Pasó el 23 de febrero. Se cumplió el libreto preparado en torno a la supuesta ayuda humanitaria por parte de los arquitectos guerreristas de Estados Unidos. Fue ejecutada la mega operación psicológica para seguir buscando la construcción de consenso sobre la necesidad urgente de una intervención militar contra Venezuela y la instalación de una guerra en territorio venezolano. El escenario montado en la frontera tachirense con Colombia fue principalmente eso: una gran operación de propaganda militar.
Cada quien ejecutó su papel: Guaidó, Piñera, Duque, Almagro, los mercenarios, los medios de comunicación, los influencers. Pero el plan no contó, nuevamente, con un actor clave: el pueblo bolivariano que se expresó mutitudinariamente en la avenida Urdaneta de Caracas en apoyo al presidente Maduro y en rechazo a la intervención de Estados Unidos. Esas imágenes por sí solas desinflan cualquier discurso que pretenda mostrar apoyo total del pueblo venezolano a la intervención militar.
II
Los hechos fueron, en resumen, los siguientes:
- Un par de funcionarios de la GNB desertaron, cruzaron la frontera y fueron recibidos como héroes por quienes se encontraban del lado colombiano.
- Se construyó una situación de presión violenta contra el límite fronterizo venezolano, por parte de civiles desde el lado colombiano para forzar un enfrentamiento con la GBN que resguardaba allí la soberanía territorial de Venezuela. Se trató del mismo formato de guarimba aplicado muchas veces en territorio venezolano: primero, se difundían imágenes de “manifestantes pacíficos” y, luego, imágenes del enfrentamiento y de las personas heridas. Esto, sin solución de continuidad, sin mostrar el inicio de la violencia a cargo de los guarimberos, de modo que pudiera construirse el relato de que la GNB agredió a manifestantes pacíficos.
- Se construyeron las situaciones de violencia en las calles de Ureña y San Antonio con el mismo formato de guarimba.
- Fueron incendiadas las cajas de supuesta ayuda humanitaria y se responsabilizó de ese hecho a la GNB y al presidente Maduro.
Con la transimisión “en directo” de estos hechos se inició la operación de propaganda. Se generaron las imágenes y videos que tenían un objetivo: elaborar en las redes sociales un relato, lo más indignante posible, protagonizado por un presidente en extremo malvado y cruel que ordena destruir ayuda humanitaria y masacrar a un pueblo indefenso y pacífico.
Esa fue la primera fase. Despúes, cuando ya se había logrado el clímax de la indignación en las redes sociales, se activó la segunda fase, con la activación de la etiqueta #IntervenciónMilitarYa y la difusión de contenidos gráficos en los que se llamaba abiertamente a la intervención militar de Venezuela.
III
Para construir el relato del presidente Maduro como un ser cruel que ordenó la destrucción de la ayuda humanitaria fueron centrales las imágenes de las cajas de la supuesta ayuda humanitaria ardiendo en fuego. Cómo éstas se incendiaron y qué pasó realmente allí no importó jamás. De forma automática y masiva se responsabilizó de ello a la GNB y se asoció directamente a Maduro. Lo demás lo hicieron las redes sociales por su cuenta.
Además de la vista aérea del puente con la gandola incendiándose y de las fotos cercanas, se utilizó el video de una cadena de gente (policías colombianos incluidos) sacando las cajas de la supuesta ayuda humanitaria de la gandola para salvarlas del fuego. Finalmente, la imagen de la supuesta ayuda humanitaria calcinada sobre la plataforma de la gandola también calcinada.
Luego de la activación de la etiqueta #IntervenciónMilitarYa circularon varios diseños gráficos. En unos se ven la imágenes de las cajas de supuesta ayuda humanitaria calcinadas o ardiendo en fuego, con un texto sobre ellas: “Maduro Criminal. ¡Intervención ya! En otro, se ve al presidente Maduro bailando, ataviado con la chaqueta de la bandera venezolana, silueteado sobre una foto de las cajas de supuesta ayuda humanitaria calcinadas, fuego y humo, con el siguiente texto escrito sobre la imagen: “Hoy Maduro asesinó a 40 mil venezolanos con toda la ayuda humanitaria que ordenó quemar”. En otro, se ve la imagen de Maduro esposado, con cara de llanto, empujado desde atrás por un marine que lo apunta con un fusil en la cabeza.
Además, hubo dos elementos, uno gráfico y otro en video, para generar la sensibilización en torno a la etiqueta. Uno fue la imagen de dos manos entrelazadas, una pintada como bandera gringa y la otra pintada como bandera de Venezuela, junto al texto “Yo apoyo la intervención humanitaria y militar ya”; el otro fue un video en el que se veía escrito sobre la nieve, como si hubiera sido hecho por un dedo humano, el texto “Intervención Militar Ya”, acompañado de un mensaje sgún el cual la gente en EEUU se solidarizaba con Venezuela.
IV
La versión de Maduro como un presidente asesino se fabricó, a partir de los hechos provocados, apelando a los dos relatos previamente desarrollados en instalados: la represión a través de cuerpos de seguridad oficiales y la utilización de supuestos grupos paramilitares financiados y armados por el gobierno.
Lo primero, se construyó con las imágenes de los enfrentamientos entre la GNB y grupos violentos, tanto en la línea fronteriza como en las poblaciones de Ureña y San Antonio, aislando y descontextualizando fotos y videos de gente herida y fotos de funcionarios de la GNB disparando armas de perdigones. Antes, se había posicionado el carácter pacífico de quienes exigían la entrada de la supuesta ayuda humanitaria, básicamente con la difusión de dos imágenes: la de una señora mayor de rodillas y con los brazos extendidos en señal de súplica, con un piquete de la GNB de fondo, y la de un joven ataviado con la bandera venezolana a modo de capa, de brazos abiertos, hablando a menos de dos metros de distancia a un piquete de control de orden público de la GNB. Como en anteriores ocasiones, a esas imágenes le sucedieron las de la violencia ya en desarrollo. A esto se agregó, como elemento legitimador, el video de un supuesto funcionario de la GNB denunciando la activación por órdenes de Maduro de los “colectivos armados” y eque la orden dada fue masacrar al pueblo.
Lo segundo, se armó con fotos y videos confusos e imprecisos de enfrentamientos civiles en las calles de San Antonio y Ureña, acompañados de relatos verbales en los que se condiciona la lectura de las imágenes afirmando, sin que nada en ellas lo pruebe, que se trata de grupos armados chavistas. Además, se difundieron fotos aisladas y descontextualizadas de hombres vestidos de negro y encapuchados, portando en su brazo izquierdo un brazalete con la bandera tricolor venezonala , exhibiendo de forma agresiva armas de fuego a plena luz del día y en la calle.
IV
La línea discursiva para la activación de la etiqueta #Intervención MilitarYa la marcó Juan Guaidó con un twitt en el que informaba su decisión de plantear a la comunidad internacional mantener abiertas todas las opciones contra el gobierno venezolano, apelando a la expresión utilizada por Donald Trump para amenzar militarmente a Venezuela. Además, otros twitts de influencers definieron la línea discursiva. Basten tres ejemplos.
Uno, de Miguel Bosé: “Maduro, pedazo de malnacido, sabíamos que eres incompetente, ignorante, farsante, dictador, marioneta, corrupto, narco, cobarde, criminal, pero ahora ya sabemos que eres el asesino criminal del pueblo venezolano. Que Dios te maldiga y te fulmine. Y pronto!”.
Otro, de Natalia Bedoya, conocida twittera al servicio de Álvaro Uribe e Iván Duque: “¿Los que critican la intervención en Venezuela que proponen? ¿Que sigan muriendo de hambre los venezolanos o que sigan pidiéndole a Maduro que no asesine a los manifestantes?”.
Y otro, de un twittero menor: “El baile del carnicero. Cinismo sin límites. Maduro baila con Cilia mientras niega la ayuda humanitaria y mata al pueblo. Puede este hombre ser racional? No existió tirano en el mundo que baile sobre los muertos como lo hace Nicolás Maduro”.
V
La operación de propaganda desarrolló otros elementos, principalmente dirigidos a moralizar la base social opositora, desmoralizar la base social chavista, y comenzar a instalar en el imaginario de la base social opositora las imágenes de lo que sería el momento victorioso.
En esta línea del relato está lo siguiente:
- La imagen de Juan Guaidó colgado de la puerta de una gandola supuestamente cargada de “ayuda humanitaria”, rodeado de gente que lo aclama y aplaude.
- Los videos de los funcionarios de la GNB en el momento de desertar, cruzar la frontera y ser recibidos como héroes por quienes estaban del otro lado
- Imágenes de policía colombiana llegando heroicamente a proteger a los indefensos manifestantes que supuestamente fueron agredidos por la GNB
En esta línea, merece mención especial el video de una tanqueta de la GNB y un camión de transporte de soldados, avanzando por una calle de Táchira rodeados de gente marchando y cantando el himno nacional. Allí se construyó visualmente el relato de lo que sería el momento en que la FANB se quiebre, desobedezca al presidente Maduro y se coloque del lado del pueblo que lucha por la libertad y la democracia. Tal cosa no ha sido lograda, pero su construcicón visual como contenido de propaganda militar de guerra sí.
Por último, en esta línea discursiva, se agrega un twitt que decía lo siguiente: “Intervención militar llegaría a atacar los sitios estratégicos”, acompañado de un video en que se ven bombas cayendo en puntos súper específicos sin hacer otro daño que la destrucciión precisa de un objetivo. El video es de pruebas militares. Ésa línea fue trabajada también en la campaña previa como parte de los contenidos para inocular la aceptación social de la guerra.
VI
Hay que insistir en señalar que todo lo construido simbólica y discursivamente se logró gracias a la ejecución de operaciones que no pueden calificarse sino como militares mercenarias. La violencia en las calles de San Antonio y Ureña, los supuestos paramilitares chavistas encapuchados y exhibiendo armas de fuego en plana calle y a la luz del día, la violencia en los puentes fronterizos, la quema de las cajas de la supuesta ayuda humanitaria, los costos humanos, las deserciones de funcionarios de la GNB. Todo fue planificado y ejecutado como una operación militar para generar los insumos que sirvieran a los fines propagandísticos.
De cara al día de ayer, se trataba de lograr que se hiciera visible en todo el país, de forma pública, con la gente en la calle, con protestas y/o violencia, el apoyo popular a la intervención militar. Ese objetivo no se logró.
De cara al escenario bélico en contrucción, la propaganda continúa avanzando en la preparación de una porción de la población venezolana que esté a favor de una guerra en Venezuela, y para seguir reforzando internacionalmente la matriz de opinión sobre la necesidad de la intervención militar en Venezuela.
Queda claro que los arquitectos del plan no han logrado el consenso que buscan, ni adentro de Venezuela ni en “la comunidad internacional”. Pero la operación de propaganda se cumplió y se seguirá trabajando su efecto con miras a otros escenarios por venir.