8 de mayo de 2016
Una treintena de jóvenes campesinos de territorios hermanos como Tomé, Pumanque, Paine, Pirque, Petorca, Salamanca y Freirina, los días 22, 23 y 24 de abril del año 2016 en Renca, Región Metropolitana, nos reunimos en la V Escuela de Formación de la Juventud Campesina de CONAPROCH, la que se constituyó como un espacio de encuentro, fortalecimiento y articulación de jóvenes que luchan por un proyecto diferente para el campo y la ciudad.
Llegamos desde nuestros territorios golpeados por el capitalismo, sin tierra, sin agua, sin semillas. Sin futuro en este sistema que nos obliga a emigrar o morir. Venimos, también, cargados de compromisos para defender nuestros territorios y esperanzas para vencer: está fresca en nuestra memoria el coraje y la tenacidad de la comunidad de Freirina que venció a Agrosuper. También otras múltiples resistencias y conquistas que cada una y uno de nosotros hemos vivido. Ahora vamos por más.
Nos encontramos, nos vimos y nos reconocimos. Reconocimos nuestros cientos de años de historia negada por la historia oficial, reconocimos nuestras formas de producción y de organización que ofrecen una alternativa a la explotación de ser humano y de la naturaleza.
Nos reconocimos sin el miedo y la inmovilidad que impulsa la clase dominante y el Estado para asegurar su ganancia, dominación y contención de la organización popular. Nos reconocimos enfrentando la arremetida capitalista sobre nuestros territorios, la que se expresa en proyectos mineros, forestales, energéticos, entre otros, nos reconocimos enfrentando la arremetida capitalista que nos mata.Reconocimos que no queremos seguir viviendo así.
Hace años en nuestros territorios nos atrevimos a caminar con nuestro pueblo, tomando la mano de nuestros mayores y también de nuestros menores, los jóvenes asumimos nuestra posición y ahora vamos por más. Cuestionamos todo y queremos transformar todo. No sólo enfrentamos a las industrias extractivas y el saqueo de nuestros territorios, también queremos la propiedad y el control comunitario de la tierra, el agua, las semillas, también de la producción, y la comercialización de los alimentos. También queremos transformar las formas de producción y cambiar la relación que tenemos con nuestra madre tierra. Queremos seguir construyendo el buen vivir transformando la realidad y transformándonos nosotros y nosotras. Queremos seguir construyendo un mundo donde seamos felices, el mundo donde queremos vivir.
Veníamos de diferentes territorios, pero ansiábamos articularnos y hoy nos sentimos parte de algo mayor. Las distancias no serán una limitación para jóvenes como nosotras y nosotros, reflejan el potencial que tiene la articulación y el alcance de nuestro trabajo. Hoy abrazamos, con más fuerza, la confianza y el amor a nuestro pueblo, abrazamos principios como la soberanía alimentaria, abrazamos nuestra Vía Campesina para enfrentar y superar al capitalismo.
Nos vamos felices, ansiosos, más entusiastas y comprometidos. Nos vamos más articulados, con principios y objetivos comunes para seguir manos a la obra, tolerantes con las diferencias, por un proyecto diferente para el campo y la ciudad.
¡Globalicemos la Lucha! ¡Globalicemos la Esperanza!