Está surgiendo un nuevo orden económico mundial con la agricultura como nexo – específicamente la biomasa. Los políticos y ejecutivos de empresas se refieren a la nueva «bioeconomía», afirmando que la humanidad puede pasar de una economía global basada en los combustibles fósiles a otra basada en la biomasa derivada de los cultivos agrícolas, los bosques y las algas. Considerada como «limpia», «verde» «renovable» y «sostenible», las falsas soluciones propuestas por los gobiernos y las empresas transnacionales como respuesta a las crisis climática, energética y alimentaria, están impulsando la expansión de la bioeconomía.
El agronegocios y el proceso de la UNFCCC
Sin embargo, bajo estas afirmaciones, la bioeconomía está facilitando la expansión de la agricultura industrial, y la integración vertical y la consolidación del mercado de las empresas agroindustriales transnacionales (TNCs).
La United Nations Framework Convention on Climate Change (UNFCCC) se está convirtiendo rápidamente en una plataforma para legitimar, regular y ampliar la bioeconomía. Las multinacionales Big Grain, Big Biotech y Big Forestry se benefician del número cada vez mayor, el alcance y el porcentaje de metodologías agrícolas aprobadas por la UNFCCC para las compensaciones de las emisiones de carbono, captura de carbono y adaptación al cambio climático. Sin embargo, en lugar de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y estabilizar el clima, las falsas soluciones a la crisis climática proporcionan nuevas formas para que las empresas transnacionales se expandan y consoliden el control de las semillas, tierras, aguas y bosques, y por lo tanto representan una amenaza grave para los agricultores, los pueblos indígenas, pescadores y los trabajadores rurales.
Las falsas soluciones a la crisis climática se basan en mitos, específicamente los de una biomasa ilimitada y renovable. Incluso las llamadas energías renovables, por ejemplo los cultivos agrícolas para agrocombustibles, dependen de recursos limitados como el área de tierra geográfica, los nutrientes de la tierra y el agua fresca. Así, nos dicen que la biotecnología resolverá el problema de los recursos limitados. Muchas de las falsas soluciones propuestas por la UNFCCC se basan en los mitos mencionados e integran otros, en particular que el mismo modelo económico-las mismas multinacionales- que han creado la crisis climática serán ahora la solución a la crisis mediante el mercado de bonos de carbono. El mercado de bonos de carbono también se basa en mitos, específicamente el de que todas las emisiones de gas con efecto invernadero, en todas partes, pueden ser reguladas y controladas por un único sistema global completo gestionado por los mismos financieros y corporaciones que provocaron la crisis climática. El mercado de bonos de carbono se fundamenta en varios mecanismos míticos:
• Mediante la aplicación del Clean Development Mechanism (CDM), los países industrializados y las multinacionales del Norte Global pueden seguir emitiendo la misma cantidad de gases con efecto invernadero al mismo ritmo y aún así cumplir con las reducciones de emisiones exigidas mediante la financiación de proyectos CDM, la mayoría de los cuales están en países en vías del desarrollo del Sur Global.
• Las compensaciones de carbono, basadas en un sistema de comercio de derechos de emisión, se producen cuando una multinacional contaminante compra bonos para reducir, evitar o capturar emisiones que suceden en otros lugares, en lugar de reducir emisiones de estas se producen.
• La captura de carbono sostiene que las emisiones pueden continuar siempre y cuando se capture la misma cantidad de emisiones en otros lugares. El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático considera que la captura de carbono en tierra ofrece el mayor potencial para la mitigar el cambio climático en la agricultura. Según Wikipedia, la captura de carbono es el proceso de eliminar el carbono de la atmosfera y almacenarla en un depósito. Es una técnica de geoingeniería para el almacenamiento duradero de dióxido de carbono . La captura de carbono es problemática porque sus metodologías (“biochar”, depósitos para la preservación forestal, etc) dependen de un modelo continuo del uso de las tierras para un área particular, como por ejemplo, que la tierra donde se haya enterrado el “biochar” nunca podrá ser cultivada o urbanizada. También crea una excusa para los que contaminan para seguir contaminando en el lugar de origen, argumentando que sus emisiones se capturan en otros lugares.
• Descrito como la mayor ‘usurpación potencial más grande de tierras de todos los tiempos’, el Reducing Emissions from Deforestation and Forest Degradation (REDD) sitúa a los bosques (y las tierras agrícolas, si consideramos REDD +) directamente en el mercado del carbono para el beneficio de las multinacionales. REDD permite a las multinacionales contaminantes comprar su exención de reducir emisiones de gas en el lugar de origen mediante una supuesta conservación de los bosques. Sin embargo, de acuerdo con la Indigenous Environmental Network, REDD está lleno de “incentivos perversos” para convertir bosques naturales en monocultivos de árboles aumentando de ese modo la deforestación.
Hasta ahora, un bajo porcentaje de los fondos de CDM ha ido a prácticas agrícolas (sin incluir la producción de energía derivada de biomasa residual), aunque este número está aumentando con la aprobación de nuevos métodos de captura de carbono y compensación. De acuerdo con la página web de UNFCCC, la agricultura representa solo el 2,58 por ciento de los métodos aprobados, mientras que la forestación y reforestación representan el 9,28 por ciento de los métodos aprobados. Esto no incluye métodos para la producción de energía que usan biomasa y biomasa residual. La agricultura representa un 4,38 por ciento (128 proyectos) de todos los proyectos registrados de la CDM mientras que la forestación y la reforestación representa el 0.58 por ciento (17 proyectos). La mayoría de métodos agrícolas se centran en reducir las emisiones derivadas de las instalaciones de producción de carne, en oposición a requerir modelos más sostenibles de producción (por ejemplo, de pequeña escala) que generarían menos emisiones.
Agrocombustibles:
Hasta hace poco, la producción de agrocombustibles no era un método aprobado por el CDM, pero sí lo era la producción de energía derivada de los residuos de biomasa. Por ejemplo, Cabrera Central Energética Açucar e Álcool Ltda., una filial brasileña de Archer Daniels Midland y Grupo Cabrera, tiene un proyecto CDM para generar electricidad a partir de los restos de bagazo de su planta de etanol. En octubre del 2009, la Junta de CDM aprobó un método para la producción de biodiesel en plantaciones dedicadas en “tierras degradadas o degradantes”, una definición tan amplia que incluye la mayoría de tierras agrícolas y mucho ecosistemas naturales. Esta metodología permite a los grandes productores de agrocombustible, como Archer Daniels Midland y Cargill beneficiarse directamente de los bonos de carbono por primera vez. Cualquier sistema CDM que implique la producción de energía a partir de los cultivos, ya sean residuos de desecho o producción de agrocombustibles, beneficiará a la biotecnología de las multinacionales, que consiste en microorganismos y enzimas genéticamente manipulados con el fin de reducir la energía necesaria para descomponer la biomasa en agrocombustibles, aumentar la biomasa de celulosa derivada de los residuos agrícolas (ej, rastrojos de cereal, eucaliptos) y cambiar la proporción de lignina en la biomasa para que pueda ser convertida en productos como agrocombustibles y bioplásticos. De acuerdo con Syngenta, “la agricultura tiene el potencial de reducir los gases de efecto invernadero mediante la producción de cultivos para biocombustibles, un alternativa de bajo-carbono a los combustibles fósiles.” Cualquier proyecto CDM que favorezca la obtención de bonos de carbono a los productores industriales de agrocombustibles, ya sea derivados de los residuos agrícolas o de la producción directa de agrocombustibles, presenta serias amenazas a los agricultores, pues fomenta la adquisición de tierras y la especulación por parte de inversores extranjeros, la degradación de las tierras, la biodiversidad y el agua debido al uso de productos químicos y la producción de monocultivos, y además aumenta el poder del mercado de las multinacionales.
Cultivos genéticamente modificados, “adaptados al clima”: Los cultivos que están genéticamente diseñados para resistir la sequía, el calor, el frío, las inundaciones o la sal, están siendo promovidos por la biotecnología de las multinacionales como elementos necesarios para adaptarse al cambio climático. El avance de los cultivos modificados genéticamente y “adaptados al clima” amenazan todavía más los derechos de los campesinos a la agrobiodiversidad de las semillas mediante las reclamaciones de patentes y la contaminación genética. De acuerdo con el ETC Group, bajo el disfraz de los cultivos desarrollados “adaptados al clima”, las multinacionales están presionando a los gobiernos para que permitan lo que podría convertirse en la mayor y más peligrosa reclamación de patentes en la historia de la propiedad intelectual. El objetivo de la plantación ya no es sólo alimentar a las personas, sino maximizar la biomasa para crear agrocombustibles, bioplásticos,… Sólo seis corporaciones (DuPont, BASF, Monsanto, Syngenta, Bayer y Dow) controlan el 77 por ciento de las 262 familias de patentes (tanto patentes emitidas como aplicaciones) publicadas entre junio 2008 y junio 2010 para cultivos “adaptados al clima”. Tres compañías – DuPont, BASF y Monsanto – cuentan con el 66 por ciento.
El sector público sólo tiene un 9 por ciento. Sólo DuPont tiene el 44 por ciento, mientras que Monsanto cuenta con el 4 por ciento.
Agricultura química sin labranza: Aunque aún no está aprobada, otra metodología en la línea de captura de carbono es la agricultura química sin labranza (también llamada «conservación» y «agricultura sostenible» por las multinacionales), basada en la premisa de que las emisiones de la agricultura pueden ser reducidas al no labrar la tierra, capturando así el dióxido de carbono. Monsanto ha estado presionando desde 1998 para que la agricultura sin labranza sea una metodología CDM aprobada, y ya ha sido reconocida por el Chicago Climate Exchange. Monsanto afirma que sus cultivos OGM Roundup Ready ayudan a luchar contra el cambio climático, ya que pueden ser cultivados sin labrar las malas hierbas de la tierra, en lugar de acabar con ellas con cantidades masivas de herbicida Roundup (glifosato). Si los agricultores que producen cultivos Roundup-Ready pueden acceder a bonos de compensación de la metodología de no-labranza, las ventas de semillas de Monsanto y de sus productos químicos aumentarán, pues los países animarán a los grandes agricultores a plantar los cultivos Roundup Ready, para optar a los bonos de carbono. En 2009, Monsanto obtuvo el premio Angry Mermaid por sus esfuerzos de presión para que la agricultura química sin labranza y las plantaciones de soja Roundup Ready fueran aprobadas por la UNFCCC. Si la agricultura química sin labranza es aprobada, se incrementarán los monocultivos industriales y el consecuente uso de cultivos transgénicos y productos químicos tóxicos, desplazando a las comunidades rurales más lejos de sus tierras, concentrando las tierras en manos de empresas multinacionales, y envenenando el agua y los cuerpos humanos con los productos químicos.
Inoculación de nitrógeno de las leguminosas: En julio de 2009, la UNFCCC aprobó la primera metodología de producción agrícola para CDM, basada en una tecnología que elimina el uso de fertilizantes de nitrógeno en las leguminosas mediante el tratamiento de semillas con bacterias fijadoras de nitrógeno. La metodología fue creada para ser usada en los monocultivos industriales de la soja y de las rotaciones del maíz, y se basa en una tecnología patentada por Becker Underwood, Inc., que desarrolló la tecnología con Amson Technology LLC GmbH y Perspectives GmbH para un proyecto CDM en Brasil. En 2008, Monsanto entró en una alianza con Becker Underwood para desarrollar tecnologías para el tratamiento de semillas patentadas de maíz, soja y algodón. Monsanto ha estado ofreciendo tratamientos de fertilización nitrogenada de semillas desde el año 2009 y todas las semillas de soja Roundup Ready 2 Yield son tratadas con estas bacterias fijadoras de nitrógeno. Monsanto está trabajando para tener tratamientos de semillas para algodón Deltapine y para el maíz SmartStax. Esta metodología es problemática, dado que fomenta la expansión de la producción de monocultivos de OGMs, con uso intensivo de productos químicos, controlados por las empresas multinacionales.
Plantaciones industriales de árboles: Con el pretexto de «forestación y reforestación”, las plantaciones industriales de árboles para la producción de agrocombustibles celulósicos y para la producción de bioplásticos están siendo promovidas como» bosques «que secuestrar el carbono. Sin embargo, las plantaciones no son bosques, y los bosques nativos capturan mucho más dióxido de carbono que las plantaciones de árboles, y generan biodiversidad, en oposición a los desiertos verdes de las plantaciones de eucalipto. Mientras las empresas forestales y de papel, como Stora Enso, Weyerhaeuser, Votarantim y Kimberly Clark tengan acceso a los bonos de carbono mediante las metodologías de forestación y reforestación, las plantaciones se expandirán, amenazando a los territorios de las comunidades indígenas y tradicionales, y además amenazando los bosques y la biodiversidad y sus sistemas de agua. Las actuales propuestas de REDD ayudarían a la industria de los agrocombustibles mediante la subvención de la conversión de bosques primarios en plantaciones industriales de palma de aceite y otros árboles y plantaciones de arbustos (incluyendo jatropha) bajo el disfraz de «bosques».
Presas hidroeléctricas: las presas hidroeléctricas están siendo promovidas por la energía limpia de UNFCCC. Sin embargo, las presas son fuentes importantes de emisiones de gases de efecto invernadero. Por otra parte, inundan territorios, tierras y bosques que capturan carbono. Las presas hidroeléctricas representan una amenaza importante para los campesinos y los territorios de los pueblos indígenas y para la pesca, y también pueden fomentar el establecimiento – y la degradación – de los bosques. Por ejemplo, a través de su participación en Ecosecurities, Cargill ayudó a financiar una serie de presas hidroeléctricas en varios estados amazónicos de Brasil, precisamente en las áreas donde el cultivo de soja se expande enormemente. El cálculo de carbono de Ecosecurities no tiene en cuenta la deforestación causada por su posterior asentamiento de la región, que puede haber sido alentada por la construcción de las presas. Casi todos los proyectos de presas financiadas por Ecosecurities en Brasil se encuentran cerca de las principales carreteras que conectan a los productores de soja y carne relacionada con los procesadores y las instalaciones de Cargill de exportación de soja en el río Amazonas.
Captura de metano de las granjas industriales: ADM y Cargill acceden a los bonos del CDM con proyectos para la reducción de emisiones a través de la gestión del estiércol del ganado (incluyendo la producción de biogás a partir de estiércol de cerdo), la generación de calor a partir de los efluentes del molino de aceite de palma, y el uso de residuos agrícolas para producir agrocombustibles (rastrojo de maíz y bagazo de caña de azúcar). En 2007, el 90% de todos los proyectos aprobados del CDM en Malasia beneficiaron a las empresas de aceite de palma. En México, la mitad de todos los proyectos del CDM, incluyen las explotaciones porcinas. Cargill y ADM controlan el 50% de la producción de aceite de palma en Asia, y Cargill es un agente importante en la producción de carne de cerdo mexicana.
Biochar (Biocarbón): Los defensores del biocarbón argumentan que la introducción de carbón vegetal en las tierras va a crear depósitos confiables y permanentes de carbono, así como hacer que los suelos sean más fértiles y retengan mejor el agua. Las propuestas implican la plantación de 500 millones a cerca de mil millones de hectáreas de plantaciones industriales de árboles, quemarlos, y enterrar el carbón resultante en el suelo. Tal vez con la excepción de los agrocombustibles, la captura de carbono en la tierra para obtener compensaciones de carbono, a través del biocarbón y la agricultura química sin labranza, se presentan como el mayor potencial para la captura de carbono entre los métodos de la agricultura, a condición de que se levante su exclusión del CDM. Según Biofuelwatch, todavía no se ha aprobado ninguna metodología biochar en la junta del CDM, pero sin embargo, se aprobó una metodología de carbón vegetal que fácilmente podría ser adaptada para el biochar. La metodología propuesta fue iniciada por Plantar, una empresa con extensas plantaciones de eucalipto en Minas Gerais, Brasil. Es particularmente preocupante cómo Arborgen, que desarrolla eucaliptos genéticamente modificados, se beneficiaría de una metodología aprobada para el biocarbón.
Una mirada más de cerca sobre cómo las empresas multinacionales se están beneficiando del mercado de carbono
El comercio de carbono es actualmente el mercado de materias primas de más rápido crecimiento en la tierra. Desde 2005 ha habido transacciones de carbono por más de $ 300 mil millones. Las instituciones financieras más grandes del mundo, como Goldman Sachs, Barclays y Citibank, tiene ahora departamentos de comercio de carbono; los comerciantes que antes especulaban con el petróleo y el gas están apostando ahora por los efectos secundarios más graves de nuestra economía basada en combustibles fósiles. Durante la próxima década, si el presidente Obama y otros partidarios pueden establecer un sistema de comercio de derechos de emisión en Estados Unidos, la demanda de créditos de carbono podría explotar en un mercado de US $ 2 a $ 3 billones de dólares. Los especuladores de carbono están financiados en gran medida o son propiedad de empresas multinacionales, especialmente las compañías financieras como JP Morgan Chase, que posee el promotor más grande de carbono en el mundo, EcoSecurities. Goldman Sachs tiene un interés significativo en el mayor promotor con sede en EE.UU., Blue Source, y Cantor Fitzgerald posee CantorCO2, otro agente importante. Otros grandes inversores en este sector son BHP Billiton, la mayor empresa minera del mundo, y la empresa gigante de productos agrícolas Cargill, que es ahora uno de los principales desarrolladores de proyectos de carbono. A través de su filial Green Hercules Trading Limited, Cargill, una de las más grandes corporaciones privadas del mundo y un importante comerciante y procesador de grano, azúcar, carnes y otros productos agrícolas (y un contaminador de gases de efecto invernadero), ya tiene su propia empresa de comercio de carbono y está entre los diez mayores comerciantes de carbono del mundo. Hasta diciembre de 2009, Cargill poseía un 9 por ciento de Ecosecurities. El mercado de carbono es, en esencia, un elaborados juego de trileros, un acto de desaparición que sirve bien a los intereses inmediatos de los gobiernos del mundo y las empresas transnacionales, pero no para afrontar los retos de nuestra inminente crisis ambiental.
De Cochabamba a Cancún: Los pequeños agricultores rechazan las soluciones falsas y exigen soluciones reales para salvar el clima
En respuesta a las negociaciones fallidas de la UNFCCC en Copenhague en diciembre de 2009, en abril del 2010 el gobierno de Bolivia albergó la Conferencia de los Pueblos del Mundo sobre Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra en la ciudad andina de Cochabamba. Treinta mil personas asistieron a la conferencia y propusieron soluciones reales al cambio climático:
• Reducir las emisiones en su lugar de origen: No al mercado de derechos de emisión y no a los esquemas de compensaciones. Los países y las empresas tienen que hacerse responsables de sus emisiones.
• Agricultura campesina sostenible. Las políticas para la agricultura sostenible de pequeña escala pueden no sólo reducir las emisiones de la agricultura industrial, sino que de hecho contribuyen a la captura del carbono en la tierra, preservando los bosques nativos y la biodiversidad.
• Reducir las emisiones más del 50% para el 2017.
• Derechos de la Madre Tierra. La humanidad necesita re-adaptarse a sí misma a la naturaleza y al planeta mediante un nuevo respeto y relación con la Madre Tierra.
• Total respeto por los derechos humanos y por los derechos de los pueblos indígenas y los emigrantes climáticos. El respeto por los pueblos indígenas y sus territorios puede contribuir a la protección de los bosques nativos, algo fundamental para estabilizar el clima.
• Formación de un Tribunal Internacional para la Justicia Climática.
• No a los nuevos mercados de carbono.
• 6% del PIB de los países desarrollados debe ser para financiar las acciones contra el cambio climático en los países en vías de desarrollo.
• Eliminar las barreras de propiedad intelectual que faciliten la transferencia de tecnologías.
• No a la mercantilización de los bosques .