Jueves 3 de Mayo de 2012
Los 120 integrantes de Movimientos y organizaciones sociales de América Latina y el Caribe que se reunieron en Buenos Aires del 22 al 25 de marzo en la III Conferencia Especial para la Soberanía Alimentaria, (previa a la 32ª Conferencia Regional de la FAO – Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) emitieron una Declaración de Buenos Aires en la que cuestionaron la posición adoptada por la organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en relación al acaparamiento de tierras en América Latina. La Conferencia fue organizada por el CIP [1] (Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria) y contó con la participación de más de 100 organizaciones sociales provenientes de más de 20 países de América Latina que debatieron durante 4 días sobre las problemáticas más acuciantes en el continente y sus propuestas políticas y de articulación en la construcción de la Soberanía Alimentaria.
En este marco la problemática de la tierra ocupó un lugar central en todos los debates y la el acaparamiento de tierras emergió como una de las más importantes barreras para avanzar en la construcción de la soberanía alimentaria.
Por este motivo la presentación por parte de la FAO de sus estudios recientes sobre acaparamiento de tierras donde plantea que “el fenómeno del Land Grabbing se encuentra en sus fases iniciales y restringidas sólo a dos grandes países: Argentina y Brasil” despertó la alarma de los participantes y la inclusión de un duro cuestionamiento a la posición de la FAO en el documento final.
Antecedentes
Frente al acaparamiento global de tierras que está ocurriendo la FAO fomenta la “inversión agrícola responsable”, proponiendo “la creación de un consenso internacional sobre los Principios para la Inversión Agrícola Responsable (Principios IAR)” [2] junto a otras instituciones como el UNCTAD (Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Banco Mundial.
Frente a estas propuestas las organizaciones de la sociedad civil formularon el Llamamiento de Dakar contra el Acaparamiento de Tierras durante el Foro Social Mundial de Dakar [3]. En este llamamiento se pide al Comité de Seguridad Alimentaria Mundial
(CFS) que rechace los Principios para una inversión agrícola responsable que se consideran ilegítimos e inadecuados para hacer frente al fenómeno de la acaparamiento de tierras.
La FAO junto a IFAD e IIED (Instituto Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo) publicaron en el año 2009 y en el contexto de la crisis alimentaria global, un estudio sobre el avance del fenómeno de Land Grabbing o Acaparamiento de Tierras en África. En este contexto, la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe (RLC), tomó la iniciativa de buscar antecedentes que permitieran verificar si el fenómeno del acaparamiento de tierras se estaba manifestando y en qué medida en América Latina y el Caribe. Con este objetivo, RLC comisionó la elaboración de estudios nacionales sobre la dinámica de concentración de tierras, durante el último quinquenio, en diecisiete países de la región.
Los días 14 y 15 de noviembre de 2011 la FAO convocó en en Santiago de Chile al Encuentro “Dinámicas en el mercado de la tierra en América Latina y el Caribe” donde se presentaron las conclusiones de estos estudios y en ellas se exponen la conclusión antes mencionada.
¿La cuestion es lo público contra lo privado?
Según los movimientos sociales presentes en Buenos Aires, este trabajo de la FAO «muestra un panorama gravísimo sobre la situación de la tierra en América Latina y el proceso de extranjerización y acaparamiento que está ocurriendo tanto para la producción de alimentos básicos, como de agrocombustibles, producción forestal, el turismo, la minería o la conservación.»
Pero lo que sorprendió fue el reporte final que concluye que “el fenómeno del Land Grabbing (acaparamiento de tierras) se encuentra en sus fases iniciales y restringidas sólo a dos grandes países: Argentina y Brasil”. Según las organizaciones sociales, «Estas conclusiones surgen de aplicar los criterios de acaparamiento en un sentido muy limitado: adquisición de grandes extensiones destinadas a la producción de alimentos, en la que dentro de los agentes/actores que intervienen hay por lo menos un Gobierno extranjero.» En efecto, la oficina regional de la FAO en América Latina considera que no se puede hablar de acaparamiento de tierra cuando se trata de inversores privados. Acaparamiento solo puede surgir, según la FAO, cuando se implica un inversor soberano (de Estado).
Esta posición no puede ser aceptada para muchas organizaciones de la sociedad civil. Vale la pena subrayar que argumentos similares surgen hoy en día en otras partes del mundo para limitar el debate. En Australia, por ejemplo, donde ya el 12% de las tierras agrícolas están en manos de inversores extranjeros, algunos grupos intentan diferenciar entre inversores privados y soberanos para limitar la búsqueda de mejores controles y regulaciones al sector publico únicamente -como si la inversión privada fuese algo incuestionable, lo que hace girar el mundo-.
La toma de control de grandes superficies de tierras y de territorios y de derechos ligados a ellos es un problema sea el grupo Beidahuang (empresa estatal de la provincia de Heioljiang) o Hassad Food (creado por el gobierno de Qatar) o una empresa como CalyxAgro (subisidiario del grupo francés Louis Dreyfus Commodities) o Adecoagro (dirigido por el inversionista húngaro-americano George Soros).
Ente las causas principales que explican el avance del acaparamiento de la tierra en América Latina se encuentra el brutal avance del agronegocio en todo el continente. El mismo agronegocio que ha llevado a la humanidad a la inédita cifra de más de mil millones de hambrientos. Pero también cabe destacar el rol que está jugando la minería en países como Argentina, Chile, Perú, Ecuador, Costa Rica, México y Guatemala. No menos importante son los mega proyectos hidroeléctricos y los grandes emprendimientos turísticos que se apropian de espacios comunes. Por último, es importante subrayar dentro de las causas de acaparamiento de tierra en América Latina las falsas soluciones al cambio climático, como ser los proyectos REDD+ y las plantaciones de monocultivos para la producción de biomasa con fines energéticos.
Los grupos reunidos en Buenos Aires también abordaron los problemas que plantea otro informe titulado ‘Informe del Panel de Expertos de Alto Nivel del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CFS) sobre Tenencia de la Tierra y las Inversiones Internacionales en la Agricultura’ de Julio de 2011. Este otro Informe, propuesto como orientador del debate, pasa de la simple denuncia del ‘land grabbing’ y reconoce potencialidades en las inversiones extranjeras en tierras.
Lo fundamental no es encontrar la definición
La Declaración [4] que fue presentada esta semana a la 32° Conferencia Regional de la FAO expresa en relación al acaparamiento de tierras que:
“…manifestamos nuestro desacuerdo con las conclusiones del reporte final “Dinámicas en el mercado de la tierra en América Latina y el Caribe” que, elaborado por la FAO-ALC, plantea que ‘el fenómeno del Land Grabbing [acaparamiento de tierras] se encuentra en sus fases iniciales y restringidas sólo a dos grandes países: Argentina y Brasil’. Estas conclusiones surgen de aplicar los criterios de acaparamiento en un sentido muy limitado: adquisición de grandes extensiones destinadas a la producción de alimentos, en la que dentro de los agentes/actores que intervienen hay por lo menos un Gobierno extranjero. Además, dicho documento propone como orientador del debate al documento titulado Informe del Panel de Expertos de Alto Nivel del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) sobre Tenencia de la Tierra y las Inversiones Internacionales en la Agricultura de Julio de 2011, que pasa de la simple denuncia del ‘acaparamiento de tierras’ y reconoce potencialidades en las inversiones extranjeras en tierras.
“Si bien los documentos incluidos en el reporte de la FAO-ALC muestran un panorama gravísimo sobre la situación de la tierra en América Latina y El Caribe y el proceso de extranjerización y acaparamiento que está ocurriendo tanto para la producción de alimentos básicos, como de agrocombustibles, producción forestal, turismo, minería o la conservación, entendemos que estas conclusiones son sumamente peligrosas, ya que ocultan y desdibujan –detrás de una supuesta rigurosidad científica y de utilización de términos– un problema de dimensiones espectaculares a nivel de superficies acaparadas, impactos en las economías locales y sobre la vida de millones de campesinos, afrodescendientes, Pueblos Originarios, agricultores familiares y pescadores.
“Desde las organizaciones y movimientos sociales que luchamos contra el acaparamiento de tierras en todo el mundo demandamos que la FAO-ALC replantee urgentemente esta posición, escuchando las voces de los pueblos y sus reclamos, y acompasando su accionar con el proceso implementado por la FAO a nivel internacional. Lo fundamental no es encontrar la definición adecuada al “acaparamiento de tierras” sino poner fin de manera urgente a un proceso que está expulsando a los pueblos de sus territorios cada día.
“En ese sentido, también rechazamos la definición de ‘Bosques’ establecida por la FAO, ya que fomenta el acaparamiento de tierras para establecer grandes extensiones de monocultivos. Al permitir que éstos sean definidos como ‘bosques’, legitiman un monocultivo en escala industrial, responsable por innumerables impactos negativos, incluyendo la expulsión de comunidades campesinas e indígenas.”
Decir no a todos los acaparamientos
Desde GRAIN y junto a cientos de organizaciones sociales estamos convencidos que la única alternativa en detener ya mismo el acaparamiento de tierras a nivel global y siguiendo las propuestas del llamamiento de Dakar “Llamamos a los parlamentos y a los gobiernos nacionales a poner fin inmediatamente a todos los acaparamientos masivos de tierras actuales o futuros y a que se restituyan las tierras saqueadas”.
El reciente informe de GRAIN [5] que expone más de 400 casos de acaparamiento de tierras sobre una superficie de casi 35 millones de hectáreas en 66 países es más que elocuente al respecto. Y es importante remarcar que decenas de los casos allí expuestos pertenecen a América Latina.