Conocida como Puente Kyha, la comunidad San Juan del distrito Francisco Caballero Álvarez (Canindeyú) cuenta con alrededor de 60 familias campesinas asentadas en resistencia que practican hace 9 años la consigna de la CLOC-Vía Campesina: “Ocupar, Resistir, Producir”.
Rodeada de soja transgénica, la comunidad de San Juan integra la Federación Nacional Campesina (FNC) y se constituye en uno de los focos de esperanza y lucha por la Soberanía Alimentaria en Paraguay.
Una misión de acompañamiento, en la mañana del 9 de junio, llegó hasta la comunidad para hacer llegar su solidaridad en una asamblea organizada por las familias que esperaban desde tempranas horas, entre ellos niños, niñas, jóvenes, mujeres y hombres. Esta situación se debe a que existe una orden arbitraria de detención dictada por el fiscal Israel Villalba sobre los compañeros Alcides Ruíz Díaz y Elí Centurión, mientras la comunidad lucha por el cese de las persecuciones y la recuperación total del asentamiento.
Durante la asamblea denunciaron la persecución, el hostigamiento y la criminalización que sufren por parte de la fiscalía, el poder judicial y la policía, además de la actuación abierta e impune de civiles armados contratados por los grandes latifundistas sojeros de la zona.
La producción de estas familias adornaba con mística la mesa de la asamblea popular donde se podía observar mandioca, maní, maíz, manteca, arveja, huevos, cebollita, etc. Durante la asamblea se habló de la importancia de ocupar las tierras para producir alimentos y recuperar las semillas nativas, lo cual beneficiará al campo y la ciudad.
La Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas Conamuri, el Servicio Paz y Justicia (Serpaj) y el Partido Comunista Paraguayo hicieron llegar sus salutaciones y palabras de apoyo al asentamiento reafirmándose de esta forma que la unidad de la clase trabajadora es el único camino para que nuestros pueblos puedan tener soberanía por encima de los intereses mezquinos de los empresarios del agronegocio.
Luego de la asamblea se compartió un “karu guasu” ofrecido por las familias con productos de la Soberanía Alimentaria, lo que incluyó sabores, olores y colores de platos típicos de la mesa paraguaya, como el caldo de gallina casera, sopa paraguaya, batata y la infaltable mandioca.
Por la siesta se ofreció un breve recorrido por las fincas donde se pudo observar la producción y la diversidad de la agricultura campesina. El trabajo, la lucha y resistencia de las familias agricultoras no solo son una esperanza para la humanidad, sino un ejemplo de búsqueda incansable de igualdad y justicia.