Existen lógicas del conflicto en Venezuela. Sabemos, luego de varios años, que todas las formas de ataque contra la revolución son posibles: económicas, diplomáticas, callejeras, armadas, mediáticas, psicológicas. A veces ocurren en simultáneo, otra vez se alternan, pero es ya una regla que nunca paran y, según cuál utilicen, significan mayor o menor debilidad de la derecha.
En estos días vivimos un momento de crisis de la oposición que se encuentra dividida, sin liderazgos claros, con falta de capacidad política causada por sus incoherencias y derrotas consecutivas del 2017. Es en ese marco, donde la mesa de diálogo entre el gobierno y la derecha no avanza debido a la intransigencia y poca voluntad de la oposición para encontrar puntos de acuerdo, que se dan las sanciones diplomáticas por parte de la Unión Europea.
Estas pueden leerse como parte de la estrategia norteamericana que, ante la crisis de la derecha, debe actuar a través de sus aliados/subordinados internacionales para continuar con los ataques. Cuando se agudizan las sanciones internacionales, es decir que emerge a la luz el verdadero conductor estratégico del ataque, es porque la oposición venezolana está en una mala correlación de fuerzas. Eso quedó claro desde el mes de agosto, cuando ante el peso de la derrota que les significó la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente, fue el mismo Donald Trump quien salió al ruedo contra el chavismo.
Las sanciones forman parte del plan de aislamiento diplomático de Venezuela, una de las formas para intentar cercar a nuestro país. La otra forma, principal es a través de los golpes sobre la economía. El objetivo de su estrategia es caotizar la economía para generar un colapso que desencadene escenarios de explosión, con quiebre institucional, y un punto disruptivo. Es el trabajo permanente del imperialismo que buscar crearle las condiciones internas a la derecha incapaz.
Esto sucede en un año clave, el de las elecciones las presidenciales. Ante un panorama que no se anuncia prometedor para la derecha, es de esperarse que los golpes internacionales recrudezcan, le den fuerza a una oposición débil que puede intentar volver a crear focos de violencia, incentivar protestas que se presenten como espontáneas, asfixiar más y más sobre la economía. Estamos en tiempos complejos, donde el enemigo histórico busca por qué frente asestar los ataques. Ante eso debemos responder con unidad, rectificación de lo que deba ser rectificado, y una decidida voluntad de construcción del poder de la gente, la estrategia principal que nos legó nuestro comandante Chávez.
Coordinación Nacional de la Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora