Desde la Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas Conamuri expresamos nuestra solidaridad con el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil que el día de hoy ha sido una vez más víctima de persecución por la lucha emprendida a favor de las clases empobrecidas, en el marco del terrorismo de Estado.
Está claro que la mal llamada Ley Antiterrorista vigente en Brasil es una herramienta de la oligarquía para hostigar a los movimientos sociales en el marco del resurgido Plan Cóndor que envuelve a nuestros países en situaciones que vulneran los derechos humanos y comunitarios.
Nuestra solidaridad particularmente con la Escuela Nacional Florestán Fernándes, espacio en que se han formado numerosos cuadros políticos de toda América Latina y el Caribe en un sentido de internacionalizar las luchas de la clase trabajadora. Es la escuela de los pueblos y los pueblos, por lo tanto, la defenderán.
Consideramos que estas acciones del aparato represor brasileño son un mensaje que espera un efecto expansivo en todos los países del continente y que, por esa misma razón, debemos estar alertas porque habrá réplicas.
Repudiamos el abuso de la fuerza pública contra campesinas y campesinos organizados que luchan contra la desigualdad social que sufren millones de personas en todo el mundo y decimos, en el eco unánime que recorre el continente con indignación, que luchar es un derecho; luchar no es un delito, reprimir las luchas justas sí lo es.
¡Luchar! ¡Construir Reforma Agraria Popular!