Alrededor de 60 productoras y productores dedicados a la agricultura campesina agroecológica se reunieron los días 14 y 15 de septiembre en la ciudad de Eusebio Ayala –departamento de Cordillera– para participar del “Primer encuentro de saberes para el fortalecimiento de la economía popular en Paraguay”.
Provenientes de los departamentos de Caazapá, Itapúa, Caaguazú, Misiones, San Pedro, Canindeyú, Guairá, las y los concurrentes integran la Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas Conamuri, la Organización de Lucha por la Tierra (OLT) y la Asociación de Productores Agropecuarios Pojoaju de Yasy Kañy (APAPY). También tuvieron una participación especial las y los educandos del Instituto Agroecológico Latinoamericano (IALA) Guaraní, que compartieron sus experiencias en cuanto a formación y agroecología.
En un primer momento se partió del análisis político y económico de la coyuntura actual. Ernesto Benítez resaltó que existe una verdadera guerra de exterminio contra el sector campesino en los arrebatos y acciones desmedidas del capitalismo neoliberal que penetra en el campo para desalojar a comunidades enteras, judicializar la lucha por la tierra, fumigar y contaminar la producción en pequeña escala y destruir la biodiversidad, todo con el respaldo del Estado oligárquico que defiende los intereses de una minoría. También explicó cómo al perder el territorio se pierden los saberes productivos y la juventud campesina se deja convencer por el consumismo siendo pocos ya quienes quieren seguir cultivando la tierra, lo que constituye una forma de muerte sociocultural.
Por su parte, Luis Rojas presentó los elementos para el análisis económico de la realidad, partiendo de que la economía nacional no está ajena a la mundial ya que se encuadra en el mismo modelo que es el que crea una crisis generalizada. “Nunca ha habido como hoy en la historia de la humanidad una desigualdad tan grande entre los seres humanos: unos pocos que tienen tanto que ya no saben hasta dónde alcanza su patrimonio y muchos que no saben si van a comer al día siguiente”, expresó. Así también, mencionó que los medios de comunicación promueven falsas necesidades a la población para seguir consumiendo y dedicar su tiempo a trabajar para alcanzar lo que el sistema tiene por bueno y necesario, olvidando fácilmente las verdaderas prioridades a ser satisfechas para llegar a la felicidad humana.
Rojas explicó que hoy día no se puede seguir hablando de extractivismo a secas. “Lo que están haciendo con la naturaleza las corporaciones multinacionales es un súper, hiper extractivismo, ya que el nivel de destrucción del planeta es tal que no tiene precedentes; no se trata solo de monocultivos de soja: en otras partes del mundo son los minerales, los hidrocarburos”. Reveló además que hay dos clases de economía alentadas por el sistema de sobre acumulación: lo que se ve como legal –empresas, contratos, inversión– y lo que no se ve porque se opera al margen de la ley: el tráfico de drogas, autos, armas, madera, órganos; la trata de personas, el contrabando: “Hoy la economía ilegal es tan grande como la legal, y es necesaria para que el capitalismo se mantenga: la legalidad ya no genera suficientes empleos para las personas, va a ir creciendo lo ilícito porque el crimen organizado opera como una transnacional”.
Compañeras y compañeros de Conamuri y de la OLT presentaron sus experiencias en cuanto a la producción de la yerba mate. Ambas organizaciones cuentan con un producto comercializado en los circuitos de mercados solidarios y ferias orgánicas, y tienen muy buena aceptación en el público consumidor: la yerba mate Oñoirũ, que producen tres comités que viven en los lindes de Edelira e Itapúa Poty (Itapúa); y la yerba mate Ñande Ka’a Teete, que se produce en el asentamiento conquistado Ñu Pyahu (Tava’i, Caazapá). Estas experiencias cuentan con mucha fortaleza que merecen ser rescatadas y sistematizadas como un aporte para el campesinado que busca alternativas viables y más humanas frente a la lógica del mercado tal como lo conocemos.
Para socializar experiencias de organizaciones internacionalistas estuvieron presentes Tuira Tule, del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil, y Juan Manuel Ortíz, integrante del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) de Argentina. Esta parte sirvió mucho a la concurrencia para conocer el trayecto andado por las organizaciones fraternas vinculadas a la Vía Campesina, que trabajan la agroecología en el marco de contextos políticos y económicos neoliberales; sus conquistas y proyectos motivaron a la reflexión de que nuestro país tiene mucha riqueza y beneficios todavía y que si las organizaciones campesinas e indígenas se unieran en lo que tienen de común, dejando de lado las diferencias, podrá implementarse el modelo de desarrollo rural que se pretende desde la reforma agraria popular.
El ejercicio en la dinámica de grupos recogió los insumos del colectivo para reunir las propuestas y elaborar acuerdos de acciones conjuntas a corto, mediano y largo plazos, desde el diálogo de saberes y la economía social y solidaria y apuntando hacia otras formas de comercialización, como el potenciamiento de las ferias locales, el régimen de trueques, con coordinación de actividades y una comunicación más fluida.
Se acordó que el siguiente encuentro para seguir definiendo las propuestas será el próximo 13 de octubre en Asunción.
El emprendimiento contó con el apoyo de Oxfam y el Centro de Estudios Paraguayos Antonio Guasch (Cepag).