24 de noviembre de 2013
Habiéndose cumplido los primeros 100 días de gobierno del «Nuevo Rumbo», militantes y dirigentas de la Coordinadora Nacional de Organizaciones de Mujeres Trabajadoras Rurales e Indígenas (Conamuri), reunidas en las Jornadas de Lucha contra la Violencia hacia las Mujeres, manifestamos cuanto sigue:
Estos tres meses de administración de Horacio Cartes casi a título personal –por las concesiones que le fueran hechas en el Parlamento, violando los preceptos constitucionales que estipulan contra la dictadura y la concentración de poder– arrastran como antecedente directo el golpe de Estado y los atropellos perpetrados desde el 22 de junio de 2012, cuando el atentado contra el orden democrático.
Desde un principio habíamos inferido que el régimen de Franco –impune gracias al «pacto de gobernabilidad»– seguiría desarrollándose con Cartes, ya que forma parte del plan trazado por el Imperialismo para desmoralizar al país y quebrantar su soberanía, entregar los bienes naturales y el patrimonio del Estado al capital privado y las corporaciones del agronegocio.
Hoy estamos asistiendo con estupor al escenario previsto. Solo 100 días bastaron para intentar destrozar las iniciativas ciudadanas en el campo, imponiendo a los departamentos con trayectoria histórica de lucha, con experiencia acumulada en organización de base y fomento a la agricultura familiar campesina, una militarización encarnizada contra sus poblaciones, bajo una justificación servil y funcional, como es la existencia del EPP.
Solo 100 días bastaron para concretar los desalojos de campesinos y campesinas que, en muchos casos, estaban resistiendo; otros que ya habían edificado y construido toda una vida en tierras que, en su mayoría, son disputadas por los rapaces de la soja y demás cultivos transgénicos.
Todo este conflicto lleva por cortejo represión policial, quema de viviendas (también se quemó una escuelita), robo de enseres y animales menores por parte de la Policía, coacción sexual contra las mujeres y niñas, tratos crueles y degradantes, imputaciones y cárcel. Los ejemplos se multiplican con una matemática perversa: desde Ñacunday hasta Curuguaty, desde Yvyrarovana hasta Laterza Cué, desde Paso Itá hasta Tapiracuai Loma, desde Capiibary hasta Maracaná. Y sin visos de terminar.
Tres meses en que la salud pública está en terapia intensiva y la educación, aplazada. Sin presupuesto ni en sueños para programas sociales o para mejorar la calidad de vida de los sectores vulnerables. Mientras, los que detentan el poder fáctico ni siquiera pagan impuestos suficientes para retribuir al país por tanta sangre derramada merced a los monocultivos, por tanta precariedad impune y violación sistemática de los derechos laborales, por tantas consecuencias sociales, tales como la migración forzosa, la descampesinización, la miseria acumulada en los cinturones urbanos; en fin, por tanta injusticia e infelicidad en la población.
En esta coyuntura desfavorable, las indígenas denunciamos el despojo de nuestros territorios y la intención de modificar las normativas vigentes para desburocratizarlo. Las jóvenes campesinas e indígenas expresamos nuestra preocupación por la aplicación de programas neoliberales que significarán, a su vez, más exclusión y miseria, con la consecuente vulneración de derechos elementales. Todas las mujeres de Conamuri juntas declaramos que este gobierno de turno agravó la violencia estructural en el campo, lo que se traduce en beneficio para las transnacionales.
El camino que está tomando nuestro país se dirige al rumbo de la dictadura, una vieja conocida. Por eso nos indignamos como campesinas e indígenas. Por eso salimos a levantar las banderas y la voz de protesta, uniéndonos al reclamo popular. Por eso decimos hoy que un verdadero nuevo rumbo sería apostar por la agricultura familiar campesina si lo que se pretende es acabar con la pobreza. Apostar por la participación protagónica y la organización de la ciudadanía para facilitarle el acceso a sus derechos. Apostar por la equidad social en el sistema tributario para recaudar los fondos del Erario. Apostar por la preservación del patrimonio económico y ambiental del país como una alternativa al cambio climático y para preservar la soberanía nacional. Porque así como andamos en estos 100 días de gobierno, consideramos que el «nuevo rumbo» pretendido es el mismo de siempre, con una mayor dosis de recrudecimiento.
«Avanzando en la Construcción del Feminismo Campesino, Popular y Revolucionario»