27 de octubre de 2015
La Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas Conamuri se dirige a la opinión pública nacional e internacional para manifestar cuanto sigue:
DENUNCIAMOS que en la localidad de Ytororó –distrito de Itakyry, departamento de Alto Paraná–, un colono brasileño de nombre Wilmar Dos Santos, productor de soja, está cultivando en tierras alquiladas donde utiliza indiscriminadamente agrotóxicos muy potentes sin respetar normativas ambientales que protegen la vida humana y la biodiversidad.
Tras estas acciones atentatorias, varias parcelas de cultivos de yerba mate nativa, pertenecientes a 10 familias practicantes de la agricultura campesina, han sido totalmente destruidas por causa de las fumigaciones tóxicas, con riesgo de que las futuras cosechas también se vean alteradas.
Se trata de plantas de yerba mate en estado silvestre, que han sido cuidadas y reproducidas por las familias de Ytororó desde hace más de 40 años y cuya cosecha de este año está, definitivamente, arruinada, lo que significa una pérdida millonaria para las agricultoras y los agricultores campesinos que viven de este rubro.
Los vecinos afectados, reunidos en una comisión recientemente conformada, radicaron la denuncia correspondiente ante la Regional de Alto Paraná del Senave, el 13 de octubre pasado. En la misma se detallan otros daños y perjuicios no menos graves ocasionados por el ciudadano extranjero, como por ejemplo:
– Los cultivos bordean, casi hasta arrinconarla, la Escuela N° 3506 «Gral. Patricio Escobar», donde asisten niños y niñas hasta el 6° grado; lo mismo ocurre con una capilla, que es lugar frecuente de encuentro comunitario.
– Una niña de 12 años, alumna de la escuelita, falleció hace unos meses con síntomas razonablemente sospechosos de haber sido provocados por la exposición directa a los agroquímicos del sojal. Igualmente toda su familia se vio afectada; el Sr. Marcelino Verón informó que otra de sus hijas menores de edad estuvo internada varios días en el hospital con el mismo cuadro que el de aquella de 12 años, con peor destino.
– Animales menores de crianza doméstica y animalitos silvestres aparecen a diario muertos irremediablemente después de realizadas las fumigaciones.
EXIGIMOS a las instituciones del Estado: el Senave (Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas), la Seam (Secretaría del Ambiente), el Ministerio de Salud y la Fiscalía de Delitos Ambientales, acercarse a la localidad mencionada para constatar la gravedad de la situación y las faltas a las disposiciones ambientales existentes.
Se encontrarán con que el cultivo de soja en el terreno alquilado por Wilmar Dos Santos está pegado al camino vecinal, bordeando la precaria escuelita pública; se encontrarán, así también, y si tomaren muestras para analizar científicamente, con que los yerbales nativos fueron impactados negativamente por las pulverizaciones, con que el agua de los otrora arroyos cristalinos que corren en la zona está contaminada. Y lo peor, verán, tras exámenes médicos practicados sobre los pobladores, especialmente la familia Verón Centurión –que ha perdido a la hija mayor de 12 años– cómo las fumigaciones indiscriminadas con agrotóxicos dañan la salud y el bienestar de la comunidad.
El Estado paraguayo debe velar por el buen vivir de las poblaciones, sobre todo, de las más vulnerables; su responsabilidad es lograr que vivan en un ambiente saludable.APELAMOS, por ende, a que las instituciones públicas intervengan para exigir al ciudadano Wilmar Dos Santos a que se retire de nuestro país, porque este sí está supuestamente cometiendo delitos graves, no como últimamente se está queriendo proceder con ciudadanos extranjeros criminalizados por su participación en movilizaciones de amplias reivindicaciones sociales.
NOS SOLIDARIZAMOS con las familias que ven impotentes cómo se destruye el hábitat que les rodea, cómo sus territorios son avasallados por el agronegocio asesino y nos comprometemos con ellas como organización de mujeres campesinas e indígenas a emprender juntas el camino de sus demandas.
EXHORTAMOS a las organizaciones campesinas e indígenas, a las ambientalistas y de derechos humanos a hacer un seguimiento permanente de este caso y acompañar la lucha emprendida por la Comisión Vecinal de Ytororó, distrito de Itakyry, que desde la deforestación sufrida hace unos diez años, cuando se empezaron a preparar los terrenos aledaños para el cultivo transgénico, no puede llevar una vida de tranquilidad y de desarrollo sustentable válido.
¡Basta de crímenes del modelo agroexportador en Paraguay!
¡Justicia para los afectados, respeto al tekoha!
¡Por el derecho a vivir en un ambiente saludable!
Asunción, 27 de octubre de 2015
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Contactos
Belén Romero (0972) 274-607
Alicia Amarilla (0982) 537-627
La localidad de Ytororó, en el distrito de Itakyry, está rodeada completamente por unas 1.000 hectáreas de tierras alquiladas a un colono brasileño de nombre Wilmar Dos Santos, quien es productor de soja transgénica y vive en un poblado aledaño.
Con los objetivos de compartir experiencias y estrategias desde distintos países en el marco de la lucha por la tierra, poner en común las diferentes problemáticas y retos que se enfrentan en los contextos de donde vienen las participantes e identificar diferentes mecanismos para la comunicación interna entre las delegadas; se celebró en Guatemala el Encuentro «Nosotras somos tierra», entre el 14 y el 16 de octubre, organizado por la Red Centroamericana de Mujeres Rurales Indígenas y Campesinas (RECMURIC), la ONG Oxfam y otras.
El 15 de junio de 2012 es una fecha de quiebre en la institucionalidad del Paraguay. Los hechos ocurridos ese día en una toma de tierra en el departamento de Canindeyú dieron pie, una semana después, a la consumación del golpe de Estado parlamentario, con ropajes de juicio político, que derrocó un gobierno constituido en las urnas, es decir, por voluntad popular.
La Campaña de solidaridad continúa sumando miembros alrededor de todo el mundo. La observación del desarrollo del juicio se intensifica a medida que más personas y delegaciones van sumándose, como una forma de vigilancia ciudadana para exigir garantías de transparencia e imparcialidad en cada estadio y justicia plena en cuanto a los resultados. Se sigue el proceso a través de los medios de comunicación, las redes sociales o bien presenciando el juicio oral que se desarrolla en el Palacio de Justicia de Asunción.
Desde el 27 de junio pasado, la Comisión de Familiares de Víctimas de la Masacre de Curuguaty ingresó a Marinakue para instalar sus precarias viviendas y resistir ante la usurpación de Campos Morombí. Desde entonces han creado una huerta comunitaria, un almacén de consumo, levantaron una capilla y tienen criaderos de chanchos, cabras y gallinas. Las tierras de Marinakue todavía continúan en litigio entre el Estado paraguayo y la familia Riquelme; se trata de 2.000 hectáreas. La Corte Suprema de Justicia debe expedirse al respecto, pero dilata la resolución propiciando situaciones como la que se originó en la Cámara de Diputados, donde se aprobó una declaración que otorga categoría de reserva científica a Campos Morombí, lo que significa que si el Senado se pronuncia a favor de este proyecto, las familias de los muertos en la masacre serán desalojadas sin contemplación, extinguiéndose con ello cualquier posibilidad de recuperación de las tierras que, originalmente, fueran destinadas a la Reforma Agraria.
La Confederación Nacional de Mujeres del Campo (CONAMUCA) con motivo del Día Internacional de la Mujer Rural, el pasado jueves 15 de octubre realizó un encuentro con mujeres de diecisiete comunidades de los municipios de Yaguate, San Cristóbal, Nigua, Haina y Palenque de la provincia de San Cristóbal con la presencia de los diputados Guadalupe Valdez y Pedro Carreras Santana, para conversar sobre la prioridades legislativas de la mujer rural.
La Confederación Nacional Agraria – CNA expresa su rechazo y exige la inmediata derogación al
«Las semillas tienen nuestro conocimiento campesino»
Libreto:
«En aquel tiempo se producía de todo, hortalizas, frutos. No se usaba herbicidas. Una unión de gente de la vecindad para trabajar en común». Con esta frase, el representante de la Dirección Nacional del Movimiento de los Pequeños Agricultores (MPA), Valter da Silva, inició la mesa de discusiones en la mañana del jueves, dia 15 de octubre, en São Bernardo do Campo, São Paulo.
Otras ponencias hechas durante la mesa de debates también provocaron el análisis de que solamente será posible construir un proyecto de vida diferente si los pueblos vivieran y asumieran el hecho de la lucha de clases, la necesidad de vivir y hablar sobre el campesinado, sobre la agroecologia. «No es posible ser un movimiento nacional o internacional si no se vive la agroecologia», dice Yazmin Eulalia Jimenez, de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, (ANAP) de Cuba.