Venezuela: No todo lo que está ocurriendo se debe a la agresión extranjera

Desde que Donald Trump asumió el liderazgo de las sanciones contra Venezuela, el discurso gubernamental de la guerra económica cobra un sentido mucho más tangible. Las políticas de Washington y sus aliados americanos y europeos, revelan una sofisticada forma de desestabilización basada en el ataque a la economía nacional. No se trata de un estreno de formas, pues la estrategia ya ha sido usada en la región contra la Cuba revolucionaria y la Chile de Allende, pero ante la resistencia demostrada en los últimos años, la presión solo parece ir en aumento.

En medio de este panorama adverso en lo internacional, se añaden problemas domésticos como la ineficiencia, la indiferencia, la corrupción y la falta de producción, que en sumatoria han llevado a buena parte de la población al espeso terreno de la desesperanza. Eduardo Viloria, responsable de las comunicaciones de la Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora (CRBZ), conversó con Supuesto Negado sobre las formas de salir de este atolladero.

¿Qué puede pasar en el país tras una agudización del cerco económico?

-Sin duda la gravedad ha ido aumentando, y en el escenario que está planteado, todo indica que se va a seguir agravando. Antes de hacer predicciones de lo que podría pasar, desde la CRBZ, donde apoyamos contundentemente al gobierno desde una perspectiva crítica y propositiva, hacemos el llamado a que se asuma esta situación de una manera más directa, encarando esos problemas de manera frontal. Por ejemplo, con el tema de los servicios, el discurso oficial se limita a hablar de sabotaje, cuando sabemos que hay otros componentes en el problema que tienen que ver con la falta de inversión para mantenimiento, falta de personal, acceso a nuevas tecnologías que garanticen la estabilidad de los sistemas y de eso no se habla. En consecuencia, no se actúa concretamente al respecto.

Al gobierno le toca hablar claro y dedicar esfuerzos a atenuar esos niveles de gravedad que están complicando no solo el tema de la distribución de alimentos, sino el de los servicios públicos. El gobierno viene atacando el desabastecimiento con los Clap (Comité Locales de Abastecimiento y Producción), pero lo demás no. Hay un componente que se deja de lado en todos esos aspectos que es el pueblo organizado: las comunas, los campesinos, la gente en las ciudades. No se viene trabajando seriamente en un plan para generar producción desde esos espacios.

Temas como el transporte, servicios públicos, como telefonía, gas, agua, electricidad, sufren un deterioro todavía mayor en las regiones del país. En occidente y los llanos, que es donde yo más he estado, la situación es bastante crítica.

Desde esa óptica ¿cree que hay una desmotivación en las filas del chavismo? Y si es así ¿qué debe hacer la clase política, sobre todo en plena campaña electoral, para recuperar la motivación?

-Lo primero que hay que hacer es asumir las responsabilidades con respecto a las causas de los problemas. Ahí tenemos que recordar el ejemplo que dio Chávez siempre, quien asumía la responsabilidad de las cosas y a partir de allí, avanzaba, proponía y convocaba. No todo lo que está ocurriendo se debe a la agresión extranjera. Hay mucha responsabilidad de la dirección del gobierno en todos los niveles, por razones que van desde la ineficiencia y la ineptitud, hasta la corrupción y la desidia. Hay que asumir lo que le corresponda.

Lo segundo es pelear junto a la gente en la cotidianidad, en donde están ocurriendo los problemas. Si queremos re-moralizar a la gente y re-politizar a la gente, es necesario que la dirigencia política esté al lado de la gente enfrentando los problemas y ayudando a que se solucionen. No podemos continuar con dirigentes que solo funcionan desde las oficinas, por teléfono, andan por allí en grandes carros ostentando riquezas, lo que hace que el pueblo en las regiones y en muchas ciudades perciba a la clase dirigente como una clase distante, alejada de la realidad, que incluso se ha enriquecido y que no está padeciendo los mismos sufrimientos de la gente.

Lo otro es que tiene que haber ejemplo de acciones concretas que evidencien que se está avanzando en la solución del conflicto. Nosotros en la CRBZ hemos estado hablando en los últimos días que debe haber una reconducción quirúrgica de todos los recursos que se utilizan en aspectos suntuarios, hacia la producción de alimentos. Todo el dinero que se gasta en escoltas, en partidas de ministros para comprar ropa, en viáticos, en camionetas de último modelo blindadas y destinar esos recursos a la producción.

Nadie dice que un ministro no deba tener algunas condiciones mínimas de seguridad, pero si utiliza una caravana de ocho camionetas, podría liberarse de cuatro y destinar esos recursos a la solución de los problemas. Hay ejemplos concretos, con acciones como esas, que la gente va a percibir como una acción directa que genera motivación y que convoca a la gente para la pelea. Tú no puedes llamar a un pueblo entero a la pelea, si tú no estás peleando y no estás resistiendo.

¿Considera que el pueblo sigue comprando el mensaje de la guerra económica?

-Sí. Sobre todo desde que el gobierno de Estados Unidos ha asumido frontalmente la conducción del ataque contra Venezuela. Era más difícil que la gente lo asumiera cuando no era así, pero luego de que se han hecho evidentes las sanciones económicas, las constantes declaraciones de altos funcionarios del gobierno estadounidense, eso ha ayudado a que la gente asuma la verdad del tema de la guerra económica.

Pero la gente está clara en que esa no es la única razón del problema, en que hay otras razones y sobre todo que hay responsabilidades que agravan, e incluso, contribuyen a este ataque dentro de las filas de la revolución. Pero también la gente tiene la convicción de que solo en el marco del gobierno bolivariano se pueden resolver es

tas contradicciones.

Con este panorama que plantea, donde el imperio se ha quitado la máscara y una dirigencia política que internamente no lo está haciendo del todo bien ¿Qué debe hacer el pueblo en esta situación?

-Cuando uno tiene la oportunidad de recorrer el país se da cuenta de que hay mucha gente que está peleando. No solo se ve gente pasando trabajo, no solo viven realidades complejas con respecto a la comida y los servicios, sino que están peleando y generando alternativas. Son personas que construyen desde lo cotidiano, desde lo popular, desde el consejo comunal, desde las comunas y otros espacios como los consejos campesinos, obreros, etc. Esa gente es mayoritariamente el núcleo duro del chavismo, un núcleo irreductible que va a estar allí firme y dispuesto a pelear, pero que de alguna manera siente que no está siendo acompañada por una dirigencia que muchas veces obstaculizan sus propuestas, bien sea por la burocracia o porque hay gente que tiene sus propios intereses.

¿Qué le toca a la gente? Primero estar claros en que hay que votar por Maduro para garantizar que el proceso político pueda continuar, pero al mismo tiempo seguir peleando por todas las conquistas alcanzadas durante estos años y seguir avanzando. Y el gobierno si no termina de acompañar a la gente en ese camino, va a terminar perdiendo cada vez más el apoyo de la gente.

Eso sería gravísimo, porque el gobierno debe tener claro que no se trata solo de ganar elecciones, la revolución bolivariana es un proyecto político, histórico, que busca construir una mayoría. Chávez logró construir una mayoría que respaldó un proyecto político contra los poderes hegemónicos. Hoy en día eso está en franco d

eterioro y esa es una de las preocupaciones centrales que debe tener la dirigencia no solo ganar elecciones, sino reconstruir la mayoría.

 

Ante la situación nacional e internacional que se cierne sobre Venezuela, si se agudiza el conflicto ¿de dónde vamos a sacar la comida?

-Hemos venido haciendo llamados y propuestas concretas que se basan en irnos todos a producir. Donde haya un pedazo de tierra, una platabanda, el mínimo espacio, hay que ir a producir. Eso es fundamental. Aunque se resuelva el tema monetario, aunque el tema del Petro dé resultado, aunque generemos ingresos por el Arco Minero, si aquí no nos vamos a sembrar, a criar y a procesar alimentos, estaríamos frente a un futuro incierto.

¿De dónde va a salir la comida? ¡Tenemos que ponernos a sembrar! Y la gente está dando el ejemplo. Lo que está ocurriendo en Barinas, Portuguesa y el sur del Lago de Maracaibo, es una muestra: el rescate de tierras ociosas y abandonadas por grupos organizados está buscando en principio resolver su propio problema en el acceso a los alimentos, pero también fortalecer la producción nacional. Tiene que ser así, no tenemos otra opción.

Todo esto sería mucho más potenciado si de la mano se tuviera todo ese poderío del aparataje institucional para fortalecer con maquinarias, insumos, semillas, financiamiento, apoyo técnico, etc. Pero lo que vemos es una contradicción bastante fuerte, porque a cambio vemos algunos sectores del gobierno que están favoreciendo a los grandes empresarios del agro, a los grandes terratenientes y a la agroindustria.

Ese pueblo organizado que menciona, que está resistiendo la guerra económica ¿puede parir algo más? Es decir, ¿estamos a las puertas de algo más?

-Yo creo que sí. Esta situación de austeridad, de ausencia de divisas, ha permitido que se produzca un quiebre que hace tomar la conciencia definitiva sobre cuál es el camino. El tema de la producción de alimentos, de desprenderse de algunas marcas, de desprenderse de algunos patrones de consumo, todo eso viene dándose allí. Y la gente está buscando opciones para salir de la crisis con organización y apoyo mutuo.

Muchas personas han entendido que es por nuestros propios medios que tenemos que superar esta situación y no esperando la intervención del Estado. Hay que generar alternativas para presentar propuestas desde la autogestión y el autogobierno, y todo eso está pasando hoy en día.

Si todo ese potencial que está allí en esa gente consciente es asumido como una estrategia por parte del Estado, allí habrá un salto importante, porque hay muchas personas convencidas que se debe asumir de forma compartida la solución de la crisis.

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Por Randolph Borges

Tomado de Supuesto Negado

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