Desde 1991 conquistó más de 300 mil hectáreas y apuntaló la materialización de derechos elementales de miles de familias campesinas sin tierra. También enterró a al menos 14 de sus miembros como parte de la disputa por la tierra.
A partir de mañana la Federación Nacional Campesina (FNC) de Paraguay realizará un congreso de dos días en la Plaza de la Democracia de Asunción, para conmemorar otro aniversario más y trazar un plan de lucha para los próximos meses.
Para eso llegarán hasta la capital paraguaya centenares de sus delegados y delegadas de la mayoría de los departamentos del país, que convergirán en torno al lema “Sin reforma agraria no habrá paz, la Guerra Grande continúa”.
Mañana desde las 8 horas realizarán un debate sobre la realidad nacional en torno a ejes como la lucha por la tierra, la defensa de asentamientos, la defensa de la producción nacional, la participación política de las mujeres campesinas y la participación política de las y los jóvenes, especialmente sin tierra. A las 19 horas invitan a un festival musical con la participación de músicos de varias zonas del país.
El viernes continuarán los debates hasta el mediodía, cuando la FNC tiene prevista una conferencia de prensa en la que hará público su plan de lucha, en un escenario político y económico marcado por las elecciones presidenciales de 2018 y un aumento de la pobreza en el país, que afecta a cuatro de cada 10 personas que viven en el campo.
También por la consolidación de políticas económicas y fiscales del gobierno de Horacio Cartes que privilegia a escasos sectores de la economía local, a espaldas de la inversión social y la garantía de derechos elementales de la población paraguaya.
Fundada en 1991, la FNC conquistó al menos 300 mil hectáreas de tierra de manos de actores latinfundistas, donde hoy se yerguen alrededor de 40 asentamientos campesinos.
Por ese camino, tuvo que enterrar a como mínimo 14 de sus líderes asesinados en distintos conflictos por el acceso a la tierra, según el Informe Chokokue 1989-2013, que resume las ejecuciones a referentes campesinos en las últimas dos décadas.
En ese proceso además defendió a miles de hombre y mujeres perseguidos judicialmente a través del asedio, imputaciones, encarcelamiento y represión policial.