y realizaron propuestas para la confección del PEA, pero aclaró que “ninguno de los aspectos críticos al modelo” fueron tenidos en cuenta por “la mesa chica del Ministerio de Agricultura” que redactó el documento final. “El PEA no es una síntesis debatida con universidades ni con organizaciones de la agricultura familiar, sino que es una decisión de funcionarios del Gobierno”, explicó.


“La resolución de nuestra Facultad es un primer paso para cuestionar un modelo de producción que mantiene profundas continuidades con el neoliberalismo de los años ’90”, avisó el consejero superior. La Facultad de Agronomía de La Plata, fundada en 1906 y referente entre las casas de estudios, se sumó a las facultades que cuestionan el modelo extractivo. La Universidad Nacional de Córdoba y la de Río Cuarto alertaron, en 2009 y 2010, sobre los efectos ambientales y económicos de la megaminería. La Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario denunció, en marzo pasado, al modelo extractivo por sus “consecuencias comprobadas” en el ambiente y en la salud de las poblaciones. Y la Universidad de Buenos Aires también cuestionó la megaminería, el miércoles pasado, en una declaración de apoyo del Consejo Superior (el más alto espacio político de la UBA): apuntó a los efectos ambientales, pero también a la represión y violación de derechos que padecen las poblaciones que rechazan la cuestionada actividad (puntualizó casos de Catamarca y La Rioja).

“En las últimas semanas, han sido vulnerados derechos constitucionales de ciudadanos y ciudadanas de las regiones en conflicto al ser violentamente reprimidos por las fuerzas de seguridad del Estado en los cortes selectivos contra la Minera Alumbrera en las localidades de Belén, Amaicha del Valle y Tinogasta”, denunció la UBA y coincidió con Agronomía de La Plata respecto de los agronegocios: “Este modelo productivo extractivo-exportador está íntimamente asociado con el avance de la frontera agraria a costa del despojo de la tierra a campesinos y el desmonte y deforestación, con la utilización excesiva de agrotóxicos en las fumigaciones”.

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17 de abril: Más de 250 acciones en todo el mundo por el Día Internacional de las Luchas Campesinas

Comunicado de Prensa – La Vía Campesina

Afiche_Accion_xlarge(Yakarta, 16 de abril de 2012). Campesinas y campesinos y sus aliados celebrarán, mañana 17 de abril, elDía Internacional de las Luchas Campesinas con la organización de más de 250 acciones ymanifestaciones en todo el planeta.

Este evento conmemora la masacre de 19 campesinos sin tierra que reclamaban el acceso a tierras yjusticia en 1996 en Brasil(1). Una completa lista de las acciones, desde lecturas universitarias hastaocupaciones de tierras, está disponible en la web www.viacampesina.org.

 

El movimiento campesino internacional La Vía Campesina se moviliza este año para oponerse a la actual ofensiva de algunos estados y grandes empresas multinacionales para acaparar tierras que las campesinas y los campesinos han estado cultivando durante cientos de años. La demanda de las campesinas y los campesinos es simple: necesitan acceder a la tierra para producir el alimento de sus comunidades. Cuando la tierra es usurpada por las multinacionales, se desarrollan inmensos monocultivos para la exportación. Esto solo lleva a incrementar el hambre, el malestar social y la devastación medioambiental, incluido el actual caos climático.

Mañana, organizaciones campesinas reclamarán tierra en todo el país en Brasil, organizarán movilizaciones masivas contra el acaparamiento de tierras en Tete (Mozambique), y frente al Tribunal Constitucional en Yakarta (Indonesia) y sembrarán flores y plantas silvestres en una rotonda de la Bretaña francesa.

Este día de acción tendrá lugar unos días antes de la Conferencia del Banco Mundial sobre Tierra y Pobreza (en Washington del 23 al 26 de abril). Las movilizaciones de La Vía Campesina darán voz a la oposición de las campesinas y los campesinas contra la iniciativa del Banco Mundial de Inversión Agrícola Responsable (RAI, en sus siglas en inglés) que supuestamente prevendrá los abusos del acaparemiento de tierras, pero que en realidad legitimizará el acaparamiento de tierras de cultivo por empresas y estados inversores.

“En la carrera hacia la Cumbre de la Tierra Río+20, los campesinos y los partidarios de la soberaníaalimentria y el movimiento agroecológico están oponiéndose activamente al “verdeo del capitalismo” quese está promoviendo internacionalmente. Creemos que la tierra, el agua, las semillas y todos los recursosnaturales deben ser utilizados por las campesinas y los campesinos para alimentar al mundo y protegerlo,no para que las empresas transnacionales obtengan sus beneficios”, dijo Henry Saragih, coordinadorgeneral de La Vía Campesina.

Para entrevistas y más información:

Henry Saragih (en inglés): +62 811655668 (Indonesia)

Itelvina Masioli (en español): + 55 11 63 59 00 44. (Brazil)

Josie Riffaud (en francés) + 33(0) 6 13 10 52 91 (France)

Ibrahim Coulibaly (en francés) + +22366761126 (Mali)

(1) El 17 de abril de 1996, en el estado amazónico de Pará, en Eldorado dos Carajás, la policía militarestatal masacró a campesinos organizado en el Movimiento de los Sin Tierra (MST) matando a 19personas. Ese día, 1.500 mujeres y hombres organizados por el MST ocuparon y bloquearon la carreteraBR-150 en Eldorado dos Carajás, con la intención de presionar al estado y a los gobiernos federalesbrasileños por la reforma agraria. Alrededor de las 4 de la tarde 155 policías militares estatales de dosbrigadas rodearon a los miembros del MST en la carretera, dispararon gases lacrimógenos y munición deguerra con ametralladoras. Además de los 19 miembros del MST asesinados durante la masacre, tres másmurieron después por las heridas, y 69 personas más resultaron heridas. Las autoridades estatales, lapolicía, el ejército y los poderosos terratenientes locales estuvieron implicados en el planeamiento y laejecución de la masacre. 15 años después, ninguno de estos responsables de la masacre de Eldorado dosCarajás ha sido detenido o castigado.

 

 

17 de abril, luchas campesinas, transgénicos y consumo responsable agroecológico

Por Pilar Galindo

ecoYa va siendo hora de que l@s ecologistas y consumidor@s responsables demostremos, con los hechos, nuestro compromiso con las luchas campesinas abandonando la comida basura y los circuitos de comercialización globalizados abordando, fuera de injerencias partidistas, la defensa de la agroecología, el consumo responsable, el principio de precaución y la soberanía alimentaria.

El 17 de abril se conmemora la lucha por la tierra y por la dignidad de los hombres y mujeres campesinas. La Vía Campesina eligió ese día en memoria de la matanza por los paramilitares de 19 campesin@s del MST que, el 17 de abril de 1996, marchaban reclamando el derecho a la tierra en el estado de Pará (Brasil).



El derecho a la tierra es también el derecho a una alimentación saludable para tod@s las personas y todos los pueblos. La industrialización y mercantilización de los alimentos tiene consecuencias catastróficas sobre la salud, la naturaleza y la vida campesina a escala mundial.

Las multinacionales del agronegocio envenenan la naturaleza con químicos y transgénicos, provocando un genocidio alimentario por hambre, comida basura y enfermedades alimentarias. Inundan el mercado con alimentos producidos en suelos muertos y aguas contaminadas. Pero también con alimentos procesados repletos de azúcar refinado, colorantes y conservantes. Los alimentos producidos contando con la naturaleza y las necesidades de la población son desplazados del mercado por los alimentos industrializados. Con la desaparición de la alimentación saludable desaparecen también los campesinos que la producen.

La alimentación abundante en frutas y verduras de temporada producida por agricultoras y ganaderas ecológicas para mercados locales, es la única que puede garantizar una alimentación saludable para todas las personas y todos los pueblos. La agroecología es el único modelo sostenible de producción alimentaria capaz de garantizar simultáneamente una alimentación sana y suficiente para tod@s, el respeto a la biodiversidad y la fertilidad de la tierra, el empleo rural y el equilibrio territorial, es decir, la seguridad y la soberanía alimentaria.

Si la producción agraria químico-transgénica sigue avanzando, la agroecología tiene los días contados. El estado español sigue a la cabeza de la producción, experimentación y consumo de transgénicos en Europa. La industria biotecnológica –con sus fundaciones y científicos- goza de buena salud.

La producción de alimentos ecológicos contiene dos dinámicas diferentes aunque complementarias. La primera tiene que ver con la agricultura entendida como el metabolismo del trabajo campesino, la naturaleza y la sociedad, en un entorno tecnológico respetuoso con la vida, el empleo y los derechos humanos. La segunda consiste en el consumo de alimentos en las ciudades que incluye logística, transporte, almacenamiento, hábitos y preferencias alimentarias de la población, elaboración y comunicación social de cultura alimentaria, diálogo campo-ciudad, canales propios de distribución, restauración colectiva, huertos urbanos, etc.

La agricultura responsable (agroecología) y el consumo responsable (ecológico) son dos componentes del mismo proceso. Producción y consumo necesitan crecer juntos. Ni l@s agricultor@s pueden dedicarse a organizar a l@s consumidor@s ni l@s consumidor@s urbanos, con nuestras iniciativas de educación ambiental, podemos suplantar a l@s agricultor@s profesionales. El tránsito de la agricultura irracional a la agricultura ecológica exige –al igual que el tránsito del consumo irresponsable al consumo ecológico- de un trabajo cultural, organizativo y económico. Ese trabajo no es el mismo en el campo que en la ciudad.

El fracaso del consumo responsable agroecológico en las ciudades explica porqué nuestra agroecología también es un fracaso, al dirigirse casi toda nuestra producción ecológica a la exportación. De aquí podemos deducir que: a) es imprescindible un crecimiento fuerte y sostenido de la demanda interior para absorber la oferta de nuestros agricultor@s ecológicos; b) el aumento de la agroecología requiere la disminución de la agricultura industrial, al igual que el aumento del consumo responsable requiere de la disminución del consumo irresponsable; c) para que los alimentos ecológicos desplacen a los convencionales, hacen falta mercados locales, canales de distribución propios y un trabajo cultural intenso para variar las preferencias de un@s consumidor@s intoxicad@s por una publicidad invasiva; d) la iniciativa cultural y económica de las redes sociales comprometidas con el consumo responsable agroecológico tiene un papel relevante en este proceso.

Los transgénicos constituyen la máxima expresión de la producción industrial de alimentos, causante de la inseguridad alimentaria, la destrucción de la naturaleza y la sustitución del campesino por el empresario agrícola. La lucha campesina está unida con la agroecología y el consumo responsable, amenazados de muerte por los transgénicos. Sin esta alianza, la lucha campesina sería una lucha sectorial fracasada de antemano.

Nuestra debilidad es su fortaleza. No podemos seguir poniendo una vela a Dios y otra al Diablo. Ya va siendo hora de que las organizaciones agrarias que defienden a los campesinos dejen de hacer declaraciones contra los transgénicos y las multinacionales, mientras mantienen un sector agroecológico decorativo y apuestan cada día por la agricultura química y transgénica para la exportación.

Ya va siendo hora de que asociaciones, como la Sociedad Española de Agricultura Ecológica, que tienen entre sus fines la defensa de la agricultura ecológica, debatan abiertamente sobre los perjuicios que los transgénicos están causando en la agricultura ecológica sin dar facilidades a los científicos de las multinacionales del agronegocio.

Ya va siendo hora de que l@s ecologistas y consumidor@s responsables demostremos, con los hechos, nuestro compromiso con las luchas campesinas abandonando la comida basura y los circuitos de comercialización globalizados abordando, fuera de injerencias partidistas, la defensa de la agroecología, el consumo responsable, el principio de precaución y la soberanía alimentaria.

Coexistencia con transgénicos, no, no y no. Ni producidos, ni importados, ni consumidos. Prohibición total. www.ecoportal.net

Pilar Galindo, cooperativista de La Garbancita Ecológica, es socia de la SEAE y pertenece a los GAKs – http://www.lagarbancitaecologica.org/garbancita/

 

 

Argentina: Las familias campesinas de Mendoza celebran su día

Lunes 16 de Abril de 2012

LUCHAEste martes 17 de abril se conmemora el Día Internacional de la Lucha Campesina. La Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Cuyo (UST), en el marco de los festejos de nuestros 10 años, realizaremos un festival para recordar este día tan significativo para las familias campesinas de Mendoza y todo el Mundo.

El 17 de abril de 1996 se reprimió una manifestación del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) en Eldorado dos Carajás, en el norte brasilero. El saldo fue 19 campesinos asesinados a manos de las autoridades por reclamar un pedazo de tierra para vivir dignamente. Cada año se conmemora en todo el mundo como el Día de la Lucha Campesina, por el acceso y la defensa de las tierras en las que campesinos y campesinas vivimos y trabajamos



Las comunidades campesinas de Mendoza y las del vasto territorio argentino somos actualmente hostigadas por los intereses de las corporaciones del agronegocio. El asesinato de Cristian Ferreyra en Santiago del Estero es la muestra irrefutable de esto. Desde hace ya 10 años la UST lucha por Tierra para quienes la producen y por una Soberanía Alimentaria para los pueblos de nuestra región.

El Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), del cual la UST es parte, en conjunto con otras organizaciones campesinas del país, promueve desde el año pasado la necesidad de la aprobación del proyecto de ley de suspensión de los desalojos, con el objetivo de detener las cotidianas y brutales muestras de violencia que se viven hoy en los territorios rurales de nuestro país. El martes 17 se realizará un acto frente al Congreso de la Nación para profundizar y visibilizar esta demanda.

Para conmemorar este día, y en el marco de los festejos de los 10 años de la UST, se realizará en la Villa Tulumaya, Lavalle, un festival con músicos amigos, actos culturales y comidas típicas. El mismo será el sábado 21 de abril desde las 18 horas en la sede de la UST en Lavalle (Camino a Costa de Araujo, a 3 km de la Villa Tulumaya). Se comenzará la actividad con una Marcha desde la Plaza Departamental y que culminará en la mencionada sede, que además es predio productivo donde funciona la Fábrica de alimentos balanceados de la UST.


10 AÑOS LUCHANDO POR LA TIERRA Y LA SOBERANÍA ALIMENTARIA


Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra

Movimiento Nacional Campesino Indígena

CLOC – Vía Campesina

Contactos:

0261 155994533

0261 156565319

0261 4905028

campesinosdecuyo@gmail.com

 

www.ust-mnci.blogspot.com

 

Facebook: Ust mnci

 

Twitter: @Ustierra

 

 

 

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Jugando con el hambre: los millonarios negocios con la tierra

Viernes 13 de Abril de 2012

Hay un producto más atractivo que el oro, más rentable que el petróleo y más codiciado que las acciones de Apple: la tierra. En los últimos diez años en África, América Latina y el Sureste Asiático, 230 millones de hectáreas han sido cedidas, vendidas o alquiladas a estados petroleros, potencias emergentes, conglomerados industriales, fondos de inversión y bancos. Es como si hubieran comprado a Francia, España, Alemania, Reino Unido, Italia, Portugal, Irlanda y Suiza juntos. Una fiebre de miles de millones de dólares que está trastornando el planeta al establecer plantaciones gigantes donde antes solo había sabanas, selvas y pequeñas parcelas. Puede ser la oportunidad para impulsar una verdadera revolución verde pero, a cambio, el mundo está jugando con su equilibrio y su sostenibilidad.Desde tiempos coloniales, empresas y gobiernos extranjeros se tomaron tierras en todo el mundo. Pero en 2008, cuando se dispararon los precios de los alimentos, se aceleró el frenesí por comprar. Ese año, según la compañía de análisis financiero Bloomberg, el trigo aumentó 130 por ciento; la soya, 87 por ciento; el arroz, 74 por ciento, y el maíz, 31 por ciento. Sorprendidos, países que importan gran parte de su comida, inversionistas y compañías agroindustriales redescubrieron el aforismo del autor estadounidense Mark Twain: «Compren tierra porque ya no la fabrican».

Comenzó entonces la carrera por las hectáreas. Como le dijo a SEMANA Danielle Nierenberg, experta en agricultura sostenible de la ONG Nourishing the Planet: «muchos países ricos se empezaron a preocupar por la manera como iban a alimentar a su población en 10, 20 o 30 años y se pusieron a buscar sitios para cultivar». Así fue como Arabia Saudita, Emiratos Árabes o Qatar, países desérticos que importan 60 por ciento de su comida y que tienen los bolsillos repletos de petrodólares, se volcaron a adquirir suelos fértiles en Etiopía, Kazajistán o Indonesia.

Japón, China y Corea del Sur también compraron compulsivamente. Seúl controla ahora, a través de grandes consorcios como Daewoo o Hyundai, 2.300.000 hectáreas en otros países. Es uno de los terratenientes más grandes del planeta y sus propiedades llegan hasta Brasil, Tanzania, Filipinas o Rusia. China, por su parte, se prepara para enfrentar un reto enorme. Tiene 1.400 millones de bocas para alimentar, el 20 por ciento de la población mundial, pero menos del 10 por ciento de los suelos cultivables del planeta. Con la urbanización y la industrialización, se está consolidando el problema. Por eso en los últimos años Beijing firmó contratos con más de 30 países.

Uno de estos es República Democrática del Congo, el país más grande de África, que lleva décadas atrapado en la llamada guerra mundial de África. En esa nación, empresas chinas consiguieron una concesión para instalar la plantación de palma más grande del mundo, que cubrirá en los próximos años un millón de hectáreas -casi cuatro veces el tamaño de Bogotá-.

Pero no solo los gobiernos invierten. Con los precios del petróleo por las nubes, la demanda por biocombustibles está aumentando a una velocidad vertiginosa, y con ella la presión para sembrar caña de azúcar, palma africana, soya o jatropha, una mata con propiedades similares. Grandes empresas del sector energético, químico o agroindustrial están adquiriendo por doquier. En Argentina, enormes extensiones de soya, destinada a biocombustibles, están devorando la pampa y reemplazando alimentos como el ganado o el trigo.

Pero el suelo ya no es solo para cultivar. También se volvió una forma para ganar mucho dinero. Después de la crisis financiera de 2008, las tierras atrajeron inevitablemente a los mercados financieros, pues es un negocio seguro. Con el auge de los biocombustibles, el calentamiento global, el incremento de la población mundial y el alza de los alimentos, la presión sobre la tierra va a seguir creciendo. Warren Buffett, el multimillonario estadounidense, se gastó 400 millones de dólares en soya y azúcar en Brasil. En Argentina, la familia Benetton posee 900.000 hectáreas en la Patagonia y el gurú de las finanzas George Soros ya tiene un fondo para adquirir tierras en América del Sur.

Como la compra masiva de tierras es aún un fenómeno reciente, sus consecuencias aún son inciertas. Los nuevos terratenientes insisten en que es una oportunidad única para sacar de la miseria a millones de campesinos. Prometen inversiones en educación, salud, carreteras, inyectar tecnologías y mejorar la productividad. Pero, como dijo a SEMANA Carlos Vicente, de la ONG Grain, los riesgos son demasiado grandes: «El acaparamiento de tierras ya está teniendo un tremendo impacto. El desplazamiento de comunidades locales, la destrucción de las economías regionales, la pérdida de la producción de alimentos para el consumo local, la pérdida de la biodiversidad, los impactos de los monocultivos y de los agrotóxicos usados en la producción agroindustrial son efectos que ya son parte de la realidad».

Las dos terceras partes de los nuevos negocios se están firmando en África, en países que muchas veces carecen de instituciones capaces de ejercer un control. Las transacciones son opacas y los derechos del campesino no son precisamente la preocupación principal de los dirigentes. Además, muchos países están dispuestos a todo tipo de sacrificios con tal de atraer las inversiones. Philippe Heilberg, un inversionista estadounidense que tiene cientos de miles de hectáreas en Sudán del Sur, se lo explicó con mucho cinismo a la revista Der Spiegel: «Cuando hay poca comida, el inversionista necesita un estado débil que no lo fuerce a regirse por las reglas». Así es como en Mozambique inversionistas consiguieron contratos de alquiler de 99 años, con exenciones de impuesto sobre 25 años, al irrisorio precio de un dólar por hectárea al año. Cada año solo van a pagar 300.000 dólares, lo que vale una casa en un suburbio de clase media en Houston.

También abundan denuncias de grandes organizaciones humanitarias sobre regiones enteras que son desplazadas. En enero, Human Rights Watch denunció que 70.000 campesinos de Etiopía abandonaron sus pueblos después de que el gobierno vendió sus tierras. Oxfam, por su parte, indicó que en Uganda 20.000 personas salieron de sus parcelas para que ahí se instale una compañía maderera.

Pero tal vez la mayor preocupación es que, aunque parezca contradictorio, la producción masiva estimula el hambre. Nierenberg dijo que «los gobiernos muchas veces venden sin consultar con las comunidades. Los granjeros, ya sin parcela, no pueden alimentar a su familia y se ven obligados a migrar a las ciudades». Además, los alimentos ahora compiten en un mercado global. El pobre de Etiopía tiene que pagar un precio competitivo por el trigo que consume o, de lo contrario, el producto es exportado. Y el modelo agrícola, basado sobre todo en biocombustibles, acaba con los cultivos tradicionales. A mediados del año pasado, miles de personas murieron de hambre en el Cuerno de África. Una crisis que, según un reporte del Banco Mundial, fue provocada por una sequía prolongada, pero también por el auge de biocombustibles que contribuyeron a la inflación de la comida.

Por ahora, activistas y ONG tratan de imponer un código ético mundial, mayores controles y más transparencia en el mercado de tierras. Aunque algunos, como Carlos Vicente, piensen que «buscar un punto medio es como intentar que convivan en una jaula un cordero y un león», el mundo tiene la obligación de resolver pronto cómo va alimentarse, sin correr el riesgo de autodestruirse.

 

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La crisis mundial y la situación en el agro

Viernes 13 de Abril de 2012

Por João Pedro Stedile

joaoEn la historia de los 250 años del capitalismo industrial se han verificado numerosas crisis cíclicas y por lo menos tres crisis sistémicas -incluida la actual- que tuvieron carácter mundial. En las crisis precedentes los capitalistas siempre adoptaron medidas para sanear el sistema y recuperar el ciclo de expansión y de reproducción del capital.

Entre esas medidas se destaca la necesidad de destruir el capital acumulado sobrante (en pocos meses han sido quemados más de cuatro billones de dólares), aumentar la explotación laboral de los trabajadores para elevar la tasa de lucro sobre todo mediante el desempleo, la disminución de los niveles medios salariales y el incremento de la productividad laboral. La Organización Mundial del Trabajo pronostica que 40 millones de operarios perderán sus empleos.

En ese marco, las consecuencias de la crisis sobre la agricultura muestran algunas características peculiares.

En los últimos 20 años se ha difundido en el hemisferio sur una alianza entre los grandes terratenientes y las corporaciones que controlan la producción de insumos agrícolas y el mercado mundial de alimentos, el agrobusiness.

Esta agricultura capitalista, latifundista y mecanizada exige cada vez más agrotóxicos y créditos. Necesita el capital financiero para comprar los insumos industriales producidos por las corporaciones. Pero la crisis actual ha afectado la irrigación de capitales, ha causado la caída de la producción de las mercaderías destinadas al mercado mundial, el descenso de la tasa de lucro y un cuantioso desempleo entre los trabajadores asalariados que en general trabajan solamente en los ciclos agrícolas y en gran parte son migrantes.

Aunque se ha reducido el ritmo de inversión de capitales en la agricultura, se advierte una intensificación de la apropiación de los recursos naturales aún disponibles. En los últimos años es patente una ofensiva capitalista para adquirir más tierras, áreas con biodiversidad, reservas minerales, fuentes de agua y de energía.

La tendencia es hacia la posesión de bienes naturales que por no ser utilizados tienen bajos precios pero que, en el próximo ciclo de acumulación aportarán inmensas ganancias al ser colocados en el mercado. Al mismo tiempo las corporaciones intentan un mayor control del mercado de las simientes. En muchos países se impone la adopción de simientes transgénicas sobre las que, según las normas de la Organización Mundial del Comercio, las corporaciones tienen derechos de propiedad cuando en realidad son un patrimonio de la humanidad.

Brasil y otras naciones de Asia y Äfrica somos víctimas de la avidez de capitales internacionales que han venido a invernar durante la crisis para recomponerse y volver a concentrarse en un nuevo ciclo de acumulación.

Los campesinos continúan resistiendo en todo el mundo y experimentan las consecuencias negativas y positivas de esta crisis.

Negativa es la reducción de la demanda de sus productos en los mercados locales en función de la caída de la renta de la población trabajadora, cada vez más urbanizada, más desocupada y con empleo precario. Se han reducido los flujos migratorios de su juventud, que no encuentra trabajo en las ciudades o en los países desarrollados. Por ello, también disminuyen las remesas de los trabajadores emigrantes del sur a sus familias, generalmente de origen campesino.

Como consecuencia de la presión de las grandes corporaciones para apoderarse de más tierras y recursos naturales se intensifican los conflictos sociales. En casi todos los países del sur las tierras más fértiles y próximas a los mercados se disputan palmo a palmo entre los campesinos y los capitalistas que quieren implantar el modelo del agrobusiness para la exportación.

En los numerosos casos en los que los campesinos fueron captados por la agricultura industrial y adquirieron los insumos producidos por las corporaciones, ahora enfrentan un encarecimiento de esos insumos muy superior a la inflación. Muchos campesinos se han endeudado y han debido abandonar sus tierras, particularmente en países de Asia como India, Tailandia e Indonesia.

Los recursos que los Estados antes aplicaban a programas sociales a favor de los campesinos -salud pública, educación, transporte, asistencia técnica- se reducen en el marco de la crisis porque van en primer término a salvar a los capitalistas.

Los aspectos positivos derivan de que los pequeños campesinos, aunque operan en un medio capitalista, pueden producir sus propios alimentos y no pierden sus trabajos. Se les reduce la renta pero no quiebran.

El modo de producción de monocultivos en gran escala, que destruye las demás formas de vida vegetal y animal, y genera alimentos cada vez más adulterados por los venenos agrícolas, está causando el desequilibrio del medio ambiente, la contaminación del aire y del agua y el cambio climático.

Estas contradicciones están orientando a las poblaciones de las ciudades a convertirse a mediano plazo en aliadas de los campesinos para modificar el modo de producción agrícola a fin de obtener alimentos sanos.

La crisis provocará ciertamente un largo e intenso debate en la sociedad sobre la forma de utilizar los recursos naturales y puede determinar cambios benéficos para la agricultura mundial.

Los capitalistas quieren producir dólares y lucro. Los campesinos quieren producir alimentos sanos y bienestar. Esta disputa acontece en todos los espacios territoriales en los que ambos se encuentran. El futuro está del lado de los campesinos. Y en contra de los depredadores de la naturaleza y de los explotadores del pueblo

(*) João Pedro Stedile, economista, miembro del Movimiento de los Sin Tierra (MST) y de Via Campesina Internacional

 

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