Ñande, kuña indígena: roñangarekóva tekoháre, tekove resãi ha tekojejopy’ŷ
Con una mística que fusionó los elementos naturales que nos identifican como naciones ancestrales, 35 mujeres representando a los Pueblos Mbya Guaraní, Ava Guaraní, Guaraní Occidental, Guaraní Ñandéva, Pãi Tavyterã y Toba Qom, protagonizamos el 7° Encuentro Nacional de Mujeres Indígenas de la Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas Conamuri, el día viernes 14 de octubre de 2016 en Asunción, para debatir la realidad que nos toca vivir en nuestros territorios ante las problemáticas surgidas.
Al observar que cada vez más las mujeres jóvenes son explotadas sexualmente; que muchos hombres en la comunidad caen en el vicio de la bebida; que niñas y niños indígenas de poca edad están mendigando en las calles de la ciudad y que se van perdiendo los valores y las costumbres de nuestros pueblos, nos damos cuenta de la perversidad de este sistema que nos oprime desde lo profundo de nuestro ser al atentar incluso contra nuestra identidad como indígenas, nuestra cultura y nuestras formas de vida.
Denunciamos que se multiplican los despojos a los pueblos indígenas y que bajo el gobierno de Horacio Cartes, y como nunca antes en su historia, la administración del INDI no se había mostrado tan anti-indigenista como lo hace ahora. Con Cartes ha dejado de significar así sea mínima garantía contar con un título que avale la propiedad de un territorio. No solo los agroexportadores o los latifundistas son nuestros perseguidores: se les suman los narcotraficantes en la disputa territorial que, en este marco, ingresan a nuestras comunidades con fines ilícitos y compran voluntades de líderes corrompidos que consienten la latente violencia que se puede desatar.
Lamentamos el acuciante nivel de deforestación existente en el Chaco paraguayo que acelera el proceso del cambio climático y que afecta, inclusive, a poblaciones no contactadas, como los Ayoreo. Ni las leyes ni las autoridades han ayudado a mejorar esta situación, al contrario: consideramos que éstas forman parte del problema al facilitar la aniquilación de los bosques a favor de grandes señores y multinacionales.
El machismo en los territorios es algo que tenemos que combatir porque no sirve que nosotras conozcamos nuestros derechos si nuestros propios compañeros los ignoran y, por ende, no nos dejan avanzar. Si bien tenemos muchas dificultades para impostar la voz en la comunidad ante el liderazgo de los hombres, de a poco vamos conquistando espacios que nos permiten dialogar entre nosotras y proponer salidas que benefician a toda la comunidad.
Expresamos nuestra solidaridad plena con las comunidades campesinas e indígenas que sufren desalojos y atropellos y exigimos la libertad de los presos políticos de Marinakue, porque la lucha por la tierra nos hermana con el campesinado oprimido.
Valoramos el proceso personal de cada una de nosotras desde el momento en que tomamos consciencia de las injusticias que nos rodean por una triple discriminación: nuestra calidad de pobres, de mujeres y de indígenas. La voluntad de transformar la realidad nos obliga a capacitarnos para una mejor contribución con la comunidad en la que estamos insertas y esa oportunidad de formación la conseguimos al integrar una organización como Conamuri.
Nos reconocemos como mujeres valientes que estamos dispuestas a defender nuestros territorios como lo que son: parte de nuestra identidad cultural, sostén de nuestra existencia y un legado para nuestros hijos e hijas. Por eso nos organizamos para la defensa de nuestros territorios, incluso contra los líderes varones que negocian las tierras colectivas para alquilarlas a sojeros por unos cuantos guaraníes sin tomar consciencia de que esto es un portal que trae violencia y miseria.
Somos mujeres indígenas, defensoras de nuestros territorios: vida digna sin violencia