Con un proceso de debates y reflexiones en las bases sobre las conquistas de tierras, la concreción de asentamientos, la agricultura campesina y las alternativas para la resistencia y defensa de las comunidades, se conmemoró el pasado lunes 26 de febrero el 25º aniversario de la Organización de Lucha por la Tierra (OLT).
Como homenaje a los caídos en este cuarto de siglo, la compañera Lidia Ruíz Cuevas compartió un poema de su autoría, el cual retrata el proceso histórico que mueve a las familias campesinas sin tierras de nuestro país.
Confesiones de los sin tierras
Por donde anduvimos
no hay alambrada que pueda impedir
que la mandioca, el poroto, el maíz, maní queden plantados,
y todos los frutos que puede dar la Pachamama.
Por donde anduvimos
vencimos al hambre y la muerte que nos acechaban
con luchas y resistencias que nos caracterizan
en un país donde teniendo todo en leyes,
el derecho a la tierra se conquista.
Por donde anduvimos,
las comunidades campesinas ya no quedaron calladas
y los derechos no nos arrancaron.
Al contrario: se construye y se camina hacia la tierra sin mal
que tantas familias esperan.
Por donde anduvimos
ya los miedos no avanzan,
ni aun cuando mil personas son imputadas,
porque el tekoha no es solo un pedazo,
sino ese espacio donde el ser da un paso
para ganar la batalla contra el hambre, la miseria, el frío, la sed, el desempleo
y, sobre, para ganar la identidad de la clase campesina.
Por donde anduvimos,
aun cuando el poder está en manos del latifundio,
que solo planta la nada
nosotros plantamos la vida, la esperanza, la cultura y el alimento para la pervivencia humana.
Por donde anduvimos
queda tierra para quienes la cuidan y la trabajan
y defienden a la Pachamama,
además de todos los derechos ciudadanos.
Por donde anduvimos
quedaron sembradas
luchas, resistencias y esperanzas.
Homenaje a los 19 mártires de la OLT, en sus 25 años de existencia.
Autora: Lidia Ruíz Cuevas