El tema campesino ha vuelto al centro del debate. Lo ha hecho de una manera no deseada: a través de los desalojos a campesinos. Barinas, Portuguesa, Sur del Lago, son los estados donde las situaciones se han multiplicado en este 2018. El presidente Nicolás Maduro, se posicionó en pantalla nacional de manera abierta en contra de cualquier desalojo campesino. En su discurso estuvo la defensa de la lucha campesina así como, de manera implícita, el reconocimiento de la arremetida latifundista en desarrollo.
El primer punto es entonces el rechazo a los desalojos, a la estructura de complicidades entre fiscales, jueces, cuerpos de seguridad del Estado, funcionarios, que operan de conjunto para llevar adelante estas acciones. No podemos permitir retroceder, la balanza no puede inclinarse a favor de los ricos, sean viejos o nuevos. Es necesario combatir los entramados de poder, determinar responsabilidades, ejercer castigo a los culpables.
Lo segundo es reivindicar los rescates, es decir la lucha contra el latifundio, uno de los legados centrales del Comandante Chávez. Esa batalla no ha terminado, son millones de hectáreas todavía improductivas, en manos de quienes han declarado la guerra contra nuestra patria desde que comenzó la revolución. Debemos mantener ese avance en los lugares donde las tierras estén improductivas y haya campesinos organizados dispuestos a ponerlas a producir. No ganaremos la pelea si dejamos de pelear.
Lo tercero es, en base a un balance de todo lo hecho en estos años, reivindicar también que el campesinado sí produce. Es mentira lo que busca instalar la derecha y una parte de funcionarios y dirigentes del chavismo que plantean que la política agraria fue un fracaso, que los campesinos no producimos. Existen centenares de rescates productivos en todo el país, donde producimos los campesinos organizados en movimientos, consejos campesinos, familias, en extensiones de dos, diez, cincuenta o más hectáreas. La comida que todos los días llega a Caracas a los mercados proviene de ahí, no de los grandes terratenientes y empresarios del campo.
Esto lleva también a un debate pendiente en la revolución: ¿qué sucedió con los avances? ¿Dónde funcionó y dónde no? Sostenemos que las mejores experiencias fueron las que desarrollamos los campesinos organizados. No significa que no haya habido errores, falta de seguimiento, y personas que buscaron hacer de eso un negocio. Pero esa no es la mayoría, la esencia, el resultado final. Sí está en cambio en debate lo sucedido con lo que quedó en manos del mismo Estado. El problema es querer extender balances acerca de los errores institucionales a toda la política agraria. Si buscamos saber por qué el Estado tuvo esa dificultad para producir, tanto en lo agrícola como en lo industrial, debemos buscar parte de las respuestas en la corrupción, la impunidad.
La necesidad de dar este debate de manera pública, es porque, en base a análisis erróneos, con intereses, algunos plantean que solo pueden salvarnos los grandes privados, que son ellos que sí saben producir, tienen el capital y la experiencia. Ese análisis lleva a priorizar hacia ese sector los créditos, apuestas, y es, de hecho, ir en dirección diferente a lo que planteaba el Comandante Chávez. Eso significa la ausencia de políticas sólidas hacia el campesinado, pequeños productores, comunas, hacia el pueblo organizado, quienes fuimos parte de esta gran batalla por la tierra. Es necesario que se entreguen tierras, como anunció el presidente Maduro, y desarrollar una política integral de tierras.
Por eso en esta fecha 17 de abril, día internacional de la lucha campesina, llamamos a reivindicar el camino iniciado desde la ley de tierras proclamada por Chávez, a defender las conquistas alcanzadas, lucha por todo lo que nos falta. Es necesario orientar políticas públicas en dirección a avanzar contra el latifundio, promover la producción socialista, a la vez que articular al movimiento campesino, sus experiencias organizativas, productivas. Solo unidos, con un horizonte común, podremos enfrentar a quienes buscan que retrocedamos, a la vez que seguir dando pasos en esta época de guerra contra el imperialismo y los ricos que siempre quisieron hacernos un Golpe de Estado. Es con el pueblo, es con el legado de Chávez, es hacia la transformación del modelo económico sobre la base del poder de la gente.
Coordinación Nacional de la Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora.