Brasil: Entrevista a João Pedro Stédile, dirigente del Movimiento Sin Tierra

14 de enero de 2014

João Pedro Stédile: «El avance del capital en el campo impide la reforma agraria» Enlace nota ABI

En una entrevista exclusiva con el sitio web del periódico de la ABI, el coordinador general del MST, João Pedro Stédile revela como las multinacionales Monsanto, Cargill, Bungue, Adm y Dreyfuss actúan sobre la agricultura brasileña, hoy bajo el predominio de la agroindustria. Además de hacer un análisis crítico sobre los avances de la reforma agraria en el gobierno de Dilma Rousseff, Stédile afirma que la expectativa de los movimientos sociales es que en 2014 continúen las movilizaciones de masas en Brasil, para que la verdadera política sea debatida en las calles.

El coordinador también anunció la realización en Brasilia, del 10 al 14 de febrero, del Congreso Nacional del MST, un evento que culminará un largo proceso de discusiones realizadas en los últimos dos años con las bases nacionales del movimiento y que se espera la participación de 15 mil militantes.

Stédile adelanta la realización, el próximo 7 de septiembre, de un referéndum sobre la reforma política e insta a la dirección y miembros de la ABI a participar en las discusiones sobre las reformas, en particular en el área de comunicación.

¿El gobierno de Dilma Rousseff, según la información disponible, no dijo nada en cuanto a la reforma agraria a lo largo de 2013?

Desafortunadamente el balance de la reforma agraria durante el gobierno de Dilma es negativo. Digamos una auténtica vergüenza. Debido a que, en términos estadísticos de este año, se expropiaron fincas para sólo 4700 familias, que es menos de lo que el general Figueiredo hizo en su último año.

La reforma agraria está bloqueada y por lo tanto la concentración de la propiedad de la tierra y el avance del capital sobre la agricultura aumenta. Y este es el resultado de una combinación de varios factores que ocurren al mismo tiempo creando una situación muy difícil para los trabajadores rurales sin tierra. En primer lugar, hay una avalancha de capital internacional sobre los recursos naturales de Brasil. Ellos vienen aquí huyendo de la crisis global e inviertn sus capitales especulativos en tierras, etanol, energía hidroeléctrica, e incluso en créditos de carbono, con títulos de oxígeno de nuestros bosques. El aumento de los precios de los comodities causado por la especulación generó ingresos extraordinarios en el campo, lo que atrajo a muchos capitalistas y los precios de la tierra se fueron a las nubes.

En tercer lugar, el gobierno de Dilma es una composición de fuerzas, en la que el campo tiene amplia hegemonía del agronegocio, basta decir que la señora (senadora) Katia Abreu, máxima representante del atrasp del latifundio de Tocantins, es de la base del gobierno y se reúne con frecuencia con la Presidente.

En cuarto lugar, la prensa burguesa de Brasil, dirigida por la Globo, Veja y sus vehículos, ha creado una opinión pública falsa de que el agronegocio es lo mejor de todos los mundos. Ocultan sus efectos perversos, como ahora con las inundaciones, que afectan cada año el Sudeste y son consecuencias de la deforestación y del monocultivo en la región Amazónica y en el Centro Oeste.

Y, por último, frente a una correlación de fuerzas tan adversas, la clase de trabajadora también quedó paralizada, y la disminuyeron las grandes ocupaciones de tierras y movilizaciones en el campo.

Multinacionales como Monsanto y otras continúan operando en Brasil prácticamente sin ningún obstáculo para imponer sus ideas. ¿Qué ha sucedido?

La forma en la que el capital internacional y financiero se apodera de nuestros recursos naturales y de la agricultura es a través de su brazo económico que son las empresas transnacionales en el agro. Estas controlan los insumos, tales como semillas y fertilizantes, controlan la tecnología, las máquinas, y luego controlan el mercado de los comodities imponiendo sus precios y se quedan con la mayor parte de las ganancias generadas en la agricultura. Luego, para cada segmento de la agricultura existe un grupo oligopólico de las corporaciones transnacionales que lo controlan. Por ejemplo, en los granos, tenemos a Monsanto, Cargill, Bungue, Adm y Dreyfuss. En la leche tenemos a  Nestlé, Parmalat y Danon y en la celulosa tenemos cuatro o cinco empresas, y así sucesivamente.

Y su poder es tan grande que el gobierno no controla y se entera de sus operaciones por la prensa. Déjenme darles un ejemplo de su autonomía y de la pérdida de la soberanía de nuestro país sobre la agricultura. El Nordeste vive la peor sequía de su historia en los últimos dos años.

Se estima que murieron más de 10 millones de cabezas de ganado (vacas, ovejas y cabras.) debido principalmente a la falta de alimentos. Bien, el gobierno determinó que la CONAB comprase maíz para la distribución a los agricultores de la región. Pero la CONAB no lo consiguió. ¿Sabes por qué? Debido a que el año pasado Cargill, ADM y Bungue, las tres compañías estadounidenses que controlan el agro y el etanol, exportaron 18 millones de toneladas de maíz brasilero para producir etanol en los Estados Unidos.

Así que hemos perdido un gran activo para nuestro rebaño, ponemos en peligro miles de vidas, a cambio de etanol para los automóviles norteamericanos.

¿Cuáles son las expectativas de el MST para 2014?

Nuestra expectativa es que en el 2014 continúen las movilizaciones de masa en Brasil, para que la verdadera política sea debatida en las calles. Cómo MST y movimientos sociales del campo, hacemos parte de una amplia plenaria de los movimientos sociales de Brasil, para hacer una campaña a favor de los debates en la sociedad sobre la necesidad de una reforma política en el país. Vamos a discutir con la gente, lo que ella quiere cambiar en la política. Y hacerle ver, que los cambios que requiere el país, pasan por una reforma política, para tener realmente democracia en el país. Y el 7 de septiembre de 2014, haremos entonces un referéndum popular para consultar al pueblo, si quiere convocar a una Constituyente Soberana y exclusiva o no. Y luego podemos llevar los resultados, en una gran manifestación en Brasilia, para presionar a los tres poderes.

El modelo actual del lulismo, un gobierno de composición que agrada a todo el mundo, alcanzó un techo. Los cambios en el futuro para mejorar la salud, la educación, el transporte público, y la reforma agraria dependen de reformas estructurales. Dependen de incidir sobre los recursos del superávit primario, que hoy va para los bancos. Dependen de una reforma tributaria y de una reforma del sistema judicial. Además de cambiar las reglas de las elecciones en el país, que ahora deja a los gobernantes y parlamentarios de rehenes de las empresas que financian sus campañas.

Y todo esto va a cambiar sólo con una reforma política. Y ella solo vendrá si la gente sale a las calles. Y espero que pase pronto.

En octubre del 2014 más de 120 millones de brasileños acuden a las urnas para elegir presidente, gobernadores y diputaos federales y estatales y parte del Senado. Y entonces, ¿como analiza en la actualidad este cuadro?

La burguesía brasileña tiene el control del Congreso, del Poder Judicial y de los medios burgueses. Ella está unida como clase, y electoralmente, para defender sus intereses, van a poner sus huevos en las tres candidaturas. Así, es probable que la presidenta Dilma sea reelecta. Pero el hecho más importante es que, incluso con la reelección de la presidenta Dilma no cambia la correlación de fuerzas para los cambios necesarios. Más bien, la derecha elegirá un Congreso aún más conservador y le dará más prioridad a la elección de los gobernadores.

Por eso, hemos analizado en los movimientos sociales que las próximas elecciones no van a cambiar la correlación de fuerzas. De ahí la necesidad de debatir un proyecto para el país, retomaremos las movilizaciones callejeras, y que entonces, la reforma política abra brechas para los cambios estructurales necesarios. Pues los gobernantes a ser elegidos no tendrán ninguna fuerza política para el cambio. Sólo pueden provenir de las calles.

¿Algún mensaje especial para los periodistas de este país, especialmente a los miembros de la ABI, que en abril cumplen 106 años de existencia ininterrumpida?

La ABI ha sido siempre una trinchera de lucha democrática y de la lucha por el cambio social en el Brasil, en todos los períodos históricos. Y por eso es hoy en día un referente político no sólo en la categoría de los periodistas o de los periodistas como actores políticos activos, sino para todos los luchadores del pueblo, para toda la sociedad.

Por eso es importante que la dirección de ABI contribuya, participe, estimule todo el debate político sobre las reformas políticas que el país necesita.

Por otra parte, en el marco de las amplias reformas políticas necesarias, está reformar los medios de comunicación. El proyecto de ley ya presentado en el Congreso, resultado de numerosas consultas y de la Conferencia Nacional de Comunicación expresan la necesidad de cambios.

Nos estamos dedicando a la colecta de firmas para presionar a los diputados. Pero, así como la reforma política, el proyecto de democratización de los medios tendrá lugar si se politiza en las calles. Y para eso la ABI podría desempeñar un papel preponderante en ayudar a que discutamos con la sociedad en general.

Y espero que los periodistas que trabajan en los medios de comunicación de la burguesía dejen de ser felpudos de sus jefes y ejerzan su profesión con ética y compromiso sólo con el pueblo.

El MST celebrará su congreso nacional los días 10-14 de febrero, ¿que esperan con ese Congreso?

Lo que llamamos Congreso es en realidad sólo un evento, que culmina un largo proceso de debates realizados en los últimos dos años, con toda nuestra base y todos los sectores e instancias del MST. Entonces, en febrero vamos a ir 15.000 militantes a Brasilia, para una actividad de congregación, de celebración de una unidad construida en torno de nuevas ideas, debatidas en los últimos dos años.

Y las ideas principales son que debemos tener un nuevo programa de reforma agraria, que el interese no sólo a los campesinos y a los sin tierra, sino a toda la nación, a la sociedad entera. Una reforma agraria que no sólo se preocupe por salvar a los sin tierra, sino que de prioridad a la producción de alimentos, sanos, libres de agrotóxicos. A la que le importe una nueva matriz tecnológica de la agroecología que puede producir sin desequilibrar la naturaleza.

Estas y otras ideas entonces expresan el nuevo programa agrario del MST que será anunciado y consolidado en Brasilia en febrero «.

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