Declaración de La Vía campesina sobre la migración y los trabajadores rurales

1 de Mayo de 2015

lavia1may15.jpgLa migración de los pueblos a través de barreras arbitrarias forma parte integral de la historia de la humanidad. Motivados por la búsqueda de unas mejores condiciones de vida, estos movimientos de población de un lugar a otro se han transformado más tarde en procesos sociales, económicos y políticos que han beneficiado ampliamente a las élites dirigentes – desde los vendedores de esclavos a las multinacionales actuales. Hoy en día, el capital exige unas libertades excepcionales para sí mismo, que se combinan con grandes restricciones para los pobres y que suponen el origen de guerras, exclusión social, injusticias económicas, crisis climática mundial y que fuerzan a miles de seres humanos a buscar refugio más allá de las fronteras internacionales impuestas.

El capital financiero y las agroempresas concentran sus poderes y sus bienes, disminuyendo así la capacidad de vida de las pequeñas granjas. Al general esta precariedad, obligan a un número cada vez mayor de la población rural a dejar sus granjas y emigrar a la ciudad. Las políticas liberales, los pactos de libre comercio, el desarrollo de la agricultura industrial, la concentración de zonas de producción poseen efectos destructivos sobre el medio ambiente, la biodiversidad, el clima y las economías locales, en particular las campesinas.

Las comunidades campesinas están particularmente afectadas por estas políticas agresivas que imponen un modelo de desarrollo basado en la explotación de recursos, la captación de bienes comunes, el robo de tierras agrícolas y la explotación de campesinas y campesinos, así como de trabajadoras y trabajadores de la tierra.

De esta manera existe un gran porcentaje de campesinos arruinados por estas políticas que se encuentran entre los cientos de miles de personas emigrantes en el mundo, y que están obligados a vender su fuerza de trabajo lejos de sus lugares de origen.

Una vez urbanizados, es imposible para nuestros pueblos encontrar oportunidades en nuestros países, convirtiéndonos de esta manera en los emigrantes de hoy en día, la mano de obra barata al servicio de las multinacionales. Los casos más reveladores son los de los campesinos que dejan sus granjas familiares para pasar a ser trabajadores lowcost de la agricultura de gigantes como Monsanto, Cargill o DuPont. Esto ocurre tanto de manera interna (en el interior de México o de Palestina, por ejemplo) que de manera externa. Atravesamos las fronteras para trabajar para aquellos que nos obligan a dejar nuestras tierras.

Nosotros La Vía Campesina, el movimiento social más grande, que cuenta con millones de campesinos y campesinas, de mujeres, de jóvenes, de pueblos indígenas, de descendientes africanos, pescadores y (a menudo a causa de desplazamientos involuntarios) de emigrantes y trabajadores rurales, denunciamos el hecho de que, aquellos y aquellas que sufren el cambio climático que provoca estragos catastróficos en nuestros territorios, son los más pobres de entre nosotros. El término «refugiado climático» se utiliza hoy en día para describir aquellas y aquellos de entre nosotros expulsados de sus tierras por las crisis climáticas mundiales, la industrialización de la alimentación y por un sistema social que culpabiliza a sus víctimas y perdona a sus autores.

Para conseguir que avance la lucha por la Soberanía Alimentaria et permitir poner fin al control de las multinacionales sobre el sistema alimenticio global, declaramos que es necesario:

1. Poner fin a la violencia y a la represión contra los emigrantes víctimas de la dicha lucha contra el terrorismo. La inmigración debe dejar de ser confundida con las amenazas contra la seguridad nacional (o doméstica), puesto que son dos cosas muy diferentes.

2. Que los emigrantes sin papeles dejen de ser separados de sus familias, ya que esto conlleva grandes consecuencias sobre la vida de sus hijos. Es necesario dejar de meter a los hijos de los emigrantes en centros de detención que les hacen vivir en unas condiciones inhumanas, insalubres y que violan sus derechos más elementales. Es necesario también parar la deportación de los niños más vulnerables.

3. Que los refugiados se beneficien de la protección de las grandes organizaciones internacionales, como la ONU y de las ONG cuyos valores morales son reconocidos, como Amnistía Internacional; que sus derechos sean garantizados y que los campamentos de refugiados estén mejor dirigidos.

4. Encauzar y revocar las acciones políticas que criminalizan a los emigrantes y que no hacen más que aumentar los casos de persecución, de detención, de expulsión y de ataques físicos contra los últimos. Es necesario obligar a los Estados a respetar las convenciones internacionales, a adherirse a la Convención por la protección de los derechos de los emigrantes y sus familias y a modificar sus políticas y sus intervenciones públicas para asegurar la buena ejecución de las convenciones mencionadas.

5. Legalizar la emigración clandestina para combatir la criminalización.

6. Permitir o garantizar a los emigrantes el acceso al mercado de trabajo en unas condiciones equivalentes a las de los trabajadores y trabajadoras nacionales.

7. Oponerse al trabajo temporal ya que este sistema no hace más que dividir la clase obrera y debilitar sus luchas y su organización interna. En el caso de los trabajadores agrícolas temporales (aquellos que se encuentran en programas como «bracero» y «guest workers» o contratados en sus países de origen) no están beneficiando a nadie salvo a la agricultura industrial, proporcionando una mano de obra dócil y barata.

8. Llevar a cabo recursos activos que permitan la organización y la defensa de los emigrantes, que refuercen el derecho a la negociación colectiva y el derecho a huelga, una solidaridad permanente y la adopción cerrada y definitiva del principio de «el ataque contra uno es el ataque contra todos».

9. Desmantelar las convenciones del libre comercio y sobre todo aquellas que tienen un impacto sobre los recursos comunes, las comunidades rurales y los pueblos autóctonos. Inscribir el principio de soberanía alimentaria en el derecho internacional para retirarle al capital corporativo el control del sistema alimenticio y reconstruir nuestras agriculturas de abastecimiento en nuestros respectivos países.

10. Combatir el sistema capitalista de crecimiento económico y su evolución «verde» que no toca para nada las causas de la crisis climática y que además exacerba la crisis de las migraciones. Entre las manifestaciones de caos climático, podemos destacar: las grandes sequías, las inundaciones, las avalanchas, los seísmos, los tsunamis, etc. Estas catástrofes son cada vez más frecuentes y son ya responsables de un cuarto de las migraciones no deseadas a escala mundial estimadas en 210 millones de personas (cifra de la Organización Internacional de las Migraciones, www.iom.int/cms/fr/sites.iom).

11. Reconocer las causas de la crisis climática mundial y forzar a las sociedades transnacionales y sus gobiernos en los países industriales a asumir su responsabilidad en la ola de refugiados climáticos. A nivel internacional, integrar a las víctimas de desplazamientos debidos a la degradación del medio ambiente en las estrategias de desarrollo social para ayudarles a organizarse.

12. Elaborar planes de acción con plazos precisos en las políticas nacionales de investigación y desarrollo, priorizando la agricultura campesina sostenible como una opción viable para luchar contra la crisis climática y reducir los impactos de los desplazamientos debidos a la degradación del medio ambiente.

13. Derribar todos los muros: Estados Unidos/México, Melilla, Ceuta, Palestina (Cisjordania), Sahara Occidental, etc., ya que no solo representan una bárbara agresión contra la humanidad y dividen los pueblos, sino que atentan contra la naturaleza. Las fronteras geográficas actuales contribuyen ya fuertemente a las catástrofes ecológicas y estos muros solo agravan la situación.

14. Poner fin a las guerras por la ocupación de territorios, la extracción de riquezas y el avasallamiento de los pueblos autóctonos.

Estamos aquí para hacer saber a todo el mundo que este es nuestro compromiso y que estamos preparados para unirnos con todos los movimientos sociales y populares con el fin de construir una alianza internacional de campesinos, de trabajadores emigrantes, de pueblos indígenas y de activistas para un mundo mejor, más digno y más humano.

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