Mientras no se democratice la tierra no habrá democracia en Paraguay
La CLOC-Vía Campesina Paraguay organizó en Asunción una “Plenaria sobre la Reforma Agraria Integral” con delegadas y delegados de la Federación Nacional Campesina (FNC), la Organización de Lucha por la Tierra (OLT,) la Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas Conamuri, la Organización Cultiva Paraguay y la Organización Campesina del Norte (OCN).
Este es un proceso que inició hace más de un año atendiendo al reclamo de volver a instalar en la agenda pública el debate en torno a la tenencia, distribución y acceso a la tierra para presentar una propuesta unificada sobre la Reforma Agraria en el Paraguay.
El analista en temática rural y colaborador de las organizaciones campesinas, Víctor Imas, se refirió a la preocupación que genera el aumento de créditos que se ofrecen para endeudar a las familias, expresando que los mismos llevan a la pérdida de la tierra en el campo. Así también la falta de políticas públicas para crear mercados y el acaparamiento de tierras por el monocultivo de soja transgénica, generan dependencia alimentaria a razón de que falta tierra para la producción campesina. Actualmente el Paraguay debe exportar porotos, hortalizas, sandías, entre otros productos básicos, y se realiza un gasto de US$ 500 millones al año en esas adquisiciones por parte del Estado.
Si bien el Paraguay produce hoy ciertamente más riqueza, debe tenerse por claro que ésta queda en pocas manos y el hecho de no ser redistribuida a la amplia población se refleja en la pobreza y la extrema pobreza existentes. Una brecha de desigualdad en el acceso a derechos básicos como salud, educación, vivienda, soberanía y seguridad alimentaria.
Todas y todos coincidieron en la necesidad de debatir en la sociedad y al interior de las organizaciones campesinas e indígenas estas problemáticas; impulsar el acceso a los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales; promover la soberanía alimentaria con producción agroecológica; propiciar un cambio estructural de las políticas públicas; incentivar la igualdad de género y el protagonismo de la juventud y las mujeres como sujetos activos para el acceso a la tierra; resistir y luchar contra el modelo hegemónico de producción y la economía de mercado.
Entre los desafíos principales se mencionaron la defensa y promoción de la identidad cultural, la recuperación del suelo, la conservación de semillas nativas y criollas, contar con asistencia técnica para la producción de alimentos sanos y libres de agrotóxicos, enfocarse en el mercado local, regional y nacional antes que en la agroexportación.
Para que la democracia en Paraguay sea real y efectiva debe democratizarse el acceso a la tierra; es decir, debe existir una redistribución que realmente beneficie a la población del campo y la ciudad con la finalidad de generar un verdadero desarrollo con rostro humano.
Otra de las temáticas abordadas fue la necesidad de hablar del rol de cuidados, la división de tareas de la casa que debe ser igualitaria y no solo recaer en la mujer. Además de crear para la juventud condiciones para el acceso al trabajo y a la educación. Así también el debate permitió consensuar que se debe llegar a la población de la ciudad explicando que la Reforma Agraria Integral beneficia por igual a quienes viven en el campo y en la ciudad.
Según el indicador de desigualdad conocido como coeficiente de Gini, Paraguay es el país, entre todos los países de la región Sudamérica, donde la tierra está peor repartida (0,93), siendo Bolivia el de menor desigualdad (0,77).