Chile: Comunicado ANAMURI: «Hasta cuando, señor imperio, nos golpea tu codicia»

30 de Marzo de 2015

anamuri30mzo15.jpgQueridas amigas, estimadas compañeras y compañeros, en estas horas de dolor y angustia que casi se han convertido en algo cotidiano, permítannos compartir con ustedes algunas reflexiones.

Desde hace miles de años, “El Niño” ha sido un fenómeno natural que se presenta cada cierta cantidad años y que ha provocado el milagro de ver florecer el desierto, del cual se sienten tan orgullos y felices los habitantes de la región de Atacama y que concita la llegada de gente de todo el mundo a deleitarse con tal esplendoroso espectáculo. El agua no solamente hace florecer el desierto, sino también los campos; deja agua en los glaciares, realimenta los humedales, oasis, ríos y lagos, y la naturaleza se revitaliza y acumula fuerza para continuar dándonos vida durante varios años hasta la llegada del próximo “Niño”.

Hoy el panorama es otro como nos comunica nuestra compañera Secretaria General “Desolación, incomunicación, tratando de llegar a donde nuestras socias. Alto del Carmen, Diego de Almagro, e Inca de Oro, sin comunicación. Las compañeras de Piedra Colgada, San Pedro, pérdida total de sus viviendas, cosechas, animales. Recién haciendo un catástro de necesidades, no hay agua, gracias compañeras de ANAMURI por sus energías y su apoyo. María Vargas Guerra”

“No hay agua,” nos dice María Vargas desde el devastado Copiapó; qué paradoja la de estos tiempos, pues ha sido precisamente la furia del agua la que ha provocado esta tremenda tragedia en el norte Chile. María Hueitra, nos llama desde Fresia al otro extremo, desde el sur de Chile y nos dice,“¿Qué vamos hacer? ¿Cómo solidarizamos con nuestras hermanas del norte? Esto es desesperante también acá “estamos con el alma en un hilo, las calores son desesperante y no llueve”.

Esta es la nueva realidad en el ayer lluvioso y boscoso sur, antaño el granero de Chile, generoso en pastizales, abundante en frutos silvestres. Hoy enfrentamos “fenómenos climáticos”, calor excesivo, sequías extremas, los animales se están muriendo por falta de alimento y agua, las siembras de papas están perdidas, los incendios forestales y la actividad volcánica amenazan las viviendas y la vida de los habitantes del campo. Muchas de nuestra gente se preguntarán, si nos portamos bien, si no agredimos a la naturaleza, al contrario la respetamos, cuidamos la tierra y lo que ella nos da, ¿por qué hoy la madre tierra no puede protegernos?

El paisaje y los ecosistemas han cambiado profundamente. La depredación sin límites de nuestros recursos naturales y nuestro entorno por las empresas rapiñas que mueve el capital han cambiado nuestra geografía climática, han herido tan profundamente a la Naturaleza que ella no puede recibir algo más de lluvia, aplacar los vientos o asegurar que las nubes se detengan en nuestros cielos y descarguen el agua en el momento necesario. Los “fenómenos climáticos” que hoy sufrimos son parte de una gravísima crisis climática provocada por el capitalismo, que no tiene escrúpulos para seguir contaminado la atmósfera y destruyendo ecosistemas y todos los procesos que hacen posible  nuestra vida.

 Pero en Chile el ataque no ha sido sólo al clima. El estilo de capitalismo sin control que vivimos en nuestro país ha destruido nuestros hábitos alimentarios, nuestras formas de producir, de vivir y consumir, nuestras relaciones laborales y sociales, han enlodado la política y fraccionado la acción política del pueblo, han horadado nuestras conciencias y más encima nos quieren hacernos sentir que “todos somos responsables. ”

¿Somos responsables de los aluviones en el Norte? Las empresas mineras han terminados con las barreras naturales que va generando la naturaleza, han destruido o acabado con los glaciares, desviado los cursos de los ríos, han usurpado el agua y han generado montañas de residuos, han casi exterminado la agricultura campesina, y  para su propia defensa han destruido el tejido social y político del pueblo, han socavado la soberanía nacional y pisoteado la soberanía popular.

Por si fuera poco, la información que nos llega es parcial y a menudo poco confiable. Sabemos que había trabajadores y trabajadoras temporeras durmiendo en “container”, al mejor estilo de los barracones de las épocas de servidumbre o semi- esclavitud en las minas. Sabemos que los relaves mineros con miles de toneladas de desechos tóxicos  no ofrecen seguridad alguna contra posibles derrumbes o aludes. Pero los equipos de relaciones públicas de las empresas -varias de ellas del grupo económico de la familia Luksic- quieren hacernos creer que los tranques de relave no son peligro alguno, o que dormir en conteiner no está mal, porque pareciera que las y los trabajadores lograron salir antes de que fueran arrastrados por el río.

¿Somos responsables también de los incendios forestales o los incendios tan masivos que afectan las comunas populares? Las empresas forestales arrasan con nuestros plantíos y los bosques nativos, llenan los paisajes del sur con pinos y eucaliptus, acaban y contaminan las fuentes de aguas y la tierra, matan todo a su paso -aves, animales, las plantas medicinales. El sur ha pasado a ser un desierto verde donde una mera chispa puede iniciar el incendio de miles de hectáreas.

Es este mismo capitalismo sin control el que desplaza a las comunidades indígenas y campesinas de sus territorios; cambia el paisaje, las culturas y las conductas sociales. Aparecen entonces los problemas “sociales”: alcoholismo, drogadicción, prostitución, delincuencia, como si éstos no fueran también producto del modelo capitalista imperante y por tanto, problemas políticos también.

ANAMURI ha sido incansable para plantearse y actuar frente a esta realidad, para defender la dignidad de todas las personas, para exigir condiciones de vida dignas, para defender nuestro derecho a seguir siendo pueblos indígenas y campesinos, para defender nuestro derecho a la alimentación sana y segura, para cumplir con nuestro deber de cuidar la Madre Tierra, porque ella nos cuida a todos nosotros.

Llamamos a todas las personas con conciencia y buena voluntad a solidarizar con las víctimas del norte y sur de Chile, y simultáneamente, no olvidar que las tragedias que hoy vivimos son producto de una minoría empresarial que ha puesto las ganancias de sus capitales por sobre nuestras posibilidades y las de todas las generaciones futuras a vivir en paz, dignamente y cooperando entre todas y todos. Es hora ya que chilenos y chilenas nos neguemos a que se culpen a la Naturaleza o nos culpen al pueblo de lo que no hemos hecho, para hacernos olvidar lo que hoy es obvio: el modelo económico imperante en Chile es destructivo y nocivo y necesitamos trabajar y luchar por los cambios profundos que nos permitan garantizar un futuro para todas y todos. Solamente con el pueblo organizado y actuando, venceremos las adversidades que nos provoca la acción irracional del capital.

LUCHAMOS CONTRA EL CAPITALISMO, EL PATRIARCADO Y POR NUESTROS DERECHOS LA UNIDAD Y LA SOLIDARIDAD SERÁ NUESTRA FUERZA, LA ASAMBLEA CONSTIYUYENTE NUESTRO CAMINO

Santiago de Chile 28 de marzo

DIRECTORIO NACIONAL DE ANAMURI

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