Lunes 30 de Abril de 2012
La agroecología es fundamentalmente una teoría y una práctica latinoamericana, dijo Miguel Altieri, profesor de agroecología y presidente de SOCLA, Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología. El considera que los conocimientos ancestrales de las y los campesinos e indígenas es la respuesta a la pregunta: ¿Cómo alimentamos al mundo sin destruir el medio ambiente?
Líderes y lideresas de la CLOC – Vía Campesina y estudiantes de la Universidad Nacional Agraria en Managua, estuvieron presentes el jueves para escuchar al profesor chileno, quien trabaja por la Universidad de Berkeley en California. Altieri destacó que la agroecología es más que una lista de recomendaciones, es un conjunto de principios para imitar la perfección de la naturaleza.
“El bosque no necesita que se riegue o que se le aplique fertilizantes” aclaró Altieri. “Ya hay una biodiversidad de organismos que interactúan, permitiendo un ecosistema que funciona sin pesticidas y abonos químicos. Cuando nosotros creamos monocultivos, eso ya no es vida natural.”
Las plantas y los animales del bosque no producen basura y no hay maleza; estos son conceptos que se crean cuando el sistema ya no puede auto arreglarse. Por lo tanto la manera convencional de cultivar puede parecer fructuosa a corto plazo porque la producción puede ser alta – pero a largo plazo causa mucho daño al suelo y a la biodiversidad. Los principios agroecológicos tratan de incrementar el reciclaje de biomasas y el balance en el flujo de nutrientes. También es importante minimizar la pérdida de recursos, como el agua y la biodiversidad. La diversificación genética y de especies, a nivel de finca y de paisaje, permite cultivar sin agro tóxicos, porque las interacciones biológicas crean sinergias entre los organismos, lo que promueve que el ecosistema se mantenga sano.
Semillas transgénicas no aguantan
Miguel Altieri hizo el vínculo entre la soberanía alimentaria y la producción agroecología, y rechazó a las semillas genéticamente modificadas.
“Estas semillas no desarrollan la misma resistencia contra plagas y no tienen la capacidad de sobrevivir en condiciones difíciles. Las semillas criollas las producimos y conservamos nosotros, sin necesidad de comprarlas de las transnacionales. Según su discurso, los transgénicos son necesarios para alimentar al mundo – pero la mayoría de lo que se produce no es para alimentación de los seres humanos, sino para los animales o para biocombustible.”
Los cultivos convencionales tampoco tienen resistencia contra el cambio climático – son sistemas que no se adaptan a la realidad, encima la falta de diversidad sube aún más la temperatura.
“No hay otros modelos además que el agroecológico que sean viables» dijo Altieri. «La agroecología es más eficiente que el uso de transgénicos. Pero es más que una discusión de eficiencia – es ideológica.”
Visita a cooperativa agroecologica
La charla de Miguel Altieri fue parte de un curso de agroecología en la Escuela Campesina Francisco Morazán, que se ubica en las afueras de Managua en Nicaragua. Al menos 25 participantes de Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala estuvieron presentes durante este y 14 días más para aprender más sobre el tema. Para el viernes 20 se programó una visita a la cooperativa José Alvares Calero en el municipio de Ticuantepe, donde el propietario Pedro Calero mostró su finca agroecológica. La cooperativa ha contado con el apoyo de Asociación Trabajadores del Campo (ATC), que es una organización miembro de la CLOC – Vía Campesina.
“Tenemos esta tierra como resultado de una reforma agraria” relató don Pedro Calero. “Legalmente pertenece a la cooperativa.”
Las tierras – tres manzanas – son muy fértiles por la ceniza de los volcanes.
“Es más barato producir orgánico, no hay necesidad de estar comprando fertilizantes caros. Nosotros sembramos piña a curvas a nivel, y eso conserva bien el suelo y el agua, entonces la tierra no necesita descansar. Ocupa más tiempo de trabajo pero vale la pena.”
La finca de Pedro Calero es diversificada. La piña es lo principal, pero siembran también mango, coco, naranja, pitaya, plátano y quequisque entre otras cosas, y cuentan con ganado menor y mayor. Para la alimentación propia cultivan también maíz, frijoles y arroz. Todo sin poner en la tierra ningún tipo de químicos.
Desde una perspectiva holistica
“Vendemos en el mercado más cercano. Se siente que se debería pagar más por nuestros productos porque son más sanos y hay personas que se interesan por consumir productos sin tóxicos. Pero nos hace falta una certificación como productores ecológicos.”
“¿Cómo es su salud? ¿Ha mejorado ya que trabaja sin químicos y come más saludable?” preguntó una de los y las participantes.
“Claro que si”, respondió don Pedro. “Nada acá es contaminado, entonces afecta nuestra salud de manera positiva.”
Durante el transcurso de las jornadas, los participantes del curso mantuvieron una discusión sobre lo que significa la agroecología y como ésta se relaciona con la soberanía alimentaria, los transgénicos y el cambio climático. Una producción agroecológica implica una visión holística – el solo hecho de producir orgánico no significa soberanía alimentaria, si igual toda la producción es para exportación. El cambio climático seguirá, sino cambiamos de una agricultura de monocultivos a gran escala que requiere muchos agrotóxicos y recursos naturales a una producción diversificada en armonía con la naturaleza. Esto y mucho más siguen discutiendo los y las participantes del curso en la Escuela Campesina Francisco Morazán, preparándose para un futuro mejor para todos.