Carta Publica del Grito de los Excluidos/as a las Naciones Unidas (2000-10-10)

2000-10-10

Carta Publica del Grito de los Excluidos/as a las Naciones Unidas

Nos dirigimos a Naciones Unidas a nombre del Grito de los Excluidos/as, que es una gran manifestación popular que el 7 de septiembre en Brasil y el 12 de Octubre en toda América moviliza a millones de personas bajo el lema «Por pan, trabajo y vida». Pertenecemos a diferentes países, sectores sociales de base y formas de pensamiento, pero nos hemos unido para hacer escuchar nuestras voces de indignación y esperanza en el ámbito internacional.

Acudimos a decir a las Naciones Unidas y a los gobiernos del mundo que es hora de tomar acciones enérgicas para revertir la situación vergonzosa de miseria y exclusión en la cual se le ha sumido a la mayoría de la humanidad.

Venimos a exponer sobre la situación que vivimos los hombres y mujeres pobres del campo y de la ciudad, campesinos sin tierra, indígenas sin derechos, desempleados y subempleados, migrantes, la niñez y la juventud, los adultos mayores, en suma, los excluidos y excluidas del proceso de mundialización liberal. Queremos, a la vez, acompañar nuestras denuncias con alternativas que permitan superar tal situación.

Globalización.- Nunca como ahora la humanidad ha dispuesto de tantos recursos económicos, tecnológicos y científicos para desterrar el azote del hambre, las enfermedades y el analfabetismo, sin embargo la globalización neoliberal ha puesto en el centro de sus preocupaciones los afanes de lucro en lugar de las necesidades humanas y ha colocado el mercado por encima del bienestar social, alejando la posibilidad de alcanzar el desarrollo social y humano que todos anhelamos.

A la hora de evaluar la globalización en curso, uno es el criterio que tienen los ejecutivos en sus lujosas oficinas en Nueva York, Washington, Bruselas, Tokio y otras ciudades donde residen los poderes mundiales, las transnacionales y las bolsas de valores, y otro, muy diferente, el de los/as excluidos/as de las favelas de Río de Janeiro, los «pueblos jóvenes» de Lima, los indígenas del altiplano boliviano o los campesinos sin tierra de Honduras.

Los resultados de los procesos de liberalización, desregulación y privatización que se aplican en todo el mundo, desde hace más de dos décadas, están a la vista y sus efectos perversos han sido demostrados con estadísticas por diversos organismos de Naciones Unidas y de la sociedad civil: se han incremento las desigualdades; hay mayor pobreza y desempleo; se ha degradado la calidad de los servicios públicos; nuestras sociedades son cada vez más violentas e inseguras; las guerras civiles, religiosas y étnicas cobran nuevas y mayores víctimas; se extiende el tráfico de seres humanos, las campañas de «limpieza social»; persiste la inequidad entre los géneros, la violencia y la discriminación hacia las mujeres; en fin, el medio ambiente está siendo gravemente afectado por un modelo basado en el consumismo, la contaminación y el despilfarro, poniendo en serio peligro el futuro de la propia vida en el planeta.

Las causas del deterioro económico, social y ambiental están directamente relacionadas con los planes de ajuste estructural impuestos por el FMI y el Banco Mundial, los acuerdos de la Organización Mundial de Comercio, la concentración monopólica de las transnacionales, la deuda externa, las privatizaciones y la crisis financiera provocadas por los capitales volátiles ávidos de altas rentabilidades a corto plazo.

La tríada Estados Unidos-Unión Europea-Japón concentra el poder financiero, los conglomerados industriales, la tecnología, el conocimiento y la información. El Norte domina las estructuras económicas, militares y políticas claves como el Fondo Monetario Internacional, FMI, el Banco Mundial, el Grupo de los 7, la Organización Mundial de Comercio y la OTAN, y de hecho decide de facto la política mundial en tanto que los países del Sur, que concentran el 80% de la humanidad, tienen escaso poder de influencia y pierden progresivamente su soberanía y su capacidad de decidir sobre sus propios asuntos.

Las transnacionales.- Un puñado de corporaciones transnacionales ha adquirido tal poder que controla ya una cuarta parte de la economía mundial y aspira a más con los procesos de concentración y fusiones. Son más ricas que muchos Estados, sin que sus actos sean sometidos a control democrático alguno. Para alcanzar altos e inmediatos niveles de rentabilidad, estas corporaciones a menudo superexplotan la fuerza de trabajo, especialmente femenina y de la niñez, violan los derechos humanos y sindicales e ignoran normas de seguridad elementales. Cuando explotan los recursos naturales, turísticos, minerales, energéticos, agrícolas y genéticos ignoran las normas medioambientales y atropellan los derechos colectivos de las comunidades indígenas, negras, campesinas y urbanas.

Disparidades.- Las desigualdades entre el Norte y el Sur, y en el interior de nuestros países, en lugar de disminuir, se van agigantando. En 1997, el 20% de la población más rica del planeta se repartía el 86% de la riqueza, en tanto que el 20% de la población más pobre recibía el 1%.

El patrimonio de los tres hombres más ricos del mundo representa un valor superior al Producto Nacional Bruto de los 48 países más pobres con 600 millones de habitantes. En el mundo existen 1300 millones de personas bajo el umbral de la pobreza absoluta, 70% son mujeres. Es más, las mujeres ganan sólo la décima parte del ingreso mundial y poseen menos de la centésima parte de la riqueza.

La diferencia entre los países más ricos y los países más pobres era de alrededor de 3 a 1 en 1820, de 35 a 1 en 1950, de 44 a 1 en 1973 y de 72 a 1 en 1992, señala el PNUD. En este contexto, constatamos con preocupación cómo se deterioran los términos de intercambio y caen los precios de las materias primas. La ayuda al desarrollo disminuye y los países desarrollados están muy lejos de cumplir su compromiso de destinar a este objetivo el 0,7% de su Producto Interno Bruto.

La pobreza y el desempleo no solo afectan al Sur sino también al Norte. En los países industrializados, más de 100 millones de personas viven algún grado de pobreza, cinco millones no tienen vivienda y 37 millones están en el desempleo.

En América Latina nunca han existido tantos pobres como ahora. Al iniciar el año 2000, 224 millones de latinoamericanos / as se encuentran atrapados en la pesadilla de la pobreza, según reconoce la CEPAL. El número de personas viviendo con un dólar al día se elevó de 63,7 millones en 1987 a 78,2 millones en 1998. En el otro lado de la pirámide social, sin embargo, nunca había existido tanta riqueza en tan pocas manos. Nuestra región lleva el triste record de ser una de las más injustas del mundo. La liberalización y las privatizaciones de empresas y servicios públicos han reforzado la tendencia a la concentración de la riqueza, aunque la mayor parte del pastel ha sido entregado al capital transnacional europeo y norteamericano.

Deuda externa.- Durante el período extraordinario de sesiones de Naciones Unidas, reunido en Ginebra con motivo de los cinco años de la Cumbre de Desarrollo Social de Copenhague, se reafirmó el compromiso de buscar soluciones al problema de la deuda externa que «constituye uno de los principales obstáculos que impide lograr tanto el desarrollo sostenible centrado en el ser humano como la erradicación de la pobreza». No obstante, unas semanas después el Grupo de los 7 (países más ricos) reunido en Okinawa, Japón, enterró en la práctica, por las condiciones inaceptables impuestas, las promesas que hizo un año atrás en Colonia de perdonar las deudas de los países pobres muy endeudados. La deuda externa se ha convertido en un moderno mecanismo de piratería, expoliación y sometimiento. Solo en 1999, los países «en vías de desarrollo» realizaron una transferencia neta de 114.600 millones de dólares en beneficio de los acreedores del Norte. La deuda es un pesado fardo que aplasta a nuestros pueblos. Algunos países destinan más de la mitad del presupuesto público para servir la deuda. Los planes de ajuste y austeridad que impone el FMI representan cierre de escuelas públicas, desabastecimiento de hospitales, paralización de obras públicas, despido de empleados públicos, en suma, imposibilidad de salir del atraso y la pobreza.

Exclusión del trabajo decente.- La crisis financiera y el estancamiento de la economía han determinado que el desempleo en América Latina suba de un 6% en 1990 a un 9,5% en 1999, según informes de la Organización Internacional del Trabajo. Junto al desempleo abierto, encontramos el llamado sector informal o no estructurado que absorbe, en algunos países como Bolivia, Colombia y Perú, más de la mitad de la fuerza de trabajo en las zonas urbanas. Millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños/as pobres que se dedican a los pequeños negocios, ventas ambulantes, trabajo a domicilio, servicios domésticos, actividades agrícolas y otras ramas obtienen ingresos muy bajos e irregulares, viven en una situación de inestabilidad permanente y están excluidos/as de la protección social y de la legislación laboral. A medida que se deteriora la situación económica, la niñez se incorpora cada vez más al mercado de trabajo (15 millones al finalizar la década de los 90), quedando, de hecho, marginada de la educación, la alimentación y una vida digna.

Las reformas laborales y la «flexibilización», adoptadas para atraer las inversiones extranjeras, solo han servido para degradar aún más las condiciones de vida del trabajador que ha visto borradas de un plumazo conquistas laborales duramente logradas como la estabilidad, remuneraciones dignas, seguridad social, el derecho de organización y huelga. Las condiciones de esclavitud impuestas, principalmente a las mujeres, en las zonas francas y en las industrias maquiladoras de México, Centroamérica y El Caribe son un claro ejemplo del tipo de integración que los empresarios norteamericanos quieren imponer a toda la América Latina a través del Tratado de Libre Comercio de las Américas, ALCA, previsto para el 2005.

En tanto que un número muy reducido de la población se ha beneficiado de la modernización de la economía, de los avances tecnológicos y del consumo selectivo la gran mayoría de trabajadores ha visto descender en picada sus ingresos, a tal punto que, en la década de los 90, el poder adquisitivo de los salarios disminuyó en una tercera parte.

Autoritarismo y militarismo.- Los Estados se desentienden de sus responsabilidades fundamentales de asegurar servicios básicos sociales para todos, incluyendo la salud y la educación, sin embargo destinan grandes sumas a la compra de armas, pese a que la guerra fría es cosa del pasado, y los conflictos armados de Centroamérica han sido superados (Los gastos militares de América Latina y el Caribe aumentaron de 16.508.5 millones de dólares en 1990 a 26.503,2 en 1998, según la CEPAL).

Inseguridades.- La violencia común y la violencia sexista, la inseguridad y la delincuencia en las urbes latinoamericanas alcanzan niveles alarmantes. América Latina está considerada como una de las regiones más violentas del mundo, con tasas promedio cercanas a 20 homicidios por cada 100.000 habitantes. Las cárceles están llenas de pobres, porque los «delincuentes de cuello y corbata» rara vez van a prisión. La pobreza no puede considerarse como la única causa de la desintegración social. Son las desigualdades, la corrupción, la impunidad y la inoperancia de los sistemas judiciales los factores que contribuyen a generarla y agudizarla.

Pese a que en América Latina y el Caribe rigen los sistemas democráticos -más formales que reales- en varios países se criminalizan las luchas y movimientos sociales, se persigue, encarcela, asesina y amenaza a dirigentes campesinos y sindicales, a indígenas que luchan por la tierra, a defensores de derechos humanos y periodistas. Grupos paramilitares financiados por latifundistas cometen crímenes y masacres que quedan en la impunidad, actuando, muchas veces, con la complicidad de las autoridades estatales. En las ciudades, los grupos de «limpieza social» se encargan de eliminar a los que el sistema considera «desechables», esto es: niños de la calle, mendigos, homosexuales, trabajadoras sexuales.

Mujeres.- En este mundo donde se ahondan las desigualdades, las mujeres asumen cada día más responsabilidades vinculadas a la supervivencia colectiva y con menos recursos. Adicionalmente, las hambrunas, las catástrofes naturales, las epidemias, las violencias que se generan en ese contexto -además de la violencia de género-, proyectan al infinito los círculos de exclusión de las mujeres. De igual manera, bajo un modelo donde las mayores posibilidades de éxito están basadas en el acceso a la tecnología y al conocimiento, las posibilidades de salir de la exclusión se restringen cada día más.

Pongamos lo dicho en un ejemplo: en el campo, donde predominan las políticas agrícolas orientadas a la exportación, el incremento de tecnologías elimina las posibilidades «competitivas» de la producción tradicional de las mujeres, basada principalmente en la energía humana. Ellas, afectadas, además, por el éxodo de los hombres a las ciudades, se ven obligadas a resolver solas su situación y la de los niños, niñas y ancianos que quedan bajo sus cuidados.

Racismo y xenofobia.- Las diferencias ocasionadas por el color de la piel, el origen étnico, el género, la lengua o la nacionalidad están a al orden del día. Ningún país puede decir que se encuentra libre del azote del racismo, la xenofobia y la intolerancia. Si en Estados Unidos persiste la opresión y la exclusión de los afroamericanos, los latinos y los indígenas, en América Latina y el Caribe están al orden del día los ataques xenófobos contra los bolivianos en Argentina y contra los haitianos en República Dominicana.

En nuestras sociedades continúa vigente el apartheid social heredado de la Colonia contra los pueblos indígenas y negros. Se manifiesta en forma de discriminación racial en la vida cotidiana y en el momento en que se les niega el acceso (o el acceso en igualdad de condiciones) a la tierra, a la educación, a la justicia, a los servicios de salud, a la vivienda, a los medios de comunicación, los bienes culturales e incluso a los establecimientos públicos y privados.

Migrantes sin derechos.- Mientras los países del Norte exigen libertades absolutas para la circulación de los capitales y de las mercancías, ponen mayores restricciones al libre desplazamiento de la fuerza de trabajo y levantan nuevos muros para impedir que los excluidos/as lleguen a sus fortalezas de bienestar y progreso. Las prohibiciones, sin embargo, no logran detener la ola de migrantes que escapan del hambre, las catástrofes naturales, las guerras, el desempleo y los planes de ajuste diseñados en el Norte. Solo buscan trabajo y mejores días para sus familias. Impedidos de emigrar legalmente, muchos caen en las redes de traficantes inescrupulosos y se exponen a crecientes peligros. Desde 1993 han muerto por lo menos 1.574 personas que trataban de llegar a Europa, e igual suerte corrieron 536 personas en la frontera de México y Estados Unidos, según fuentes periodísticas. Sin papeles, y por lo tanto sin derecho a reclamo, los y las emigrantes son explotados en el trabajo, reciben salarios más bajos que los nacionales, se les niega el disfrute de los derechos humanos, y enfrentan a menudo, la violencia de los grupos neonazis y la persecución policial.

Por esos mismos mecanismos, las mujeres son relegadas en el contexto de la inmigración sobre todo al trabajo doméstico o sexual, ambos sin posibilidades mayores de promoción social.

Además, aunque, según datos del Fondo de Población de Naciones Unidas, las poblaciones migrantes apenas representan el 2% de la población mundial y la masa monetaria que transfieren a sus países de origen es tan sólo de 70 mil millones de dólares, las legislaciones se han endurecido en la mayoría de países, en algunos casos tanto para quienes tienen estatus legal como ilegal.

Campesinos sin tierra.- Las políticas de liberalización, y el modelo agroexportador controlado por latifundistas y transnacionales, arruinan la mediana y pequeña producción agrícola que históricamente ha abastecido los mercados internos. La apertura de las fronteras provoca la importación masiva de alimentos y una mayor inseguridad alimentaria interna. En el campo social estas políticas llevan a la reducción del empleo agrícola, al empobrecimiento y exclusión de los campesinos / as del acceso a la tierra y del desarrollo sustentable, y al incremento de las migraciones campo-ciudad.

El principio social de la Reforma Agraria, «la tierra para el que la trabaja», pretende ser sustituido por el principio neoliberal «la tierra para el que tiene el capital para comprarla». Como consecuencia de ello se ha generado una mayor polarización socio-económica en el campo. En 1988, el 69% de los hogares agrícolas en América Latina tenía muy escasa o nula participación en la tenencia de la tierra: nueve años después, este porcentaje había aumentado al 71%. En contraste con ello, los latifundistas han reconcentrado la tierra, como en el caso del Brasil, en donde el 1% de los terratenientes controla el 44% de la tierra productiva.

Exclusión de los pueblos originarios.- Las transnacionales y grupos de poder locales ambicionan las riquezas naturales que guardan los territorios indígenas, y pretenden apropiarse de sus conocimientos ancestrales. Las plantas que los indígenas han descubierto, cultivado y utilizado desde tiempos remotos, con fines alimenticios, medicinales y rituales han sido patentados en Estados Unidos, Japón y Europa, contribuyendo para ello los Acuerdos TRIPs (Aspectos de los Derechos de la Propiedad Intelectual vinculados al Comercio) de la Organización Mundial de Comercio.

La supervivencia misma de los pueblos indígenas se ve amenazada por el despojo de sus tierras, la reubicación de las poblaciones, la pobreza extrema, la contaminación ambiental y explotación forestal, minera, petrolera y comercial, las presas y las plantas hidroeléctricas que se desarrollan sin su consentimiento.

Los pueblos indígenas, sin embargo, viven un momento de reivindicación de sus derechos colectivos e identidades, de revalorización de su cultura, sus lenguas, usos y costumbres, y plantean a los Estados el respeto de su derecho a la autoderminación y a desarrollarse de acuerdos a sus propias modo de vida y visión del mundo.

Juventud sin futuro.- La importancia cuantitativa de los jóvenes es innegable: al finalizar el milenio uno de cada 6 habitantes es joven. Este sector, sin embargo es insuficientemente atendido de manera específica. Los jóvenes se encuentran inmersos en una globalización conflictiva que, por un lado, potencia las expectativas de consumo pero por otro disminuye la oferta de medios (empleo, ingresos) para alcanzarlas. Los jóvenes se encuentran afectados, principalmente, por la privatización y la mercantilización de la educación, las dificultades en conseguir empleo, la violencia, las drogas, el SIDA y una desvalorización constante que tiende a verlos como «problema» y no como sujetos activos, autónomos y capaces.

Orientación sexual.- La exclusión no se circunscribe a la cuestión económica, ella se nutre de todas las formas y modalidades de discriminación pre- existentes. Tal es el caso de las restricciones impuestas a la libertad de orientación sexual, cuya intersección con otras formas de exclusión no sólo incrementa los niveles de relegamiento sino que, en casos, ahonda la noción de desechables. La impunidad que reina ante las campañas de limpieza social dicen mucho al respecto.

Comunicación.- Asistimos al desarrollo de una infraestructura comunicacional mundial sin precedentes, que abre posibilidades inéditas de intercomunicar entre regiones y culturas y promover la democracia y la paz mundial. Pero impera una lógica donde los mismos grupos que controlan el poder económico y político hegemonizan los medios de comunicación y el desarrollo de las nuevas tecnologías. Esta tendencia coarta el carácter social de la comunicación y pone en entredicho el derecho fundamental a la información y a la libertad de expresión, cuyo ejercicio pleno requiere una pluralidad de fuentes y medios de información.

Asimismo, la participación en los procesos comunicacionales está marcada por disparidades, que hacen que los sectores sociales excluidos son justamente los que menos acceso tienen a los medios de expresión pública, lo cual reduce aún más su posibilidad de incidir en las políticas públicas para que éstas tomen en cuenta sus intereses y propuestas. El Grito de los Excluidos/as pretende, justamente, reivindicar esta voz y el derecho a tener espacios de expresión en los medios de comunicación social.

Las resistencias.- La oposición al neoliberalismo se ha expresado de manera masiva y contundente tanto en el Norte como en el Sur del planeta. Desde que los indígenas de Chiapas dieron el campanazo de alerta el 1 de enero de 1994, el mismo día en que entraba en vigencia el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Canadá y México, las luchas se han multiplicado y extendido por todo el mundo. Y junto a estas acciones, se han desarrollado varias campañas internacionales como la del Grito de los Excluidos/as, la Marcha Mundial de las Mujeres, la de los campesinos por la reforma agraria, las movilizaciones contra la deuda externa, las privatizaciones, la Organización Mundial de Comercio y el Fondo Monetario Internacional, la de los migrantes sin papeles, para citar algunas.

Vemos con preocupación como estas críticas no han servido para que los gobiernos den un vuelco radical, reconociendo que el sistema neoliberal es simplemente incompatible con el desarrollo social. Causa así mismo inquietud que el Secretario de las Naciones Unidas junto con los gobiernos de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, OCDE, las instituciones de Bretton Woods (Banco Mundial, FMI) y la Organización Mundial de Comercio sostengan la opinión de que «la mundialización es la única manera de organizar la economía mundial y de que una mayor mundialización reducirá la pobreza».

La mundialización neoliberal es obra humana, y como obra humana puede y deber ser modificada. No es con más mercado y menos Estado, ni con más apertura y garantías a los capitales, cómo se van a resolver los graves problemas que aquejan a la mayor parte de la humanidad al comenzar el nuevo milenio. Los organismos causantes de la pobreza (FMI, Banco Mundial) no pueden ser parte de la solución. Por eso, carecen de credibilidad sus propuestas de darle «rostro humano» a la mundialización.

Propuestas.- Frente a la situación descrita:

Llamamos a adoptar un nuevo marco de referencia con respecto a la mundialización en el que prime el respeto de la diversidad y la vigencia de los derechos humanos, la solidaridad, la paz, la democracia y los objetivos del desarrollo social y humano.

Demandados de los Estados poner fin a las privatizaciones y asumir su responsabilidad de asegurar los servicios sociales básicos para todos/as, incluyendo la salud y la educación.

Apelamos a la ONU a evaluar seriamente las consecuencias de las políticas adoptadas por las IFI y poner fin a las políticas de ajuste estructural, cuya ineficiencia es patente en el mundo entero. Entre tanto, se debe suspenderlas por ser la principal causa de la inestabilidad económica, política y social de nuestros países, para dar paso a la puesta en marcha de propuestas alternativas, basadas en el respeto a la dignidad de las personas y la integridad del medio ambiente.

Proponemos que las decisiones políticas deben estar en manos de los gobiernos nacionales y no ser dictaminadas por organismos multilaterales como la OMC o instituciones financieras internacionales como el FMI y el Banco Mundial.

Planteamos que el poder y campo de acción de la Organización Mundial de Comercio deben ser reducidos. Temas como la agricultura, los servicios sociales y los derechos de propiedad intelectual deben ser retirados de la jurisdicción de la OMC.

Proponemos que se debe reforzar el mandato y las estructuras democráticas de las Naciones Unidas, y que se debe restablecer el Centro de las Naciones para las transnacionales a fin de que estas rindan cuentas sobre sus actividades y respeten los derechos humanos, la libertad sindical y las normas medioambientales

Exhortamos a los países desarrollados a cumplir su compromiso de destinar el 0,7 de su PIB a la ayuda para el desarrollo.

Demandamos la anulación de la deuda externa de los países del Sur puesto que esta ya ha sido pagada con creces. Los recursos que de esta operación se obtengan deben ser destinados al desarrollo sustentable, bajo supervisión democrática y ciudadana. Es la hora de rescatar las deudas ecológicas y sociales con la niñez, la juventud, las mujeres, los pueblos indígenas, los negros, los pobres del campo y la ciudad. Es el Norte el que debe pagar la enorme deuda histórica con el Sur acumulada a través de siglos de colonialismo y de relaciones internacionales desiguales.

Respaldamos la iniciativa de imponer una tasa a las transacciones de los capitales para ser destinado a combatir la pobreza.

Exhortamos a los gobiernos a ratificar la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familias, aprobada en 1989, a la cual han adherido 12 Estados siendo que se requieren 20 para que puedan entrar en vigencia. Demandamos la revisión de las leyes y regulaciones migratorias discriminatorias de los países del Norte y el respeto de los derechos humanos de los migrantes. Nos unimos a la campaña por la legalización de los inmigrantes indocumentados que emprenden diversos organismos civiles en Estados Unidos.

Apoyamos y hacemos nuestra la Campaña Global por la Reforma Agraria de los campesinos y campesinas sin tierra. Demandamos de los gobiernos que adopten medidas para garantizar la seguridad alimentaria, y políticas de protección a los medianos y pequeños productores que abastecen los mercados internos. Nos oponemos a la producción y comercialización de organismos genéticamente modificados y a la privatización y patentación de los recursos genéticamente modificados.

Proponemos que se cumpla la «Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo» adoptada en 1998 que estipula la libertad de asociación, libertad sindical y reconocimiento efectivo del derecho de negociación colectiva y la eliminación de la discriminación en materia de empleo y ocupación. Es hora de recobrar la dignidad y revalorizar el trabajo en los procesos de producción.

Apoyamos e impulsamos la Conferencia contra el racismo prevista para el año 2001 en Sudáfrica, llamamos a los gobiernos a que presten el sostén político y económico necesario para el éxito de la Conferencia, y planteamos que de ésta deben salir compromisos y un programa de acción concreto para poner fin al racismo, la discriminación racial, la xenofobia y otras formas de intolerancia.

Exhortamos a las Naciones Unidas a incrementar sus esfuerzos para erradicar la discriminación de género, estableciendo metas precisas y comprometiendo presupuestos para que los diversos cuerpos e instrumentos internacionales ya adoptados, sean considerados prioridades de cumplimiento en el conjunto de países. Coincidimos con las propuestas encaminadas a la ONU por la Marcha Mundial de las Mujeres contra la violencia y la pobreza, e incitamos a la Comunidad de Naciones a adoptar planes precisos que conduzcan a la eliminación de la pobreza entre las mujeres y asegurar su autonomía económica, personal y social en todas las esferas.

Demandamos de los Estados el respeto del derecho a la autoderminación de los pueblos indígenas, el reforzamiento de la acción nacional e internacional para solucionar sus problemas en los campos de los derechos humanos, el medio ambiente, el desarrollo, la educación y la salud. Demandamos que el Proyecto de Declaración de los Naciones Unidas sobre los Pueblos Indígenas, que se analiza desde hace varios años, sea adoptado sin más dilaciones.

Incitamos a que la ONU asuma como prioridad en su agenda del Siglo XXI el derecho a la comunicación, como contribución a la construcción de democracias basadas en el pluralismo y en culturas de paz. Y en este sentido, incitamos a que convoque a una Conferencia Mundial sobre Comunicación, como espacio de diálogo entre los actores concernidos y con amplia participación de la sociedad civil.

 

 

 

Fuera la Agricultura de la OMC (1999-11-30)

1999-11-30
Declaración de la Vía Campesina en Seattle

Fuera la Agricultura de la OMC

Vía Campesina

Hacia una alternativa para las Políticas neoliberales e instituciones como la Organización del Comercio (OMC), Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional (FMI).

La Vía Campesina cree que estamos viviendo un momento histórico de lucha internacional. Las movilizaciones masivas, realizadas durante esta semana fueron el clímax, después de años de trabajo intensivo de movimientos sociales y organizaciones no gubernamentales. Estas acciones han llevado a una paralización casi total del proceso de negociaciones de la OMC. De hecho, la Moratoria se ha establecido, además hemos dado un salto enorme, relacionándonos con millones de personas a través de nuestras acciones, tanto en forma directa como a través de los medios de comunicación. Estamos convencidos que nuestra resistencia va a aumentar en los últimos años. Este proceso es irreversible. Hemos experimentado una fuerte unidad entre movimientos sociales muy diversos. En nuestros países tenemos la experiencia de la represión en contra de nuestra organizaciones cuando están desarrollando resistencia en contra de políticas injustas y criminales. También en Seattle se han detenido personas y se les ha puesto en la cárcel. Protestamos fuertemente contra eso. El jueves 2 de diciembre por la noche, en un desesperado intento por salvar la Conferencia Ministerial, los Estados Unidos y la Unión Europea, mostraron sus verdaderas caras: están unidos con pocos países contra el resto del mundo. Los gobiernos que representan los poderes económicos más importantes: UE y USA, junto con las trasnacionales (TSA) están imponiendo su agenda sobre los campesinos y comunidades indígenas alrededor del mundo. NUNCA ACEPTAREMOS ESTA ACTITUD PREPOTENTE.

Claramente, la agricultura y la alimentación están siendo un tema clave y existe la necesidad de un cambio profundo de las políticas neo liberales e instituciones globales como la OMC, FMI y BM. Como ha expresado un líder del movimiento de consumidores: COMER SE ESTA CONVIRTIENDO EN UN ACTO POLITICO. La Vía Campesina añade: PRODUCIR PRODUCTOS DE CALIDAD PARA NUESTRA PROPIA POBLACION TAMBIEN SE ESTA CONVIRTIENDO EN UN ACTO POLITICO.

Las políticas agrícolas neo liberales han llevado a la destrucción de nuestras economías campesinas y han creado una crisis profunda en nuestras sociedades, amenazando la coherencia de las mismas: EL DERECHO DE PRODUCIR NUESTROS ALIMENTOS PARA NUESTROS PROPIOS CONSUMIDORES, con gran diversidad de producción y de consumo y de acuerdo con nuestras preferencias culturales. Esto afecta nuestra propia identidad como ciudadanos de este mundo.

El ejemplo más claro de la violación de nuestra identidad es el hecho que las TNS están imponiendo la alimentación genéticamente modificada. En una reciente acción los EE.UU. y la UE, trataron de trasladar la discusión sobre Bio seguridad y OGMs – en esencia, si tenemos el derecho de protegernos contra la importación de productos OGMs.- dentro de la OMC a través de un grupo de trabajo sobre biotecnología. Nosotros consideramos ésto, como una escandalosa y provocativa violación de nuestros derechos como ciudadanos.

Vía Campesina rechaza políticas neoliberales que empujan a los países en una producción para la exportación, en detrimento de la producción alimentaría doméstica Los países en vías de desarrollo, están forzados a aceptar estas políticas para pagar su deuda externa. Estos países también tienen que abrir sus fronteras para la importación de alimentos, lo cual aumenta la misma deuda. Es un círculo vicioso que beneficia solamente a las TNS. Los gobiernos de los países ricos, están compensando, de manera ilimitada con grandes cantidades de fondos públicos, la baja de precios y permiten así a las TNS, comprar barato. De esta forma, los fondos públicos son un apoyo directo a la industria y no a los campesinos. Estas políticas contribuyen a bajar los precios, de tal manera que son mucho más bajos que el costo real de producción.

No hay duda que la OMC es un instrumento que da más control y más beneficio a las TNS. La OMC es una institución totalmente inapropiada para la toma de decisiones y la formulación de políticas democráticas sobre temas importantes como la Soberanía Alimentaria, legislación ambiental y de salud, la gestión de recursos genéticos y cultura.

Una reforma profunda de la OMC. para que responda a los derechos y necesidades de los pueblos, significaría de hecho, la abolición de la misma. Nosotros no creemos que la OMC permita una reforma profunda, por eso la Vía Campesina como movimiento internacional responsable para el sector agrícola, PIDE QUE SE EXCLUYA LA AGRICULTURA DE LA OMC. Quizá es más apropiado: SACAMOS LA OMC DE LA AGRICULTURA. Invitamos a otros sectores a pedir lo mismo. Nosotros como sociedades, tenemos que crear una alternativa a la política neoliberal actual y a instituciones como la OMC, el BM y el FMI. Tenemos que civilizar las políticas internacionales. Vía Campesina hace un llamado a los movimientos sociales a iniciar un proceso participativo con gobiernos nacionales para desarrollar un modelo alternativo.

Hay que establecer alternativas a la política neoliberal y a instituciones como la OMC, el BM, y el FMI. Continuar movilizando la opinión publica para presionar las TNS y los grandes poderes comerciales. Hay que fortalecer las Naciones Unidas (UN) y desarrollar nuevos instrumentos dentro de las Naciones Unidas para aumentar la transparencia y el control democrático. Estas instituciones tienen que representar las prioridades y las necesidades de los pueblos y asegurar seguridad alimentaría y comercio justo.

Vía Campesina tiene las demandas siguientes:

– Una moratoria inmediata sobre cualquier negociación en la OMC, incluyendo las discusiones sobre acuerdos de inversión.

– Anular inmediatamente cada obligación de aceptar una importación mínima de 5% de las necesidades internas (cláusula del acuerdo de Marrakech). Cualquier acceso obligatorio a los mercados tiene que ser suprimido.

– Evaluar los impactos del acuerdo de Marrakech y una corrección inmediata a las existentes injusticias.

– Poner fuera cualquier negociación en el área de producción alimentaría y comercialización de la OMC y los acuerdos regionales y bilaterales.

– Crear mecanismos internacionales realmente democráticos para regular el comercio de alimentos, respetando a la soberanía alimentaria en cada país.

– Asegurar la soberanía alimentaria en cada país dando prioridad a la producción alimentaria para su propia población, los aspectos sociales y medio ambientales.

– Dar a cada país el derecho de definir sus propias políticas agrícolas para responder a sus necesidades internas. Incluye el derecho de prohibir importaciones para proteger la producción doméstica y la implementación de una Reforma Agraria donde los campesinos y pequeños y medianos productores tengan acceso a la tierra.

– Parar toda forma de DUMPING. Proteger la producción alimentaria doméstica, sobre todo de granos básicos.

– Prohibir la biopiratería y las patentes de vida (animales, plantas y partes del cuerpo humano), incluyendo el desarrollo de variedades estériles a través de la Ingeniería Genética.

– Permitir a los países, el derecho de establecer criterios para la calidad alimentaria, adecuada a las preferencias de su población.

La Vía Campesina quiere apoyar el Tribunal Internacional de los Pueblos que tiene que juzgar los crímenes cometidos en contra de comunidades campesinas e indígenas.

La Vía Campesina hace un llamado a los movimientos nacionales e internacionales y a las Organizaciones No Gubernamentales para construir alianzas fuertes a fin de continuar y luchar en contra de las políticas neoliberales. SI NOSOTROS TRABAJAMOS JUNTOS LO LOGRAREMOS.

Globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza Vía Campesina

 

 

 

MST 15 años: Lecciones de Pedagogía (1999-11-30)

1999-11-30
Reflexiones para un proyecto popular de educación en el campo

MST 15 años: Lecciones de Pedagogía

Roseli Salete Caldart (Sector Educativo del MST)

El MST cumple 15 años en 1999, constatando que tiene, finalmente, dos grandes tareas en la historia: ayudar a acabar con el «pecado mortal» del latifundio, desconcentrando y volviendo socialmente productivas la tierras de este país inmenso; y ayudar a humanizar a las personas, formando seres humanos con dignidad, identidad y proyecto de futuro. Esta segunda tarea tal vez sea la que mejor se viene cumpliendo desde que comenzó a ser gestado.

La obra educativa del MST sugiere, principalmente, respeto a:

– al rescate o a la restitución de la dignidad a millares de familias que vuelven a tener origen y proyecto. Los pobres poco a poco se van convirtiendo en ciudadanos: sujetos de derecho, sujetos que trabajan, producen y participan en sus comunidades, afirmando en sus desafíos cotidianos una nueva agenda de discusiones para el país.

– a la construcción de una identidad colectiva, que van más allá de cada persona, familia, asentamiento. La identidad del Sin Tierra bajo el nombre propio de luchadores del pueblo, ya no sujetos a una condición de ausencia: no tener tierra, sino sujetos de una opción: la de las luchas por más justicia social y dignidad para todos, en un movimiento mucho mayor al MST, el movimiento de la historia, que dice respecto a los destinos de la humanidad entera…

Ojeando en la historia del MST desde esta perspectiva, nos encontramos con algunas lecciones de pedagogía, o de cómo los sujetos de una lucha social y de una colectividad en movimiento se ocupan y se preocupan de la educación. Pensando bien, estas lecciones pueden ayudarnos a reflexionar también sobre nuestras prácticas de educación en las escuelas. También, nos permiten pensar cómo la escuela entra en este Movimiento y cómo puede ayudar a cultivar el ser humano que de ella se produce.

Algunas de esta lecciones de pedagogía de la historia del MST para nuestra reflexión:

Los Sin Tierra se educan siendo del MST, lo que quiere decir, a través de algunas vivencias humanas fundamentales, cada una cargada de aprendizajes, conflictos y desafíos:

– la lucha, sus formas y trayectoria histórica;

– la organización colectiva, su modo y su mística;

– el trabajo, su reconquista y aquellas nuevas relaciones de producción;

– el reencuentro con la tierra, tierra de trabajo, de lucha, de raíz y de sentimiento.

– la vida en movimiento, origen y proyecto, histórico.

El que mueve a las personas es la necesidad. Lo que mantiene a las personas en movimiento son los objetivos, los principios y, principalmente, los valores, que alimentan y se cultivan en cada acción y son básicos en cualquier proceso educativo. Los sin tierra entraron en la lucha motivados por la necesidad de sobrevivir sin volverse «marginales». Después que pasan a tener esta necesidad mínimamente atendida se pueden acomodar o pasar a luchar solo por cuestiones corporativas. Serían diferentes si la pedagogía del movimiento fuera capaz de transformar sus viviencias educativas en valores, y en un modo de vida, producido y reproducido (recreado) en cada grupo de generación en generación.

La niñez y la juventud de los asentamientos ya viven o hasta nacen como herederos de las conquistas de dignidad. Pero no conseguirán mantener y reproducir estas conquistas, y tampoco honrarán el nombre propio Sin Tierra, si no heredan la identidad colectiva construida en el proceso de lucha: los valores y principios de los luchadores del pueblo. Solo que valores y principios no se heredan sin el cultivo consciente, sin la intencionalidad pedagógica de quien los produce o de quien los escoge heredar.

Hay una gran responsabilidad que pesa en los hombros de quien trabaja con la infancia y la juventud de los acampamentos y asentamientos de los Sin Tierra: la responsabilidad por el cultivo de esta identidad, ayudando para que los aprendices y los valores producidos en lucha no se pierdan, no se desvíen, ni se degraden. Trabajar con la infancia quiere decir trabajar también con los adultos. Esta es una herencia que no se pasa si no se sabe que se tiene. Hay muchos asentados que no se identifican más como Sin Tierra. Hay muchos niños asentados que no conocen o ya comenzaron a olvidar su propia historia. Por otro lado, en la sociedad hay muchas personas que igualmente sin tener una relación directa con la tierra esta diciendo: ¡todos somos Sin Tierra!. Esto nos debe hacer reflexionar y actuar…

¿Y por qué es importante que la niñez y la juventud herede la identidad Sin Tierra? Para que el MST no acabe? Por lo menos mientras no se logren sus objetivos. Pero principalmente por que en este nuestro tiempo de caos social y de degradación humana, los Sin Tierra proyectan una manera de ser humano que cuestiona al que está ahí, proyecta una postura no conformista frente al mundo, y los valores humanos que sostienen una lucha permanente por la vida, no de algunos, sino de todos. Cuando un niño dice con orgullo: soy Sin Tierra, o soy un Sin Tierrita del MST, más posibilidades tenemos de estar produciendo un nuevo eslabón en la corriente de la tradición de la historia de los luchadores del pueblo. Cuando crezca este niño podrá no ser del MST, e incluso podrá escoger no trabajar, o vivir en un asentamiento. Pero si fue «bien educado» ciertamente no escogerá dejar de lado los valores humanos que aprendió participando de esta historia.

Las personas se educan mucho más por las acciones que por las palabras. El MST forma a los Sin Tierra poniéndolos en acción permanente, e incluyendo en esta acción también el reflexionar sobre ella. Es para la acción que los Sin Tierra van aprendiendo que nada es imposible de cambiar, ni siquiera las personas, su manera, su postura, su modo de vida, sus valores.

¡Ser Movimiento es estar en movimiento! En el Movimiento las personas aprenden que el mundo y el ser humano estan para ser creados, y que el movimiento de la realidad, compuesto básicamente de relaciones que necesitan ser comprendidas, producidas o transformadas, debe ser el gran maestro de este hacer. Esta es una lección que necesita ser cultivada en todos los tiempos y espacios donde esté una familia Sin Tierra.

No hay cómo mantenerse como un luchador del pueblo sin una perspectiva histórica. Y esto exige dos dimensiones de formación muy importantes. La primera, que generalmente los Sin Tierra comienzan a aprender en el acampamento, es que su vida también es historia, y que ya están siendo sujetos de la historia. La segunda, del aprendizaje más complejo y demorado, es pasar a ver la realidad con una perspectiva histórica. Divisar cada acción o situación en un movimiento entre pasado, presente y futuro, y comprender las relaciones con otras acciones, otras situaciones, una totalidad mayor. Es este mirar que nos ayuda a valorizar, y al mismo tiempo relativizar cada derrota o cada victoria, manteniendo el horizonte utópico como referencia para continuar luchando. Cultivar la memoria de la lucha y conocer más profundamente la historia de la humanidad son aspectos fundamentales de lo que puede ser llamado pedagogía de la historia.

La mística es el alma de los luchadores del pueblo. Ella es la fuerza, la energía cotidiana, que tiene animada a la familia Sin Tierra a continuar en la lucha, ayudando cada persona a visualizar y mantener la utopía colectiva. La mística es aquel sentimiento materializado en símbolos, que nos hace sentir que no estamos solos, que son los lazos que nos unen a otros luchadores lo que nos dan más fuerza para proseguir en la construcción de un proyecto colectivo. En el MST la mística tiene una dimensión educativa muy importante: ayuda a los militantes más antiguos a cultivar los valores y la memoria simbólica que los mantiene en el camino; y a las nuevas generaciones o a cada Sin Tierra que entra en el Movimiento, ayuda en la disposición personal de entrar en el proceso y la vivencia de las acciones de forma más humana y plena, siendo una especie de ritual de acogida, que hace que las personas se sientan parte del Movimiento aun antes de conocer toda su dinámica. Cultivar la mística es parte fundamental de lo que entendemos por formación humana.

Vemos el mundo de acuerdo con el terreno que pisamos. Un sin tierra que se quede siempre afincado en su terreno tendrá una visión del mundo del tamaño de ese terreno, y ciertamente será una visión con cercas aún no derrumbadas en su cabeza. Este asentado no continuará siendo un Sin Tierra, porque esta identidad implica movimiento, y una visón real del mundo, en un proceso permanente de derrumbar cercas, de todos los tipos. ¿No es la misma cosa que se puede decir de un profesor que nunca sale de los límites de su escuela? Su visión del mundo tendrá paredes, las mismas que ciertamente aún no derrumbó de su concepción de escuela, aunque dicte clases bajo un árbol…

Cuanto más el MST comprende el tamaño y la complejidad de la lucha en que entró, más cree en la importancia de la formación humana, se da más cuenta de las diversas dimensiones que esto implica, y valoriza más la escuela, como un lugar donde esta formación también puede tener lugar, y los educadores, como personajes que pueden hacer mucha diferencia en el desenlace de su historia. La lucha por el derecho a la escuela comenzó prácticamente junto con la lucha por la tierra en el MST. Pero en el comienzo no se tenía muy claro el que una cosa podría tener que ver con la otra. En el comienzo, estudiar era visto como un derecho. Hoy es visto como un derecho y un deber. Sin Tierra que no estudia, sea en la escuela o en otro lugar, esta listo a perder la letra mayúscula de su nombre. Y escuela donde no se estudie, también no puede ser considerada una escuela del MST. Solo que estudiar también paso a tener un sentido cada vez más amplio, ya distante de aquello que pasa en muchas escuelas que conocemos…

La pedagogía del movimiento no cabe en la escuela, porque el movimiento de la formación humana no cabe en la escuela, pero la escuela cabe en la pedagogía del movimiento. Y cabe más aún cuando se dispone a retomar algunas de sus tareas de origen, y que tiene que ver con el cuidado pedagógico de las nuevas generaciones, de modo que ellas se desenvuelvan como seres humanos más plenos, más felices. Hace algún tiempo la escuela dejó de ser un lugar de formación humana. No es sobre eso que los profesores han discutido. Si la escuela se vuelve a preocupar con la formación humana, pasará a prestar más atención a los sujetos que la ocupan, y dialogando con ellos se darán cuenta de cómo puede ayudarlos, como personas, como sujetos sociales. También se dará cuenta de que necesita alterar en su lógica para que personajes como los Sin Tierra sientan la escuela como su «casa», su lugar de educación.

La escuela que ayuda más en la tarea de formación de los Sin Tierra es la que se abre al movimiento como sujeto educativo; que dice de si misma como institución ocultada sobre su propia lógica y va al encuentro de las vivencias educativas que acontecen fuera de ella, dialogando con sus sujetos, aprendiendo y enseñando junto con ellos. En otras palabras, se trata de una escuela que acepta entrar en el proceso, y ayuda a hacer la lectura de los asuntos que él va colocando en su movimiento. A veces serán los Sin Tierra quienes empujen a la escuela, otras veces será la escuela quien empuje de los Sin Tierra… Sin idealismos, refinamientos, fantasías, más con compromisos humanos comunes.

Lo que el MST espera de las escuelas es que ayuden especialmente en el cuidado pedagógico de la infancia Sin Tierra. Los niños nos recuerdan que estamos hablando de un movimiento que puede durar la vida entera. Cuidar de alguna cosa implica en tener intimidad, sentir de adentro, acoger, respetar, dar consejo, pulirse con ella. Es preciso cuidar de la identidad de la infancia Sin Tierra respetando la pedagogía del movimiento y las características y necesidades propias de este tiempo de vida, y garantizando la convivencia educativa con sus iguales. Los niños darán su propio mensaje cuando inventaron el nombre Sin Tierrita: queremos ser Sin Tierra, sin dejar de ser niños; pero no somos cualquier niño, somos Sin Tierritas, sin dueño, Sin Tierrita, con amor. Así es como ustedes nos deben cuidar…

En cada momento histórico hay tareas pedagógicas que se destacan como imprescindibles. En el momento actual la escuela no puede dejar de tener una intencionalidad específica en la formación de valores. Valores que se contrapongan a la degradación humana que predomina en nuestra sociedad. En el caso de las escuelas donde están los Sin Tierra son especialmente los valores de los luchadores del pueblo los que pueden ser reforzados. Valores como los siguientes: esperanza, solidaridad, confianza en sí mismo y en los otros, sensibilidad humana, indignación ante las injusticias, capacidad de soñar, coherencia, alegría de vivir y de luchar por la vida, compañerismo, compromiso con las causas del pueblo…

Para poner en práctica la pedagogía y propuesta de escuela que estamos discutiendo es preciso, más que todo, una actitud pedagógica de fondo, una forma de ser educador que comparte con los valores producidos en esta historia de formación humana que es la historia de los Sin Tierra, y que se abra al movimiento como principio educativo, también de sí mismo. Que cuide y se deje cuidar por el Movimiento, ayudando a hacer de la pedagogía de quien ocupa la tierra, un arte de labrar la vida y producir gente.

Roseli Salete Caldart

Sector Educativo del MST

 

 

 

¡Ya estamos en Congreso! (1999-11-30)

1999-11-30
XIV Pleno Nacional de la ANAP

¡Ya estamos en Congreso!

ANAP

La intensificación del trabajo político-ideológico a todas las instancias en la actual coyuntura de escalada agresiva del imperialismo yanqui y sus aliados, la recuperación de la agroindustria azucarera y la satisfacción cada vez mayor de la demanda alimentaria de nuestro pueblo fueron los temas centrales de XIV Pleno Nacional de la ANAP efectuado a mediados de julio último.

Por eso a nadie sorprendió que el presidente nacional de la ANAP, Orlando Lugo Fonte anunciara que con este pleno de hecho comnezaba el IX Congreso de la organización, cuya convocatoria oficial fue aprobada allí y se hará pública el 21 de septiembre próximo en el acto con motivo del aniversario 41 del congreso campesino en armas, en Soledad de Mayarí Arriba.

Ese día, simultáneamente en todo el país, en las Plazas Martianas de cada cooperativa se reunirán sus miembros para dar lectura a la convocatoria al congreso, lo que iniciará el proceso orgánico de la magna cita campesina a celebrarse del 15 al 17 de mayo del 2000, y a la que asistirán 800 delegados -algunos elegidos directamente por sus resultados políticos y productivos- y unos 200 invitados.

El pleno anapista adoptó importantes acuerdos que seguramente serán secundados por todos los asociados en sus correspondientes asambleas pre-congreso y que constituyen compromisos de honor del movimiento cooperativo y campesino con el Partido y especialmente con el comandante en jefe.

Los delegados al pleno, que tuvo como invitados a héroes del trabajo de la república de Cuba, condecorados con la orden 17 de mayo y a los cuadros más destacados de la ANAP en 1998, convinieron en que el fortalecimiento del funcionamiento interno y de la labor política-ideológica son las vías fundamentales para impulsar los programas productivos, en correspondencia con la solución económica del V Congreso del Partido.

Con miras al Congreso, los agricultores cañeros del movimiento cooperativo y campesino se proponen completar las 20 mil caballerías sembradas (en la pasada azucarera los campesinos plantaron alrededor de 17 mil caballerías). Este sector llegó a superar las 21 mil caballerías. Al respecto Lugo Fonte se pronunció por recuperar aquellas tierras cañeras destinadas a cultivos varios y que no cumplieron con este cometido o se mantienen ociosas, o desbrozar extensas áreas de marabú buenas para las gramínea, como han hecho algunos colectivos para tabaco. También se proponen reducir a 15 pesos o menos al costo del ciento de arrobas de caña, para continuar la positiva evolución económica de las cooperativas cañeras, ya que 127 CPA tuvieron pérdidas en 1997, mientras en la zafra pasada el número se redujo a sólo 42 y deberán ser menos de 20 después del próximo balance económico, según los especialistas. La pretención anapista es de que para el congreso todas sean rentables.

La erradicación de los movilizados es otro acuerdo del pleno, pues tanto las CPA como CCS deben asumir con fuerzas propias el corte de sus áreas. Las cooperativas que han aplicado este principio mejoran económicamente. Para garantizar la permanencia de sus fuerzas de corte, las cooperativas deben completar sus planes de vivienda, ampliar la mecanización, trabajar con fuerza en las áreas de autoabastecimiento como parte de la atención integral al hombre y aplicar iniciativas como el salario progresivo, mediante el cual se paga a mejores precios la caña que sobrapasa la norma de corte, entre otras iniciativas vistas allí en el pleno.

Otra cuestión abordada en la rama cañera por los delegados fue la necesidad de hacer un comprometimiento más realista con el movimiento millonario, de modo que se incorporen a ese movimiento los colectivos con posibilidades ciertas de cumplir exigencias de esa prestigiosa emulación.

En el análisis de otras ramas productivas como el tabaco, se observó que en la campaña 1998-99 la cosecha alcanzó sólo el 89 por ciento de lo planificado, por el incumplimiento de 257 caballerías que debieron sembrarse, mientras otras 164 se perdieron por el brote de moho azul a semilleros y plantaciones de Pinar del Río, única provincia que no creció por tales causas. El propósito campesino es intensificar la recolección y mantener la tendencia creciente de este cultivo.

Los pobres resultados en la zafra cafetalera que decreció 38 por ciento en el país, con excepción de la provincia de Cienfuegos, se atribuyen a factores climáticos, insuficiente atención estatal a las CPA y campesinos, carencia de fuerza de trabajo y la necesidad de una mayor incentivación económica a los productores, debido a los bajos precios de acopio, mientras los insumos se encarecen y el sistema de estimulación no ha logrado la efectividad esperada.

Las ventas de viandas y hortalizas al estado se sobrecumplen y crecen mas del 45 por ciento respecto al primer semestre del año pasado, lo que equivale a cerca de dos millones de quintales más, registrándose los crecimientos fundamentalmente en papa, tomate, cebolla y ajo. Se acopiaron 301 mil quintales en granos, y particularmente en arroz y frijoles se sobrecumplió lo planificado para el primer semestre, mientras la cosecha de maíz fue de poco más del 60 por ciento debido al desfase de siembra que ocasionó la sequía. Los crecimientos en frutales fueron notables en el período que se evalúa, y junto con el Instituto de investigaciones de Cítricos y Frutales la ANAP organizó el primer encuentro nacional de frutales, que entre sus propósitos fundamentales acordó crear un vivero en cada Municipio, como parte de un programa de desarrollo y recuperación.

Aunque logra crecimientos notables respecto al semestre anterior, la producción y ventas al estado y la industria de leche disminuyeron debido a los embates de la intensa sequía, las carencias con el transporte, combustibles, envases y otros insumos, al tiempo que algunos territorios hicieron compromisos por encima de sus posibilidades reales de acopio.

Por otra parte se conocieron en el pleno los avances alentadores en el programa de desarrollo porcino, la recuperación paulatina que acusa la producción de miel y el notable crecimiento en las capturas acuícolas. También avanza la organización de un programa conjunto con empresas del MINAG para desarrollar la crianza de ganado menor.

En medio de estos avances, el pleno no pasó por alto los incumplimientos y decrecimientos, en algunos casos significativos, que provocaron la disposición unánime a trabajar de conjunto con las estructuras del MINAG y el MINAZ para dar un impulso decisivo a los planes productivos en ambos sectores sobre la base del estímulo que representan la emulación integral 17 de mayo y el proceso al IX Congreso de la ANAP a las puertas de un nuevo milenio.

 

 

 

Síntesis de las mesas de trabajo

Al calor de las heroicas luchas por la tierra que se están librando en el Brasil, del 2 a 7 de noviembre de 1997, nos reunimos en la capital de este país, procedentes de 23 países, 338 delegados y delegadas de 49 organizaciones miembros de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC), para celebrar nuestro II Congreso, el cual fue precedido por la Primera Asamblea de Mujeres del Campo. Eventos que contaron con la presencia solidaria de 8 organizaciones de Norteamérica, Europa y Asia, integrantes de nuestro movimiento internacional, La Vía Campesina.

Este Congreso nos permitió profundizar en el análisis del impacto nefasto del neoliberalismo contra la humanidad y en particular sobre las mujeres y hombres del campo; avanzar en la definición de políticas y estrategias alternativas a este proyecto de muerte, definir propuestas y acciones para consolidar nuestro proceso organizativo.

El rasgo esencial de este fin de siglo es la globalización, que en su forma dominante se manifiesta a través de la economía neoliberal de mercado.

Los efectos negativos de este modelo se sienten de una manera aguda en el agro, pues la apertura salvaje ha colocado a los campesinos, así como a los pequeños y medianos productores, a los agricultores familiares ante la amenaza directa de su extinción. Más aún cuando paralelamente se han instrumentado políticas para revertir los procesos de reforma agraria (en los países donde éstos tuvieron lugar) o simplemente para dejarlos fuera de agenda (en los países que aún no han enfrentado la cuestión de la tenencia de la tierra).

Los efectos que esto provoca en los campesinos e indígenas se manifiestan en el estrangulamiento de su economía; las migraciones internas y hacia los países del Norte; en la violencia; el recorte de los derechos laborales y la represión sindical; la precarización del empleo (informalidad, bajos salarios, trabajo esclavo, intensificación del trabajo de la mujer, de los niños, etc.); discriminación; racismo; pobreza, desesperanza…

Ante este conjunto de políticas de muerte han salido al frente las organizaciones del campo, pasando a convertirse en los puntales de la resistencia al neoliberalismo en Latinoamérica. Del México de la insurgencia zapatista, pasando por los levantamientos indígenas y campesinos de Ecuador, a las luchas por la tierra en Brasil, Paraguay, Centroamérica… prácticamente no hay espacio geográfico del continente que no haya sido escenario de luchas protagonizadas por organizaciones del campo, entre las que destacan las integrantes de la CLOC.

Declaración Final del III Congreso

2001-08-11 Declaración Final del 3er. Congreso CLOC # Declaración Final III Congreso de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo Reunidos en la Delegación de Tlalpan, D.F., México, 320 delegados y delegadas de 37 organizaciones procedentes de 18 países, asistentes a la I Asamblea Latinoamericana de Jóvenes, a la II Asamblea Latinoamericana de Mujeres, los días 6 y 7 de Agosto y al III Congreso Latinoamericano de Organizaciones del Campo, del 8 al 11 de Agosto del 2001; después de intensas deliberaciones hemos constatado lo siguiente: – Que los efectos nefastos del neoliberalismo para las sociedades rurales de América Latina y el Caribe, han arrojado al campesinado y a las comunidades indígenas a una mayor y alarmante pobreza y exclusión. – Que las políticas agropecuarias anti-campesinas han concentrado la producción en la gran agricultura capitalista, generando con ello una grave dependencia del exterior y pérdida de nuestra soberanía alimentaria. – Que la liberalización comercial, las contra reformas agrarias y la privatización de la economía en nuestros países, han deteriorado de manera drástica las condiciones materiales de vida de nuestros pueblos. – Que la desarticulación de la agricultura familiar campesina es parte de una política de exterminio del capital financiero internacional y las grandes transnacionales. En base a las anteriores consideraciones, los delegados y las delegadas al III Congreso de la CLOC, exigimos: – Que los Gobiernos de nuestros países definan políticas de desarrollo que incluyan como ejes una reforma agraria integral y participativa, así como los medios de producción para los productores rurales, tales como: el crédito, apoyo a la comercialización, asistencia técnica y apoyo especial a la agricultura campesina. – Revisión inmediata a los Tratados de Libre Comercio, que han desarticulado la producción de granos básicos en México; rechazo al Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y otros tratados que afectarían la soberanía y autonomía de los países Latinoamericanos, como el Plan Colombia, Plan Puebla Panamá, la Iniciativa Andina y el Plan Dignidad de Bolivia. – Rechazamos enérgicamente el uso abusivo de productos transgénicos por parte de las empresas transnacionales, así como el uso indiscriminado de agroquímicos y la introducción de semillas estériles como el Termineitor. – Nos oponemos a los esquemas de patentes sobre la vida, que nos expropien nuestros recursos genéticos y monopolizan el conocimiento. Exigimos respeto a nuestra cultura y al saber campesino. – Rechazamos las políticas impuestas por los organismos financieros y comerciales internacionales, como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial de Comercio y el Grupo de los Ocho. Asimismo demandamos la salida de la OMC de los aspectos relacionados con el Sector Agropecuario. El III Congreso de la CLOC se pronuncia por impulsar un proyecto alternativo con participación activa de todas las organizaciones sociales, medio rural y urbano en las que se incluyan la gran diversidad de actores que han resistido al neoliberalismo y que desde diferentes trincheras han construido propuestas encaminadas a fortalecer el desarrollo sustentable. Este nuevo proyecto se basa en la promoción de actividades productivas que garanticen un uso equilibrado del medio ambiente, con cuidado de la biodiversidad y los recursos genéticos que son patrimonio de la humanidad. El III Congreso se pronuncia asimismo, por lograr la seguridad y soberanía alimentaría que garantice una distribución equitativa de alimentos sanos, mediante la promoción de un mercado ético y solidario. Nuestro proyecto busca construir y consolidar un poder popular incluyente y democrático en el que participen todos los actores sociales involucrados, mujeres, jóvenes, niños, pueblos indios, a partir de sus propias reivindicaciones, reforzando desde sus bases cambios profundos en los aspectos económicos, sociales, políticos y culturales. El III Congreso de la CLOC condena toda forma de represión, persecución, asesinatos y desapariciones de dirigentes sociales, la discriminación y violaciones a los derechos humanos, incluyendo el bloqueo que por largos años ha impuesto el Gobierno de Estados Unidos a la hermana República de Cuba. Asimismo, exigimos la liberación de presos políticos de Centro América, Bolivia, Colombia, México, Perú y de todos los países Latinoamericanos; el esclarecimiento de asesinatos de dirigentes y masacres de campesinos e indígenas, así como el castigo a los autores materiales e intelectuales. El III Congreso de la CLOC llama a todas las organizaciones campesinas e indígenas de América Latina y El Caribe a impulsar las siguientes acciones: 1. Fortalecer la unidad, la solidaridad y consolidación ideológica de nuestras organizaciones, así como la Coordinación Sub-Regional, Continental y Mundial en alianza con la Vía Campesina. 2. Promover una consulta continental sobre el ALCA, en el año 2002 3. Participar activamente en acciones de masas en las siguientes fechas: – 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer – 17 de Abril, Día Mundial de Lucha Campesina – 01 de Mayo, Día Internacional de los y las Trabajadores – 12 de Octubre, Día del Grito de los Excluidos – 16 de Octubre, Día Mundial de la Alimentación 4. Asimismo los congresistas de la CLOC acordamos participar en los eventos programados por diversos organismos internacionales, como el Encuentro Internacional de Movimientos Sociales, a realizarse del 12 al 14 de Agosto en la ciudad de México; en el Foro Mundial de Soberanía Alimentaría, en la Habana, Cuba del 04 al 07 de Septiembre y en una jornada de movilizaciones en contra del consumo de transgénicos y agroquímicos en noviembre del presente año; y en el Segundo Foro Social Mundial, en Porto Alegre, Brasil en febrero del 2002. En un clima de fraternidad, combatividad y alegría, la unidad de la CLOC se fortaleció bajo la inspiración del ejemplo de lucha de nuestros héroes y heroínas Latinoamericanas que han entregado sus vidas por las liberación de los pueblos América y por un mundo nuevo. «Viva la unidad de los campesinos e indígenas de América Latina y el Caribe» ¡Fuera la OMC de la agricultura! ¡Por la soberania alimentaria! ¡Por un futuro sin hambre! ¡Viva la CLOC! Tlalpan, Distrito Federal, México, a 11 de Agosto del 2001

Declaración de Brasilia, II Congreso de la CLOC, Nov 1997

Al calor de las heroicas luchas por la tierra que se están librando en el Brasil, del 2 a 7 de noviembre de 1997, nos reunimos en la capital de este país, procedentes de 23 países, 338 delegados y delegadas de 49 organizaciones miembros de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC), para celebrar nuestro II Congreso, el cual fue precedido por la Primera Asamblea de Mujeres del Campo. Eventos que contaron con la presencia solidaria de 8 organizaciones de Norteamérica, Europa y Asia, integrantes de nuestro movimiento internacional, La Vía Campesina.

Este Congreso nos permitió profundizar en el análisis del impacto nefasto del neoliberalismo contra la humanidad y en particular sobre las mujeres y hombres del campo; avanzar en la definición de políticas y estrategias alternativas a este proyecto de muerte, definir propuestas y acciones para consolidar nuestro proceso organizativo.

El rasgo esencial de este fin de siglo es la globalización, que en su forma dominante se manifiesta a través de la economía neoliberal de mercado.

Los efectos negativos de este modelo se sienten de una manera aguda en el agro, pues la apertura salvaje ha colocado a los campesinos, así como a los pequeños y medianos productores, a los agricultores familiares ante la amenaza directa de su extinción. Más aún cuando paralelamente se han instrumentado políticas para revertir los procesos de reforma agraria (en los países donde éstos tuvieron lugar) o simplemente para dejarlos fuera de agenda (en los países que aún no han enfrentado la cuestión de la tenencia de la tierra).

Los efectos que esto provoca en los campesinos e indígenas se manifiestan en el estrangulamiento de su economía; las migraciones internas y hacia los países del Norte; en la violencia; el recorte de los derechos laborales y la represión sindical; la precarización del empleo (informalidad, bajos salarios, trabajo esclavo, intensificación del trabajo de la mujer, de los niños, etc.); discriminación; racismo; pobreza, desesperanza…

Ante este conjunto de políticas de muerte han salido al frente las organizaciones del campo, pasando a convertirse en los puntales de la resistencia al neoliberalismo en Latinoamérica. Del México de la insurgencia zapatista, pasando por los levantamientos indígenas y campesinos de Ecuador, a las luchas por la tierra en Brasil, Paraguay, Centroamérica… prácticamente no hay espacio geográfico del continente que no haya sido escenario de luchas protagonizadas por organizaciones del campo, entre las que destacan las integrantes de la CLOC.

Nuestro Congreso nos ha permitido reafirmar y enriquecer las propuestas que aportamos para la construcción de un Proyecto de Vida, que forje una sociedad justa, equitativa, democrática, donde quepan todos y todas; proyecto que ya se está haciendo realidad a partir de nuestras experiencias y luchas concretas.

En tal sentido, conscientes de la urgencia de construir relaciones equitativas entre hombres y mujeres nos comprometemos a asumir en todas nuestras orientaciones y prácticas cotidianas el enfoque de género, estableciendo concretamente la participación de las mujeres en un 50% en todas las esferas y de manera especial en los espacios de decisión y dirección.

La reforma agraria es una solución que no se reduce a la distribución de la tierra sino que abarca los aspectos económicos, políticos y sociales y por tanto constituye una premisa básica para asegurar un desarrollo sustentable, que preserve el medio ambiente, proteja la biodiversidad y los conocimientos tradicionales; condiciones indispensables para gararantizar la soberanía y seguridad alimentaria de nuestros pueblos. En tal medida es una respuesta inmediata a graves problemas como el hambre, la desnutrición, el desempleo, la migración, la desintegración familiar, etc.

La diversidad étnica y cultural constituye una de las más valiosas riquezas de nuestros países, por lo que asumimos la lucha para que sean reconocidos y respetados los derechos de los pueblos indígenas.

Contra la exclusión, lucharemos por el ejercicio pleno de nuestra ciudadanía, la vigencia del respeto a los derechos humanos, tanto individuales como colectivos, particularmente en lo que se refiere a la educación, salud, comunicación, vivienda, seguridad social y la afirmación de nuestros valores éticos y culturales.

El rescate de la cultura como elemento fundamental de identidad, integración y unidad de nuestros pueblos es otro de los componentes fundamentales de nuestro proyecto alternativo.

El II Congreso de la CLOC reafirma la posición de la Revolución Cubana de que se respete su soberanía, integridad y autodeterminación y condena el criminal bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos, acrecentado por la Ley Helms-Burton, la que no es más que una manifestación de prepotencia de dicho país imperial.

Nuestro próximo punto de encuentro para la realización del Tercer Congreso será México, en el año 2000, para marcar el inicio de un milenio de justicia e igualdad.

A los 30 años de la caída en combate del guerrillero heroico Che Guevara, nuestro Congreso recoje su legado de lucha y militancia por la humanidad y una sociedad de hombres y mujeres nuevos.

Brasilia, 7 de noviembre de 1997.

Declaración de Guatemala, IV Congreso de la CLOC, Octubre 2005

2005-10-11

DECLARACIÓN DEL IV CONGRESO DE LA COORDINADORA LATINOAMERICANA DE ORGANIZACIONES DEL CAMPO

Congreso CLOC

A 513 años del inicio de la invasión extranjera a nuestros territorios, que han marcado la lucha y resistencia de nuestros pueblos, mujeres, jóvenes y hombres del campo de América Latina y el Caribe, herederos y herederas del espíritu libertario de nuestros ancestros que alzaron sus luchas contra la invasión esclavista europea y contra el capitalismo y el imperialismo subsecuentes.

Nos hemos reunido en Iximulew -Guatemala-, territorio maya, cuna del maíz, de saberes, culturas, idiomas e identidades diversas, en el IV Congreso de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo -CLOC-, realizado del 9 al 11 de octubre de 2005, con la participación de 178 delegadas y delegados de 88 organizaciones campesinas e indígenas, provenientes de 25 países. Precedido de la «II Asamblea Continental de la Juventud», que se reunió con el propósito de construir sus estrategias de articulación para enfrentar combativamente al sistema capitalista; y de la «III Asamblea Continental de Mujeres», que consensuó una agenda política para enfrentar las desigualdades que imponen la globalización y el patriarcado a la vida de las mujeres.

Hemos unido nuestras voces y pensamientos, intercambiado nuestras experiencias, compartido nuestros logros y dificultades, tejido nuestras propuestas para continuar la lucha por la transformación de la sociedad y construir una alternativa política al modelo, desarrollando una perspectiva campesina de un futuro justo, igualitario y sin ninguna forma de discriminación. Nuestro corazón y solidaridad está con nuestras hermanas y hermanos guatemaltecos que han sufrido los efectos del huracán Stan, que afecta también a El Salvador y México, y que es un resultado de la depredación que provoca el modelo capitalista, que afanado en la búsqueda de lucro genera vulnerabilidades asociadas a la pobreza y rompe el equilibrio armonioso entre seres humanos y la naturaleza.

Nos hemos convocado a este IV Congreso para realizar un balance del proceso de más de una década de construcción de la CLOC; identificar y analizar la estrategia del sistema capitalista neoliberal; definir y coordinar nuestras propias líneas de acción, de resistencia, y de construcción de un nuevo modelo de sociedad en nuestro continente; y como sujetos activos de las luchas populares, la igualdad de las mujeres, la diversidad, los derechos colectivos de los pueblos indígenas y afrodescendientes, reafirmar nuestro compromiso de lucha contra el imperialismo.

En un momento en el cual el campo está siendo «reestructurado» por la irrupción masiva de los grandes capitales financieros y transnacionales, quienes se están apropiando y acaparando las tierras, territorios, recursos naturales, biodiversidad y conocimientos, e imponiendo la mercantilización del agro a todo precio, lanzamos nuestro grito de alerta y nuestro llamado a resistir en el campo y continuar construyendo en él una alternativa de vida solidaria y armónica con la naturaleza.

La imposición del modelo agro-exportador transnacional, que generaliza el monocultivo, potencia el latifundio y la producción comercial a gran escala, anula las posibilidades de subsistencia de la pequeña producción, genera la expulsión del campesinado, y multiplica el empobrecimiento de la población campesina.

Para imponer este modelo se ha militarizado el campo e impuesto la criminalización y represión de las luchas campesinas, justificándolas con el combate al terrorismo y el narcotráfico; en varios de nuestros países se han instalado bases militares extranjeras, que actúan como puntales de lanza para la concreción de los distintos proyectos de control territorial e imposición de planes del imperio como el Puebla- Panamá, Colombia, Dignidad, y otros.

La mayoría de países están inmersos en desiguales negociaciones de libre comercio, principalmente con los Estados Unidos y la Unión Europea, que se imponen en contra de la explícita voluntad de los pueblos. En el mundo rural estos representan la puesta en venta de tierras y territorios, recursos, conocimientos y bienes, a los intereses del capital, y la imposición de reglas del juego que priorizan al mercado y anulan los derechos colectivos e individuales.

La aplicación del modelo neoliberal impone en nuestros pueblos la privatización de los servicios públicos, la desaparición de programas sociales, el desempleo, la expulsión del campo, la migración, la sobreexplotación de las y los trabajadores; y la agudización de la pobreza.

Frente a este contexto el IV Congreso de la CLOC:

Declara su oposición sin tregua al capitalismo neoliberal, nos oponemos al dominio de las políticas impuestas por las Instituciones Financieras Internacionales -BM, FMI, BID- y organismos internacionales del sistema, que priorizan los intereses de las corporaciones transnacionales antes que los derechos humanos y ambientales.

Nos declaramos en movilización permanente contra el libre comercio, las reglas de la Organización Mundial de Comercio -OMC- y todos los instrumentos de dominación económica impuestos por los Estados Unidos y la Unión Europea. Nos sumamos a la Alternativa Bolivariana de Integración de las Américas -ALBA- y nos comprometemos a contribuir con su formulación, desarrollo y aplicación futura.

Rechazamos el pago de la usurera deuda externa imputada a nuestros países, que ya ha sido pagada ampliamente y que, no obstante, continua carcomiendo los presupuestos nacionales que deberían ser encaminados a la eliminación del hambre que afecta a millones de latinoamericanos y latinoamericanas.

La tierra, el agua, la minería, los recursos energéticos y la biodiversidad son patrimonio de los pueblos, nos oponemos por tanto a su privatización y comercialización. Son los pueblos los llamados a decidir sobre su uso y manejo en función de las necesidades humanas y no las del capital.

Defendemos la agricultura campesina basada en prácticas productivas solidarias y respetuosas de la naturaleza. Reivindicamos la recuperación y defensa de las semillas nativas que son patrimonio de nuestros pueblos. Rechazamos la utilización de semillas transgénicas y la patentación de lo viviente.

Nos declaramos por el derecho de los pueblos a producir sus propios alimentos, de acuerdo con su cultura y sus necesidades como base de la soberanía alimentaria. Continuaremos la lucha por las reformas agrarias integrales, basadas en la igualdad entre los géneros y la igualdad de derechos para todas las personas, que apunten hacia la construcción de sociedades campesinas justas, solidarias y cuidadosas de la biodiversidad.

Exigimos la desmilitarización del campo; el retiro inmediato de las bases militares extranjeras de nuestros países; el cese de la persecución contra los movimientos campesinos y sus líderes; y la libertad de prisioneros y prisioneras políticas, recluidos/as por el sólo motivo de luchar por sus derechos y los de sus pueblos.

Ratificamos nuestra solidaridad con Cuba, pueblo acosado y condenado a un bloqueo injusto por parte de los Estados Unidos, y sujeto a calificaciones injustas por parte de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Exigimos el respeto irrestricto de su soberanía y de su causa socialista. Apoyamos las iniciativas de justicia para el campo y reforma agraria impulsada por la revolución Bolivariana en Venezuela.

Nos convocaremos en distintos escenarios de lucha y movilización contra el imperialismo y sus efectos en el campo. En lo inmediato, mantendremos una participación activa en: • La marcha pacífica contra la Reunión Ministerial de la OMC, Hong Kong,China, diciembre, 2005 convocada por la Vía Campesina y otras movilizaciones. • La Campaña Mundial contra la violencia hacia las mujeres y niñas del campo, 25 de noviembre de 2005. • Campamento de Jóvenes Campesinos e Indígenas en Quimili, Santiago del Estero, Argentina. • La Cumbre de los Pueblos, Mar del Plata, Argentina, 1 al 5 noviembre 2005. • VI Foro Mesoamericano, del 12 al 14 de diciembre de 2005 en San José de Costa Rica. • Congreso de la juventud de la Comisión Pastoral de la Tierra, 23 al 28 de julio 2006, Brasilia, Brasil. • II Foro Social de las Américas, 24 al 28 de enero de 2006 en Caracas, Venezuela • El Congreso del MST, del 17 al 21 de abril de 2006 en – Brasil • El VII Grito Continental de los Excluidos y Excluidas, 12 de octubre de 2006 en todos los países.

Iximulew, ..E, 5,121 (Guatemala, 11 de octubre de 2005).

«Una década de lucha, unidos contra el saqueo imperialista. Rendirnos… jamás!» «Por la vida, la tierra, el territorio y la soberanía de nuestros pueblos»

 

Declaración II Asamblea de la Juventud Campesina

2005-10-08

Declaración de la II Asamblea Latinoamericana de la Juventud Campesina

Juventud Campesina de la CLOC

Entre los días 7 y 8 de octubre de 2005 se desarrollo en territorio Maya, ciudad de Guatemala; la II Asamblea de la Juventud Latinoamericana de Organizaciones del Campo; CLOC. Delegados/as de cuarenta organizaciones, pertenecientes a diecisiete países de América Latina. La segunda asamblea de jóvenes de la CLOC se desarrollo en medio de un ambiente nublado por la tragedia del fenómeno natural Stan que enluto a miles de familias campesinas del Sur de México, Guatemala y El Salvador. Fenómenos naturales que están determinados por la aguda desigualdad en la distribución y concentración de la tierra en mano de los sectores dominantes de la cual gran parte de la población campesina, indígena y afrodescendiente han sido marginados y excluidas.

Por tanto esta Asamblea latinoamericana de la juventud expresa sus condolencias y solidaridad para con las familia campesinas e indígenas que han sido golpeadas por este fenómeno y deja en evidencia una vez más las consecuencias del sistema capitalista en contra de nuestros pueblos.

En este espacio de solidaridad, intercambio y resistencia frente a las políticas del imperio, hoy en su fase neoliberal, hemos unificado nuestros sueños y esfuerzos para hacer realidad nuestro proyecto de una América libre.

La juventud hemos constatado muchos problemas que golpean a nuestro pueblo en general y de manera especifica a nuestro sector:

1. La privatización y explotación indiscriminada de los recursos naturales por parte del sistema capitalista impuesto en nuestros países por medio de acuerdos económicos como el Tratado de Libre Comercio (TLCAN), Acuerdo de Libre Comercio (ALCA), políticas planificadas por organismos del Imperio como OMC, BID, FMI, en complicidad con los gobiernos y estados nacionales que tiene como consecuencia el despojo de familias campesinas, pueblos indígenas y afrodescedndientes de sus tierras productivas y territorios ancestrales.

2. La falta de oportunidades que permitan incorporar a la juventud a los procesos de producción agrícola familiar y la imposición de políticas de producción por parte de los organismos multilaterales del imperio económico, político e ideológico dominante, sistemas que nos somete a modelos individualista de consumismo e ideales que reproducen el conservadurismo machista que contribuye principalmente a la explotación de las mujeres.

3.- El sometimiento de nuestros pueblos a procesos de militarización imperialista dirigidos por el gobierno norteamericano a través del Plan Puebla Panamá, el Plan Colombia y la lucha «antiterrorista» que criminaliza la libre organización y el desarrollo de la juventud.

4.- La juventud en la actualidad somos esclavos/as de políticas públicas de subordinación, puesto que ellas no reflejan las verdaderas necesidades y proyecciones en educación, salud, vivienda, tierras e identidad de nuestro sector.

5.- La Migración como consecuencia de la expulsión de las familias campesinas, indígenas y afrodescendientes de sus tierras, la exclusión de la juventud en la toma de decisiones, desarrollo y planificación del proceso productivo agrícola familiar, la imposición de políticas de producción, la falta de acceso a la educación, a la tierra, la inexistencia de un proyecto agrícola común del sector campesino, la explotación laboral y la violación de nuestros derechos humanos.

Ante tal realidad la juventud rural, indígena y afrodescendiente de CLOC declaramos:

* Fortalecer la lucha anticapitalista contra las trasnacionales y contra la acción intervencionista del imperio en los países de América latina, profundizando nuestro accionar frente a la militarización.

* Combatir y denunciar la explotación y el tráfico ilegal de la mano de obra.

* Realizar formación política e ideológica permanente con la juventud, entendiendo las obras revolucionarias de pensadores/as latinos para comprender nuestra realidad.

* Superar los preconceptos de género de manera practica dentro de las organizaciones, construyendo colectivamente espacios para las mujeres en la toma de decisiones.

* Discutir y superar los modelos racistas y discriminatorias sobre los pueblos indígenas, afrodescendientes, estigmatización de la juventud campesina y el sometimiento de la juventud a un sistema laboral de explotación.

* Comprender la migración como consecuencia de políticas de despojo impuestas por el sistema dominante contra los campesinos, afrodescendientes e indígenas de sus tierras y territorios.

* Construir propuestas de recuperación de tierras y territorios con masivas reformas agrarias contemplando la valorización del campo, la educación, el cultivo de las culturas locales, producción agro-ecológica y un sistema de comercialización alternativo.

* Promover la construcción de alianzas con la juventud trabajadora y estudiantes de la ciudad.

* Organizar luchas nacionales sobre demandas comunes, creando políticas publicas desde las perspectivas de la juventud.

* Construir a través de acciones culturales nueva formas de participación de la juventud al interior de las organizaciones campesinas.

* Iniciar discusión en las organizaciones sobre el aborto y los derechos sexuales y reproductivos.

* Impulsar campañas continentales contra el militarismo imperialista, así como el servicio militar obligatorio.

* Fortalecer y crear comunicación alternativa.

* Iniciar debate para la construcción de universidades campesina e indígenas.

LINEAMIENTOS PRACTICOS:

Movilización:
Declarar el 8 de octubre como día latinoamericanos de lucha de la juventud campesina, indígena y afrodescendientes contra las trasnacionales y en defensa de los derechos de los pueblos.

* Fortaleciendo mística con la ideología, valores y solidaridad de Che Guevara como ejemplo de joven revolucionario.

* Impulsar lucha para que la juventud campesina, indígena y afrodescendientes tengan acceso a la educación.

* Realizar trabajos voluntarios en las villas de las ciudades.

Formación:
* Desarrollar escuelas de formación política ideológica permanente en todas las regiones de la CLOC.

* Realizar campamentos juveniles con el objetivo de impulsar la participación de la juventud en el proceso organizativo.

Comunicación:
* Crear instrumentos alternativos de comunicación para posibilitar la socialización de información entre las organizaciones de clase. (paginas Web, radios comunitarias, boletines internos)

OPERATIVIDAD DE LOS ACUERDOS:

* Tener una secretaria operativa por región a cargo de un país para operativizar la información y articular el trabajo de la juventud de CLOC. teniendo presente que este es un trabajo colectivo.

* Crear secretarias de relaciones internacionales al interior de las organizaciones campesinas.

Ratificamos nuestro compromiso por construir nuestro proyecto socialista de cambios estructurales para la liberación y la erradicación del sistema capitalista de nuestro continente latinoamericano.

JUVENTUD DE CLOC, UNIDOS CONTRA EL SAQUEO CAPITALISTA LUCHANDO SIEMPRE POR LA VIDA, LA TIERRA, EL TERRITÒRIO Y LA SOBERANIA DE NUESTROS PUEBLO.

Declaración de la III Asamblea Continental de Mujeres

2005-10-08

Declaración de la III Asamblea Continental

III Asamblea de Mujeres del Campo

La Guatemala indígena, cuna de saberes, culturas y resistencias, recibió con alegría y entusiasmo a sus hermanas de América Latina y el Caribe, convocadas a la III Asamblea Continental de las Mujeres del Campo, para consensuar nuestra agenda política frente a las desigualdades que imponen la globalización y el patriarcado a nuestras vidas y las de nuestros pueblos.

Aquí, donde la madre naturaleza reaccionó herida en lo más profundo por la feroz depredación ambiental impuesta por la insaciable avidez del capital, nos sumamos a su reclamo ante estas prácticas de maltrato, que rompen con el principio de equilibrio armonioso entre ella y los seres que la habitan. Nos solidarizamos con los miles de mujeres indígenas y campesinas empobrecidas, sus comunidades y pueblos, que enfrentan las crudas consecuencias de una situación de injusticia, impuesta a nombre de la modernidad y el progreso, cuyas consecuencias de pauperización extrema provocan una aguda vulnerabilidad material y humana de ellas frente a la catástrofe. Nos aunamos a las expresiones de dolor e ira de las mujeres de la región mesoamericana como también a su fuerza y resistencia ante esta situación, compartimos con ellas sus rebeldías y reafirmamos nuestras solidaridades.

Nosotras, las hijas de la tierra, provenientes de 19 países de nuestra América, reunidas para dar un paso adelante en el proceso de articulación y acción que las mujeres del campo hemos venido construyendo en la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo -CLOC-.

Llegamos a esta III Asamblea llenas de entusiasmo y convicción de que nuestra activa participación ha sido y es fundamental para el avance del movimiento campesino, de los movimientos sociales y del movimiento de mujeres en el continente, impulsando nuevas formas de lucha, acciones y reivindicaciones de nuestros derechos y de transformación de la sociedad.

Reafirmamos nuestra oposición al neoliberalismo, nos oponemos al dominio autoritario de las Instituciones Financieras Internacionales, especialmente del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo, que imponen una visión mercantilista de la producción y la agricultura, cuyas prácticas depredadoras ponen en riesgo la vida del planeta y de las personas.

Nos declaramos en movilización permanente contra el libre comercio, la imposición de las reglas de la Organización Mundial de Comercio -OMC-, los Tratados de Libre Comercio impuestos por los Estados Unidos y la Unión Europea, y todos los instrumentos de dominación económica que se afianzan bajo el pretexto de generar el desarrollo, más que al contrario generan más pobreza, agudizan el despojo y la expulsión del campo, redoblan el hambre y la discriminación contra las mujeres.

Nos declaramos en resistencia activa y permanente frente al modelo agroexportador y la transnacionalización del agro que se ha apoderado de la producción agrícola, los mercados y nuestras tierras, que nos han convertido en trabajadoras sobreexplotadas, coartas en nuestros derechos sexuales y reproductivos, privadas del acceso a la salud, la seguridad social, expuestas al flagelo de los agrotóxicos, convertidas en trabajadoras desechables.

Insistimos en la urgencia de la aplicación de reformas agrarias integrales y con igualdad entre los géneros, que permitan el desarrollo de modos de vida campesinos solidarios, de intercambios justos, y respetuosos del medio ambiente, el agua, los recursos naturales y mineros donde nosotras podamos continuar desarrollando nuestros conocimientos históricos de descubridoras de la agricultura, generadoras y custodias de las semillas.

Exigimos la aplicación de medidas inmediatas para la erradicación del hambre agudizada por las prácticas mercantilistas de los alimentos. Deben desarrollarse urgentemente políticas basadas en los principios de la soberanía alimentaria, los derechos de los pueblos a producir sus propios alimentos y realizar intercambios basados en principios de justicia y solidaridad.

Nos sumamos a todos los propósitos expresados en la Declaración de Quisqueya de la Vía Campesina, y exigimos nuestro derecho a participar y encaminar nuestras perspectivas en todo lo concerniente al futuro del campo. Reivindicamos «el derecho a desarrollar modelos de agricultura sustentable y de participar en el diseño de políticas y medidas para fomentarlos; el de conservar la biodiversidad entendida desde una concepción integral que engloba tanto la interrelación armónica entre la naturaleza y lo viviente como la misma diversidad humana; el de generar prácticas de comercio agrícola basadas en relaciones de igualdad y de intercambio justo; el de vivir de la agricultura y acceder a la tierra, el agua y las semillas sanas; el de decidir sobre el futuro de los recursos genéticos; el de acceder a la tecnología apropiada y participar al diseño y gestión de los programas de investigación y desarrollo de conocimientos; el de tomar decisiones sobre el control y manejo de los beneficios derivados del uso, conservación y gestión de los recursos y conocimientos asociados; el de participar al diseño, elaboración de políticas relacionadas con el futuro del campo y de la humanidad en general».

Denunciamos la militarización del campo, la criminalización de la lucha social, los desplazamientos forzados, la invasión de tierras, la apropiación de los recursos naturales y la biodiversidad por parte de capitales transnacionales y financieros.

Ratificamos la solidaridad con las mujeres campesinas y cooperativistas cubanas y con su heroica defensa del socialismo y la revolución, ellas representan un ejemplo de resistencia y de inquebrantable valor en su lucha contra el imperialismo estadounidense.

Nos declaramos en una campaña permanente de lucha contra todas las formas de violencia sexista hacia las mujeres y las niñas del campo: la violencia doméstica y sexual, el acoso sexual, el tráfico de mujeres, y la más cruda expresión del patriarcado como es el feminicidio.

Mujeres del Campo en Lucha y Resistencia Cultivando un Milenio de Justicia, Igualdad y Libertad!
Guatemala, 7 y 8 de octubre de 2005.