16 de abril de 2013
Lo que provoca el acaparamiento de tierras
El acaparamiento ha traído como consecuencia el desalojo y desplazamiento de poblaciones locales campesinas, la violación de derechos humanos y de la mujer, el aumento de la pobreza, la fractura social y la contaminación ambiental.
Un ejemplo muy claro de la violación al derecho a la vida es lo acontecido en Honduras, donde en los últimos dos años se ha desatado un conflicto de tierras entre agricultores y terratenientes en la zona del Bajo Aguán, en el departamento de Colón, ha cobrado la vida de 55 personas, en su mayoría campesinos, según cifras de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (Conadeh).
En el Golfo de Fonseca, frontera entre Nicaragua, Honduras y El Salvador, el ‘Club de Coyolito,’ un grupo de 50 de las familias más ricas y poderosas de Honduras, en conflicto con la comunidad de Zacate Grande, jurisdicción de Amapala, Valle, a partir de 1999, donde en diciembre de 2003 inicia desalojos por parte de la familia de Miguel Facusse y Fredy Nassar contra una familia humilde de campesinos, quienes habían negado vender su casa en una playa paradisiaca. Han seguido ya casi nueve años de presión violenta en contra de los residentes históricos de 10 comunidades de la isla, por parte del Club de Coyolito.
Según datos de la Organización de Naciones Unidas en Guatemala casi el 80 por ciento de las tierras que son productivas, está en manos del cinco por ciento del total de los habitantes que son 14 millones. Mientras que el total de la población viven en pobreza.
En el estudio «El mercado de Los agrocombustibles: Destino de la producción de caña de azúcar y palma africana de Guatemala» realizado por Actionaid en el 2011, a Guatemala se le considera uno de los principales países productores de palma africana con un promedio de 7 toneladas de aceite por hectárea siendo el promedio mundial entre 3 y 4 toneladas por hectárea.
En El Salvador durante 20 años de gobiernos de ARENA que representa la derecha más recalcitrante y que obligó a este tipo de acciones, provocó que el movimiento campesino salvadoreño hiciera una fuerte campaña de ocupaciones de tierras y una férrea resistencia, la que culminó con que centenares de familias ocuparan propiedades que cumplían con los requisitos legales y que se iniciara un proceso de gestión de la legalidad jurídica de esas propiedades.
No cabe duda que, la resistencia está surgiendo en todas partes. En todo el mundo las comunidades rurales que han sido afectadas por la misma ola de privatización y destrucción de la vida están resistiendo contra las corporaciones transnacionales que han puesto la ley en beneficio de las necesidades y derechos de las personas.
El acaparamiento de tierra, combinado con el impacto del cambio climático, es uno de los mayores riesgos que enfrenta el mundo durante los próximos veinte años. Sin un giro sustancial en el futuro cercano, la reducción en las extensiones y la competencia por acceso a tierras cultivables puede provocar que cientos de millones de los habitantes del mundo enfrenten hambruna crónica