12 de mayo de 2016
La mayoría del Senado Federal, al aprobar la admisión del proceso de juicio político contra la presidente de la República, ha capitulado frente al golpe de las oligarquías contra la Constitución, haciéndose cómplice de la flagrante ruptura del orden democrático.
El voto popular ha sido usurpado por parlamentares dispuestos a tomar por asalto el poder político. Actuando en rebeldía de las urnas, hacen parte de la coalición de fuerzas conservadoras que se ha formado para establecer un gobierno ilegítimo, al servicio de los grandes grupos económicos locales e internacionales.
La apertura del juicio contra la presidente Dilma Rousseff, responsable por su alejamiento provisorio, no pasa de una farsa: sin crimen de responsabilidad configurado, representa apenas un recurso arbitrario para imponer pesados retrocesos a los trabajadores y trabajadoras brasileras.
Las intenciones de los golpistas están declaradas a la vista de todos: rebajar salarios, acabar con la política de valorización del salario mínimo, cortar gastos con programas sociales, eliminar derechos civiles, privatizar empresas estatales, reducir inversiones públicas, anular gastos constitucionales obligatorios con salud y educación, abdicar de la soberanía nacional frente a los centros imperialistas.
Para cumplir este programa antipopular y antinacional, no han de dudar en ir más allá del golpe institucional en curso, adoptando medidas de criminalización y represión a la resistencia democrática, a los movimientos sociales y a los partidos progresistas.
El Frente Brasil Popular convoca a los trabajadores de la ciudad y del campo, a los intelectuales y artistas comprometidos con la libertad, a la juventud y a las mujeres a rechazar, en todos los lugares de estudio, trabajo y vivienda, este atentado contra la democracia.
Estaremos todos unidos bajo la palabra de orden «Fuera Temer»: sólo habrá paz cuando el gobierno le sea restituido a quien ha recibido el mandato constitucional consagrado por las urnas.
O golpe será derrotado en las calles y en las instituciones. Continuaremos presionando a los Senadores hasta el día de la votación final. Permaneceremos exigiendo que el STF (Suprema Corte de Justicia de Brasil) se manifieste sobre el mérito del juicio político. Al mismo tiempo defenderemos las conquistas sociales y reaccionaremos contra la agenda antipatriótica de los usurpadores.
Una vez más en nuestra historia el pueblo brasilero tiene la misión, con sus propias manos, de reconducir el país al Estado de Derecho y al régimen democrático.