Cumbre debate los motivos de la crisis alimentaria y soluciones campesinas

Martes 19 de Junio de 2012

Las cinco plenarias de la Cúpula de los Pueblos tienen la función de socializar lo que debatieron las organizaciones y los movimientos en las actividades de los días anteriores, de acuerdo con tres ejes: las causas estructurales de las crisis y las falsas soluciones presentadas por el capital; las soluciones de los pueblos para los problemas y la agenda de acciones de los pueblos. Al final del proceso, cada plenaria producirá un documento que será llevado a las Asambleas de Convergencia de la Cúpula.

La plenaria número 3 trató sobre Soberanía Alimentaria. Participaron de la misma diversas organizaciones y movimientos sociales del campo nacionales e internacionales, como Vía Campesina, MST, Marcha Mundial de las Mujeres, Asociación Nacional de Agroecología (ANA), el Grupo de Estudios en Agrobiodiversidad (GEA), movimientos quilombolas, indígenas, entre otros.



Por la mañana, se debatieron los motivos de la crisis y las falsas soluciones dadas por los gobiernos y las corporaciones para resolverla. El modelo del agronegocio fue señalado como el principal responsable de la crisis alimentaria. Al priorizar el latifundio monocultor, el agronegocio aumentó la expulsión de campesinos, indígenas y negros del campo, agravando la concentración de tierras; el modelo creó un fuerte éxodo rural, además de facilitar el uso de trabajo esclavo en el campo, la privatización de las semillas, la utilización de agrotóxicos y alimentos transgénicos en el cultivo.

Además, desde su implantación la crisis climática aumentó, al paso que la pérdida de alimentos en la cadena productiva se incrementó del 30% a un 40%. El agronegocio se apropia de recursos naturales para existir, e incluso siendo un modelo agrario que sólo aumenta las desigualdades, sigue siendo la opción política de los Estados, que se subordinan a sus intereses, dándole a los latifundistas grandes incentivos públicos. Movimientos de diferentes lugares del mundo, como la India, Bolivia, África, Argentina y Paraguay, relataron que los mismos problemas causados por el agronegocio en Brasil están presentes en otros lugares, ya que quien dicta las reglas son las mismas compañías transnacionales.

La economía verde, propuesta que está siendo discutida en la Río+20 como el nuevo modelo de desarrollo que va a resolver la crisis, también fue duramente criticada. La economía verde fue descrita como una agenda política que quiere preparar el terreno para la acumulación de capital por medio del control de la naturaleza, lo que va a agravar los problemas ya existentes en el campo, como la falsificación de títulos de propiedad para realizar el robo de tierras, desalojo de población originaria y la concentración de tierras.

Finalmente se cuestionó el papel que ejerce hoy la tecnología agrícola, que sirve sólo para aumentar la acumulación de riquezas y el control en el campo a una velocidad mayor, por la utilización de maquinaria y de semillas transgénicas. En vez de pensar en soluciones sociales para problemas sociales, esta tecnología promete resolver los problemas por sí misma. Ejemplo de eso son los procesos tecnológicos más recientes, como la biotecnología, que promete crear la diversidad natural (que perdimos) en un laboratorio, liberando la explotación de los recursos actuales hasta su agotamiento; la geoingeniería permitirá “controlar el termómetro de las regiones del mundo”. En lugar de disminuir las emisiones de carbono para controlar la crisis climática, ese control resolvería el problema. Sin embargo, ese control estará en manos de los poderosos, lo que puede tener graves consecuencias para todos.

Nuestras soluciones – Por la tarde, la plenaria se reunió por segunda vez para discutir las alternativas que vienen de experiencias vividas por los pueblos al enfrentar los problemas sociales que vivimos. La soberanía alimentaria es el modelo agrícola propuesto en la plenaria como alternativa al agronegocio y a la crisis ambiental y alimentaria que vivmos. El término se contrapone al de seguridad alimentaria, acuñado por la FAO como forma de tratar de resolver la crisis alimentaria por vía del mercado y que fue responsable por desalentar la producción interna de alimentos en los países que ahora necesitan importarlos.

La Soberanía Alimentaria consiste en dar a los campesinos condiciones dignas para vivir y producir alimentos saludables, que no estén contaminados por agrotóxicos y cuyas semillas son las originales, tradicionales de los pueblos, y no transgénicas. Hoy en día, la agricultura familiar, a pesar de la falta de incentivos públicos, es responsable por alimentar al 70% da población mundial. Si se adopta la soberanía alimentaria, será posible producir alimentos para el mundo entero. Para que eso suceda, sin embargo, es necesario que se tomen medidas contrarias a las que se adoptan hoy.

La principal es el conjunto de políticas públicas para dar a los campesinos el acceso a la tierra. Se debe realizar efectivamente la Reforma Agraria. También es necesario garantizarles a los campesinos el acceso al agua, a las semillas locales y al crédito rural. El saber campesino debe ser rescatado y valorizado; debe alterarse la situación de las mujeres campesinas, que trabajan más en el campo que los hombres, pero a quienes no se les reconocen sus derechos y son víctimas de violencia; demarcar las tierras indígenas, en constante amenaza por el agronegocio y por los megaproyectos. Con relación a la Juventud, es necesario erradicar el trabajo infanto-juvenil y garantizar la permanencia de los jóvenes en el campo.

Se resaltó el papel de la agroecología en la soberanía alimentaria. El desafío del modelo agroecológico no es técnico ya que su eficacia para alimentar al mundo y enfriar el clima está comprobada. Su desafío es político, pues es un modelo que incomoda a las grandes industrias agrícolas.

Finalmente, la plenaria destacó que implantar la soberanía alimentaria, dadas las condiciones actuales, es un desafío que sólo se puede cumplir si las personas, tanto del campo como de la ciudad, de todo el mundo, se unen contra un modelo que ve los alimentos y el planeta apenas como una mercancía y explota a los campesinos; para luchar por un modelo que respete los recursos naturales y reconozca la importancia de quien coloca la comida en nuestra mesa.

Convergencia de Comunicación de la Cúpula de los Pueblos – MST

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