Han pasado cuatro años desde el 5 de marzo que cambió la historia del país. Cuatro años sin la presencia física de Hugo Chávez, de su conducción al mando del proyecto histórico que había liderizado y desarrollado. A partir de ese día la etapa cambió: las coordenadas que hasta entonces eran seguras comenzaron a modificarse, el enemigo agudizó su estrategia de guerra, la dirección de la revolución perdió su claridad, los millones que el 5 de marzo -y durante diez días consecutivos- despidieron a Chávez, fueron perdiendo referencias claras, certezas construidas durante 21 años.
El país no es el que dejó Chávez. Existen continuidades, en particular en las políticas sociales: las viviendas, por ejemplo. Se han entregado 1 millón 500 mil en seis años. Pero también se han dado rupturas, en particular con la forma de hacer política, de pensar cómo debe ser el protagonismo de la gente, los canales de la democracia revolucionaria, le ética de la dirigencia del proceso, hacia dónde se debe ir.
Decimos que es necesario rescatar la política de Chávez. Tanto lo teórico como lo práctico -inseparables- buscar las claves mayores de su concepción para seguir el proyecto que, no debemos olvidar, se propuso transitar hacia el socialismo. Hoy ese rumbo no es claro. Podemos preguntarnos, por ejemplo, si las comunas todavía están forman parte del proyecto. Si no lo están, ¿hacia dónde vamos?
Existen algunas claves nodales de Chávez: la política debe ser con democracia revolucionaria. Esto no significa la asistencia pasiva a grandes actos donde siempre hablan las mismas personas. No es el aplauso para las cámaras, sino una manera de participar que demanda instrumentos, canales, formas organizativas concretas. Otra clave es el rescate de la política desde lo cotidiano: no es un secreto que la política macro se ha distanciado de la política del día a día, la de la gente. El discurso oficial no se inscribe en el lenguaje de los comunes.
Recordar a Chávez es entonces un acto de memoria necesaria, pero también de responsabilidad y entrega. ¿Cómo hacer para que regrese la democracia radical, para que el poder sea apropiado por la gente, para que se construya una economía productiva basada en formas mixtas de propiedad social? Que eso sea realidad depende de la fuerza popular que se logre acumular, la organización que se desarrolle en los territorios, entre la juventud, las mujeres, la clase media, la sexo-género-diversidad, la intelectualidad, los obreros y obreras, ese amplio y heterogéneo universo llamado la gente.
Debemos ejercer la política Chávez. Ese es nuestro mejor homenaje.
¡Chávez es el poder de la gente!
Coordinación Nacional
Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora.