20 de abril de 3013
Ni la lluvia ni el frio detienen los anhelos de paz
Ni la lluvia ni el frio fueron un impedimento para que más 6000 mujeres y hombres campesinos, indígenas y afrodescendientes del CNA provenientes del Choco, Nariño, Cauca, Valle del cauca, Huila, Tolima, Cundinamarca, Bogotá, Boyacá, Casanare, Arauca, Catatumbo, Sur de Bolívar, Antioquia, Santander, Norte de Santander, Bajo Cauca, el día 19 de abril se integraran con entusiasmo a participar en el Congreso Nacional para la Paz, que se realiza en la Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá; donde más de 16.000 personas venidas desde las veredas, los ríos, pueblos y ciudades quienes desde sus vivencias y experiencias hemos construido la apuesta de paz más que el silenciamiento de los fusiles que es necesario, la solución a los problemas sociales y la consecución de la vida con dignidad.
En la instalación el coordinador general del CNA Alberto Castilla manifestó ante el auditorio y al país:
«Desde hace años nos hemos convocado en el congreso de los pueblos a partir de las siguientes visiones, nuestras visiones; La larga y profunda crisis mundial que vivimos demuestra por si sola la inviabilidad del capitalismo como modelo de vida. Un nuevo pensamiento y un nuevo ordenamiento que restablezca el equilibro social natural del planeta son necesarios, urgentes y posibles. Los poderes hegemónicos que se han asentado históricamente en Colombia se niegan sistemática y violentamente a atender la necesidad de replantear el orden impuesto, no podemos seguir esperando que gobiernos de empresas y terratenientes nos garanticen vivir con dignidad.
Vamos a hacer el país con nuestras propias ideas, con nuestras propias manos, por eso hablamos de legislación popular y la construcción de mandatos, el sentido de nuestra acción en este momento histórico apunta a la construcción de una nueva forma de vida para una nueva sociedad, pasando de la resistencia de los derechos a su materialización.
Desde las vivencias ancestrales y desde nuestras propias luchas de resistencia del pueblo, recuperamos el paradigma de lo comunitario como visión, acción de un nuevo proyecto social, el buen vivir, donde la dignidad humana y los derechos de la naturaleza imperan en todos los ámbitos de nuestros tejidos sociales, sin discriminaciones, sin autoritarismos y sin la instrumentalización de todas las relaciones vitales, la vida no se desecha, no se mercantiliza ni se negocia, es imprescindible que avancemos hacía un país con vida digna, fortaleciendo nuestras concepciones prácticas comunitarias.
El desarrollo y el consumismo expirante imperial han quebrantado en diferentes tiempos y de diferentes maneras, nuestra integración como pueblos y como nación; Se trata ahora de recuperar el sentido de comunidad y territorialidad sustentados en la diversidad cultural pero también en la necesidad de la autodeterminación de nuestro presente y futuro, donde por fin se recreen todas nuestras mitologías.
Nuestras maneras de sentir y de ver el mundo, han tratado de imponernos la idea de una sola manera de vivir, de un solo dios, de un lenguaje, de una cultura, de un género, de un solo estado; en contraposición de nuestras realidades históricas, mediante el estado neo cultural y dependiente han querido someternos a la dominación, la dependencia, la marginalidad y la humillación.
Sin embargo la resistencia y la construcción han frustrado sus intenciones una y otra vez; Hoy necesitamos un modelo político que refleje la diversidad de territorios y cultura que somos, una nación plural donde los derechos y la justicia sean ejercidos de manera colectiva y donde la naturaleza sea un sujeto de derechos y no una mercancía.»
El día hoy, los rostros de mujeres, niños, niñas, ancianos, indígenas, afrodescendientes, campesinos, agromineros, estudiantes, obreros, ambientalistas, sindicalistas, profesores, desempleados, mototaxistas, luchadores sociales, intelectuales, académicos, comunicadores, pobladores urbanos, movimientos políticos en una sola vos hicimos rugir el auditorio León de Greiff en una sola consigna «PAZ CON JUSTICIA SOCIAL».