26 de mayo de 2016
Bajo el lema «Alimento sano, pueblo soberano», el evento conocido como Heñói Jey («germina de nuevo») Paraguay convocó a una veintena de organizaciones indígenas, campesinas y urbanas del área de la producción agroecológica para debatir sobre la problemática en torno a las semillas nativas y criollas frente al avance del modelo de producción dominante, los tratados de libre comercio, la patentización por parte de las corporaciones transnacionales, el acaparamiento de los bienes comunes, el extractivismo, la modificación genética y la transgenización, entre otras amenazas que procuran la apropiación fraudulenta de las semillas, que son patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad.
En manos de las comunidades campesinas e indígenas, la multiplicación y protección de las semillas es una garantía de la conservación de variedades y especies. La feria de semillas abrió la posibilidad de demostrar la riqueza de las huertas y chacras de los asentamientos campesinos y las comunidades indígenas que conviven sabiamente con la naturaleza sin infligirle daño al no utilizar agrotóxicos, aunque cada vez se encuentren más asfixiados por los cultivos transgénicos. ver más fotos
El seminario incluyó una disertación de Carlos Vicente (GRAIN) quien se refirió a las semillas como base de la alimentación sana, y Silvia Ribeiro (ETC) quien reflexionó en torno a la soberanía de nuestros pueblos. También estuvieron Ángel Strapazzon (CLOC-MNCI), Claudia Korol (Pañuelos en Rebeldía) y Sebastián Pinetta (BePe), Marcio Zonta (MST) y Mary Luo Malig (GFC).
La intervención del público durante las conclusiones de los debates dejó traslucir la preocupación en torno a la falta de acompañamiento por parte del gobierno de turno a la agricultura campesina e indígena, lo que se visibiliza en la necesidad de contar con créditos para la producción, asesoramiento técnico e inversión en investigaciones, apertura de mercados, control de cumplimiento de la legislación ambiental competente, entre otros.
La actividad se desarrolló el 24 y el 25 de mayo del año en curso; el día miércoles 25, como en otros muchos países del mundo, se realizó una marcha por las calles de Asunción contra la corporación Monsanto, la cual pretende adueñarse de las semillas indígenas y campesinas para saciar su desquiciado afán de lucro.
En la marcha, las y los participantes condenaron la política económica del gobierno de Horacio Cartes basada en el agronegocio, al fomentar el monocultivo y facilitar la entrada al país de semillas transgénicas. En contrapartida, afirmaron la necesidad de ir potenciando las redes de cultivos de semillas nativas, el trabajo mancomunado entre las organizaciones e incentivar la producción en la chacra para el autoconsumo de alimentos sanos y saludables.