Con la participación de 21 países y 100 militantes de movimientos y organizaciones populares que construyen la Vía Campesina, entre las cuales se encuentra la Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora, inició en la mañana del miércoles, en la Escuela Nacional Florestan Fernandes (ENFF), en Brasil, el Seminario Continental sobre los ” Procesos de Formación en Agroecología.
Al pensar en las luchas, con base en la unidad entre las organizaciones, el seminario tiene como desafío el fortalecimiento de la solidaridad, y la necesidad de la formación política ideológica, como instrumentos indispensables para pensar los procesos organizativos frente al actual momento de crisis del capital internacional.
Los estudios y debates están previstos hasta el sábado, y pretenden involucrar a los participantes en diversos espacios de discusión, como plenarias, espacios de conversación y talleres de trabajo, para apuntar a partir de esas reflexiones, las tareas que la Vía Campesina posee en el proceso de articulación y de la formación política en agroecología en el centro de la lucha de clases en el continente.
Para Marina dos Santos, del Movimiento de Trabajadores Sin Tierra (MST), las actividades pretenden proyectar e inspirar a los trabajadores y trabajadoras a seguir en lucha, enfrentando y resistiendo la ofensiva del capital. “Queremos que este espacio inspire nuestras acciones para enfrentar a los enemigos y que podamos construir una sociedad justa e igualitaria para todas y todos en el mundo”.
Fue pensando en esos temas que las actividades iniciaron con un análisis de coyuntura que abordó el avance del agronegocio y la forma globalizada del capital en el campo, con énfasis en el actual momento político y los desafíos para la formación.
El capitalismo es barbarie
Diego Motón, del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), de Argentina, al componer la mesa del seminario, al lado de Kelli Mafort, del MST, destaca los elementos estructurales del sistema capitalista, el avance de las fuerzas imperialistas en el mundo y las articulaciones realizadas en el continente para avanzar en el proceso de acumulación y super explotación del trabajo.
“Necesitamos tener claro el proyecto que el capital extranjero posee en nuestro continente, y uno de ellos es el proceso de mercantilización de la naturaleza, que pretende garantizar la hegemonía en el mercado alimentario. Para ello, está subordinando y dominando los territorios, con foco en la monopolización del mercado de semillas transgénicas y de agrotóxicos. Por ejemplo, son las empresas Bayer y Monsanto, que internacionalmente han ampliado su mercado y amenazado la soberanía de los pueblos “, comenta.
Motón se refiere también a que la crisis financiera de 2008 se ha ampliado en otras crisis, como la energética, climática, del sistema político y de alimentos. En esa última, apunta que 3 millones de personas sufren problemas alimentarios de manera directa en el continente, como lo es la desnutrición.
Por eso, afirma que las crisis son caminos de exclusión de las mayorías poblacionales. Pero se utiliza del “control de las emociones”, a partir de los medios de comunicación y redes sociales para imponer una hegemonía ideológica. “Nuestra batalla hoy debe estar, principalmente, en el campo de las ideas para llegar a los corazones de las personas. Uno de nuestros desafíos, en ese sentido, es fortalecer nuestros instrumentos de formación”.
“Si por un lado el capitalismo fragmenta a la clase trabajadora, individualizándonos, necesitamos fomentar la construcción de una identidad de clase que abarque a todos los trabajadores y trabajadoras del campo y de la ciudad”, enfatiza Motón.
A partir de eso, Kelli Mafort analiza el proceso de construcción de una hegemonía imperialista y destaca que la crisis económica no alcanza sólo ese sector, sino todos los campos de las relaciones sociales.
“Esa barbarie en curso afecta a todas las dimensiones organizativas de la sociedad y en ese proceso de crisis estructural, entra en una intensa precarización del trabajo, donde las mujeres, los LGBT, negros y negras, son alcanzados directamente”, explica. Es decir, los elementos utilizados por el capital para separar la clase necesitan componer las discusiones y el “proyecto” unitario debe presentarlo.
“Nuestros debates como proyección de una sociedad diferente son societarios, y abarcan la producción de alimentos. Las organizaciones del campo apuntan a la agroecología también en la perspectiva de las relaciones sociales, pues formamos parte de la naturaleza, y ese trabajo emancipa y construye nuevos valores”.
Desafíos
Tanto Kelli como Diego, al analizar el modelo de producción del capitalismo en el campo, apuntaron diversos desafíos. Entre ellos, el fortalecimiento de las luchas feministas, el debate de la democratización de la comunicación, el enfrentamiento a las transnacionales y la unidad en el campo de la lucha. Además, se señaló la disputa electoral como un espacio de importante articulación y proyección de las pautas populares, así como la profundización en los procesos de formación política, y en el trabajo realizado en la base de las organizaciones.
“Hablamos mucho de formación, porque nos da la capacidad de involucrar a más compañeros en el proceso de diagnóstico de la realidad para apuntar caminos de transformación. De esta forma vamos a desarrollar nuevos procesos organizativos y poner las luchas en el orden del día “, concluye Mafort.