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VOZ CAMPESINA 77: SOBERANÍA ALIMENTARIA ES TIERRA, AGUA, SEMILLA, PAN Y SOLIDARIDAD

Análisis e intercambio con referentes campesinos de Sudamérica, Centroamérica y Caribe junto a Amigos de la Tierra Internacional.

El 16 de octubre, declarado como Día Mundial de la Alimentación por la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), es conmemorado por La Vía Campesina como el Día Internacional de Acción por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos y contra las Transnacionales.

En este marco, a lo largo de octubre, La Vía Campesina junto a organizaciones aliadas de todo el mundo conmemora 25 años de construcción de la Soberanía Alimentaria y desarrolla un Mes de Acción, con diversas actividades.

Para analizar lo que está pasando en América latina y el Caribe en este Voz Campesina conversamos con: Ramona Acuña de Cultiva Paraguay, agroecóloga de formación, campesina y militante feminista, en representación de CLOC Sudamérica; Guadalupe Esquivel de la Federación de Cooperativas de la Reforma Agraria de la Región Central (FECORACEN) de El Salvador, por la región Centroamérica; Luis Cabrera de la Federación de Campesinos Independientes Mama Tingó (FECAINMAT) por la región Caribe; y Martín Drago, coordinador del Programa de Soberanía Alimentaria de Amigos de la Tierra Internacional.

“Paraguay es uno de los países más desiguales sobre tenencia de la tierra: el 2% de la población ostenta el 82% de las tierras cultivables, y el resto de la población nos quedamos con el resto que queda y lo repartimos entre campesinos, indígenas y otros sectores trabajadores”, afirmó Ramona Acuña. En las últimas semanas, el país sudamericano vive un recrudecimiento en la criminalización a campesinos y campesinas, mediante la modificación del artículo 142 del Código Penal, que aumenta las penas para hechos que configuren la «posesión de tierras mal habidas». Al elevar las penas hasta 10 años por «invasión de inmuebles ajenos» esto se vuelve un crimen y no se permiten penas alternativas, sino solo penas privativas de la libertad. A la vez, el país modificó el Estatuto Agrario, que amparaba y organizaba la titularidad para que el campesinado acceda a la tierra, para facilitar ahora que la tierra quede en manos de latifundistas vinculados al narcotráfico, al contrabando, a los grandes medios de comunicación y en manos extranjeras.

Desde El Salvador, Guadalupe Esquivel remarcó la falta de acceso a la tierra para las mujeres algo generalizado en la región y en el mundo, a pesar de que ellas son protagonistas en la producción de alimentos sanos para los pueblos. En este país centroamericano, solo 13% de las mujeres campesinas poseen tierras, las demás están en manos «de los esposos o son tierras arrendadas», dijo.

Esquivel también denunció la falta de apoyo del gobierno de Nayib Bukele hacia el campesinado, afectado por el aumento de precios de los insumos agrícolas y la falta de inversión en comprar producción nacional como el maíz. Así «no hay un precio que garantice la estabilidad económica de productores y productoras: se produce un quintal de maíz por 25 dólares y lo están comprando a 11 dólares», ejemplificó la referente de FECORACEN, que además criticó la iniciativa gubernamental de reformar la Constitución para «secuestrar tierras que supuestamente están ociosas, donde funcionan cooperativas, que tienen mil manzanas pero no hay incentivo agrícola para que puedan trabajarla toda, entonces van trabajándola por partes. Quieren quitarles esas tierras a nuestros compañeros y compañeras».

Lee también: «Soberanía Alimentaria, un manifiesto por el futuro del planeta»

Desde República Dominicana, Luis Cabrera también denunció que el aumento del precio de los insumos, triplicado en lo que va de 2021, afecta mucho la producción agropecuaria y se acaba vendiendo riqueza «a precio de vaca muerta». «No hay posibilidad de producir alimentación sana si no tenemos el agua y la tierra. El estado, como administrador de la cosa pública, tiene que garantizarnos eso y, si no lo garantiza, las organizaciones tenemos la responsabilidad de presionar para que eso sea posible», expresó. Por ello, el movimiento campesino dominicano se movilizará esta semana frente al Ministerio de Agricultura.

Martín Drago, quien había adelantado en el Voz Campesina 75 las críticas a la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios que organizó Naciones Unidas junto al Foro Económico Mundial en septiembre, remarcó que esa cumbre «tiene mucho vínculo con el fortalecimiento del proceso de despojo de los territorios» y advirtió sobre cómo la captura corporativa de los sistemas alimentarios se está dando en distintos niveles, como parte de un «capitalismo de partes interesadas donde las corporaciones quieren desplazar a los Estados y tomar las decisiones». Para resistir a estas cooptaciones corporativas, Drago llamó a construir soberanía alimentaria y a «expulsar al agronegocio de nuestros territorios».

(CC) 2021 Radio Mundo Real

Boletín Tierra octubre 2021

¡Soberanía Alimentaria es tierra, agua, semillas, pan y solidaridad!

#NoHayFuturoSinSoberaniaAlimentaria #SoberaníaAlimentariaYA #16Oct

Desde la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo – CLOC-Vía Campesina te compartimos la cuarta edición 2021 de nuestra revista digital Boletín Tierra.

En esta edición del mes de octubre, conmemoramos los 25 años de la Soberanía Alimentaria, mostramos mas que el concepto de Soberanía Alimentaria y las actividades de lucha colectiva, el camino recorrido en estos 25 años, los saludos de todas las organizaciones que forman parte del Movimiento por la Soberanía Alimentaria, que ahora es mucho más extenso que La Vía Campesina y está compuesto por varixs sectores, haciendo incluso un paralelo entre la Soberanía Alimentaria y la Soberanía Tecnológica.

Lee el Boletín Tierra octubre 2021 completo aquí


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La Vía Campesina: Soberania Alimentaria, una propuesta por el futuro del planeta

DECLARACIÓN OFICIAL DE LA VÍA CAMPESINA POR LOS 25 AÑOS DE LUCHA COLECTIVA POR LA SOBERANÍA ALIMENTARIA

La Soberanía Alimentaria es una filosofía de vida.

Define los principios sobre los cuales nos organizamos en nuestra vida diaria y coexistimos con la Madre Tierra. Es una celebración de la vida y de la diversidad que nos rodea. Abraza a cada elemento de nuestro cosmos; el cielo sobre nuestras cabezas, la tierra debajo de nuestros pies, el aire que respiramos, los bosques, las montañas, los valles, campos, océanos, ríos y estanques. Reconoce y protege la interdependencia entre 8 millones de especies que comparten este hogar con nosotrxs.

Heredamos esta sabiduría colectiva de nuestrxs ancestrxs, quienes labraron la tierra y vadearon las aguas durante 10000 años, período en el que evolucionamos hacia una sociedad agraria. La Soberanía Alimentaria promueve la justicia, la igualdad, la dignidad, la fraternidad y la solidaridad. Es, también, la ciencia de la vida; construida a través de realidades vividas a lo largo de innumerables generaciones, cada una enseñando a su progenie algo nuevo, inventando nuevos métodos y técnicas que se integren en armonía con la naturaleza.

Como poseedorxs de este rica herencia, es nuestra responsabilidad colectiva defenderla y preservarla. Reconociendo esto como nuestra responsabilidad (especialmente, a finales de los años 90 cuando los conflictos, el hambre aguda, el calentamiento global y la pobreza extrema eran demasiado visibles para ignorarlos), La Vía Campesina (LVC) llevó el paradigma de la Soberanía Alimentaria a los espacios de formulación de políticas internacionales. LVC le recordó al mundo que esta filosofía de vida debe guiar los principios de nuestra vida compartida.

Los años 80 y 90 fueron una era de expansión capitalista desenfrenada, a un ritmo nunca antes visto en la historia de la humanidad. Las ciudades se expandían y crecían a costa de la mano de obra barata, no remunerada y mal remunerada. El campo estaba siendo empujado al olvido. Las comunidades rurales y las formas de vida rurales fueron barridas bajo la alfombra por una nueva ideología que quería convertir a todxs en merxs consumidorxs de cosas y en objetos de explotación con fines de lucro. La cultura y la conciencia popular estaban bajo el hechizo de anuncios brillantes que incitaban a la gente a “comprar más”. En todo esto, sin embargo, lxs que producían (la clase trabajadora en las zonas rurales, costas y ciudades, lo que incluía a lxs campesinxs[1] y otrxs pequeñxs productorxs alimentarixs) eran invisibles, mientras que lxs que podían permitirse el consumo ocupaban un lugar central. Llevadxs al límite, lxs trabajadorxs campesinxs y las comunidades indígenas de todo el mundo reconocieron la urgente necesidad de una respuesta organizada e internacionalista a esta ideología globalizadora y de libre mercado propagada por lxs defensorxs del orden mundial capitalista. La Soberanía Alimentaria se convirtió en una de las expresiones de esta respuesta colectiva.

En la Cumbre Mundial de la Alimentación de 1996, en un debate sobre cómo organizamos nuestros sistemas alimentarios globales, La Vía Campesina acuñó este término; para insistir en la centralidad de lxs pequeñxs productorxs de alimentos, la sabiduría acumulada por generaciones, la autonomía y diversidad de las comunidades rurales y urbanas y la solidaridad entre los pueblos como componentes esenciales para la elaboración de políticas en torno a la alimentación y la agricultura.

En la década siguiente, los movimientos sociales y lxs actorxs de la sociedad civil trabajaron juntxs para definirlo más “como el derecho de los pueblos a alimentos saludables y culturalmente apropiados producidos mediante métodos ecológicamente racionales y sostenibles, y su derecho a definir sus propios sistemas alimentarios y agrícolas. Coloca las aspiraciones y necesidades de quienes producen, distribuyen y consumen alimentos en el centro de los sistemas y políticas alimentarias en lugar de las demandas de los mercados y las corporaciones”.

La introducción de la Soberanía Alimentaria como un derecho colectivo cambió la forma en la que el mundo entendía la pobreza y el hambre.

Hasta entonces, especialmente en los primeros años del siglo XXI, una idea limitada de “Seguridad Alimentaria” dominaba los círculos de gobernanza y formulación de políticas. Noble en su intención, la seguridad alimentaria trataba a lxs afectadxs por el hambre como objetos de compasión y corría el riesgo de reducirlxs a consumidorxs pasivxs de alimentos producidos en otros lugares. Si bien reconoció la alimentación como un derecho humano fundamental, no defendió las condiciones objetivas para producir alimentos. ¿Quién produce? ¿Para quién? ¿Cómo? ¿Dónde? Y, ¿Por qué? Todas estas preguntas estaban ausentes y el foco estaba decididamente puesto en, simplemente, “alimentar a la gente”. Un énfasis manifiesto en la seguridad alimentaria de las personas ignoró las peligrosas consecuencias de la producción industrial de alimentos y la agricultura industrial, construida sobre el sudor y el trabajo de lxs trabajadorxs migrantes.

La Soberanía Alimentaria, por otro lado, presenta una reforma radical. Reconoce a la gente y las comunidades locales como agentes centrales en la lucha contra la pobreza y el hambre. Requiere comunidades locales fuertes y defiende su derecho a producir y consumir antes de comercializar el excedente. Demanda autonomía y condiciones objetivas para el uso de los recursos locales, exige la reforma agraria y la propiedad colectiva de los territorios. Defiende los derechos de las comunidades campesinas a usar, guardar e intercambiar semillas. Defiende los derechos de las personas a comer alimentos saludables y nutritivos. Fomenta los ciclos productivos agroecológicos, respetando las diversidades climáticas y culturales de cada comunidad. La paz social, la justicia social, la justicia de género y las economías solidarias son condiciones previas esenciales para hacer realidad la soberanía alimentaria. Exige un orden comercial internacional basado en la cooperación y la compasión frente a la competencia y la coacción. Exige una sociedad que rechace la discriminación en todas sus formas (de casta, clase, raza y género) e insta a las personas a luchar contra el patriarcado y la estrechez mental. Un árbol es tan fuerte como sus raíces. La Soberanía Alimentaria, definida por los movimientos sociales de los años 90 y, posteriormente, en el Foro de Nyeleni en Mali en 2007, intenta precisamente eso.

Este año celebramos 25 años de esta construcción colectiva.

El mundo no es para nada perfecto. Incluso frente a una desigualdad sin precedentes, el aumento del hambre y la pobreza extrema, el capitalismo y la ideología del libre mercado continúan dominando los círculos políticos. Peor aún, también se están haciendo nuevos intentos para visualizar un futuro digital: de agricultura sin agricultorxs, pesca sin pescadorxs – todo bajo el disfraz de la digitalización de la agricultura y para crear nuevos mercados para los alimentos sintéticos.

A pesar de todos estos desafíos, el Movimiento por la Soberanía Alimentaria, que ahora es mucho más extenso que La Vía Campesina y está compuesto por varixs sectores, ha logrado avances significativos.

Gracias a nuestras luchas conjuntas, las instituciones de gobernanza mundial, como la FAO[2] han llegado a reconocer la centralidad de la soberanía alimentaria de los pueblos en la formulación de políticas internacionales. La Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de lxs campesinxs y otras personas que trabajan en las zonas rurales vuelve a enfatizar esto en el artículo 15.4, cuando establece que: “Lxs campesinxs y otras personas que trabajan en las zonas rurales tienen derecho a determinar sus propios sistemas alimentarios y agrícolas, reconocido por muchos Estados y regiones como el derecho a la soberanía alimentaria. Esto incluye el derecho a participar en los procesos de toma de decisiones sobre políticas alimentarias y agrícolas, y el derecho a una alimentación sana y adecuada producida mediante métodos ecológicamente racionales y sostenibles que respeten sus culturas”.

Algunas naciones también han otorgado reconocimiento constitucional a la Soberanía Alimentaria. Las interrupciones causadas por la pandemia de COVID-19 en las cadenas alimentarias industriales han recordado aún más a los gobiernos nacionales la importancia de crear economías locales sólidas.

La Agroecología Campesina, fundamental para asegurar la soberanía alimentaria en nuestros territorios, ahora es reconocida en la FAO como fundamental para nuestra lucha contra el calentamiento global. Los relatores especiales actuales y anteriores de las Naciones Unidas han respaldado la soberanía alimentaria como una idea simple, pero poderosa que puede transformar el sistema alimentario mundial favoreciendo a lxs pequeñxs productorxs de alimentos. La campaña sostenida de los movimientos sociales también ha resultado en varias victorias legales contra las corporaciones que producen agrotóxicos y semillas químicas y transgénicas.  

Sin embargo, lo que tenemos por delante es un camino con muchas barreras.

Lxs defensorxs del orden mundial capitalista se dan cuenta de que la soberanía alimentaria es una idea que atenta contra sus intereses financieros. Prefieren un mundo de monocultivos y gustos homogéneos, donde los alimentos se puedan producir en masa, utilizando mano de obra barata en fábricas lejanas, sin tener en cuenta sus impactos ecológicos, humanos y sociales. Prefieren economías de escala a economías locales sólidas. Eligen un libre mercado global (basado en la especulación y la competencia feroz) por sobre las economías solidarias que requieren mercados territoriales más sólidos (mercados campesinos locales) y la participación activa de lxs productorxs de alimentos locales. Prefieren tener bancos de tierra donde la agricultura por contrato a escala industrial reemplace a lxs pequeñxs productorxs. Inyectan nuestro suelo con agrotóxicos para obtener mejores rendimientos a corto plazo, ignorando el daño irreversible a la salud del suelo. Sus arrastrerxs volverán a rastrear los océanos y ríos, capturando peces para un mercado global mientras las comunidades costeras mueren de hambre. Continuarán intentando secuestrar semillas de campesinxs indígenas a través de patentes y tratados de semillas. Los acuerdos comerciales que elaboran volverán a tener como objetivo reducir los aranceles que protegen nuestras economías locales.

Un éxodo de jóvenes desempleadxs, que abandonan las granjas de las aldeas y eligen el trabajo asalariado en las ciudades, encaja perfectamente con su impulso de encontrar un suministro regular de mano de obra barata. Su enfoque implacable en los “márgenes” significa que encontrarían todos los medios para deprimir los precios en las explotaciones agrícolas mientras los negocian a precios más altos en los supermercados minoristas. Al final, lxs que pierden son las personas, tanto lxs productorxs como lxs consumidorxs. Lxs que se resistan serán criminalizadxs. Una feliz coexistencia de la élite financiera mundial con gobiernos autoritarios significaría que incluso las más altas instituciones, a nivel nacional y mundial, destinadas a supervisar y detener las violaciones de derechos humanos, mirarían hacia otro lado. Lxs multimillonarixs utilizarían sus fundaciones filantrópicas para financiar agencias que producen “informes de investigación” y “revistas científicas” para justificar esta visión corporativa de nuestros sistemas alimentarios. Cada espacio de gobernanza global, donde los movimientos sociales y los miembros de la sociedad civil hicieron campaña para ganar un asiento en la mesa, dará paso a los conglomerados corporativos que entrarán en escena como “partes interesadas”. Se hará todo lo posible para ridiculizar a aquellxs de nosotrxs que defendemos la Soberanía Alimentaria como no científicxs, primitivxs, poco prácticxs e idealistas. Todo esto sucederá, como sucedió en las últimas dos décadas.

Nada de esto es nuevo para nosotrxs. Lxs condenadxs a las periferias de nuestras sociedades por un sistema capitalista cruel y devorador no tenemos más remedio que luchar. Debemos resistir y demostrar que existimos. No se trata solo de nuestra supervivencia, sino también de las generaciones futuras y de una forma de vida transmitida de generación en generación. Es por el futuro de nuestra humanidad que defendemos nuestra soberanía alimentaria.

Esto solo es posible si insistimos en que cualquier propuesta de política local, nacional o global en materia de alimentación y agricultura debe basarse en los principios de soberanía alimentaria, como la definen los movimientos sociales. Lxs jóvenes campesinxs y trabajadorxs del movimiento mundial deben liderar esta lucha. Debemos recordarnos a nosotrxs mismxs que la única manera de hacer oír nuestra voz es uniéndonos y construyendo nuevas alianzas dentro y fuera de cada frontera. Los movimientos sociales rurales y urbanos, los sindicatos y lxs agentes de la sociedad civil, los gobiernos progresistas, lxs académicxs, lxs científicxs y lxs entusiastas de la tecnología deben unirse para defender esta visión de nuestro futuro. Las mujeres campesinas y diversidades deben encontrar un espacio equitativo en la dirección de nuestro movimiento en todos los niveles. Debemos sembrar las semillas de la solidaridad en nuestras comunidades y abordar todas las formas de discriminación que mantienen divididas a las sociedades rurales.

La Soberanía Alimentaria ofrece un manifiesto para el futuro, una visión feminista que abraza la diversidad. Es una idea que une a la humanidad y nos pone al servicio de la Madre Tierra que nos alimenta y nutre.

En su defensa, ¡estamos unidxs!

¡Globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza!

#NoHayFuturoSinSoberaníaAlimentaria

La Vía Campesina

10 de Octubre de 2021

Digitalización de la agricultura y contrapropuesta

Seminario sobre digitalización de la agricultura y contrapropuesta de las organizaciones de la CLOC-Vía Campesina

El día viernes 08 de octubre se realizo vía la plataforma Zoom el primer encuentro del seminario sobre digitalización de la agricultura y su impacto en los productores campesinos, comercio local, semillas, etc. Esta jornada fue promovida por el Colectivo de trabajo de Agroecología, semillas y biodiversidad de la región CLOC-LVC Sudamérica,  en el marco de la campaña de lucha por los 25 años de la Soberanía Alimentaria.

Se contó con la participación de la compañera Silvia Ribeiro del Grupo ETC quien monitorea el impacto de las tecnologías emergentes y las estrategias corporativas sobre la biodiversidad, la agricultura y los derechos humanos, expuso el concepto y aspectos fundamentales.

La digitalización es una hiper conexión de los sistemas agrícolas productivos y los mercados, también llamada agricultura 4G. Su concepto corporativo surge del Foro de Davos: Agricultura en la Cuarta Revolución Industrial promovida en la cumbre de sistemas alimentarios de las grandes corporaciones.

La información que se brinda debido a la híper-conectividad es de gran importancia para las grandes corporaciones. El acceso de esta información y estos datos les permite a las corporaciones monitorear a los agricultores, monitorear mercados, ofertas, demandas, necesidades del productor y así ofrecer sus paquetes tecnológicos, agrotóxicos, de alta tecnología, maquinaria, semillas con el fin de controlar la producción global y tener control absoluto de los sistemas productivos.

La robotización y digitalización desplaza al trabajador rural y sustituye la mano de obra, la robotización permite la captura de datos importantes de los productores y que atreves de ello las mismas corporaciones diseñan programas y sistemas que hacen más dependiente al productor grande y pequeños ante ´´falsas soluciones´´ en las deficiencias de sus procesos productivos.

Existen diferentes plataformas que ya monitorean tierra, clima, territorio en América Latina; Así como también el rastreo de consumidores y su comportamiento en el mercado, gustos, preferencias, necesidades y en base a esos análisis se dirigen a esos mercados para colocar determinados productos a través de la persuasión que se debe controlar o impedir.

Este tipo de agricultura aumenta la brecha entre productores y consumidores, aumenta el control corporativo. Tenemos menos elecciones… Desplaza a campesinas y campesinos.

Las redes campesinas producen alimento sano, y producen el 70% de los alimentos con el 25 % de la tenencia de la tierra y son quienes realmente ejercen Soberanía Alimentaria.

La compañera Perla Álvarez, de la CLOC-LVC Paraguay hizo mención de las trasformaciones de la política global por las grandes multinacionales y los gobiernos de las grandes potencias económicas para interés y lucro de las trasnacionales.

Para la compañera Álvarez lo importante para las campesinas y los campesinos es seguir produciendo para el sostenimiento de la vida; seguir las prácticas ancestrales para resolver nuestras necesidades cotidianas.

La región CLOC-LVC Sudamérica tiene previsto realizar dos jornadas más sobre las contrapropuestas del movimiento frente a la digitalización en los meses de noviembre y diciembre de este año.

Jóvenes caribeños activos en defensa de la Soberanía Alimentaria y la Agroecología.

Jóvenes caribeños activos en defensa de la Soberanía Alimentaria y la Agroecología.

El día 07 de octubre se realizó un encuentro de jóvenes en República Dominicana en marco del Foro Internacional Jóvenes y Agroecología  con el fin de intercambiar experiencias de la participación activa que están teniendo los jóvenes en los procesos de producción y formación agroecológica en América Latina y el Caribe.

Durante el encuentro participaron vía la plataforma Zoom jóvenes de organizaciones de las diez regiones de La Vía Campesina; la región Caribe resaltó que tiene una variedad de experiencias que están desarrollando los jóvenes en la agroecología

Desde Cuba se compartió la experiencia de la creación de Brigadas Juveniles Campesinas y Brigadas Técnicas Juveniles que tienen un papel protagónico en las comunidades, el trabajo con los niños y su formación vocacional con los Institutos Politécnicos Agropecuarios (IPA) donde mantienen una estrecha vinculación estudio-trabajo. Cuba vive un verdadero proceso histórico ante la pandemia del Covid19 ya que se agudiza la mano criminal del bloqueo perpetuado por el gobierno de los Estados Unidos y que violenta los derechos mas elementales del ser humano como la salud y alimentación.

En República Dominicana, las 7 organizaciones de la CLOC-VC que son parte de la articulación de país, están llevando un proceso de fortalecimiento de las articulaciones de jóvenes y mujeres. En medio de la pandemia han desarrollado un amplio programa de conservación de semillas y de intensificación de sus siembras, sobre las practicas agroecológicas; se han desarrollado varias ferias de rubros agrícolas de las fincas agroecológicas de las organizaciones con la finalidad que la población pueda consumir productos sanos y cosechados por familias campesinas

Desde las organizaciones de base Tet Kole, MPNKP y MPP de Haití continúa trabajando a favor de la recuperación justa tras el reciente terremoto del 14 de octubre que ha dejado a más de dos mil personas muertas, miles de desaparecidos y miles sin hogar.  Continúan organizando experiencias de formación en agroecología conjuntamente entre las tres organizaciones.

La Organización Boricua de Agricultura Ecológica de Puerto Rico, organización de base a nivel nacional con 32 años de historia  cuenta con una membresía diversa e intergeneracional de agricultores, jíbaros-campesinos, organizadores agrarios, trabajadores agrícolas, promotores agroecológicos y activistas por la soberanía alimentaria del campo, la costa y la ciudad, continúan construyendo sostenibilidad, justicia, libertad, salud, soberanía y felicidad a través de la promoción y práctica de la agroecología como herramienta donde trabajar la soberanía alimentaria desde el trabajo colectivo, el apoyo mutuo, la educación popular y el apoderamiento comunitario, se desarrollan Brigadas Solidarias , como metodología práctica y teórica donde como campesinos llevan  a cabo trabajos agrarios y de construcción en las fincas de base.

Es importante destacar que se trabaja en el desarrollo de un Instituto Agroecológico Latinoamericano en Puerto Rico y el Caribe para la promoción formativa política ideológica y agroecológica.

El Foro destaca la participación y el protagonismo de la juventud en las organizaciones que fortalecen las luchas y garantizan la continuidad de la organización popular para enfrentar al agro negocio, la privatización de la semilla y la defensa de los recursos empleado por las transnacionales; En resistencia por territorios libres de capital financiero, transgénicos y agro tóxicos, donde la producción agroecológica forje la soberanía alimentaria y respetando a la madre tierra.


 [E1]Poner hiperlink de la grabación del foro

La CLOC-Vía Campesina Centroamérica saluda a los 25 Años de la Soberanía Alimentaria en jornada virtual

#25AñosDeLuchaPorLaSoberaniaAlimentaria #DerechosCampesinosYa

No hay seguridad alimentaria, sin soberanía alimentaria; No hay soberanía alimentaria, sin agricultura familiar. 

La región Centroamérica de la Coordinara Latinoamericana de Organizaciones del Campo CLOC-Vía Campesina sostuvo un encuentro virtual este 11 de octubre en saludo a los 25 años de lucha por la Soberanía Alimentaria donde se compartió el recorrido histórico del proceso y los aportes desde la región centroamericana.

Wendy Cruz de La Vía Campesina Honduras conceptualizó una vez más el significado de lucha por la Soberanía Alimentaria como una iniciativa propia de las y los campesinos, de los pequeños y medianos productores agrícolas, comunidades rurales indígenas, trabajadores agrícolas e inmigrantes, en el año de 1996 durante la segunda conferencia internacional de La Vía Campesina en Tlaxcala, México.

Soberanía Alimentaria es el derecho de los pueblos y las comunidades a definir sus políticas agrarias, pecuarias, de pesca y de alimentación que sean ecológicamente social, laboral y culturalmente apropiadas.

El compañero Fausto Torrez de la ATC Nicaragua realizó una valoración histórica de un largo recorrido sobre temas alimentarios, desde la declaración universal de los Derechos Humanos en 1948 donde se define el derecho de los pueblos a la alimentación hasta el gran logro del reconocimiento de la Soberanía Alimentaria como un derecho de los pueblos del mundo hasta nuestros días.

Desde 1974 hasta 1996 en la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO) se hablaba de seguridad alimentaria, un concepto reducido para los pueblos y la garantía de alimentos sanos. En 1996 se da la Cumbre Mundial de la FAO en Roma donde se hizo presente una delegación de la Vía Campesina con una nueva propuesta construida desde lo colectivo acorde a las necesidades de los pueblos.

¨… Nos propusimos articular un movimiento global…

El debate sobre Soberanía Alimentaria nace desde Centroamérica como objeto de lucha ante el neoliberalismo y sus organismos representantes como el Banco Mundial. Para el compañero Rafael Alegría, quien estuvo de frente de la Secretaría Operativa Internacional de La Via Campesina en este entonces, la propuesta de La Vía Campesina ha sido contra el modelo neoliberal como un movimiento campesino articulado.  Para el compañero Alegría se debe fortalecer la lucha a través de la agroecología, a través de reforma agraria, agricultura campesina, mercados locales, la lucha contra la violencia hacia las mujeres como un planteamiento político.

¨Cuando el hombre va a producir la tierra es un trabajo coordinado con la familia…¨

Como parte de la Articulación de Mujeres de La Vía Campesina El Salvador y Centroamérica, participó la compañera Guadalupe Esquivel de FECORACEN, quien destacó la importante labor de las mujeres en este proceso. Para las mujeres campesinas ha sido una lucha constante porque como mujeres rurales tienen sus propias banderas de luchas, ya que son ellas quienes resguardan las semillas y son pocas las que tienen la tierra. También la mujer rural es cuidadora del hogar, defensora del territorio; La mujer rural es garante de la Soberanía Alimentaria porque aporta tiempo y mano de obra en las principales tareas del campo.

La compañera Esquivel recordó a la compañera Berta Cáceres como gran defensora del territorio y la importancia que tiene la mujer dentro de la organización, en la familia, en las tareas del hogar y las tareas productivas.

¨No buscamos lucha de poderes, queremos que se visibilice nuestro trabajo¨

Las mujeres son las mas afectadas ante el cambio climático porque son las mujeres las garantes de la alimentación en la familia, para ello la Compañera Esquivel destacó la importancia de la formación y capacitación en el empoderamiento de la mujer, siendo las mujeres quienes aportan a la Soberanía Alimentaria y quienes están dispuestas al sostenimiento alimenticio familiar. Las mujeres son las defensoras de la semilla, dadoras de vida.

El Decenio de la Agricultura Campesina Familiar.

El Decenio de la Agricultura Familiar (2019-2028) declarado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) tiene como objetivo poner mayor atención en la agricultura campesina donde trabajan las personas que producen más del 80% de los alimentos del planeta. Es un plan de acción para 10 años basado en estrategias concretas a la seguridad alimentaria y la nutrición a nivel global, así como a un futuro saludable, resiliente y sostenible.

Desde La Vía Campesina y CLOC se plantea con nombre y apellido: Agricultura Familiar Campesina e Indígena. El compañero Edgardo García de la ATC Nicaragua hizo mención de los indicadores a tomar en cuenta en las políticas a desarrollarse en el Decenio como son la estabilidad de la economía popular y mercado local; así como el crecimiento o introducción de alimentos importados o alimentos chatarra producida por el agronegocio. La agricultura familiar campesina, sana y ecológica es la base de la Soberanía Alimentaria, garantizando el abastecimiento cuando el capitalismo hace creer que no hay alimentos.

¡Globalicemos la lucha!

¡Globalicemos la esperanza!

Las Tecnologías en el Campo y el Agro: Soberanía Alimentaria y Soberanía Tecnológica

Hacer un paralelo sobre la soberanía alimentaria y la soberanía tecnológica es un debate actual que tenemos dentro de La Vía Campesina y que además es necesario debido a las nuevas tecnologías digitales que están surgiendo en este proceso.

En este momento de crisis del capitalismo, las empresas se aferran de todo lo posible para extraer más plusvalía, más riquezas, algointrínseco al sistema, acumular capital especulativo para tener más ganancias y sacar provecho de las crisis. Las nuevas tecnologías digitales no tienen un propósito distinto a la extracción de plusvalía.

Creemos que vendrán crisis más profundas en lo que estamos llamando postpandemia y que en realidad no sabemos cuánto tiempodurará.Se plantea que la postpandemiatraerá una crisis alimentaría mucho más fuerte, no porque no haya producción de alimentos, sino porque la distribución de alimentos de las grandes empresas que monopolizan el negocio de la alimentación será inequitativa, lo que desatará una crisis social mucho más profunda, con un agravamiento en el desempleo, en los problemas de salud pública, recrudecimiento de la violencia, mucha más pobreza, etcétera.

Es necesario tener presente la definición de Seguridad Alimentaria de la ONU, surgida en la posguerra, que se refiere a que todas las personas en cualquier parte del mundo, independientemente de la condición, de si hay guerra o desastres de alguna clase,tiene derecho de alimentarse.Esta es una definición importante, ya que el mundo está preocupado por este proceso, pero la consecuencia fue que la agricultura pasó a admitir que se utilicen productos químicos, agrotóxicos y tecnologías muy agresivas para aumentar la productividad en los campos. El resultado es que el mundo continuó con hambre, pero las tecnologías corporativas llegaron para quedarse.

El concepto de seguridad alimentaria no resuelve el problema del hambre en el mundo porque la producción de calorías y nutrientes a granel se asignó aempresas transnacionales y multinacionales que dominan el proceso de producción, industrialización, transporte y comercialización de los alimentos.

Actualmente existen cuatro empresas internacionales que dominan el mercado: Bayer-Monsanto, Dupont-Dow, Syngenta-ChemChina y BASF que concentran más del 60 por ciento del mercado mundial de semillas, el 76 por ciento del mercado de agroquímicos y el 76 por ciento de casi todo el sector privado de la esfera productiva. Así, toda la riqueza, y toda la distribución de todo el proceso agropecuario se concentra en unas pocas manos.

Al concepto de Seguridad Alimentaria la Vía Campesina le opone el de Soberanía Alimentaria. Este concepto se refiere a que toda comunidad tiene que producir y fortalecer la culinaria local para fortalecer la cultura propia de la alimentación, de la producción y también que todo país tendrá que, de manera soberana, incentivar, financiar, investigar y buscar tecnología para producir en las pequeñas propiedades, de manera que la producción agrícola pueda ser sustentable y en convivencia con el medio ambiente. Se tiene que producir para resolver el problema del mercado interno de cada país y para esto se debe resolver el problema de la concentración de la tierra y el dominio tecnológico de las corporaciones.

En el contexto de la creciente digitalización de los procesos vitales, laborales, de salud, de educación, la Vía Campesina considera que la militancia tiene que dominar las tecnologías y técnicas de comunicación; y por ello garantizar que todas las comunidades tengan internet en las casas de las familias campesinas, como reivindicación política. Queremos construir una herramienta mundial popular de comunicación, para poder hacer paralelo a este monstruo corporativo, lo que consideramos determinante para la lucha de clases en el mundo actual.

Otras preguntas surgidas en la sesión sobre soberanía alimentaria y soberanía tecnológica son: cómo convertir las herramientas de opresión en las herramientas para la lucha, cuál es la potencialidad de las tecnologías colaborativas, qué tanto podemos desarrollar sistemas paralelos, a escala global. Cómo la aplicación de las tecnologías puede llevar a escenarios de sustentabilidad en la medida en que podamos medir la productividad y empujarla. Hay que pensar escenarios de disputa de esa tecnología para los pequeños agricultores, que lleven a una sustentabilidad cada vez mayor.

(Infografías) 5 Claves sobre Agro y Campo en la era digital:

(Podcast) Impactos de la era digital sobre el Agro y el Campo:

Antecedentes y Propuestas:

Comunicado: No a la Cumbre de los Sistemas Alimentarios

Desde que el Secretario General de las Naciones Unidas hizo pública su intención de llevar a cabo una Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios en 2019, el proceso ha estado saturado de cuestionamientos, los cuales subsisten hasta el momento, a unos cuantos días de que la Cumbre se celebre en Nueva York el 23 de septiembre. Estos cuestionamientos se refieren al hecho de que la Cumbre no incluyó a todes les actores claves para una discusión democrática y en cambio fue concertada principalmente con actores que representan sectores en los que predomina una visión tecno cientificista vinculada a los intereses de grandes corporaciones y la agricultura industrial.

Al mismo tiempo, la Cumbre marginó al Comité de Seguridad Alimentaria de Mundial de la ONU (CSA), en el que no sólo participan los gobiernos, sino también cientos de pueblos originarios, organizaciones de productores de alimentos, de trabajadores, de mujeres, defensores del derecho a la alimentación a través del Mecanismo de la Sociedad Civil y Pueblos Indígenas. A pesar de que en el CSA los movimientos sociales de base han presentado evidencias y propuesto alternativas factibles basadas en la agroecología  y la soberanía alimentaria para transformar los sistemas alimentarios industriales, la Cumbre prefirió dejar la toma de decisiones en manos de las grandes empresas internacionales y los defensores de la agricultura industrial poniendo en juego la alimentación y los agro-ecosistemas del mundo frente a una realidad que se complejiza a partir de la llegada de la pandemia Covid-19.

Por este motivo, durante el pasado mes de julio del 26 al 28, los movimientos sociales, junto con otras organizaciones sociales y académicos expresaron su rechazo al control de las corporaciones sobre este espacio y organizaron en los diferentes continentes contra movilizaciones paralelas, planteando su postura para la transformación de los sistemas alimentarios corporativos:  es la producción a pequeña escala -conformada por el campesinado, pueblos indígenas, pequeños agricultores, pescadores y otros-, la pieza fundamental para la transformación a sistemas alimentarios sostenibles, a través de la agroecología en búsqueda de la soberanía alimentaria.

Este próximo 23 de septiembre del 2021 está programado el evento oficial de la Cumbre con sede en New York que se desarrollará en formato virtual, con una credibilidad cada vez más frágil ante la puesta en evidencia de sus objetivos tras bastidores y su limitado alcance para alcanzar las propuestas descritas en papel.

Ante esto, desde la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo expresión de La Vía Campesina en América Latina y el Caribe representando las 84 organizaciones que la conforman, conjuntamente con otras organizaciones de las Américas, abajo firmantes, con las que convocó la contra movilización regional de julio, nos pronunciamos enérgicamente en contra de la realización y resultados de dicha cumbre, considerando que:

  1. Agudiza el dominio de las empresas transnacionales sobre los sistemas alimentarios mundiales, priorizando sus intereses económicos individuales, poniendo en riesgo el bienestar integral de la población, profundizando fenómenos que aquejan como la pobreza, hambruna, escases, desigualdades, e incluso la criminalización de la lucha por derechos, entre otros.
  2. Ignora los graves impactos sanitarios, ambientales y climáticos generados por el modelo agroindustrial como eje de los sistemas alimentarios dominantes en nuestros países.
  3. Soslaya los conocimientos y saberes de los productores y productoras de la agricultura campesina, familiar e indígena que durante años han producido alimentos sanos y saludables  invisibilizando de ese modo a sectores de vital importancia en la producción de alimentos mundial, vulnerabilizando  aún más sus condiciones de vidas, relegando a merced de políticas en beneficio de la agroindustria.
  4. La pandemia del Covid-19 demanda sistemas alimentarios que apuesten a la producción de alimentos sanos que fortalezcan el sistema inmune para enfrentar esta crisis, y preparar para posibles venideras, quedando en evidencia que la fragilidad del sistema corporativo y neocolonial.

Ante esto nos comprometemos a:

Continuar en la lucha por la producción de alimentos a través de prácticas en armonía con el ambiente y la biodiversidad que garanticen el derecho humano a la alimentación adecuada y a gozar el nivel más alto de salud posible de la población,  a través de la agroecología como la ruta impostergable e inevitable para alcanzar la soberanía alimentaria para los pueblos y, donde las mujeres y la juventud tengan un lugar preponderante en todas las fases y dimensiones del sistema agroalimentario,  con el cuidado del territorio y del ambiente, pensando no sólo en la sociedad actual, sino y muy principalmente en las generaciones futuras.

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Celebrando los 25 años de la Soberanía Alimentaria

La Soberanía Alimentaria es una estrategia de lucha que retoma los temas trascendentales y necesarios para su desarrollo como es el acceso a la tierra, agua y territorio mediante una Reforma Agraria Popular e integral y la Agroecología para salir al frente a la crisis originada por el capitalismo, la pandemia y post pandemia, cambio climático, la inequidad y desigualdad. 

La soberanía alimentaria permite alimentación sana y saludable, vida y trabajo dignos para los pueblos rurales, fomenta relaciones de equidad y respeto y asume la consigna de que los\as campesinos\as, pueblos originarios y afrodescendientes aportan a enfriar el planeta desde una apuesta a la justicia climática. 

🤔 ¿𝗦𝗮𝗯𝗲𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝘀 𝗦𝗼𝗯𝗲𝗿𝗮𝗻𝗶́𝗮 𝗔𝗹𝗶𝗺𝗲𝗻𝘁𝗮𝗿𝗶𝗮❓ 😃 ‼️Celebramos 2️⃣5️⃣ años de iniciativas y campañas campesinas en nuestras…

Publicado por Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo La Vía Campesina en Lunes, 12 de julio de 2021

Estamos ante el camino que unifica las cadenas agroalimentarias desde la producción, la transformación, la comercialización, la distribución y el consumo. Desde una agricultura campesina familiar de alimentos sanos, saludables e inclusivos que logran la resiliencia de todo el agroecosistema asumido desde esa con Soberanía alimentaria porque es el de los pueblos a definir su política agraria y alimentaria. El derecho de los campesinos\as a producir alimentos y el derecho de los consumidores a poder decidir lo que quieren consumir y, cómo y quién se lo produce.

Así también la priorización de la producción agrícola local desde un enfoque agroecológico para alimentar a la población vinculado al comercio justo y solidario sin intermediarios, el acceso de los/as campesinos/as a la tierra, al agua, a las semillas y al crédito. La lucha contra los transgénicos para el libre acceso a las semillas. No permitiendo la sustitución de las prácticas ancestrales por la tecnificación de la producción, sino más bien recuperar la memoria histórica de la producción campesina.

La soberanía alimentaria sigue siendo una lucha para posicionar al campesinado fortaleciendo la organización de todos sus actores, en alianza política y social redes regionales y subregionales latinoamericanas y caribeñas de movimientos y organizaciones campesinas, de agricultores-as familiares, agricultura urbana, pastores, Pueblos Indígenas, de pescadores artesanales, de trabajadores rurales, campesinos agroecológicos, mujeres, jóvenes, ambientalistas, consumidores y otros comprometidos en la lucha por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos.

La soberanía alimentaria se enmarca en cuatro componentes básicos de desarrollo familiar y comunitario a) Seguridad con soberanía alimentaria, nutrición y salud. b) Apoyo al proceso educativo nacional. (Salud ambiental y producción familiar) c) Producción intensiva en pequeña escala. d)  Comercialización.

Instamos a los Estados miembros a reconocer que la transformación del sistema alimentario requiere reformas políticas sistémicas que corrijan la actual división global del trabajo entre el Norte Global y el Sur Global. Esta agenda de reformas sistémicas sólo puede abordarse en el contexto de negociaciones intergubernamentales inclusivas y democráticas basadas en los derechos humanos y otros principios clave de desarrollo de la ONU, con sólidas salvaguardias contra los conflictos de intereses transnacionales. 

Desde la CLOC/Vía Campesina, rechazamos la llamada Cumbre Mundial de los Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas (UNFSS – UN Food Systems Summit) programado para el 23 de septiembre 2021, que hace parte de la ofensiva de las corporaciones transnacionales, gobiernos neoliberales y fundaciones que promueven la Revolución Verde para el avance del agronegocio en nuestros territorios. La Cumbre va en contra de los logros de los años de lucha de las organizaciones sociales para lograr la soberanía alimentaria, la agroecología y reforma agraria, la verdadera solución al hambre y el cambio climático.  

¡Soberanía Alimentaria ya!

#SoberaníaAlimentariaYA #NuncaMásEnNuestroNombre

#NoHayFuturoSinSoberaniaAlimentaria #BoicotCumbreONU #FoodSystems4People

¿Qué celebramos en el mes de septiembre en Mesoamérica?

Antecedentes

La historia la escribieron los vencedores, pero el tiempo coloca al descubierto la realidad de ese pasado, al final unos conmemoran, otros no tiene que celebrar, no obstante, nuestra generación conoció de historiadores sucesos que deberían ser borrados, pues se construyeron desde un imaginario político y no por la realidad de los hechos acaecidos.

Después de la “conquista” que si fue un despojo, imposición y colonialismo de España, 300 años después los criollos (hijos de españoles) promovieron lo que nosotros decimos la primera independencia seguir en la administración publica manteniendo los privilegios de clase.

Varios imperios en lucha de poder sobre Mesoamérica, España en decadencia, Francia e Inglaterra manteniendo sus ambiciones y Estados Unidos el naciente imperio que aún sigue atacando bajo la premisa de que América es para los americanos.

Mesoamérica era una región pequeña, empobrecida por la imposición colonialista, la historia convencional menciona algunos intentos independentistas, pero fueron destruidos por las fuerzas militares de España, hubo alzamientos en El Salvador, León y Granada (Nicaragua), y la conspiración en el convento de Belén (Guatemala), que eran contradicciones entre los criollos y los peninsulares, estos actuaban como autoridades en nombre de la corona española.

Lo que no refleja la historia convencional:

  1. El invisible papel de las mujeres en los procesos de independencia de Mesoamérica, y si hay mujeres que jugaron un papel determinante.
  2. La rebeldía de los pueblos originarios desde el inicio de la “conquista” hasta salir del estamento más bajo en su propio país.
  3. Hay una lista de próceres que cada año brindamos ceremonia, más no recordamos que la propuesta de la independencia del 15 de septiembre y por métodos pacíficos era una continuidad de privilegios de ellos y ahora negociando con Agustín de Iturbide la anexión a su imperio.
  4. Gabino Gainza de origen vasco, quien organizó la reunión para la firma del acta de independencia, venía de Chile porque fue derrotado por los independentistas al mando de Bernardo O’Higgins y buscó en silencio anexar a México, conocía del avance de la insurgencia en América del Sur.
  5. Solo se opuso a la anexión El Salvador y por eso fue invadida por el ejército mexicano, por ello José Matías Delgado pidió su anexión a Estados Unidos, pero fracasó en su intento.
  6. No se cuenta de la insurgencia de Mesoamérica (Centroamérica y Chiapas) que si fue aplastada por el ejercito representante de la corona española.
  7. Debemos rescatar otros próceres ocultos en la historia convencional, y leer esa acta para consultar que redactaron don José Cecilio del Valle y Miguel Larreynaga y escribieron dos mestizos.

Finalmente…

El sabor agridulce de la primera independencia provocó dos corrientes que hasta hoy tienen que ver con los procesos de nuestra segunda independencia, primero los liberales que propusieron una federación de Centroamérica que lideró Francisco Morazán y fue truncada esta aspiración por las corrientes conservadoras y oligárquicas con el apoyo de la iglesia católica.

Centroamérica una vez que Chiapas se anexa a México, pasó múltiples guerras internas, no obstante su mejor momento de unidad fue cuando los 5 países se unieron para expulsar al invasor filibustero William Walker y eso se dio por la unidad en Nicaragua de liberales y conservadores un 12 de septiembre de 1856, obligados por la presión de los países para después enviar tropas a evitar que el filibustero ocupara toda Centroamérica. Nicaragua dio una lección de fuerza en la Batalla de San Jacinto aquel 14 de septiembre de 1856, aquí inició toda una escalada militar que sacó a Walker de Nicaragua historia que aun falta que completar sobre todo ese escenario regional.

Es importante estudiar nuestra historia a fondo, para saber de donde venimos y como poder construir la segunda independencia de la patria grande, una tarea de primer orden es construir y fortalecer la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), con esta integración latinoamericana como única vía para hacer frente a la crisis sanitaria, económica y ambiental que atraviesa actualmente toda América Latina.

Fausto Torrez, Nicaragua, 15 de septiembre del 2021.