La Vía Campesina denuncia la compra de acciones de Monsanto por parte de la Fundación Bill & Melinda Gates

Glendive, Montana, EEUU (10 de septiembre 2010) . La Vía Campesina, un movimiento campesino global que representa a pequeños agricultores, trabajadores sin tierra, pescadores, mujeres rurales, juventud y pueblos indígenas, con 150 organizaciones miembros de 70 países en cinco continentes, ha denunciado la reciente adquisición de acciones de Monsanto por parte del fideicomiso de la Fundación Bill & Melinda Gates. La Fundación Bill & Melinda Gates fue fundada en 1994 por William H. Gates, fundador de Microsoft, y hoy ejerce una influencia hegemónica sobre las políticas globales de desarrollo agrícola. La Fundación canaliza cientos de millones de dólares hacia proyectos que animan campesinos y agricultores a usar las semillas transgénicas y agroquímicos de Monsanto. En agosto el fideicomiso de la Fundación Bill & Melinda Gates, el cual maneja la dotación de $33,500 millones de dólares que financia los proyectos filantrópicos de la fundación (de la cual Bill y Melinda son síndicos) anunció que había comprado 500 mil acciones de Monsanto, valoradas en un poco más de $23 millones.

Según Dena Hoff, granjera familiar diversificada de Glendive, Montana, y coordinadora norteamericana de Vía Campesina, “la compra de acciones de Monsanto por parte de la Fundación Bill y Melinda Gates indica que el interés de la fundación en promover la semilla de la compañía tiene que ver menos con filantropía que con lucro. La fundación está ayudando a abrir nuevos mercados para Monsanto, la cual ya es la mayor compañía de semilla del mundo.”

Desde 2006 la Fundación Bill y Melinda Gates ha colaborado con la Fundación Rockefeller, entusiasta promotora de cultivos transgénicos para los pobres del mundo, para implementar la Alianza para una Revolución Verde en Africa (AGRA), la cual está abriendo el continente a la semilla transgénica y sustancias químicas vendida por Monsanto, Dupont y Syngenta. La Fundación ha dado $456 millones a AGRA, y en 2006 contrató a Robert Horsch, quien fue ejecutivo de Monsanto por 25 años, para trabajar en el proyecto. En Kenya alrededor de 70% de los recipientes de fondos de AGRA trabajan directamente con Monsanto, casi 80% del financiamiento de Gates en el país tiene que ver con biotecnología, y sobre $100 millones en donaciones se han dado a organizaciones kenyanas conectadas a Monsanto. En 2008 un 30% de los fondos de la Fundación para desarrollo agrícola fueron a promover variedades de semilla transgénica.

En abril la Fundación Bill y Melinda Gates y los ministros de finanzas de Estados Unidos, Canadá, España y Corea del Sur se comprometieron a donar $880 millones para crear el Programa de Agricultura y Seguridad Alimentaria Global (GASFP), manejado por el Banco Mundial para “combatir el hambre y la pobreza en el mundo”. En junio el GASFP anunció que dio $35 millones a Haití para aumentar el acceso de agricultores con parcelas pequeñas a “insumos agrícolas, tecnología y cadenas de abastecimiento”. En mayo Monsanto anunció que donó 475 toneladas de semilla a Haití, que están siendo distribuídas por la Agencia Internacional de Desarrollo de Estados Unidos (USAID). El administrador de USAID es Rajiv Shah, quien trabajó con la Fundación Gates antes de ser nombrado por la administración Obama en 2009.

Según Chavannes Jean-Baptiste del movimiento campesino haitiano de Papaye y coordinador caribeño de La Vía Campesina, “Es realmente choquante para las organizaciones campesinas y movimientos sociales de Haití el enterarnos de la decisión de la Fundación Bill y Melinda Gates de comprar acciones de Monsanto mientras le está dando dinero a proyectos agrícolas en Haití que promueven las semillas y agroquímicos de la compañía. Las organizaciones campesinas de Haití denuncian esta política que va contra los intereses de 80% de la población haitiana, y va contra la agricultura campesina- la base de la producción de alimentos de Haití.”

La Fundación Bill y Melinda Gates también financia la iniciativa Feed the Future (Alimentando el Futuro), del gobierno de Estados Unidos, que es administrada por el Departamento de Estado. En una audiencia del subcomité congresional sobre Feed the Future, Gerald Steiner, vicepresidente ejecutivo de Monsanto, testificó que “Feed the Future es emocionante no para menos porque reconoce los imperativos empresariales por los cuales Monsanto y otras compañías tienen que operar… Queremos hacer bien en el mundo, mientras que queremos hacerle bien a nuestros accionistas.” Steiner mencionó el proyecto de Monsanto para desarrollar maíz resistente a sequías en Africa, también financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates.

Según Dena Hoff, “Por buenas que sean sus intenciones, las fundaciones no deberían estar determinando las políticas alimentarias y agrícolas de ninguna nación o pueblo. La democracia requiere la participación informada de la sociedad civil para determinar lo que es en el mejor interés de la población de cada nación. ‘Hacerle bien a nuestros accionistas’ parece ser una motivación ilegítima para intervenir en la salud y bienestar del planeta y todos sus habitantes en el afán de hacer una ganancia.”

Quizás no sea coincidencia que en julio el ejecutivo en jefe y presidente de Monsanto Hugh Grant compró $2 millones en acciones de la compañía, y el vicepresidente y ejecutivo a cargo de finanzas Carl M. Casale compró $1.6 millones en acciones. “Grant y Casale se han echado al bolsillo tremendas sumas vendiendo acciones de Monsanto a través de los años”. La compra de acciones de Monsanto por parte de Gates, Grant y Casale pueden haber sido en anticipación de la noticia la semana pasada de que investigadores habían publicado el genoma del trigo, un grano básico para un tercio de la población mundial. “Para Monsanto, un mapa de calidad del genoma del trigo podría potencialmente ayudarnos en nuestros esfuerzos por traer mejores variedades de trigo a los agricultores”, declaró Monsanto. En 2008 la Fundación Bill y Melinda Gates otorgó $26.8 millones a la Universidad de Cornell para hacer investigación sobre trigo y en mayo dio $1. 6 millones a investigadores de la Washington State University para desarrollar variedades transgénicas de trigo resistentes a sequías.

La Fundación Gates continúa empujando los productos de Monsanto a los pobres, a pesar de la creciente evidencia de los peligros ecológicos, económicos y físicos de la producción y consumo de cultivos transgénicos y agroquímicos. En junio el tribunal supremo de Estados Unidos determinó en el caso Monsanto vs. Geerston Seed Farms, su primer caso sobre un cultivo transgénico. La corte reconoció que la contaminación genética de cultivos no transgénicos, causada por el flujo de transgenes de DNA de cultivos transgénicos, que ocurre mediante la dispersión del polen por viento y abejas, es dañino y oneroso al ambiente y los agricultores. Según la página web de la Fundación Bill y Melinda Gates, “AGRA y sus socios han diseminado sobre cien variedades nuevas de semilla mejorada por todo el continente (africano)”.

La Vía Campesina sostiene para asegurar una alimentación saludable, adaptarse al cambio climático, conservar suelos, agua y bosques, y revitalizar economías rurales es mediante políticas que promuevan la soberanía alimentaria y sistemas agroecológicos a pequeña escala, que se fundamentan en semilla nativa. Las Naciones Unidas estiman que 75% de la diversidad genética vegetal del mundo se ha perdido a medida que los agricultores han abandonado la semilla nativa a cambio de variedades genéticamente uniformes ofrecidas por corporaciones como Monsanto. La homogeneidad genética aumenta la vulnerabilidad de los pequeños agricultores a cambios repentinos en el clima y el surgimiento de nuevas plagas y enfermedades, mientras que la agrobiodiversidad semillera- con semilla nativa adaptada a diferentes microclimas, elevaciones y suelos- es fundamental para la adaptación al cambio climático. El guardar y replantar semilla nativa aumenta la agrobiodiversidad y fortalece la plasticidad genética (la capacidad de adaptarse rápidamente sobre generaciones a las cambiantes condiciones) de los cultivos.

Según Henry Saragih, coordinador general de La Vía Campesina en Jakarta, «La Via Campesina condena este desvío de la ayuda humanitaria con fines comerciales y esta privatización de las políticas alimentarias.»

Informaciones: viacampesina@viacampesina.org

 

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