El día 27 de octubre de 2017 nos reunimos las y los jóvenes militantes de la Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas Conamuri para reconocernos como integrantes de una misma organización que nos abraza en objetivos comunes para contribuir desde nuestra perspectiva con algunas propuestas a ser presentadas en el marco del 8° Congreso Nacional Ordinario.
La realidad que se mira en las comunidades campesinas en lo tocante a la juventud está atravesada por el desarraigo que produce el sistema explotador. Jóvenes hombres y mujeres son alentados por sus propias familias a partir hacia la ciudad dejando de lado el trabajo en la chacra porque implica mucho sacrificio y poca recompensa. Esto a su vez es una reflexión errada promovida por los medios de comunicación y los grupos de poder a los que les conviene que menos personas vivan en el campo para invadir las tierras sin mucha resistencia.
Entre los pueblos indígenas también es preocupante la penetración del consumismo, cómo de a poco se va perdiendo la cultura en tanto que los mayores descuidan la transmisión de saberes y lecciones. Si los ancianos de la comunidad se comprometen en la conservación de las tradiciones y el modo de vida de su pueblo, eso significa futuro para el pueblo.
Vemos con preocupación la migración hacia la ciudad y el extranjero. ¿De qué huyen? De la situación de pobreza, de la falta de caminos, hospitales, y buscan acceder a derechos básicos que el Estado paraguayo no garantiza en la práctica para concretar una vida digna. Esos que tienen mejor fortuna encuentran empleo asalariado y se vuelven esclavos, viven para el empresariado.
Consideramos que es fundamental que la juventud del campo vuelva sus ojos hacia su entorno. Despertar y encontrarse con el monte arrasado, con las aguas contaminadas y los sembradíos fumigados con agrotóxicos, es tomar conciencia de que todo forma parte de un proyecto que tiene por fin expulsarnos del territorio para beneficio del gran capital, que ve la tierra no como un ser orgánico, sino como un generador de lucro.
Toda esta situación se agrava cuando se trata de las mujeres porque el sistema patriarcal opera desde la educación, la religión y otras instituciones sociales para menoscabar sus derechos como persona.
Como una respuesta a este contexto de retroceso y ofensivas, nos comprometemos a estudiar el feminismo campesino y popular, herramienta creada por las mujeres para liberar a la humanidad del yugo de la opresión y la desigualdad.
La juventud presente en este encuentro, hombres y mujeres, estamos resueltos a despertar el interés de nuestros pares hacia la producción campesina agroecológica como estrategia para la producción de alimentos sanos y para fortalecer la soberanía alimentaria, el arraigo y el amor a la tierra.
Yvy guive ñamombarete kuña reko sâ’y
Edelira, 27 de octubre de 2017