Repudiamos la decisión del Ejecutivo de vetar el proyecto de ley que “declara de interés social y expropia a favor del Indert a los fines de la reforma agraria, para ser transferidos a sus actuales ocupantes, varias fincas de la colonia Guahory, de los distritos de Tembiaporã y Raúl Arsenio Oviedo, del departamento de Caaguazú”.
Esta acción, que se conoció en las últimas horas de la tarde de ayer, lunes 22 de mayo, tendrá notorios efectos económicos y sociales con alcance negativo para las familias que resisten en lo que hasta hace un año era un territorio campesino de convivencia pacífica con el medio ambiente.
El hecho no está aislado; más bien forma parte de un plan que viene impulsando el gobierno de Horacio Cartes, el cual constituye una verdadera CONTRARREFORMA AGRARIA. Mientras el gobierno emite discursos orgullosos sobre sus supuestos esfuerzos por instalar una Reforma Agraria, lo que está haciendo en verdad es expulsar a las poblaciones empobrecidas del campo forzando la migración interna o arrinconándolas a través de los programas de viviendas que las atomiza en centros urbanos o a través de la reubicación que no pocas veces deriva en conflictos entre campesinos, además de contar con el agravante del desarraigo y la pérdida de relación con el territorio en que se nació.
Lo que está creando el Indert es solo treta, propaganda engañosa, cáscara vacía, una falsa reforma agraria que antes que otra cosa es una burla hacia los sectores más vulnerables, en tanto que sirve para garantizar la tranquilidad de los terratenientes y la propiedad privada, muchas veces malhabida.
Guahory y localidades cercanas que se vieron impactadas por la presencia del agronegocio en la zona son un ejemplo de cómo los poderes fácticos son superiores al propio Estado paraguayo y demuestra a quién sirve este sistema neoliberal con el uso del aparato legal para custodiar los bienes de la burguesía.
Manifestamos nuestra entera solidaridad y compromiso con las campesinas y los campesinos que sufrieron los variados desalojos en los últimos meses en ese territorio y les alentamos a continuar en la lucha por la tierra, porque Guahory es hoy la síntesis de todas nuestras luchas como organizaciones campesinas e indígenas.
Convocamos a la ciudadanía por todos los medios a nuestro alcance para unirse a las voces de rechazo de este atropello institucional contra una comunidad que, en septiembre de 2016, fue testigo, como todo el país a través de las redes sociales, de cómo un helicóptero, propiedad del pueblo paraguayo, era utilizado groseramente por particulares de origen extranjero para perpetrar el brutal desalojo que dio pie a una cadena interminable de sufrimientos e injusticia.
¡Guahory es Paraguay!