Construyendo una agenda europea por la soberanía alimentaria

Martes 15 de Noviembre de 2011

Daniel López García

El pasado agosto nos reunimos en Krems más de 400 personas procedentes de 34 países -de Europa y de territorios cercanos como Turquía, Azerbaiyán o Georgia- para dar espacio al llamamiento realizado hace 4 años en el primer Foro Nyéléni para la construcción de nuevos encuentros regionales por la Soberanía Alimentaria en todo el Mundo. En este encuentro hemos intercambiado ideas y experiencias, nos hemos conocido y hemos construido o predibujado algunas propuestas de acción conjunta a escala continental. Pero sobretodo ha tomado cuerpo unitario un movimiento no constituido, plagado de proyectos locales, y que está tomando una fuerza y vitalidad crecientes en nuestros territorios postindustriales. En estos momentos en que la crisis capitalista cada vez está más presente en los países del Norte Global, la Soberanía Alimentaria aparece como una de las pocas propuestas transformadoras que articulan lo local y lo global, la denuncia y la propuesta; lo económico, lo ecológico, lo cultural, lo social, el enfoque de género e incluso lo emocional en una propuesta política masiva en la que la actividad agraria tiene el protagonismo. El camino ya hace tiempo que está iniciado, y hay mucho campo por recorrer y muchas redes que tejer…

 

Nyéléni 2007: acercando la Soberanía Alimentaria

En 2007 se celebró en Sélingué (Malí) el primer encuentro internacional por la Soberanía Alimentaria, a partir del llamamiento de movimientos sociales de todo el planeta, y en torno a la propuesta de la Soberanía Alimentaria lanzada por La Vía Campesina en 1996. El encuentro fue llamado Nyéléni en honor de una legendaria campesina maliense, que decidió superar al patriarcado en la práctica de la agricultura como mujer, dando vida y desarrollando la biodiversidad cultivada. En Sélingué se reunieron más de 500 representantes de más de 80 países para construir un proyecto mundial de transformación social en torno a la Soberanía Alimentaria, agrupando organizaciones sociales de todo tipo y con el protagonismo del campesinado.

Desde un punto de vista europeo, el encuentro de Nyéléni-2007 acercó a la sociedad civil urbana y occidental, a una realidad -la campesina- que aun supone el 50% de la población mundial. La realidad campesina no se mostró en Nyéléni-2007 como un anacronismo exótico y desgastado, sino como una realidad viva y orgullosa, que supone una alternativa global a un capitalismo que, cada día con más claridad, se muestra incapaz de mantenerse a si mismo, y mucho menos a las comunidades de todo el planeta. De la mano de la idea de Soberanía Alimentaria se afirmó con fuerza el camino del campesinado -”la vía campesina”- como propuesta de futuro para todo el planeta, que propone la necesidad de reconstruir las economías desde las comunidades locales y la relación armónica con la Naturaleza. Una propuesta que actualiza ideas que desde el Poder se pretenden del pasado, como la gestión y propiedad comunales de los recursos naturales y el conocimiento, la Reforma Agraria o la capacidad de producir no para el mercado, sino para las comunidades locales.

En aquel encuentro se lanzó un reto de escala planetaria: construir la Soberanía Alimentaria en lo local, desde las particularidades de cada territorio y de cada pueblo. Este reto suponía pasar de la reflexión a la acción, impulsando el debate y la adaptación del propio concepto de Soberanía Alimentaria a cada contexto, con el objetivo de comenzar a construirla. Y la forma de construirla se planteó en base a las alianzas entre el campesinado y el resto de organizaciones y movimientos sociales de cada territorio, capaces de crear y desarrollar una agenda colectiva de acción social y política. A su vez, se lanzó la propuesta de crear, cuatro años después, nuevos foros regionales por la Soberanía Alimentaria.

Nyéléni 2011: construyendo la Soberanía Alimentaria en el Norte Global

El pasado 15 de agosto comenzaba en Krems (Austria), cuatro años después, el foro Nyéléni Europa-2011, retomando el llamamiento lanzado en Sélingué. Para ello, diversas organizaciones europeas llevaban más de un año trabajando en articular una propuesta que recogiese la diversidad de realidades europeas, y que la articulase en la construcción de una propuesta europea por la Soberanía Alimentaria. En la convocatoria se ponía acento en respetar el protagonismo del campesinado europeo y de las mujeres, asignando en las delegaciones nacionales cuotas mínimas al respecto. A su vez, se realizó un gran esfuerzo por integrar organizaciones del Centro y Este de Europa, para lo cual fue importante la localización del evento en el este de Austria. Y por último, pudimos contar con la presencia de ‘observadores/as’ internacionales -de organizaciones integradas en La Vía Campesina y otras organizaciones amigas- que nos acompañaron al acudir desde otros continentes y dejar presente su palabra y su calor para la lucha en Europa.

La Soberanía Alimentaria ha servido como una importante vía de entrada de las problemáticas rurales y agrarias entre los movimientos sociales urbanos europeos, de la mano de un creciente número de ONGDs comprometidas con la Soberanía Alimentaria en sus proyectos de cooperación internacional con el Sur Global. Así como de organizaciones inscritas dentro del ecologismo social, que ven en esta propuesta un espacio de convergencia con el sector agrario y la sostenibilidad rural. Esto se hizo sentir en la composición de las personas participantes en el Foro y en los contenidos de los debates. El sistema agroalimentario europeo tiene sus propios condicionantes, ligados a la condición urbana, postindustrial y desagrarizada de sus sociedades; y, a que la realidad agraria europea es poco importante en términos económicos, y cada vez menor en términos sociales (empleo) y culturales. Lo cual hace especialmente importante, en nuestro contexto, el desarrollo de alianzas entre los sectores mencionados y el sector agrario con visiones de Soberanía Alimentaria, en base a dos vías principales.

Por un lado, la política agraria europea es uno de los principales impulsores de la globalización agroalimentaria, ya sea en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC) o a través de tratados bilaterales de libre comercio (TLC), una vez que la primera ha encontrado fuertes resistencias en algunas posiciones provenientes del Sur Global. Esto, ligado a la agresiva política de apoyo a las exportaciones por debajo de los costes de producción -el denominado dumping-, está arruinando desde hace décadas las estructuras agrarias y el tejido productivo para el autoabastecimiento de los países más pobres, agravado por los fenómenos de acaparamiento de tierras desde las economías más potentes, no solo europeas. Lo cual está en el centro de las dramáticas y masivas situaciones de hambruna y las subsiguientes migraciones que han cosechado tantas muertes; y que reproducen situaciones de extrema miseria en las grandes metrópolis del norte y del sur.

Por otro lado, dentro de nuestras fronteras, el apoyo a la modernización agraria ha generado la desagrarización del medio rural (1,5 millones de puestos de trabajo perdidos en el sector agrario español desde los ’80); la generalización de modelos agrarios contaminantes, fuertemente dependientes de capital e insumos industriales, y generadores de alimentos de baja calidad; y por último ha condenado a la desaparición el conocimiento, las instituciones colectivas tradicionales y los medios de producción (semillas, razas ganaderas, regadíos históricos, etc.) campesinos europeos. Lo cual genera un modelo de desarrollo agrario insostenible socialmente, ya que concentra los beneficios en las grandes explotaciones agrarias, la agroindustria y la Gran Distribución; arruina a las pequeñas fincas de agricultura familiar y territorial; y traspasa la violencia de los bajos precios en origen hacia una mano de obra jornalera e inmigrante sobreexplotada. Y un modelo agrario ecológicamente insostenible (cambio climático, agotamiento de suelos y acuíferos, erosión y desertificación, contaminación del agua, etc.) y un medio rural con graves desequilibrios demográficos.

Todas estas problemáticas han definido los contenidos del debate en el encuentro de Krems, y constituyen por tanto la agenda de trabajo para construir la Soberanía Alimentaria en Europa, a partir de nuestros propios condicionantes específicos.

El encuentro entre los distintos sectores ya comentados para tratar estas problemáticas abre un momento histórico de convergencia entre actores sociales, a veces tradicionalmente enfrentados, en el que buscar vías comunes para su superación a partir de las distintas visiones e intereses. Para lo cual la propuesta de la Soberanía Alimentaria aporta un marco imprescindible, en cuanto a la propuesta de modelos alternativos y sostenibles de desarrollo agrario y en general de desarrollo social para el continente. Así como abre las perspectivas de los debates superando divergencias localistas; y la cercanía a los países del este europeo, permitiendo conjugar también su perspectiva, muy diferente a la de los países más occidentales y clave en el desarrollo futuro de la agricultura europea.

Un impulso a la Soberanía Alimentaria en el Estado Español

El movimiento por la Soberanía Alimentaria estatal parece bastante desarrollado, en base a lo observado en el encuentro de Krems; quizá más que en otros territorios, al menos desde una perspectiva política y organizativa. La experiencia de más de 15 años de Plataforma Rural, como espacio político estable de encuentro entre organizaciones agrarias y rurales y otras organizaciones sociales mayormente urbanas o no agrarias, supone un gran camino recorrido en la construcción de alianzas amplias por la Soberanía Alimentaria. Así como la rápida expansión y estructuración, desde 2008, de las Alianzas territoriales por la Soberanía Alimentaria, en torno al proyecto ASAP, desde un movimiento más amplio y flexible, construido en lo local.

La respuesta de compañeras y compañeros de otros países nos hace confirmar que estamos en un buen camino. La mayor experiencia en otros países, en los campos de movilización, nos aporta nuevas fuerzas e infinidad de ideas para ir avanzando, desde una mayor perspectiva temporal. En este sentido, miembros de la delegación española participamos en reuniones informales relacionadas con muy diversos temas, tales como las reuniones de mujeres rurales, la resistencia frente a la Reforma de la PAC u otros.

La visibilización en el Foro de las redes europeas que ya existen, en muchas de las cuales hay organizaciones estatales insertas (transgénicos, semillas tradicionales, etc.), nos anima a conectar las redes locales o estatales con este nivel superior, conscientes de que las políticas agrarias cada vez se dictan desde esferas superiores, y del papel central de la UE en la globalización agroalimentaria.

Mención especial cabe el espacio dispuesto para encuentros subregionales, como la zona mediterránea en nuestro caso. En esta reunión se compartió la necesidad de articular, desde la Soberanía Alimentaria, las luchas que se están desarrollando en diversos países, mayoritariamente del sur europeo (Italia, Portugal, Irlanda, Grecia y España), frente a los Planes de Ajuste Estructural impuestos por la UE a tenor de la crisis financiera; y se mostró un gran interés por conocer las conexiones entre el famoso 15-M español y la construcción de la Soberanía Alimentaria. Así como la necesidad de articular espacios de encuentro y discusión, junto con organizaciones agrarias del mediterráneo sur, acerca de la problemática del trabajo migrante en el sector agrario; para lo cual se propuso un encuentro específico coincidiendo con el encuentro alternativo a la cumbre mundial de la ONU sobre el agua, a celebrar en Marsella en 2012; en el que también se abordará, de forma integrada y desde la perspectiva de la Soberanía Alimentaria, el acceso a los recursos productivos como agua, tierra, semillas, etc.

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MANIFIESTO NYELENI EUROA 2011 (Extracto)

Estamos convencidos de que la Soberanía Alimentaria no solamente es un primer paso hacia un cambio en nuestros sistemas agrícolas y alimentarios, sino que también es un paso hacia un cambio más amplio dentro de nuestras sociedades. Estamos comprometidos a:

Cambiar la manera en que se producen y consumen los alimentos Estamos trabajando por unos sistemas resilientes de producción alimentaria que proporcionen alimentos seguros y saludables para todas las personas en Europa, a la vez que mantengan la biodiversidad y los recursos naturales y aseguren el bienestar de los animales. Esto requiere modelos ecológicos de producción y pesca, y que haya una gran cantidad de campesinos y campesinas, personas que cultivan huertos urbanos y pescadores y pescadoras artesanales que produzcan alimentos locales como base del sistema alimentario (…)

Cambiar las maneras en que se distribuyen los alimentos: Trabajamos por la descentralización en las cadenas alimentarias, promoviendo mercados locales diversificados basados en la solidaridad y en precios justos, y en acortar los canales de distribución, intensificando las relaciones entre personas productoras y consumidoras, en redes locales alimentarias para enfrentar la expansión y el poder de las grandes superficies de distribución. Queremos posibilitar que la gente pueda construir sus propios sistemas de distribución de alimentos y permitir a campesinos y campesinas producir y procesar alimentos para sus propias comunidades. Para esto se requieren normas sanitarias e infraestructuras locales alimentarias que apoyen a los pequeños productores, hombres y mujeres. También trabajamos para asegurar que los alimentos que produzcamos lleguen al conjunto de la sociedad, incluyendo a las personas con pocos o ningún ingreso.

Poner en valor y mejorar las condiciones sociales y el trabajo en el sistema agrario alimentario: Luchamos contra la explotación y la degradación de las condiciones sociales y laborales y por los derechos de todas las mujeres y hombres que proporcionan alimentos, así como los trabajadores y trabajadoras migrantes y temporales, y aquellas personas que trabajan en el procesado, la distribución y la venta. Trabajamos por políticas públicas que respeten los derechos sociales y establezcan altos estándares que condicionen la implementación de los fondos públicos. Esto significa la inclusión de ingresos dignos que permitan un sustento. (…)

Reclamar el derecho a nuestros bienes comunes: Nos oponemos y luchamos contra la mercantilización y las patentes de nuestros bienes comunes, como la tierra, las semillas tradicionales y reproducibles de campesinos y campesinas, las razas de ganado y bancos pesqueros; los árboles y los bosques; el agua, el aire y el conocimiento. El acceso a estos bienes no debe de estar determinado por los mercados o por el capital. (…)

Cambiar las políticas públicas de gobernanza de nuestro sistema agrario y alimentario: Luchamos para cambiar las políticas públicas que gobiernan nuestro sistema alimentario a nivel local, nacional, europeo y global y para deslegitimizar el poder corporativo. Las políticas públicas deben ser coherentes, complementarias y deben promover sistemas alimentarios y culturas alimentarias basadas en la materialización del derecho a la alimentación; deben erradicar el hambre y la pobreza; asegurar la realización de las necesidades básicas de los seres humanos; y contribuir a la Justicia Climática, en Europa y a nivel global. Necesitamos marcos legales que garanticen precios justos y estables para las personas productoras de alimentos, que promuevan prácticas agroecológicas, (…)

– Daniel López García es miembro de Ecologistas en Acción.

Fuente: http://revistasoberaniaalimentaria.wordpress.com/2011/10/27/nyeleni-europa-2011/

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